Francia: Neoliberales derrotados

Por segunda vez, consideramos necesario compartir con la ciudadanía que nos hace el inmenso honor de leernos semana a semana, el enorme regocijo que nos embarga ante el triunfo inobjetable y contundente del Referéndum de la Calle, recientemente ocurrido en Francia.

Se ha generado la derrota de uno de los más acariciados proyectos del neoliberalismo en lo que respecta a la clase trabajadora: revertirle los derechos que todavía le quedan; o lo que es lo mismo, imponer lo que se conoce como “Flexibilidad Laboral”, que en Francia se conoció como el proyecto de “Contrato de Primer Empleo” (CPE), ya hoy sepultado.

Para quienes hemos venido insistiendo, una y otra vez, en el poder de la Democracia Callejera, lo acontecido en Francia tiene una enorme trascendencia. Y es que el concepto de democracia se ha revitalizado adquiriendo nuevas dimensiones, por cuanto la calle sirve para recordarle a un gobierno lo transitorio de su mandato; la calle sirve para que las máximas autoridades políticas electas en las urnas, entiendan que no pueden ir en contra del sentimiento de la gente y de su ciudadanía, cuando de justicia social, de equidad y de paz se trata.

El ejemplo francés nos da enormes lecciones y nos da nuevos aires e inyecta renovadas energías para quienes hemos decidido apostar por la calle como el instrumento democrático para la derrota estratégica del denominado TLC.

Ese TLC pierde cada día más espacio, luego de los contundentes argumentos en su contra que se han conocido en estos días, desde respetables y prestigiosas instituciones de la democracia costarricense, como la Defensoría de los Habitantes de la República y la Universidad de Costa Rica (UCR).

Estando en el año del 150 Aniversario de la Gesta Heroica de 1856 que generó las condiciones para una identidad nacional muy particular del ser costarricense; la mejor manera de celebrarlo es seguir potenciando la resistencia cívica y pacífica bajo el concepto de Referéndum de la Calle, para estremecer los cimientos de una institucionalidad podrida que necesita una renovación estratégica y profunda.

La derrota del TLC, a través del ejercicio de la Democracia Callejera, nos dará la potencia suficiente para transformaciones radicales que amplíen la práctica de la democracia en nuestro país, restringiendo el poder autoritario de ciertos grupos que han atropellado esa democracia, basados en el dineral que aceleradamente han acumulado con las reformas neoliberales.

Con el Referéndum de la Calle podremos reencausarnos por los senderos de justicia social, de equidad distributiva y de movilidad social, que nos hicieron tan diferentes con respecto a los otras nacionales hermanas centroamericanas; hundidas todas en la más absoluta pobreza, en la violencia más irracional y en un sistemático proceso de degeneración de la convivencia civilizada a raíz de las espantosas políticas de concentración de la riqueza. Esto no lo queremos para nuestra amada Costa Rica y con el motor del ejemplo francés, seguimos adelante hasta derrotar el TLC.

Amas de casa desprotegidas por debilitamiento del “INAMU”

El Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) es una institución autónoma, creada en 1998, por Ley de la República No. 7801; para garantizar la promoción, defensa y ampliación de los derechos humanos de las mujeres, en salud, trabajo, seguridad social, educación, recreación y otros. Le compete trabajar en apoyo a los intereses específicos de todas las mujeres del país, independientemente de su preferencia sexual, su clase social, su filiación ideológica o nacionalidad, con el propósito de fortalecer sus capacidades integrales y asegurar el ejercicio pleno de su ciudadanía.

Pareciera, sin embargo, que la actual administración del INAMU se ha propuesto desbaratar la Institución, apartándola del cumplimiento de sus obligaciones específicas. Concretamente, se ha perseguido y acosado injustamente a un grupo de trabajadoras, 25 de las cuales ha sido prácticamente forzadas a renunciar al habérseles violentado sus derechos laborales.

Además se ha despedido injusta y arbitrariamente a profesionales de altísima calidad técnica, con más de diez y quince años de experiencia, caracterizadas por sus luchas para mejorar la vida de miles de mujeres de Costa Rica con sus respectivas familias.

