Seguridad ciudadana con rostro humano

El año 2017 superó todas las estadísticas, de momento es el año de los récords, tristemente nada que celebrar, récord en homicidios y en muertes violentas; situación que requiere el mayor análisis, la mayor atención y la búsqueda inmediata de soluciones, mismas que deberían surgir de quienes toman decisiones. Pero, también de quienes, de alguna manera, podemos hacer algún tipo de aporte.

La seguridad ciudadana sí se puede mejorar. No existe una pomada canaria. Lo esencial e imperativo es que establezcamos como país una política criminal, acompañada de políticas públicas que vengan a generar oportunidades. Además, es necesario trabajar en equipo, que es lo mismo que establecer la atención multisectorial de los factores de riesgo en aras de una efectiva prevención de la violencia.

La falta de coordinación, las pugnas de poder, las ansias de protagonismo, tienen al país en una situación que requiere contención con urgencia. Los cuerpos policiales deben trabajar en constante comunicación; se requiere de un centro de información, en donde se pueda conocer del surgimiento de organizaciones delictivas, zonas de riesgo, penetración del narcotráfico; de manera tal que se puedan hacer abordajes conjuntos, permanentes y sostenidos en el tiempo.

Los cuerpos policiales deben dejar de ser la cenicienta del Poder Ejecutivo. Es preponderante dotar de las mejores condiciones a todos los cuerpos policiales y brindarles mayor respaldo jurídico, lo cual supone la reforma de algunas normas. Asimismo, reconocer socialmente la importancia del trabajo que realizan las personas que deciden ingresar al servicio en las diferentes fuerzas de policía. Es preciso resolver el estado de indefensión que actualmente enfrentan nuestros policías.

Es urgente contar con una política de Estado en materia criminal, trazar una ruta de acción que direccione el actuar de los distintos cuerpos policiales, dejando de lado la improvisación, el individualismo, y el egocentrismo. Hemos sido incapaces de articular acciones, de trabajar en equipo y los resultados saltan a la vista.

Si bien es cierto, la situación de inseguridad se incrementó a partir del año 2014, cerrando el 2017, con epidemia por los más de 600 homicidios registrados; objetivamente debemos señalar que la situación de inseguridad, así como el incrementó en la actividad delictiva surge a partir del año 2010, elevándose paulatinamente año con año. ¿Nos fuimos acostumbrando?

La seguridad ciudadana es la principal preocupación en la actualidad. Es imposible pensar en desarrollo humano, libertades públicas, en llevar una vida sin temor, con los índices de violencia que se viven en este momento; los ciudadanos honrados nos vemos confinados a vivir entre rejas, “presos” en nuestras casas, en donde inclusive muchas veces no sentimos tranquilidad y debemos dormir con un “ojo abierto”. La seguridad ciudadana es una responsabilidad ineludible del Estado para con sus habitantes, el cual está faltando a su deber.

Sin lugar a dudas, la corrupción observada en la cosa pública, en el sector privado, y en los tres poderes del Estado, tienen un impacto directo en la inseguridad que actualmente desangra a nuestro país.

A lo anterior debemos sumar, la desigualdad, la falta de justicia social y, la falta de justicia judicial; notándose que en los últimos tiempos vemos cómo la impunidad es la regla.

La cárcel dejó de ser un medio coercitivo y de castigo para quienes delinquen, en razón de las políticas asumidas por el gobierno de turno, el cual adoptó una política de liberación de privados de libertad; los cuales en la mayoría de los casos resultan reincidentes, provocando una mayor sensación de inseguridad ciudadana. Ciertamente, es necesario contar con un programa efectivo de reinserción social, pero, para ello, igual se requiere de una política de Estado.

Así las cosas, en vísperas de las elecciones para elegir a nuestros gobernantes por el período 2018-2022, me permito hacer las siguientes diez recomendaciones, para quien ocupe la cartera de seguridad pública:

1. Trabajar de manera urgente en una política criminal.
2. Procurar la mayor coordinación con los diferentes entes vinculados con el tema de la seguridad humana, (cuerpos policiales, instituciones de bien social, ONG´s, actores sociales).
3. Preponderar la prevención como método de contención de delitos.
4. Asumir con temple, carácter, para tomar decisiones, convocar a un concurso interno y hacer los cambios pertinentes en puestos claves, los cuales están ocupados por funcionarios que evidentemente ya cumplieron su ciclo.
5. Ordenar el respeto de los derechos humanos y laborales, de las personas trabajadoras de los diferentes cuerpos policiales adscritos a la cartera.
6. Institucionalizar la humanización de la función policial, dando valor a las personas trabajadoras, entendiendo que es el principal recurso para mejorar la seguridad del país.
7. Establecer un plan urgente de reparación de las delegaciones que están al borde del cierre por insalubridad.
8. Mantener diálogo diáfano con los diferentes sectores sociales.
9. Establecer un plan de supervisión a nivel nacional, con una política real de “cero tolerancia” a la corrupción.
10. Dar seguimiento periódico de las actividades planificadas y establecer una política de rendición de cuentas.

No es más seguro el país que más policías tiene, sino el que menos delincuentes produce.

Elecciones 2018: ¡a un mes!

Las elecciones para la Presidencia y para la Asamblea Legislativa del periodo constitucional 2018-2022, ¡están a un mes! 

La noche del domingo 4 de febrero sabremos cuál de las 13 personas candidatas presidenciales estará en Zapote en esos cuatro años; o, por el contrario, cuáles son las dos que pasarán a segunda ronda el primer domingo de abril.

Igualmente, conoceremos los nombres de las 57 personas que irán al parlamento a partir del próximo 1 de mayo, lo que nos señalará cómo quedará conformada, partidariamente hablando, la nueva Asamblea Legislativa. 

En términos generales, los expertos coinciden en que tendremos un “picadillo” de diputaciones, es decir, que la composición que viene en el nuevo periodo del otrora primer poder de la República quedaría más fragmentada que la que está ya terminando.
También tendremos el dato de cuántas personas fueron a votar de la totalidad con derecho a ello: 3 millones 322 mil 329 (3.322.329). Y, por supuesto, conoceremos cuántos votos de este total tiene la persona ganadora y/o la que quedó en primer lugar, para hacer la relación entre legitimidad formal o legitimidad real para asumir el cargo presidencial.

Las personas jóvenes que votarán por primera vez son 138 mil 96 (138.096); muchachada que accede a la ciudadanía en condiciones de mayor adversidad que nunca, especialmente en cuanto al desempleo.

