TLC: Propuesta ilegítima

El actual Presidente de la República, Dr. Abel Pacheco de la Espriella, jamás planteó el asunto como tema de su campaña electoral. Las personas que le votaron en las elecciones del 2002, nunca fueron avisadas o alertadas, de que un tratado de “libre” comercio con Estados Unidos, sería una propuesta de política pública, cuando llegara a la Presidencia de la República. Aquí notamos una primera acción antiética, pues se estafó a los electores socialcristianos de verdad.

El hoy Presidente de Costa Rica, llegó a la Casa Presidencial con el voto de uno de cada tres electores, del universo total de ciudadanos y de ciudadanas aptos para votar. Es decir, si bien don Abel Pacheco es el gobernante dadas las reglas electorales vigentes, éstas tan solo le proporcionan una legitimidad formal; porque la legitimidad política quedó en entredicho, ya que dos de cada tres ciudadanos no creyeron en él.

Aquí está un segundo gran problema de legitimidad de la propuesta del famoso TLC. Aunque todos los que votaron por Pacheco de la Espriella, estuvieran advertidos de que en su Gobierno se plantearía este tema (lo que nunca ocurrió); es real que la propuesta del actual gobernante, sólo atrajo a un tercio de la ciudadanía activa con capacidad de votar.

Sigamos… El actual mandatario, suscribió, de su puño y letra, el 21 de marzo de 2002, en campaña electoral de segunda vuelta, un compromiso de que en su Gobierno no habría ningún tipo de privatización, ni siquiera por la forma de “apertura”. Como sabemos, el hoy Presidente Pacheco de la Espriella, traicionó ese compromiso, asumido con los sectores sociales de Costa Rica. Al mentir de tal forma y al deshonrar su propia firma, la defensa que hace el actual gobernante de la propuesta del TLC, es también ilegítima, aparte de inmoral.

Como si todo lo anterior no bastase, ya como gobernante, y antes del inicio del proceso negociador del TLC, así como durante una buena parte del desarrollo de tal proceso; Pacheco de la Espriella indicó, varias veces, que el tema de las telecomunicaciones no estaría incluido dentro del TLC… Hasta que llegó Mr. Zoellick, en octubre del año pasado y ¡zaz!, “nuestro” Presidente cambió de opinión. Es decir, estuvo mintiendo durante todo ese tiempo, reiteradamente, engañando a la gente, manipulándola. He aquí otro argumento que nos hace calificar la propuesta del TLC como ilegítima.

Quienes nos oponemos al tratado, por las cuestiones de fondo que se han venido señalando y otras más que se apuntarán según se vaya profundizando; tenemos en la cuestión del atropello a la ética y a la transparencia por parte del gobernante, un nuevo argumento de resistencia a semejante propuesta de “libre” comercio.

Las cuestiones de fondo y las cuestiones éticas y morales aquí señaladas, tienen el suficiente peso como para demandar un debate suficientemente amplio, democrático y equitativo de cara la gente.

A las inmoralidades y acciones antiéticas apuntadas, agregaríamos una más: La circunstancia de que el Presidente Pacheco y su Gobierno usen los fondos públicos, que pagamos todos, para hacer campaña sobre el TLC, desde su perspectiva. Si se van a emplear recursos del Estado para publicitar el tema, la mitad de tales recursos debe ser para difundir la tesis contraria a la del Gobierno.

Si con la plata de todos el Gobierno sólo difunde su versión del TLC, haría trampa; aparte de que, como indicamos, estaríamos ante una nueva inmoralidad política, que se agregaría a la cadena de agresiones a la ética del gobernante que hemos señalado.

Albino Vargas
Secretario General
Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

Proclama de Unidad para salvar a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS)
EL TLC la golpeará mortalmente

Trabajadores y Trabajadoras:
Organizaciones gremiales, profesionales, sociales y sindicales:

El denominado tratado de “libre” comercio (TLC), entre los Estados Unidos y Costa Rica, representa para la CCSS, la más grave amenaza de toda su legendaria historia, a favor de la salud del pueblo costarricense.