Al clima de inestabilidad existente, debe agregarse la paralización de actividades y programas básicos de la institución, como lo son: la lucha por la no violencia contra las mujeres, el derecho a la justa distribución de los bienes gananciales adquiridos por la pareja durante sus años de convivencia, y otros de similar importancia.

Se ha permitido, incluso, la “reorientación” de recursos económicos que el INAMU tiene destinados a programas específicos y de primer orden para las mujeres, hacia áreas de menor prioridad, con lo que se priva a la población femenina al legítimo derecho de contar con una Institución fuerte que luche por defender y ampliar sus derechos.

Todo esto ha sido hecho del conocimiento del actual y saliente Presidente de la República, Dr. Abel Pacheco de la Espriella, en virtud a informes vertidos por la Defensoría de los Habitantes, por la Contraloría General de la República y por la Comisión de la Mujer de la Asamblea Legislativa. No obstante, el Sr. Presidente ha prestado oídos sordos, empeñado al parecer, en entregarle al nuevo Gobierno un INAMU calculadamente debilitado.

Costa Rica debe ser ejemplo mundial por su constante lucha en pro de los derechos de las mujeres. Por eso es necesario que aunemos nuestras voluntades para lograr que el INAMU siga siendo el instituto de promoción y defensa de dichos derechos y para evitar que sucumba al peso de la arbitrariedad administrativa y de la actitud displicente del Gobierno de la República.

Anhelamos que las nuevas autoridades del INAMU restauren la institucionalidad lesionada de esta estratégica entidad de la democracia costarricense, rescatándola del peligroso fundamentalismo dogmático en que ha sido sumida, al imponerse el perverso reino de la intolerancia que, incluso y de manera paradójica, ha llevado a abusivas violaciones del Estado de Derecho y al atropello de la dignidad de las personas en cuya defensa se fundamenta su quehacer: las mujeres.

El mensaje presidencial de Oscar Arias Sánchez

Luego de una intensa polémica política y ética, de muchísimos meses de duración, que empezó por el cuestionado fallo judicial sobre la reelección presidencial (Golpe de Estado técnico de la Sala Constitucional a la Asamblea Legislativa); pasando por las controversiales encuestas privadas y su descarado sesgo partidista; los miles de millones de colones de fondos empresariales electorales a su favor (facturas pendientes de cobro); y el más polémico proceso electoral desde 1948; el Dr. Oscar Arias Sánchez, finalmente, ha asumido la Presidencia de la República, este lunes 8 de mayo de 2006.

En un primer análisis del mensaje presidencial que se expresó al país, hubo señalamientos en los cuales, de volverse políticas reales, estaríamos dispuestos a aportar para su concreción.

Por ejemplo, en la lucha contra la pobreza y contra la desigualdad; en combatir “la renuencia de nuestras élites políticas para enfrentar las seculares aflicciones de la desigualdad y la exclusión,…” (frases presidenciales); por la creación de un sistema tributario adecuado y progresivo; por el fortalecimiento de los servicios públicos universales; por una inserción inteligente en la economía global.

De la misma manera debe quedarle claro al nuevo gobernante que nos opondremos, férreamente, bajo todas las formas de lucha cívica, por medio de la resistencia pacífica y bajo el concepto de Referéndum de la Calle:

  • al TLC defendido por los grandes grupos económicos que financiaron y/o respaldaron la llegada al Gobierno del nuevo mandatario;
  • al concepto de “cambio” que nos conduce por los por caminos de “los crecientes niveles de desigualdad a escala global y por fenómenos de miseria…” (frases presidenciales);
  • a la forma más vulgar de privatización, “apertura”, de dos de los servicios públicos con sentido social, más lucrativos y rentables del patrimonio público nacional: telecomunicaciones-energía y los seguros comerciales del Estado;
  • a los intentos de mercantilizar y privatizar, por ejemplo, los servicios de Salud que brinda la CCSS y la entrega privada de nuestro recurso hídrico, hoy en manos de A y A;
  • a más empobrecimiento salarial y al abusivo proceso de concentración de riqueza en pocas manos, que desnaturaliza la democracia.