Los datos electorales oficiales nos dan cuenta de que 61 mil 668 personas (61.668) que nacieron en el extranjero tienen derecho a votar por primera vez al haberse nacionalizado. Y más de la mitad de esta cifra proceden de Nicaragua. Además, 32 mil costarricenses tienen derecho a votar desde el extranjero. 

Más datos: Hay 9.575 personas con derecho a votar en las cárceles, y 36.361 personas inscritas en las comunidades indígenas. También pueden votar 2.448 personas adultas mayores que viven en hogares de ancianos. 

Estas cifras son parte de la realidad objetiva del padrón electoral nacional. Pero, las realidades subjetivas de estas votaciones nos plantean las siguientes conclusiones:

La primera es que el poder real, el verdadero poder, la hegemonía dominante no está en riesgo alguno, sea cual sea el resultado electoral. La gente más adinerada, especialmente la que controla el capital financiero y sus derivados, más sus vocerías mediático-latifundistas, seguirá teniendo “la sartén por el mango”.

Quien asuma la Presidencia la encontrará más debilitada todavía. Actualmente es poco lo que puede hacer la autoridad presidencial dado el enredadísimo tejido jurídico-legal y jurisprudencial que ha impregnado toda la institucionalidad republicana actual. 

A no ser que la persona ganadora asuma una posición beligerante para apoyarse en sectores de diversa naturaleza con intereses centrados en la recuperación de la integración social y en la reducción de la desigualdad; y, en todo caso, es ésta una posibilidad complicadísima. 

El cargo presidencial costarricense va enrumbándose hacia una actividad protocolario-ceremonial, prácticamente. 

Por otra parte, tenemos que el poder de los mandos medios en no pocas situaciones se impone, de facto, a la voluntad expresada en las urnas a favor de la oferta presidencial escogida; especialmente, si la nueva autoridad electa impulsa políticas que podrían poner en peligro las zonas de influencia de esas jerarquías; o, simplemente por antipatía partidista de ésta contra el ganador.

Además, tenemos la circunstancia de que, de los tres poderes jurídico-formales del Estado, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, es éste el más poderoso (valga la redundancia). Aunque muy golpeado por el escándalo del cementazo (como los otros dos), está impulsando una especie de “operación manos limpias” en su interior buscando recuperar su lesionada credibilidad. 

Esto podría llevarle a bloquear iniciativas del nuevo gobernante, lo cual podría ser bueno o malo según esté de por medio el ideal del bien común, el de la inclusión social, el de la reducción de las desigualdades y el bienestar de las mayorías. 

La transmutación del sistema de partidos políticos otrora fundados en plataformas filosófico-ideológicas y políticas, representa un grave problema en desarrollo.

Con alguna excepción por ahí y en condiciones precarias, los partidos políticos pasaron a convertirse en ofertismo electoral circunstancial, en organizaciones caza-puestos, en ocurrencias coyunturales mesiánicas y en arribismo corporativo (especialmente para concretar los meganegocios que todavía no se han realizado con lo que queda del patrimonio público). Esto (entre otros factores) le impide al cargo presidencial adquirir un relieve estadista que marque su periodo con proyección histórica.

Dado que la lógica político-ideológica de la hegemonía dominante, consustancial a la imposición de la globalización neoliberal, hace que la persona candidata sea más importante que el partido que le cobija; no hay congruencia de planeación estratégica, electoralmente hablando, para ganar en los dos planos: el Ejecutivo y el Legislativo; es decir, solicitando al electorado el otorgamiento de un número suficiente y compacto de diputados para facilitar la concreción de los proyectos presidenciales. El quiebre del voto amarra al nuevo gobernante a una especie rol presidencial ceremonial.

Siempre hemos insistido en que la Democracia es más que el acto electoral cuatrienal, ese al que vamos a ir el domingo 4 de febrero, con base en el sistema de partidos políticos que, pese a las características actuales, seguirá existiendo. Gústenos o no nos guste. La Democracia electoral tiene su herramienta fundamental en el voto, en la urna electoral.

Sin embargo, la Democracia da para más. La otra Democracia, la Participativa, está en espera de la construcción articulada de un poderoso músculo cívico-social y patriótico nacionalista y soberanista; teniéndose certeza de la contundente urgencia de que nuestra Patria vuelva a ser un hogar común con plena integración social. 

La Democracia Participativa tiene su herramienta fundamental en la calle… en la movilización social, en la Democracia de la Calle. ¡Feliz año nuevo!

 

*Secretario general
Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

Banano piña: Riqueza y exclusión

Más de mil millones de dólares! Casi 570 mil millones de colones (570.000.000.000). Una cifra cerca a los 2 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Esta gigantesca cantidad de dinero es el valor de las exportaciones de la producción bananera nacional correspondiente al recién finalizado año 2017.

Son datos oficiales dados a conocer por la Corporación Bananera Nacional (Corbana). Los trabajadores bananeros costarricenses y migrantes (especialmente procedentes de la hermana nación latinoamericana de Nicaragua) son la piedra angular sobre la cual se sostiene toda esa producción de esta tan codiciada fruta para los consumidores estadounidenses, europeos y de otros países.

Con gran pompa se proclama que la producción bananera en el año que acaba de terminar, 2017, rompió todo tipo de récord. No solo en este valor monetario sino en el número de cajas exportadas: 125 millones. Extraordinaria producción que también había obtenido cifras récord en el antepasado año 2016.

Los 40 mil obreros y obreras bananeras, verdaderos héroes de la producción agrícola nacional, merecen mejor suerte. Si el trabajo que ejecutan de tan alta calidad y tan elevada productividad es generador de más de mil millones de dólares en exportaciones en un solo año; es evidente que resulta imperioso cuestionarse la calidad de vida que están teniendo, los salarios que están recibiendo, las condiciones de salud ocupacional de sus entornos laborales; así como el grado de respeto pleno a las facilidades que la ley les otorga para organizarse en sindicatos sin miedo alguno y/o sin presiones en contra, abiertas o solapadas, a fin de mejorar sus propias condiciones de trabajo.

Esta realidad social, generalmente, es ocultada o invisibilizada por las cifras económico-financieras de dicha producción bananera, la cual está cercana al 10% de valor total de las exportaciones nacionales, según reciente información de prensa. Además, representa más de la tercera parte de todo el valor del sector agrícola exportador del país. Casi un 6% de toda la población trabajadora del país ocupada y con salario fijo, está en la producción bananera.