Nuestra querida institución, vital para la democracia costarricense y que ha sido la piedra angular de todo el Sistema de Seguridad Social que nos ha caracterizado ante el mundo; hoy está en peligro mortal.

La acción vendepatria del equipo negociador costarricense, prácticamente, la entregó a la voracidad de las gigantescas y monopólicas empresas transnacionales estadounidenses, fabricantes de medicamentos y fármacos.

Las restricciones que sufrirá la Caja para producir y adquirir medicamentos genéricos son de tal magnitud que han llevado al propio Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica, a denunciar, públicamente, tan grave situación.

Dicha institución médica advirtió al país que “…la Caja entrará en una crisis económica para la adquisición de nuevos medicamentos, sacrificando el gasto en otras áreas fundamentales de la Salud, tales como formación de especialistas, construcción, equipamiento de Clínica y Hospitales, salarios de los trabajadores, etc. O bien, debiendo aumentar las cotizaciones obrero-patronales, reduciendo el ingreso familiar y la competitividad del país.” (La Nación, 18 de enero, pág. 23 A).

Según algunas fuentes confiables, el TLC, de aprobarse por parte de la Asamblea Legislativa, elevará la erogación anual de la Caja en materia de compra de medicamentos, pasando de los actuales 70 millones de dólares, a unos ¡300 millones de dólares!. Es claro que la CCSS no aguantará un golpe tan brutal, dejándola lista para ser privatizada, completamente.

Conscientes de nuestra responsabilidad histórica, la Unión Nacional de Empleados de la Caja y de la Seguridad Social (UNDECA) y la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), hemos unidos nuestras voluntades, superando las circunstancias que en el pasado nos hicieron estar distanciadas; formulando así, en unidad, el más vehemente llamado que jamás hayamos lanzado, a unir a todas las fuerzas vivas de la institución, para defenderla de estrangulamiento económico a que la somete el TLC.

Conscientes, además, de que el TLC acabará, también, con otras entidades fundamentales del modelo social que Costa Rica ha tenido hasta la fecha, pese a los problemas; UNDECA y ANEP, hemos consolidado una alianza de trabajo en esta noble causa de Defensa de la Patria, con el Frente Interno de Trabajadores y de Trabajadoras del Instituto Costarricense de Electricidad (FIT-ICE).

Igualmente, se desarrollan esfuerzos de trabajo unitario para esta histórica lucha, con una enorme cantidad de agrupaciones sociales de distinta naturaleza, más allá del ámbito sindical.

Hacemos un llamado a todos los trabajadores y a todas las trabajadoras de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), para la lucha por su defensa, que es defender el Sagrado Derecho a la Salud del Pueblo Costarricense. ¡Preparémonos para las históricas jornadas de movilización cívica que se avecinan contra ese TLC entreguista, privatizador y deshumizado.

¡LA CAJA NOS NECESITA EN EL MOMENTO MÁS CRUCIAL DE TODA SU HISTORIA!

San José, 10 de febrero de 2004.

¡SOMOS COSTARRICENSES!

¡SOMOS COSTARRICENSES!… Así se llamará esta comunicación escrita dirigida a usted, en su condición de ciudadano y de ciudadana de nuestro querido país; comunicación que pretendemos llegue a sus manos de manera semanal.

¡SOMOS COSTARRICENSES!, expresará nuestra crítica opinión sindical, forjada desde nuestra perspectiva laboral, en torno a un tema trascendental para el futuro de los y de las costarricenses: el famoso TLC (Tratado de Libre Comercio), entre Costa Rica y los Estados Unidos de América.

¡SOMOS COSTARRICENSES!, es uno de los vehículos de comunicación que desarrollaremos para llegarle a usted, en contraposición a la archimillonaria campaña propagandística del actual Gobierno de la República, de las principales cámaras empresariales, de cierta prensa con gran poder de influencia; los cuales, un día sí y otro también, nos dicen que el TLC es la máxima maravilla del mundo y que si no se aprueba, nos moriremos todos.

¡SOMOS COSTARRICENSES!, pretende darle a usted elementos de peso, serios (políticos, económicos, sociales, técnicos y de otra índole), que le ayudarán a forjarse un mejor criterio sobre el tal TLC; de suerte que usted pueda, de alguna manera, liberarse de esa campaña infame de agresión psicológica y de terrorismo ideológico a que nos están sometiendo.