Seguiremos luchando fuertemente por una revitalización estratégica del maltrecho pero todavía vigente Estado Social de Derecho; por una Patria que nos incluya a todos y a todas, sin excepción alguna; para lo cual nos inspiramos en los contenidos de la propuesta “Por una Nueva Costa Rica, Inclusiva y Solidaria” (CRISOL), que hemos trabajado junto a connotados compatriotas y organizaciones sociales diversas.

Igualmente, seguiremos insistiendo, una y otra vez, en que únicamente sólo con la movilización ciudadana, amplia, extendida, profunda; enormemente diversa y multicolor, lograremos alcanzar una sociedad realmente democrática y verdaderamente justa.

Esto es especialmente necesario ahora que se ha abierto un nuevo capítulo de esta larga lucha contra el “cambio” que promueven los sectores capitalistas neoliberales, deshumanizados y anticristianos; hoy envalentonados con la Presidencia del Dr. Oscar Arias Sánchez. Ojalá él entienda que esas malas juntas con las que arranca su Gobierno, acabarán desprestigiándole completamente y enfrentándole a la amplia mayoría ciudadana que ansía que nos conservemos como un país diferente.

El mensaje presidencial de Oscar Arias Sánchez

Luego de una intensa polémica política y ética, de muchísimos meses de duración, que empezó por el cuestionado fallo judicial sobre la reelección presidencial (Golpe de Estado técnico de la Sala Constitucional a la Asamblea Legislativa); pasando por las controversiales encuestas privadas y su descarado sesgo partidista; los miles de millones de colones de fondos empresariales electorales a su favor (facturas pendientes de cobro); y el más polémico proceso electoral desde 1948; el Dr. Oscar Arias Sánchez, finalmente, ha asumido la Presidencia de la República, este lunes 8 de mayo de 2006.

En un primer análisis del mensaje presidencial que se expresó al país, hubo señalamientos en los cuales, de volverse políticas reales, estaríamos dispuestos a aportar para su concreción.

Por ejemplo, en la lucha contra la pobreza y contra la desigualdad; en combatir “la renuencia de nuestras élites políticas para enfrentar las seculares aflicciones de la desigualdad y la exclusión,…” (frases presidenciales); por la creación de un sistema tributario adecuado y progresivo; por el fortalecimiento de los servicios públicos universales; por una inserción inteligente en la economía global.

De la misma manera debe quedarle claro al nuevo gobernante que nos opondremos, férreamente, bajo todas las formas de lucha cívica, por medio de la resistencia pacífica y bajo el concepto de Referéndum de la Calle:

  • al TLC defendido por los grandes grupos económicos que financiaron y/o respaldaron la llegada al Gobierno del nuevo mandatario;
  • al concepto de “cambio” que nos conduce por los por caminos de “los crecientes niveles de desigualdad a escala global y por fenómenos de miseria…” (frases presidenciales);
  • a la forma más vulgar de privatización, “apertura”, de dos de los servicios públicos con sentido social, más lucrativos y rentables del patrimonio público nacional: telecomunicaciones-energía y los seguros comerciales del Estado;
  • a los intentos de mercantilizar y privatizar, por ejemplo, los servicios de Salud que brinda la CCSS y la entrega privada de nuestro recurso hídrico, hoy en manos de A y A;
  • a más empobrecimiento salarial y al abusivo proceso de concentración de riqueza en pocas manos, que desnaturaliza la democracia.

Seguiremos luchando fuertemente por una revitalización estratégica del maltrecho pero todavía vigente Estado Social de Derecho; por una Patria que nos incluya a todos y a todas, sin excepción alguna; para lo cual nos inspiramos en los contenidos de la propuesta “Por una Nueva Costa Rica, Inclusiva y Solidaria” (CRISOL), que hemos trabajado junto a connotados compatriotas y organizaciones sociales diversas.