Resulta inobjetable que los salarios mínimos que paga el sector empleador bananero es inversamente proporcional, al volumen de rentas generados producto de unas exportaciones que superan los mil millones de dólares. 

El caso de las personas trabajadoras agrícolas bananeras ejemplifica uno los aspectos más duros y dramáticos de una sociedad cada vez más desigualdad como la costarricense de hoy: los beneficios del crecimiento económico no se distribuyen de manera equitativa como para y, por ejemplo, que vía otra política salarial se pudiera aportar para reducir la intensidad de la velocidad de la concentración de la riqueza; es decir, enfrentar la creciente exclusión social.

Como se podrá colegir, este tema no es de interés de ninguna candidatura presidencial, ni siquiera de las que se autoproclaman como “sociales” y/o progresistas. No habrá debate, ni propuesta ni señalamiento alguno en torno al salario mínimo en el trabajo agrícola bananero, como tampoco a nivel general.

Por otra parte, bien le haría a la sociedad saber de la naturaleza de las responsabilidades tributario-fiscales de los diversos conglomerados corporativo-empresariales que reciben las jugosas ganancias-rentas de esos mil millones de dólares. 

En materia de impuestos pueden aportar más con otro tipo de sistema tributario; pero aun con el actual, tan débil, ¿estarán pagando lo correspondiente?; o, ¿estarán asesorados por ese tipo de bufetes tributarios especializados en engañar al fisco con todo tipo de triquiñuelas y leguleyadas jurídicas para escamotear sus reales responsabilidades fiscales para con el bien común?… ¿Y cómo andarán con las obligaciones patronales que tienen para con la Seguridad Social del país?… 

La patronal bananera del país está pegando el grito al cielo ante lo que denuncia como una “guerra” de precios en la Unión Europea (UE), desatada por los grandes supermercados vendedores de la fruta nacional que buscan vender el banano más barato a la gente que lo compra en esos establecimientos. Ello afectaría, apuntan, a reducir las rentas descomunales de la producción bananera, con lo cual dicen, se afectarían los trabajadores, especialmente. ¡Qué “casualidad”! Siempre el hilo se revienta por la parte más delgada…

Su grito de reclamo lo está haciendo llegar a la entidad conocida como el Foro Mundial Bananero en el cual se conjuntan diversos actores productivos, sociales, sindicales y ambientales para buscar combinaciones adecuada entre la renta bananera, los factores socio-labores y la protección ecológica.

Si esto fuera así, ¿no debería estarse impulsando ya una especie de foro bananero nacional para afrontar las adversidades anunciadas en cuanto a las rentas futuras de la producción bananera del país? 

Se debe resaltar, también, que la realidad que nos muestra la explotación agrícola piñera no es muy diferente a la bananera. El sector patronal de la misma, la Cámara Nacional de Productores y Exportaciones de Piña (Canapep), dio cuenta de que, en el año 2016, las exportaciones costarricenses de esta apetecida fruta en los ya indicados mercados internacionales, llegó a los 875 millones de dólares, unos 490 mil millones de colones: poco más de un 1.5 puntos del PIB. Seguramente cuando se conozcan los datos con respecto al 2017, también habrá un nuevo récord exportador.

Sumando el valor de ambas producciones agrícolas (y en el caso de la piña sin conocerse todavía los datos correspondientes al año 2017), tenemos, conservadoramente hablando, 3.25 puntos de Producto Interno Bruto (PIB). ¡Qué gran riqueza!… Pero muy mal distribuida. 

Solamente mediando el impulso, la promoción y el desarrollo de la organización sindical en la producción agrícola bananero-piñera se puede fundar un camino efectivo hacia la real justicia social para quienes, con el sudor diario de su duro trabajo, generan tan inmensa riqueza.

2018: 18 deseos

1) Que algún día conozcamos los rostros y sepamos los nombres de los verdaderos dueños del poder en Costa Rica, personas (casi todos hombres) de negocios que nunca van a elecciones ni dan la cara, pero a los cuales, prácticamente, todos los políticos temen desafiar. Son los que, en verdad, mandan, especialmente los que están en el negocio del capital financiero y derivados.

2) Que podamos iniciar la construcción de un sólido proceso de articulación sociolaboral, cívico-patriótico, nacional-soberanista, para contraponerlo al poder real de estos sujetos.

3) Que comprendamos a carta cabal que hay dos tipos estratégicos de Democracia: la Electoral y la de la Calle; y que combinadas ambas podemos ser un mejor país, una sociedad más justa y tener un Estado más transparente y realmente ligado a la gente.

4) Que los hijos y las hijas de la Segunda República (la fundada en 1949), entendamos que todavía nos queda una importante herencia que defender: esa institucionalidad inspirada en el bien común que todavía no se la ha han podido robar del todo.

5) Que se dé una real unidad sindical, al menos en la acción, basada en el respeto y en la cual quienes nos decimos dirigentes depongamos los personalismos, los celos de protagonismo, las rencillas del pasado.

6) Que el pueblo elija a un presidente que, ni abierta ni solapadamente, sea neoliberal.

7) Que el pueblo elija diputadas y diputadas con sensibilidad social, conscientes del grave problema nacional del crecimiento de la desigualdad; y que no representen intereses corporativos mezquinos contrarios al bien común; ni sindicales, ni empresariales, ni de otra naturaleza.

8) Que se le dé vuelta a la tortilla de la injusta estructura tributaria del país, abiertamente regresiva: a fin de que paguen más los que tienen más y/o se roban impuestos.

9) Que se logre una especie de gran acuerdo político-cívico y social para evitar un colapso fiscal nacional de inimaginables consecuencias.

LTIMAS NOTICIAS

2018: 18 deseos

Albino Vargas Barrantes26 de diciembre, 2017 | 03:21 AM

Compartir RetweetEnviar ImprimirWhatsapp 

1) Que algún día conozcamos los rostros y sepamos los nombres de los verdaderos dueños del poder en Costa Rica, personas (casi todos hombres) de negocios que nunca van a elecciones ni dan la cara, pero a los cuales, prácticamente, todos los políticos temen desafiar. Son los que, en verdad, mandan, especialmente los que están en el negocio del capital financiero y derivados.

2) Que podamos iniciar la construcción de un sólido proceso de articulación sociolaboral, cívico-patriótico, nacional-soberanista, para contraponerlo al poder real de estos sujetos.