¡SOMOS COSTARRICENSES!, comentará para usted posiciones que, a lo mejor, no se publican en la “gran” prensa, porque disienten de la versión oficial de los abanderados incondicionales y acríticos de ese TLC que nos proponen. Además, le indicaremos cómo obtener otras lecturas, fuentes alternativas y visiones diferentes, para que complemente la información que le proporcionamos.

¡SOMOS COSTARRICENSES!, procurará decir su palabra, de manera sencilla y general, de forma tal que pueda ser leída tanto dentro del Sector Público como fuera de él. En tal sentido, desde ya le agradecemos a usted dos cosas: 1) Que nos haga el honor de leernos, aunque no necesariamente tenga que compartir nuestras posiciones; 2) Que comparta esta comunicación con sus familiares, con su vecindario, con sus compañeros y compañeras de estudio, etc.

¡SOMOS COSTARRICENSES!, tiene un criterio claro sobre el TLC que nos proponen. Nos hemos asesorado de la mejor manera, hemos oído muchos criterios, analizado mucha información y hemos elaborado posición constructiva, desde el inicio mismo del proceso negociador. Sin embargo, así como quedó planteado el TLC, creemos que contiene acuerdos altamente nocivos para la institucionalidad democrática costarricense, tal y como la hemos conocido hasta hoy en día.

¡SOMOS COSTARRICENSES!, es una expresión de la alianza sindical de corte estratégico de varias organizaciones sindicales de nuestro país. Esta unión se denomina Federación Nacional de Trabajadores de los Servicios Públicos (FENTSEP), compuesta por las siguientes entidades laborales: ANEP (Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados); ASDEICE (Asociación Sindical de Empleados del Instituto Costarricense de Electricidad); ANPE (Asociación Nacional de Profesionales en Enfermería); ANEJUD (Asociación Nacional de Empleados Judiciales); y UNEIDA (Unión Nacional de Empleados del Instituto de Desarrollo Agrario).

¡SOMOS COSTARRICENSES!, espera que usted se digne leernos la próxima semana. Anticipadamente se lo agradecemos.

Carta al Doctor Abel Pacheco de la Espriella, Presidente de la República, sobre el uso de recursos públicos para propagandizar el TLC.

Estimado señor:

Para nadie es un secreto que el asunto del tratado de “libre” comercio (TLC), entre nuestro país y los Estados Unidos, tiene una trascendencia histórica mal allá de las decisiones que, en uno u otro sentido, se tomen en el presente período constitucional; por parte de la actual generación de costarricenses que, de una forma u otra, tienen que ver en tales definiciones; generadas desde las instancias institucionalmente establecidas, o fuera de las mismas.

Lo anterior quiere decir que, estamos ante un desafío que atañe a toda la población actual del país, así como a las futuras generaciones, de suerte tal que el debate que debe abrirse, debe facilitar la incorporación del mayor número de personas y de posiciones; buscando que las mismas sean escuchadas y analizadas por esa gran parte de la ciudadanía que prefiere escuchar antes, ideas y criterios contrarios y hasta radicalmente encontrados, para forjarse uno propio.

En correspondencia directa con la institucionalidad democrática que pregonamos sobre el ejercicio de la libertad de expresión, no es correcto ni moralmente aceptable, que, por poderío económico y/o por ejercicio transitorio del poder político, una posición prevalezca sobre las otras en cuanto a posibilidades de acceso masivo a la población; pues de lo que se trata es de un debate de ideas, de altura, y no de manipulaciones odiosas para potenciar determinada tesis.

En un tema tan delicado como éste, de tanta sensibilidad, sería irresponsable promocionarlo cual pasta dentrífica, apelando a fórmulas propagandísticas carentes de sustentabilidad real; y, mucho menos inaceptable sería la circunstancia de que sea el Gobierno, con fondos de todos, el encargado de una promoción en tal sentido.