Igualmente, seguiremos insistiendo, una y otra vez, en que únicamente sólo con la movilización ciudadana, amplia, extendida, profunda; enormemente diversa y multicolor, lograremos alcanzar una sociedad realmente democrática y verdaderamente justa.

Esto es especialmente necesario ahora que se ha abierto un nuevo capítulo de esta larga lucha contra el “cambio” que promueven los sectores capitalistas neoliberales, deshumanizados y anticristianos; hoy envalentonados con la Presidencia del Dr. Oscar Arias Sánchez. Ojalá él entienda que esas malas juntas con las que arranca su Gobierno, acabarán desprestigiándole completamente y enfrentándole a la amplia mayoría ciudadana que ansía que nos conservemos como un país diferente.

El referéndum de la calle:
El ejemplo de Francia

Expresamos hoy nuestro regocijo, admiración y solidaridad, con la trascendental e histórica lucha del pueblo trabajador francés, de sus sindicatos y de sus poderosos movimientos estudiantiles; lucha que vienen librando en las últimas semanas en contra de una de las más acariciadas reformas de los neoliberales, cual es, la de revertir derechos laborales, modificando los contratos de trabajo; o lo que es lo mismo, tal y como se denomina en Costa Rica, la_ “flexibilización laboral”_.

Por medio del Referéndum de la Calle, a lo largo y a lo ancho del territorio de toda Francia, millones de personas del pueblo galo (trabajadores y trabajadoras, estudiantes, ciudadanos y ciudadanas, intelectuales y otros movimientos civiles), han desfilado una y otra vez, repudiando la ley neoliberal denominada “Contrato de Primer Empleo” (CPE), un ataque artero a la juventud que se incorpora al mercado de trabajo.

La lucha actual del pueblo trabajador y del estudiantado francés tiene el mismo carácter, la misma circunstancia y el mismo desafío de la gigantesca lucha que tenemos en Costa Rica, contra el más decidido, virulento y descarnado ataque de los neoliberales en contra de nuestra institucionalidad, de nuestra democracia y de nuestra paz.

Nos referimos al denominado tratado de “libre” comercio (TLC), el cual representa el asalto final de los más reducidos grupos de poder económico del país (hoy acostados, incestuosamente, con algunos de los más sangrientos capitales centroamericanos), a las más suculentas riquezas que todavía quedan como propiedad pública de todo el pueblo costarricense.

Por eso estamos felices, extremadamente optimistas, al ver la potencia irrefrenable del concepto de Referéndum de la Calle, el poder de la Democracia Callejera, ese que logra ponerle límite a la voracidad de esos poderes que siendo públicos, terminaron completamente al servicio de poderes privados de enorme dineral; poderes escudados en la sombra y que nunca se someten a escrutinios electorales, sino que, por lo general, pagan y ponen testaferros a su servicio en cada proceso electoral.

Si bien hoy estamos felicitando al valeroso pueblo francés, tampoco estamos envidiándole por esa valentía e hidalguía en esa histórica lucha de repercusión mundial que ha venido librando contra el denominado CPE. Ya nosotros, en esta adorada Tiquicia, pusimos en práctica el Referéndum de la Calle, en el año 2000, logrando arrebatarle de las manos al poder económico nacional, el querido ICE que ya tenían subastado, prácticamente.

Ahora que el pueblo francés está mostrando la potencia del poder civil expresado en el ejercicio de la Democracia Callejera, no nos cabe la menor duda de que, nuevamente pero esta vez con más contundencia, profundidad y cobertura, haremos gigante la gesta costarricense contra el TLC, desplegando el más ejemplarizante Referéndum de la Calle de la América Latina.

Nuestro Referéndum de la Calle en contra del TLC, ahora potenciado con los argumentos de la Defensoría de los Habitantes de la República y del Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica (UCR), recientemente dados a conocer, tiene ya una fuerza ética, una potencia moral y una legitimidad política, completamente similar al Referéndum de la Calle del pueblo de Francia contra el CPE. ¡Vamos muy bien!

…y ahora sin Plan Fiscal, ¿Qué?