3) Que comprendamos a carta cabal que hay dos tipos estratégicos de Democracia: la Electoral y la de la Calle; y que combinadas ambas podemos ser un mejor país, una sociedad más justa y tener un Estado más transparente y realmente ligado a la gente.

4) Que los hijos y las hijas de la Segunda República (la fundada en 1949), entendamos que todavía nos queda una importante herencia que defender: esa institucionalidad inspirada en el bien común que todavía no se la ha han podido robar del todo.

5) Que se dé una real unidad sindical, al menos en la acción, basada en el respeto y en la cual quienes nos decimos dirigentes depongamos los personalismos, los celos de protagonismo, las rencillas del pasado.

6) Que el pueblo elija a un presidente que, ni abierta ni solapadamente, sea neoliberal.

7) Que el pueblo elija diputadas y diputadas con sensibilidad social, conscientes del grave problema nacional del crecimiento de la desigualdad; y que no representen intereses corporativos mezquinos contrarios al bien común; ni sindicales, ni empresariales, ni de otra naturaleza.

8) Que se le dé vuelta a la tortilla de la injusta estructura tributaria del país, abiertamente regresiva: a fin de que paguen más los que tienen más y/o se roban impuestos.

9) Que se logre una especie de gran acuerdo político-cívico y social para evitar un colapso fiscal nacional de inimaginables consecuencias.

Lea: ¡Qué sustazo con el pago de la primera quincena de diciembre!

10) Que el deber de probidad del personal asalariado del sector Público sea la máxima ética que inspire, minuto a minuto, la ejecución de todas las políticas públicas a cargo del Estado.

11) Que se cambie el sistema de elección de magistrados judiciales para reconocer la excelencia académica, la experiencia sólidamente acumulada, la probidad al máximo y la total independencia de compadrazgos politiqueros y de identificación partidista.

12) Que se cambie el sistema de elección diputadil para que uno pueda votar por personas y no por listas “borregas”.

13) Que el agua sea para siempre conceptuada y legalmente establecida como Derecho Humano Fundamental.

14) Que la Caja se libere, totalmente, de la especie de secuestro en que la tienen poderosos grupos corporativos internos y externos, a fin de que recupere, con total plenitud, la nobleza filosófica que le dio origen.

15) Que el seguro de Riesgos del Trabajo del INS siga con su visión humanista-cristiana originaria y no le conviertan en vulgar mercancía.

16) Que el Código de Trabajo, ahora fortalecido con la Ley de la Reforma Procesal Laboral, abra paso a un real diálogo democrático entre personas trabajadoras y patronos, con pleno respeto de la Libertad de Organización Sindical.

17) Que nos aboquemos, con toda seriedad e inteligencia, a la protección real y efectiva del patrimonio ecológico con el cual esta tierra tica fue bendecida por Dios, sacándole provecho sin riesgos.

18) Que el loco Trump no desate una guerra nuclear que acabe, sino con toda, con gran parte de la Humanidad.

¡FELIZ AÑO NUEVO 2018!

Opinión¡Tramposos!: Regla fiscal… regla mortal

Los partidos políticos del “Cementazo” (Liberación, Unidad en sus dos vertientes, PAC y Libertario), con el apoyo del ya casi extinto Gobierno, están tramitando, a rajatabla y contra viento y marea, dos perversas iniciativas parlamentarias, un proyecto de ley y uno de reforma constitucional, que prácticamente le ponen candado al Estado (al menos, el Estado central); violentando gravemente el sistema republicano generado a partir de la fundación de la Segunda República, en 1949.

Con el impulso malsano de esa especie de “socialcristianismo neoliberal”, el candidato de la Unidad, don Rodolfo Piza Rocafort, le exige al Gobierno actual tramitar (y este accedió), una regla mortal (regla fiscal) que se quiere imponer para, supuestamente, atajar de raíz el crecimiento del déficit fiscal en los próximos años; imponiendo recortes brutales y criminales a los presupuestos públicos venideros, como los que tramita el Parlamento para financiar servicios públicos educativos, policiales, judiciales, ministeriales y otros.

Por su parte, ni lerdo ni perezoso, el neoliberal candidato liberacionista, don Antonio Álvarez Desanti (en lo que podemos interpretar como la colocación de la lápida definitiva a lo que otrora fuera el socialdemócrata Partido Liberación Nacional PLN), se unió al señor Piza Rocafort; y ambos le condicionan al Gobierno votarle a favor su peculiar paquete de impuestos si este les da a ellos esa regla fiscal, regla mortal para una serie de servicios públicos realmente esenciales como los de la seguridad ciudadana.

Los diputados oficialistas se apuntan también, entregando sus postulados progresistas a la visión neoliberal de ajuste fiscal tipo “shock” fondomonetarista, que es lo que en el fondo significa esa regla fiscal. Y, por supuesto, los rescoldos libertarios están también en la danza.

La monstruosidad pretendida con estas dos iniciativas es que, en los cuatro años siguientes, el déficit fiscal se recorte en tractos, a como dé lugar; a razón de casi un punto porcentual anual de Producto Interno Bruto (PIB), es decir, casi 300 mil millones de colones eliminados de sopetón, de manera irresponsable; aunque esta palabra irresponsable se queda corta para calificar semejante barbaridad.

La monstruosidad pretendida es comúnmente conocida como regla fiscal en esos círculos neoliberales de esos cuatro partidos políticos, los del “Cementazo”.

Esta regla fiscal, regla mortal, se contiene, por una parte, en el proyecto Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, expediente legislativo No. 20.580; por otra, en el proyecto de ley de reforma constitucional a los artículos 176 y 184 de la actual carta magna, dizque para garantizar “la estabilidad económica y presupuestaria” del país (expediente legislativo No. 20.179).

¡Tramposos! ¡Sí! Le están haciendo trampa al electorado que pretenden captar con sus promesas de política social en sus respectivos programas de gobierno. Esa regla fiscal, más bien esa regla mortal, no dejaría títere con cabeza en política social alguna (ni de otra clase); porque recortar casi 300 mil millones de colones en cada uno de los cuatro años por venir es imposible.

¡Tramposos! Especialmente Liberación y Unidad. Ambos son responsables no solamente de haber endeudado al país a tales niveles que la deuda pública es prácticamente impagable, por una parte. Por otra, por haber impedido, en sus sucesivos Gobiernos, que se tramitaran reformas tributarias progresivas, con lo cual ese endeudamiento gigante que nos está estrangulando hoy, a lo mejor, hubiese sido inmensamente menor.