Vistas así las cosas, como ciudadanos costarricense que pagamos, puntualmente, nuestros impuestos y, por ende, contribuyentes responsables del erario público; y como representantes de entidades laborales que integramos el amplio, activo y diverso mundo de los movimientos sociales de nuestro país; nos sentimos con la autoridad debida para plantear a la máxima autoridad ejecutiva del país, el Presidente de la República que, dada la actual coyuntura nacional en torno a este asunto del TLC y lo delicado de la misma; una acción gubernamental prudente aconsejaría lo siguiente:

1. Si se van a emplear recursos públicos, provenientes de los contribuyentes, para realizar propaganda oficial a favor del TLC, según la tesis del Gobierno de la República en la materia; constituiría una conducta injusta y antidemocrática; a sabiendas de que en la sociedad no hay unanimidad al respecto, ni siquiera consenso; y, por tanto, la tesis contraria a la oficial, merece un acceso equitativo e igualitario, si se trata del empleo de fondos públicos, como indicamos.

2. No debe, con todo respeto, el Gobierno de la República financiarle a una de las partes su campaña promocional particular; sino que, por el contrario, debe permitirle a la ciudadanía, si es que va a disponer de recursos públicos, igualdad de condiciones en cuanto a la difusión de las tesis contrapuestas.

3. Si, en realidad, se dispondrá de recursos públicos para el asunto del TLC, debe establecerse una comisión de representantes de las partes contrapuestas, para posibilitar un empleo racional y equitativo de los recursos públicos que se dispondría para tal efecto. Sería importante que en esta comisión, como testigo calificado, participe la Defensoría de los Habitantes de la República.

Nuevamente, nos vemos en la necesidad de indicar que el empleo de los recursos públicos de todos los y las costarricenses, a favor de una única tesis, en este caso la empresarial, no solamente riñe con la ética como indicamos al inicio de la presente; sino que, lo que hará es enconar los ánimos, incrementar las desconfianzas, aumentar la agresividad verbal, un deterioro de la imagen del gobernante e incitar a la confrontación social abierta y violenta.

Esperamos que la cordura, la justicia social y la sapiencia que dan los años, le posibilite, Sr. Presidente, entender la naturaleza de esta solicitud y emplazamiento respetuoso.

Muy atentamente,

Albino Vargas Barrantes
Secretario General

Fabio Chaves Castro
Presidente Asociación Sindical de Empleados delInstituto Costarricense de Electricidad (ASDEICE)

Luis Chavarría Vega
Secretario GeneralUnión Nacional de Empleados de la Caja y de la Seguridad Social (UNDECA)

Rafael Mora Solano
Coordinador Nacional Federación Nacional de Trabajadores de los Servicios Públicos (FENTSEP)
—-
c.: Lic. Ricardo Toledo Carranza, Ministro de la Presidencia.
c.: Lic. José Manuel Echandi Meza, Defensor de los Habitantes de la República.
c.: Monseñor José Francisco Ulloa, Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica.
c.: Sres. Jefes de Fracción Parlamentaria, Asamblea Legislativa.
c.: Movimiento Social de Costa Rica.
c.: Archivo.

¡NO al TLC!

En las próximas semanas y meses, Costa Rica vivirá, intensamente, una serie de acontecimientos sociopolíticos que, de una manera u otra, marcarán nuestro destino futuro como país. Pero, sin duda alguna, el acontecimiento fundamental será el resultado final del denominado tratado de “libre” comercio, cuyo proceso “negociador” acaba de concluir.

El TLC, desde nuestra perspectiva, representa el asalto final que promueve la propuesta neoliberal de desarrollo, para desarticular, completamente, los elementos de solidaridad que han animado lo que, comúnmente, conocemos como el Estado Social de Derecho; postulados sociales y humanistas inspiradores de la institucionalidad costarricense, desarrollando importantes empresas públicas de alta calidad y rentabilidad y, por ende, largamente codiciadas.

El grupo neoliberal en el poder político y económico de nuestra sociedad, se encuentra desbocado, creyendo que, por fin, le ha llegado la hora de repartirse entre sí, el preciado patrimonio público de la institucionalidad democrática costarricense, que si no representara un buen negocio, no lo pretendieran.