Tenemos mucho tiempo de insistir, de manera incasable, en cuanto a que Costa Rica ocupa una profunda transformación impositiva, una verdadera revolución tributaria. Ahora que el tan llevado y traído Pacto Fiscal está muerto, nuevamente se abre el espacio para que hablemos del tema de los impuestos con absoluta claridad.

Discúlpenos la inmodestia, pero en ANEP tenemos credenciales de sobra para hablar y cuestionar sobre el tema, puesto que durante el primer año de la tramitación del hoy fenecido plan fiscal, gastamos muchas energías y recursos, aportando ideas para que tal proyecto tuviera algo de equidad y justicia tributaria. Lo poco de verdadera equidad que tenía ese proyecto, se “malversó” (políticamente hablando), para destinarlo a pago de deuda y no a inversión social. Por eso es que nos alegra mucho que se pueda abrir un nuevo espacio de discusión sobre este tema.

Ahora conviene, nuevamente, poner el dedo en la llaga y demandar acciones políticas, legislativas y administrativas, contundentes y claras, para que el viejo pero no menos vigente principio de que “los ricos paguen como ricos y los pobres como pobres”, se cumpla a plenitud.

Le queremos indicar al nuevo Presidente cuáles son las fuentes de ingresos nuevos para que realice algunas de sus más notables promesas de campaña; por ejemplo, en el campo de la educación. Veamos:

1. Las astronómicas ganancias netas, óigase bien, netas, de los 16 grupos financieros privados que, tan solo en el año 2005, fueron de ¡57 mil 15 millones de colones!

2. Las exportaciones que generaron en ese año 2005, ¡7 mil millones de dólares!

3. Los ingresos generados por los megaproyectos turísticos, que superaron los 900 mil millones de colones (unos 1.800 millones de dólares)

4. El combate frontal a toda forma de evasión tributaria, declarando en situación de “Emergencia Nacional”, el robo de impuestos; a fin de fortalecer contundentemente la Administración Tributaria, dotándola de más personal, más equipo, más infraestructura, más tecnología, más armas legales. Si tan solo pudiera disminuirse la evasión en un 50% de una cifra conservadora de robo impositivo de 200 mil millones de colones anuales; habría 100 mil millones de colones frescos para inversión social, por ejemplo.

5. Se puede imitar el valor de Don Pepe Figueres, estableciendo un impuesto por única vez a los activos patrimoniales de las grandes fortunas para; por ejemplo, pagar las_ “pérdidas”_ del Banco Central que ahora nos quieren volver a cobrar; por segunda vez; pues, a final de cuentas, esas platas han de quedar entre los mismos. Esas grandes fortunas son, por lo general, grandes tenedores de bonos de deuda política.

Señor Presidente Electo, respetuosamente, tome nota: Este país nada en dólares, en inmensas cantidades de dólares. Las fortunas que se han amasado en estos años de neoliberalismo son impresionantes y abusivas. Es hora de que los pocos, muy pocos, que han acumulado tanto, tanto y en tan poco tiempo, paguen tributos. Los de abajo ya hemos sido suficientemente expoliados.

Tome nota usted, Sr. Presidente electo, que si bien estamos férreamente opuestos al TLC que usted defiende; si usted decide asumir un reto de justicia tributaria como el que planteamos, no dude en que contará, en esta materia, con nuestro respaldo.

Los diez Mandamientos y el TLC

Todo, absolutamente todo, deberá someterse al TLC, incluso la Ley de Dios, pues en palabras del Presidente electo, Sr. Oscar Arias Sánchez, “Es más fácil modificar los diez mandamientos que modificar el TLC…” Que todos y todas tomemos nota. Que lo expresado no pase indiferente.

Lo dijo en las propias narices de los representantes de Dios, aquí en la tierra costarricense, minutos después de haberse reunido con cuatro obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).

Estas palabras expresadas por el señor Presidente electo, no son gratuitas. Bien pueden ser entendidas como una blasfemia desde el punto de vista cristiano y doctrinal, por quienes crecimos al amparo de la religión católica.