Este asunto fiscal es tan grave que no puede resolverse en las sombras, en la penumbra del pacto politiquero, en la opacidad de la componenda al estilo combo ICE.

Una verdadera reforma fiscal, de carácter estructural y con visión de mediano y largo plazo pasa, necesariamente, por la comprensión cabal que, por una parte, no es justo más medidas de regresividad tributaria. Por ejemplo, aumentar el impuesto de ventas y/o transformarlo en impuesto al valor agregado, mediando una tímida reforma al de renta que no aportará nada a la progresividad tributaria. Esto es inaceptable.

Por otra parte, una verdadera reforma fiscal debe comprender el análisis sumamente responsable acerca de la serie de servicios públicos debilitados a lo largo de los últimos gobiernos porque han sido sometidos a recortes irresponsables, irreflexivos e irracionales, como los sufridos por la seguridad ciudadana. 

Urge, por ejemplo, más inversión pública en esta materia. Las circunstancias son contundentes: el crimen organizado y la guerra narco por control territorial están desbordándonos como Estado. 

Por su parte, los empresarios industriales están pegando el grito al cielo porque los asaltos a sus camiones repartidores les están generando pérdidas superiores a los 30 mil millones de colones anuales.

Nos preguntamos, entonces, ¿con ese tipo de regla fiscal a qué grado de extremismo de precariedad presupuestaria llevarían a los servicios públicos de seguridad ciudadana, como los de Fuerza Pública, con los brutales recortes que esa regla mortal presupone?

Finalmente, una verdadera reforma fiscal debe determinar los nuevos tributos imprescindibles que se necesita establecer por el lado de la progresividad tributaria; en análisis paralelo con los problemas de evasión, elusión, exenciones, exoneraciones, peajes-tasas para el dinero sucio, paraísos fiscales, entre otros aspectos.

La política suicida, social y económicamente hablando, del recortismo presupuestario-fiscalista de corte extremista, ni es socialdemócrata, ni es socialcristiana, ni es progresista. Es neoliberal y punto. Esta regla fiscal, verdadera regla mortal, no debe ser aprobada.

 

*Secretario General Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

 

¡Que sustazo con el pago de la primera quincena de diciembre!…

¡Qué sustazo con el pago de la primera quincena de diciembre!… ¿Y ahora que va a pasar? El pasado viernes 14 de diciembre, el Gobierno confesó que se vio en serios aprietos para poder pagar el salario de la primera quincena de este mes de diciembre a sus empleados públicos del Estado central: unas 130 personas trabajadoras; tanto como el depósito de las pensiones con cargo al mal llamado presupuesto general de la República. ¡Esto antes nunca había pasado!

Desde la corriente sindical en la cual militamos, particularmente desde la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), hemos estado planteando durante muchísimo tiempo que algo así podría ocurrirnos. ¡Ya sucedió!

De ahora en adelante, la incertidumbre del pago salarial quincenal a este importante segmento de la clase trabajadora estatal, les agobiará pues no hay certeza absoluta de que algo tan grave no vuelva a presentarse; y, lo que es peor, que pudiera darse de manera prolongada.

En varios países ha pasado ya. El caso más duro, más cruel, más dramático e injusto que se nos viene a la mente, es el de Grecia, país hoy que es paria en el seno de la Unión Europea (UE).

Si alguien cree que el impago salarial, cualquiera que sea su naturaleza, solamente afectará a ese grupo de empleados públicos del Estado central, está muy equivocado. Toda la economía sufrirá un colapso: las empresas acreedoras de tarjetas de crédito, las cooperativas de ahorro y crédito, el Banco Popular mismo, los arrendatarios de alquileres de viviendas y de apartamentos, las mutuales con préstamos hipotecarios en vivienda; la señora de la soda que vive de la venta de almuerzos y de café; la propia Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), etc., etc.

En verdad, no queremos ni imaginar lo que sucedería si el Estado central quiebra, se queda sin plata para pagar sus compromisos, especialmente, los de orden salarial y social. Nadie, ni uno mismo, tiene idea de la magnitud de la catástrofe que se nos viene encima, sino no hacemos algo y lo hacemos ya.

Para que nuestro país no viva semejante dolor, nosotros creemos que hay tres grandes ámbitos en los cuales urge trabajar: a) el robo de impuestos; b) nuevos impuestos; c) eficiencia, eficacia y oportunidad de los servicios públicos.

EL ROBO DE IMPUESTOS. ¡A nadie le gusta pagar impuestos! Trillada frase, pero de hondo significado político-ideológico y cultural. En materia de pago de impuestos, suele suceder que muchos fanfarronean de que este año pagaron menos que el pasado, porque sus asesores técnico-profesionales en la materia les ayudaron a lograrlo: evadir al fisco con triquiñuelas jurídicas, pero sin caer en una ilegalidad abierta.

La clase trabajadora asalariada y no asalariada no puede evadir impuestos, al menos los dos más importantes: renta y venta. El primero, cuando corresponde por nivel salarial, se le rebaja de manera puntual con el pago quincenal-mensual. El segundo, al momento mismo de la compra en la caja registradora.

Por otra parte, no son pocas las ocasiones en que un alto jerarca hacendario, ya sea en materia tributaria o aduanera, cuando salen de este tipo de cargos públicos, terminan brindando asesorías corporativas de alto vuelo en esos campos, especialmente cuando se colocan en bufetes de renombre, “prestigiosos”.

El “know how” de pagar a medias, de pagar evadiendo-eludiendo, o de no pagar del todo, termina para beneficio de la concentración de la riqueza y en contra del bien común. Recordemos el caso reciente de varios gigantes empresariales que, pese al volumen de operaciones de negocios, terminaron declarando “pérdidas”.

La creatividad para no pagar lo correspondiente en materia de tributos, no tiene límites; especialmente, con toda la serie de artimañas que quedaron evidencia a propósito de los denominados “Panamá Papers” (“Los Papeles de Panamá”). Costarricenses adinerados lo saben muy bien y algunos de ellos han incurrido en estas inmorales prácticas de elusión y de evasión impositivas.

A todo esto, hay que entrarle duro, durísimo… y a más aspectos en este caso.