Luego de haber prostituído y corrompido los ideales socialdemócratas del Partido Liberación Nacional (PLN); de la misma forma en que lo ha hecho con la filosofía del humanismo cristiano que, alguna vez, se dijo era la fuente de inspiración del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC); tal grupo ha logrado poner a su servicio a, prácticamente, toda la élite del poder institucional establecido.

Como si fuera un único partido, pero con dos corrientes electoralistas internas (PLN-PUSC), el grupo neoliberal de negocios ahora se siente mucho más que fortalecido. Por un lado, ahora tienen a su servicio a un grupo de enfermizos sicarios de la política, constituido por cierta representación parlamentaria adicta al juego de naipes y a las fichas de casinos; por otro, tiene el control absoluto (si es que alguna vez no lo tuvo), del Gobierno de la República, dado que el Presidente Pacheco de la Espriella, terminó adoptando toda la agenda neoliberal y “libertaria” que, alguna vez, hipócritamente, rechazó.

El grupo neoliberal en el poder encontró en la propuesta del TLC, la “fórmula mágica” para resolver, definitivamente, su “problema” con las privatizaciones en Costa Rica; larga y ferozmente resistidas por una ciudadanía activa y militante, hastiada del engaño electoral sistemático; de gobiernos y de políticos que hoy, ardorosamente, se suman al pillaje.

Esto es más claro y evidente si comprobamos los resultados que ya se han venido exponiendo del famoso proceso “negociador” del TLC. Los vendepatrias que nos representaron entregaron, cualitativamente hablando, mucho más que sus homólogos centroamericanos; y a la vez, lo que los estadounidenses nos ofrecieron dar, en nada compensa el valor de la rendición en cuanto a los lucrativos mercados costarricenses de telecomunicaciones, seguros, salud (genéricos) y agua, por ejemplo. (sigue…)

¡Todavía no se repartan nada!. Tenemos enorme confianza y un fundamentado optimismo en el sentido común del costarricense y su percepción crítica de las propuestas y planteamientos de la clase gobernante de los últimos años; considerando que, una vez sí y otra también, la gente ha sido estafada políticamente, con relación a las formulaciones de campaña electoral; lo cual explica el alto y creciente abstencionismo y el surgimiento de opciones distintas.

Esta vez no ha sido la excepción pues el actual mandatario, vergonzosamente, traicionó su ética como gobernante y deshonró su palabra y su firma, en cuanto a las privatizaciones, incluso las que se pretenden por la vía de las “aperturas”.

Patriotismo sobra, afortunadamente, en nuestra querida Costa Rica. La respuesta al salvaje ataque neoliberal, vía TLC, está en las calles. Los que apreciamos el valor real del sistema democrático, sabemos que la democracia es algo más que la circunstancia del ejercicio electoral cuatrienal.

Por el contrario, la democracia es una experiencia fundamental de vida y, en casos como el que nos ocupa, la democracia de la calle tiene sobrada legitimidad como para apelar a su uso. Los ejemplos latinoamericanos recientes lo demuestran y hasta presidentes han caído por traidores a los intereses populares.

El legado del fundador del Instituto Nacional de Seguros (INS), el ilustre Expresidente, don Ricardo Jiménez Oreamuno (cuyo retrato, de manera humillante, colgó en su despacho el mandatario actual); el legado del Dr. Rafael Angel Calderón Guardia, del respetado dirigente social, don Manuel Mora Valverde y del ilustre líder religioso, Monseñor Vïctor Manuel Sanabria Martínez, con la creación de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS); el legado de don José Figueres Ferrer, Don Pepe, con la creación del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE); no serán negociados como una vulgar mercancía, para la satisfacción codiciosa de un grupúsculo económico que ya de por sí acumula enormes fortunas, pero que aún así, no se siente saciado y quiere apropiarse de rentables bienes patrimoniales de la nación, del país, de la sociedad como un todo.

¡Sépanlo bien!. Todavía no se repartan nada. Dejamos constancia de nuestro compromiso público de luchar, incansablemente, con todos los medios a nuestro alcance, por todas las vías posibles, con todas las formas de lucha; para evitar que la plutocracia neoliberal, atosigada de plata y de dineros de dudosa procedencia, en algunos casos; termine por adueñarse, completamente, de Costa Rica; condenándonos a los que somos la inmensa mayoría, al dolor de una vida de exclusión,

San José, 29 de enero de 2004.