Ciertamente y el propio señor Presidente electo lo sabe (y por eso lo expresa con tal contundencia), el TLC no solamente somete nuestra legislación nacional a sus mandatos; sino que, expresamente, en su texto se anota con toda puntualidad, que toda aquella ley que se le anteponga o contraponga quedará derogada.

Esto quiere decir que de ratificarse ese TLC, al país no podrá dictar ley alguna que se le anteponga, por más justa, cristiana, urgente y necesaria que esta resulte. La ley superior será este TLC, pase lo que pase. Por eso hemos indicado que ese TLC es anticristiano y antihumano.

El país quedará sometido a una ley sempiterna, de tal suerte que según el lenguaje del señor Presidente Electo, es más fácil cambiar la ley de Dios que la ley del TLC.

Sea, el TLC, prácticamente, llegará a someter la ley que Dios, Nuestro Señor, le dictó a Moisés en el Monte Sinaí. A esta blasfemia se atreven llegar los defensores del “capitalismo salvaje”, así llamados por su Santidad Juan Pablo Segundo, que hoy goza de la Gloria de Dios.

Que las palabras dichas por el señor Presidente Electo, nos llamen a las más profunda reflexión sobre lo que implica para nuestro país la ratificación de este TLC.

Hoy nos quieren obligar por medio de este TLC, a cambiar nuestra institucionalidad democrática. Mañana, por lo visto y escuchado, también nos dirán a los que somos creyentes que “los Diez Mandamientos dictados por Dios a Moisés”, se contraponen al nuevo dios, al dios mercado, representado jurídicamente en ese TLC.

Por tanto, solamente faltará que nos digan que llegó la hora de cambiar las leyes de Dios, puesto que según el Presidente electo es más fácil cambiar las leyes sagradas que lo escrito en ese TLC.

Más claro que el señor Presidente electo, nadie se había atrevido a decirlo. Aunque repudiamos su dicho y estamos dispuestos a realizar todos nuestros esfuerzos para oponernos a los designios de ese “nuevo” dios, sinceramente, lo felicitamos por su valentía, reconocer que es más fácil cambiar la ley de Dios que este TLC.

Por dicha que este instrumento maligno, mal llamado de libre comercio, aún no ha sido ratificado por nuestro país. Que Dios, Nuestro Señor, ilumine a nuestros diputados y diputadas, salientes y entrantes, para que no den sus votos a este tratado; y a nosotros, la ciudadanía, desde nuestras humildes posibilidades, coraje y dignidad para resistir hasta las últimas consecuencias a este enviado de Lucifer: el TLC.

Nuestro respetado compañero de labores, Edgar Quesada Morales, Secretario General Adjunto, concibió el presente artículo, cuyo contenido hacemos nuestro íntegramente.

El miedo al Poder Ciudadano:
Radicalicemos la Democracia


La corrupta clase política tradicional, esa que cambia constituciones “por la cocina”; esa que prostituyó la institucionalidad republicana convirtiéndola en un asunto de negocios con los servicios públicos; esa que abjuró de su ser costarricense para prosternarse al capital transnacional a cambio de ser su socio marginal o de servidumbre; le tiene terror a la posibilidad de que el pueblo costarricense convierta la democracia en una cuestión de vida de todos los días.

El tránsito de una añeja democracia representativa, esa donde las “irregularidades” electorales son ya “normales”, hacia una democracia participativa, genera una gran tensión entre aquellos segmentos del poder político tradicional acostumbrados a manejarnos como si fuéramos rebaño; a partir de estarnos sometiendo a gigantescas campañas de manipulación mediática, invirtiendo en ellas, en muchos casos, dineros de dudosa procedencia, como el que financia la agresión psicológica propangadística a favor del tal TLC.

Conceptos de gran valor democrático como Referéndum de la Calle, Lucha Cívica y Resistencia Pacífica, de gran valor universal, pretenden ser asociados con valores negativos como sedición, subversión y hasta terrorismo. Se “olvidan” que la Resistencia Pacífica de Ghandi hizo grande a la India. Se “olvidan” que el Referéndum de la Calle derribó los regímenes dictatoriales disfrazados de socialismo de la Europa Oriental, para citar tan sólo dos ejemplos de valor universal.