NUEVOS IMPUESTOS. ¡Sí, se ocupan nuevos impuestos! Pero, ¿cuáles? ¿Y a quién aplicarlos? Muchos hemos caído en la trampa político-ideológica del gran capital, de sus matrices mediático-hegemónicas y de sus operadores político-parlamentarios, como los desacreditados y ya casi extintos libertarios; trampa en que todos, al unísono, desde la derecha y desde la izquierda decimos “no a los impuestos”.

Cerrar filas contra nuevos impuestos, así planteado de manera indiscriminada, es fortalecer a los grandes evasores y a los tagarotes concentradores de la riqueza.

Cerrar filas contra nuevos impuestos, así planteado de manera indiscriminada, es pecar de ignorancia pues no se está reparando en las dos categorías fundamentales en materia de impuestos: los regresivos y los progresivos.

Se ocupan nuevos impuestos, ¡pero los de naturaleza progresiva! A los que acumulan más, a los que roban tributos, a los que los eluden, les sirve que los sindicatos griten la consigna de “no a los impuestos”, así de manera indiscriminada; porque les aterroriza si los sindicatos nos lanzamos a las calles por nuevos impuestos, pero los de carácter progresivo, como la renta mundial o global.

Es sumamente urgente el establecimiento de este impuesto; un impuesto sumamente progresivo que establece una sumatoria de las diversas fuentes de ingresos, individuales y/o corporativas, para establecer el pago de renta global real que corresponde por esa diversidad de recursos que se obtienen en actividades profesionales, de servicios, mercantiles.

En nuestro criterio, es un error político tramitar un único proyecto de ley con dos impuestos contradictorios entre sí: venta y renta. Primero se debe tramitar el de renta, el de renta global, por ejemplo; para así desenmascarar al capital, al alto gremialismo profesional y a sus operadores políticos que no quieren que nada cambie en materia tributaria y que, solamente, quieren que se exprima al exhausto pueblo trabajador que ya no puede pagar más impuestos regresivos, los más injustos de todos, como el de ventas.

Un largo, duro y sinuoso camino se nos abrió este viernes 14 de diciembre de 2017. Ojalá podamos transitarlo en gran unidad, con sólidas propuestas (como las tenemos) y en movilización social gigante.

La agenda 2030 y las elecciones del 2018

¿Sabrán los candidatos a la Presidencia de la República qué es la Agenda 2030? ¿Quienes aspiran a lograr llegar a la próxima Asamblea Legislativa tendrán conocimiento de esto? ¿Qué saben al respecto las organizaciones sindicales, los movimientos sociales, las entidades cívicas preocupadas por el futuro de nuestro país?…

¿Habrá la suficiente seriedad de parte de la clase política del país para honrar a plenitud la circunstancia de que Costa Rica se convirtió en el primer país del mundo en firmar un Pacto Nacional por los Objetivos de Desarrollo Sostenible?

Transcribimos del documento-compromiso nacional firmado por Costa Rica lo siguiente: “En setiembre del año 2015 los Jefes de Estado y de Gobierno, así como altos representantes reunidos en la sede de la Organización de las Naciones Unidas, en New York, adoptan un conjunto de objetivos y metas universales transformativas, de gran alcance y centradas en las personas, comprometiéndose a conseguir su plena implementación de forma equilibrada e integrada para el año 2030, mediante una Agenda de Desarrollo Sostenible con tres dimensiones: económica, social y ambiental”.

Se trata de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, asociados a 169 metas. Trataremos de abordarlas en próximas entregas por esta vía.

Si usted visita el siguiente sitio web: http://www.ods.cr/pacto-nacional, se encontrará con el siguiente concepto (amén de amplísima información), “Los ODS son una agenda en favor de las personas, para poner fin a la pobreza en todas sus formas. Una agenda en favor del planeta y de la prosperidad compartida. Una agenda que promueve la paz y las alianzas de colaboración para lograr estas metas. Una agenda que transmite la urgencia de tomar medidas contra el cambio climático y que se basa en la igualdad de género y el respeto de los derechos de todas las personas. Ante todo, es una agenda que promete que nadie se quedará atrás”.

Recientemente, las corrientes sindicales Central Social Juanito Mora Porras (CSJMP), Confederación de Trabajadores Rerum Novarum (CTRN), Central del Movimiento de Trabajadores Costarricenses (CMTC), Confederación General de Trabajadores (CGT), Central Unitaria de Trabajadores (CUT); así como la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) y el Sindicato de Trabajadores y de Trabajadoras de la Educación Costarricense (SEC); firmaron su adhesión al denominado “Pacto Nacional por el Avance de los ODS en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en Costa Rica”.

El Colectivo Sindical Patria Justa, expresión relevante del sindicalismo sociopolítico actual de nuestro país, también está adhiriéndose a este trascendental proceso.

Este conjunto tan importante del Movimiento Sindical nacional dio un sólido espaldarazo obrero al proceso de los ODS, los Objetivos de Desarrollo Sostenible promulgados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU); mismos que Costa Rica ha decidido adoptar como parte de su política pública actual y futura.

Considerando la encrucijada electoral que estamos viviendo, misma que muestra grandes segmentos ciudadanos profundamente decepcionados con las diversas ofertas político-electorales; podría ser de gran relevancia que cada aspirante presidencial se pronunciara públicamente de lo que piensa de esta Agenda 2030; convocara a los diversos sectores sociales que la han venido firmando; y que, de manera pública, firme un compromiso de impulso fuerte a la misma en caso de alcanzar la Presidencia de la República… Pero parece que estamos pidiendo demasiado.

En todo caso, al sindicalismo nacional suscribiente del “Pacto Nacional por el Avance de los ODS en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en Costa Rica”, le queda un enorme reto por sí mismo: luchar muy fuerte por su divulgación y por su impulso, por encima del gobierno que venga.

La Agenda 2030, con perspectiva sindical en su implementación, le ofrece al sindicalismo nacional una extraordinaria posibilidad de un nuevo reencuentro activo con la ciudadanía mayoritaria del pueblo costarricense, la trabajadora; misma que viene sufriendo seriamente por la desigualdad creciente que estamos experimentando como sociedad y que se expresa en diversos órdenes. Precisamente, la Agenda 2030 da posibilidades de nuevo carácter para enfrentar esa desigualdad. Ojalá nos decidamos, con voluntad política real, actuar en tal sentido con una verdadera vocación sindical unitaria.

*Secretario general
Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

Guerra Nuclear: ¡que la locura no acabe con la humanidad!

Tenemos que hacer todos los esfuerzos, desde cualquier punto del planeta, para evitar que la locura de una guerra nuclear no acabe con la Humanidad.

También, desde el territorio costarricense debemos alzar la voz todas aquellas personas y organizaciones de toda naturaleza, en contra de la eventualidad de una hecatombe de tal calibre que puede poner en camino de extinción a la totalidad de la población del planeta Tierra, a todas las otras formas de vida que en él existen… al planeta mismo.

Aunque para muchos de nosotros el Premio Nobel de la Paz, en los últimos años, se ha desprestigiado en cierta medida, este galardón sigue siendo el número uno en su género y es muy reverenciado en las más diversas comunidades del globo.

Para este año 2017 resultó sumamente significativo, oportuno y apropiado que se haya premiado a la organización denominada en nuestro idioma Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares; entidad que en idioma inglés responde a las siglas ICAN: International Campaign to Abolish Nuclear Weapons.

La ICAN, ubicada en la ciudad de Ginebra (Suiza), nació en el 2007 con la preocupación central de que todos los países de la Tierra firmen el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares. A hoy, 122 países lo han rubricado. Curiosamente potencias de gran poder destructivo-nuclear, como Estados Unidos, Rusia y China, no han querido suscribirlo.

Expresamos nuestro júbilo y una sincera felicitación a las personas que desde hace ya bastante tiempo decidieron emprender esta noble cruzada a favor de la especie humana, hoy con este gran reconocimiento internacional más que merecido.

Visitando el sitio de noticias de la British Broadcasting Corporation (BBC), BBC Mundo, la prestigiosa televisión británica, la señora Directora Ejecutiva de la ICAN, Beatrice Fihn, indicó que nuestro mundo de hoy está enfrentando una crisis nuclear producto de “un ego herido”. Amplió su criterio con esta escalofriante frase: “las muertes de millones de personas podrían estar a sólo una pequeña rabieta de distancia”.

Es decir, la malacrianza, la soberbia, la arrogancia de un locazo buscapleitos con otro locazo haría que uno apriete el botón nuclear en contra del otro y, el horror indescriptible sobrevendría: en pocos minutos millones de seres serán borrados (asesinados) de la faz de la tierra; otros millones sufriendo dolores inenarrables; otros millones conducidos al camino de la extinción por las derivaciones múltiples de la contaminación del aire, de las aguas, de los bosques, etc.
Este diabólico y macabro de juego, escenificado en la actualidad por los autoritarios gobernantes de Estados Unidos y de Corea del Norte, debe ser detenido por la acción de millones alrededor del orbe y por una multiplicidad de eventos masivos por la paz y contra la guerra, especialmente contra la guerra nuclear.

El duelo verbal entre ambos locazos, cuyos inmensos egos ameritarían todo un tratado de trastorno de la personalidad, puede detenerse por la acción cívica planetaria plena de sensatez y en movilización general.

“Lideres irresponsables pueden llegar al poder en cualquier estado nuclear”, dijo la Presidenta del Comité del Nobel de la Paz, la señora Berit Reiss-Andersen, cuando presentó el premio 2017 a favor de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares. Nosotros pensamos que ya sucedió, que ya hay líderes gobernantes que están en el poder en estados nucleares. El duelo verbal entre los dos locazos que hemos estado presenciando en los últimos meses así lo constata.

Como costarricenses tenemos un ineludible deber de unirnos a la cruzada mundial de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares. Que nuestro silencio no cohoneste nuestra propia liquidación como especie humana.

El pacto fiscal de los partidos del Cementazo

Incapaces de enfrentar el real poder de la sociedad costarricense actual, ese de la hegemonía del capital bancario-financiero y sus latifundios mediáticos, los partidos políticos del Cementazo reeditan la vieja propuesta neoliberal del expresidente Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, de las garantías económicas: imponer por reforma constitucional el monto del déficit fiscal que debemos tener como sociedad.

Los partidos del Cementazo (Liberación, Unidad en sus dos versiones, PAC y Libertario), al igual que lo hicieron con la ley de aguas, pactan a espaldas de la ciudadanía algo tan grave y tan explosivo como lo es el futuro de la sostenibilidad financiera de una gran cantidad de servicios públicos; ya debilitados de por sí pero sumamente imprescindibles y necesarios para la población vulnerable de nuestro país, para las mayorías ciudadanas apretadas en su situación económico-salarial, así como para barrios y poblaciones en vías de caer bajo el control total del narcotráfico y del crimen organizado.

Y eso que no estamos hablando, particularmente, de lo que representa para el empleo público y para el salario de la gente asalariada del Gobierno Central y entes adscritos, una regla fiscal draconiana y extremista que pretende ser empedrada en la Constitución.

Mediando una negociación oscura, opaca y, con seguridad, realizada en ámbitos extraparlamentarios, el candidato de una de las alas de la Unidad del capital, don Rodolfo Piza Rocafort, arrinconó al ahora más que debilitado Gobierno del presidente Solís Rivera: si quiere más impuestos, debe apoyar la regla fiscal constitucional, repetimos, las garantías económicas de Miguel Ángel Rodríguez Echeverría. Ni lerdo ni perezoso, el partido de los hermanos Arias Sánchez y su candidato empresarial, señor Antonio Álvarez Desanti, se unió al pacto fiscal de los partidos del Cementazo.

Los partidos del Cementazo equivocan, radicalmente, el camino para emprender algún tipo de solución, justa y equitativa del problema fiscal nacional que, como nosotros mismos lo reconocemos, es sumamente grave.

Viven en una negación absoluta acerca del gran descrédito ciudadano que tienen en este momento, lo cual les resta legitimidad real para asumir semejante iniciativa que compromete el futuro de las próximas generaciones, condenándolas a más exclusión y desigualdad sociales, por un lado; y, por otro, a condenarlas a pagar una deuda pública que es, prácticamente, impagable.

Los partidos del Cementazo prefieren, por ejemplo, castigar a la clase trabajadora profesional del Gobierno Central (y de todo el Estado), abriendo el camino para reducciones salariales dramáticas, vía eliminación del pago de dedicación exclusiva (como lo están tramando en el proyecto paralelo al de la regla fiscal); antes que, por ejemplo, enfrentarse a los capitales narco y del crimen organizado que pasan y anidan en el sistema bancario-financiero, imponiéndoles un impuesto-peaje (tasa Tobin “a la tica”), que dejaría gran cantidad de recursos frescos a las alicaídas arcas fiscales.