Esa es la visión que anida en cierta parte de los grandes ricos nacionales por nacimiento, que no por convicción de ser costarricense; quienes, desesperados por un rumbo de participación democrática que ya no podrá ser detenido, son los que agreden a esa nueva vivencia democrática de la nacionalidad costarricense que está cogiendo fuerza.

Por eso es que estamos convencidos de que en la actual etapa histórica que vivimos, la más patriótico que podemos hacer es impulsar, fuertemente, una radicalización de la democracia, concepto éste que lo escuchamos, por primera vez, expresado por un costarricense universitario de pura cepa, profesor y formador de jóvenes valores, don Gerardo Morales.

, hay que radicalizar la democracia, con el Referéndum de la Calle, para responder a la agresión cotidiana vía ondas radiofónicas de una entidad empresarial que, aprovechando el uso de frecuencias que son de todo el pueblo (del Estado), las utiliza para favorecer los intereses de una pequeña parte; atropellando así la válida idea pacifista de la equidad en cuanto a democracia informativa.

, hay que radicalizar la democracia, con la Resistencia Pacífica, para defendernos de cierta agresión mediática, de campañas publicitarias mentirosas financiadas con dineros que huelen mal.

, hay que radicalizar la democracia, con la Lucha Cívica, siguiendo el noble ejemplo de nuestros valerosos compatriotas de 1856, que salvaron la integridad moral de Costa Rica, enfrentando al poder invasor que pretendía convertirnos en colonia. Ciento cincuenta años después de ese glorioso 1856, el mismo desafío, con otras características, habremos de afrontar.

Lo viejo va muriendo…Lo nuevo va naciendo

Estamos plenamente convencidos de que Costa Rica es un país bendecido por Dios, Nuestro Señor. No nos cansamos de darle gracias al Creador, por habernos dado el privilegio de haber nacido en esta maravillosa tierra. Tantos años de resistencia, contra la implementación total de una concepción de “desarrollo” excluyente, egoísta y sin alma, han valido la pena.

Pareciera que el concubinato escandaloso entre cierta prensa corrupta (que degeneró en negocio meramente, renegando de todos sus principios de democracia y equidad informativas), con una buena parte de la menos corrupta clase política tradicional, está llegando a su fin.

Aunque quizás no se tiene claro cuál es la naturaleza de lo nuevo que se quiere, mucho de lo viejo fue repudiado con ocasión de las elecciones del pasado domingo 5 de febrero. Esto sigue sin ser comprendido por esos que siempre han vivido en lo viejo, sin poder entender que la historia que ya está cerca, se ha de escribir por nuevos actores. Por eso es que nos atacan tanto.

La gente quiere Patria no la nación que unos pocos han pretendido imponernos. La ciudadanía quiere información y poco a poco, al día, va dejando de comprar las “noticias” publicadas en pasquines rosa. La prensa responsable, participativa, alternativa, equitativa, militante con la democracia, va imponiéndose.

Los gritos histéricos y los insultos vulgares han puesto, en vela, el cadáver todavía insepulto de los que en otros tiempos, imponían cuando hablaban; condenaban cuando señalaban; ungían cuando nombraban. Hoy, ese tipo de gacetilleros asalariados, amanuenses de planilla, forma parte de todo lo viejo que va muriendo. Esa putrefacción que muestra esa perversa forma de hacer periodismo, pronto quedará enterrada.

Lo nuevo va naciendo. Una sociedad que, pese a tanta adversidad, continúa soñando. Una sociedad que se resiste a renegar de su legado histórico. Una ciudadanía que va cobrando autonomía y que no se traga los cuentos del falso “libre” comercio. Una sociedad civil organizada, que ha sido capaz de imaginarse un país en el que quepan todos, hasta esos gacetilleros asalariados y esos amanuenses de planilla.