Un impuesto-peaje de 0,025 a las transacciones financiero-bancarias superiores a los 10 mil dólares, dejaría unos 250 mil millones de colones por año; cifra esta que es la mitad de los 500 mil millones que le quitarán a la gente de a pie con la transformación del impuesto sobre las ventas a impuesto al valor agregado, que pretende el ya saliente Gobierno; mismo que en su desesperación porque le aprueben esta iniciativa ha pactado con los partidos políticos del Cementazo la aprobación de la reforma constitucional de la regla fiscal (garantías económicas de la Unidad), y la puesta en riesgo del pago de dedicación exclusiva al sector profesional estatal, abriendo paso a la precarización salarial y laboral del mismo.

Y es que hay que volver sobre el mismo tema, una y otra vez, sin cansancio alguno: si no se da en este país una verdadera Transformación Tributaria Estructural, no se resolverá ningún déficit fiscal.

No nos vamos a liberar de la asfixiante y torturante carga de la deuda; nos enfrentaremos a deterioros más dramáticas de los servicios públicos esenciales; nos veremos arrinconados como Estado (como estado fallido), al poder del narcotráfico y del crimen organizado; nos acercaremos a escenarios socialmente dramáticos como el griego (brutales reducciones salariales y despido masivo de empleados públicos), sin esa Transformación Tributaria Estructural.

Esta tarea histórica, la de la verdadera Transformación Tributaria Estructural, no la darán los partidos del Cementazo. Su pacto a favor de la regla fiscal neoliberal con gran rango constitucional así lo demuestra. Es al pueblo trabajador, a sus organizaciones legítimas, a la sociedad cívico-patriótica, a la ciudadanía más consciente, a quienes le ha de corresponder semejante desafío histórico.

Ellos, los partidos del Cementazo, los latifundios mediáticos que los controlan y orientan, las vocerías parlamentarias y extraparlamentarias de la hegemonía del gran capital neoliberal financiero-bancario, todos los días viven hablando del gasto, del control del gasto, del alza desmedida del gasto.

Por el contrario, a nosotros, “los y las de abajo” nos compete hablar, todos los días también, del robo de impuestos, de ponerle impuesto al capital, de la renta global, de la tasa Tobin… en fin, de la Transformación Tributaria Estructural.

Elecciones 2018: Las encuestas castigan a los partidos del Cementazo

Luego de las conmociones sociales del combo ICE (que dieron fin al sistema bipartidista clásico, con el nacimiento de los partidos PAC y Frente Amplio, fundamentalmente), en el año 2000; y del “frauduréndum” sobre el TLC con Estados Unidos, en el 2007, que mostraron la fuerza similar de dos visiones de desarrollo encontradas y confrontadas (empate estratégico); presenciamos una conmoción política en el seno del propio sistema institucional de los tres poderes político-formales de la República.

Golpeado como nunca antes en su credibilidad, el Poder Judicial está tratando de demostrar la viabilidad política de su real poder: que es él, el verdadero primer poder de la República. El Legislativo, tan venido a menos en los últimos tiempos, sufrió el escarnio humillante del allanamiento de su magna sede con las incursiones de la Fiscalía General de la República. El Ejecutivo, que siempre ha tenido como característica central la debilidad del cargo presidencial, actualmente está más que constatado.

Pero el escenario que está mostrando la faceta más dramática de la conmoción política en desarrollo es el de la coyuntura del proceso electoral, mismo que está entrando en su recta final en medio de una enorme frialdad, nunca antes mostrada, ante el hartazgo de una ciudadanía que, de manera reiterada, se siente víctima de sucesivas estafas electorales cada cuatro años.

El escándalo del Cementazo pareciera ser la gota que derrama el vaso de la paciencia ciudadana ante los partidos políticos que han venido administrando la cosa pública, especialmente desde el Poder Ejecutivo.

Lo del Cementazo no es un caso aislado, sino la enfermedad más reciente del sistema político-institucional que se contaminó, para perjuicio de la transparencia de la Democracia, con corrupción a gran escala y corruptelas a todo nivel; con compadrazgos y tutelas complacientes a granel en favor del negocio privado con los bienes y fondos públicos; con partidos que, en esencia, renegaron de sus principios ideológicos de justicia social y se han venido centrando en la protección de intereses corporativos, especialmente los de orden macro-empresarial…

Entonces, podríamos encontrar aquí parte de una explicación al escaso apoyo que están recibiendo en las encuestas los partidos del Cementazo: Liberación, Unidad (en sus dos versiones), el PAC y el Libertario.
Parece ser que el grueso de la ciudadanía electoral está pensando en brindarle un duro castigo a la clase política tradicional y a la que aspira a lograr llegar a este tipo de niveles de gestión de la cosa pública.
Parece ser que el nuevo outsider que está emergiendo y que ya llegó a una escala de preferencias similar a la de la clase política tradicional, podría estar generando la suficiente confianza como para estremecer con una eventual elección presidencial suya, con una especie de terremoto político en febrero (o abril) del año entrante.

El escenario electoral se pone muy interesante. Aunque los partidos del Cementazo están siendo quebrados en las encuestas, siguen manteniendo una hegemonía de gestión político-parlamentaria compartida, demostrado ello en la tramitación totalmente opaca de la ley de aguas; y ahora, en el impulso de la draconiana reforma constitucional de la regla fiscal.

Entonces, nos preguntamos: ¿Qué les impediría coaligarse, en la sombra, si uno de los suyos pasare a segunda ronda para enfrentar la amenaza que les supone la alternativa electoral presidencial que ya les empató y que amenaza írseles adelante en días próximos?

Lastimosamente, los sectores sociales y populares, la ciudadanía cívico-patriótica, la que se inspira en los nobles ideales de la promoción del bien común y en contra de la desigualdad; no muestra una articulación táctica ni estratégica que le permitiera incidir ante el inédito escenario electoral en desarrollo.

Si vamos al fondo, esas encuestas también nos dan para interpretar que la democracia representativa está llegando a sus límites, ante la reiterada incapacidad de satisfacer las necesidades de la gente que clama por un mejor nivel de vida; pero, su contracara, la democracia participativa (que ya tiene rango constitucional), sigue sin ser aprovechada estructuralmente por quienes nos identificamos, en mayor o menor grado y en distintas velocidades y matices, con el más que vigente lema de que “otra Costa Rica es posible”.