Fuimos originales como país. Seguimos siendo especiales como Patria. Esa visión de la nación que algunos quieren tener (e infructuosamente nos han intentado imponer), no es la de la inmensa mayoría.

Como costarricenses supimos tomar elementos positivos de las más diferentes filosofías políticas. Hay algo de liberalismo en nuestra rebelión al autoritarismo; hay algo de humanismo cristiano en nuestra sensibilidad; hay algo de socialismo científico en nuestra sociabilidad; hay algo de socialdemocracia en nuestra solidaridad. El extremismo no pasará.

Es todo esto lo que nos hizo distintos y por eso el fracaso mediático de quienes, pese a tener tanto dinero a su haber, no han podido doblegarnos. Sigamos adelante para seguir construyendo lo nuevo que va naciendo, porque ya hemos empezado a enterrar lo viejo que está muriendo.

Albino Vargas
Secretario General
Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

Sr. Arias: Por qué no votaré por usted

Para atender dichas inquietudes hoy, de manera abierta, le estamos indicando al candidato presidencial don Oscar Arias Sánchez, las razones por las cuales no votaremos por él; aclaración que hacemos aprovechando que él, la semana pasada, nos hizo el “inmenso” honor de pronunciar nuestro nombre ante un auditorio de sus partidarios; lo cual vendría ser algo como si el dios Júpiter, en el trono del Olimpo, hubiese puesto sus ojos en un vil mortal. ¡Ah!, conste que todavía estoy indeciso aunque sí sé que votaré.

No puedo votar por usted, don Oscar, porque usted está favor del denominado TLC que a nuestra querida Costa Rica le quieren imponer con los Estados Unidos. Tan malo es ese TLC que ya usted dijo que habría que “mejorarlo”, (previa aprobación legislativa por supuesto); lo cual es algo muy tramposo y demagógico de su parte, porque sabe que eso jamás será posible.

No puedo votar por usted, don Oscar, porque fui educado en la tesis política de la separación de poderes, como uno de los mecanismos esenciales de la forma de gobierno denominada democracia. Por supuesto que ese cuento de la separación de poderes está muy desprestigiado, pero en el caso de la reelección presidencial que le permitió a usted ser candidato, se llegó a niveles de cinismo vergonzosos y descarados. Hoy usted aspira a ser Presidente por esa especie de Golpe de Estado Técnico que se le dio a la Asamblea Legislativa.

Usted había dicho que la reelección presidencial sólo podría darse por reforma constitucional dictada por el parlamento; por lo tanto, no entiendo cómo usted se “acomodó” a una reforma a la carta magna dictada por jueces que, de manera directa, le favoreció a usted.

No puedo votar por usted, don Oscar, porque en su primera Presidencia de la República se dio el ilegal negocio de la telefonía celular con la transnacional Millicom, violentándose la Constitución y la Ley. No me queda claro cuál fue su papel en todo eso pero era usted el Presidente; y dado los archimillonarios intereses de negocios envueltos en el asunto de las telecomunicaciones, su actuación como gobernante en ese entonces, dista mucho de ser transparente.

No puedo votar por usted, don Oscar, porque su candidatura presidencial es respaldada por lo más rancio de la oligarquía financiera y lo más selecto del poder económico dominante; ese que nos ha llevado a una sociedad en tránsito casi indetenible a la pobreza y que ha generado niveles de concentración de riqueza y de agresión a la clase media jamás vistos antes, en la Costa Rica que fue modelo y ejemplo de integración social en la América Latina.

No puedo votar por usted, don Oscar, porque usted no ha explicado de manera contundente y transparente, presuntas participaciones de negocios de su parte, de su familia, de sus amistades empresariales más cercanas, en temas como el etanol y el TLC; los licores y los negocios del azúcar; las transacciones con parcelas del IDA; el empleo ilegal de mano de obra nicaragüense, entre otras situaciones que, al menos a este servidor, le generan desconfianza acerca de la naturaleza de sus compromisos económicos si usted llega a gobernante.

Albino Vargas
Secretario General
Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)