FRENTE INTERNO DE TRABAJADORES Y DE TRABAJADORAS
DEL INSTITUTO COSTARRICENSE DE ELECTRICIDAD (FIT-ICE)
UNION NACIONAL DE EMPLEADOS DE LA CAJA Y DE LA SEGURIDAD SOCIAL (UNDECA)
ASOCIACIÓN NACIONAL DE EMPLEADOS PUBLICOS Y PRIVADOS (ANEP)
FEDERACIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES DE LOS SERVICIOS PUBLICOS (FENTSEP)

La Alianza Nacional por la Defensa de la Patria

En la década de los años cuarenta nuestro país dio pasos trascendentales en cuanto a sus conquistas sociales. Fue en ese período que se promulgaron las Garantías Sociales con el Código de Trabajo y la Caja Costarricense de Seguro Social y también se creó la Universidad de Costa Rica. En un segundo impulso reformador, se abolió el ejército, se crearon instituciones estatales que favorecieron un modelo de estado desarrollista que permitió la consolidación del Estado Social de Derecho y transformó positivamente la vida del país en beneficio de las grandes mayorías. Paralelamente, amparado en ese modelo surgió y se desarrolló un sector empresarial que desde entonces y aún hoy, se beneficia de los recursos del Estado.

Como consecuencia de las políticas económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), el modelo de estado desarrollista y solidario se empezó a deteriorar a principios de los años ochenta con la imposición de los Programas de Ajuste Estructural, que implicaban el sacrificio del Estado solidario y favorecían la privatización y el desmantelamiento de las instituciones públicas, con una serie de reformas que empezaron a desarmar el régimen de seguridad social y otras conquistas.

En la coyuntura actual, esas políticas se pretenden profundizar con el Tratado de Libre Comercio (TLC), cuya negociación está por concluir entre el gobierno que responde a los intereses neoliberales (que han contribuido a financiar las campañas políticas con donaciones de dudosa procedencia) y Estados Unidos, en condiciones abiertamente desfavorables para los intereses nacionales. El TLC conducirá a una polarización social y económica por cuanto concentrará aún más la riqueza en pocas manos, con grandes segmentos sociales empobrecidos por las políticas de un capitalismo salvaje y depredador que privilegia el capital y el libre mercado sobre el trabajo.

Producto de esa negociación, para favorecer al TLC y a las grandes empresas transnacionales, se impulsa el deterioro de las condiciones laborales en el país afectando los salarios, las pensiones, los beneficios de los trabajadores pactados en instrumentos colectivos, promoviendo los empleos precarios en condiciones paupérrimas, lo que llevará al país hacia la desaparición de las Garantías Sociales. Ese TLC conducirá al desmantelamiento de la institucionalidad, la seguridad social, la calidad de vida de los costarricenses, la salud, la educación y el Estado solidario.

Por las experiencias de otros países como México y Canadá podemos afirmar que este TLC es un acuerdo sumamente agresivo, el cual afecta servicios muy sensibles. En materia de salud pública los precios de los medicamentos se incrementarán poniendo en riesgo la salud de los costarricenses. Igualmente el TLC promueve la privatización de las telecomunicaciones por medio de la apertura del mercado lo cual se traducirá en un incremento inmediato de las tarifas. Lo mismo sucederá con la anunciada apertura de los seguros y de otros servicios esenciales para el desarrollo nacional.

La aprobación de ese TLC se convertiría en el tiro de gracia para nuestros agricultores, pequeños y medianos productores y de algunos empresarios nacionales. La importación de productos agrícolas subsidiados de Estados Unidos significará una amenaza real de desempleo rural y de inestabilidad social sin precedentes en nuestro país tal y como ocurre hoy en México, donde millones de campesinos han tenido que abandonar sus tierras para engrosar la gran masa de desocupados de América Latina.

Por todo lo anterior, el MOVIMIENTO SINDICAL DE COSTA RICA hace un llamado al pueblo costarricense para que cierre filas en defensa del Estado solidario y de las conquistas sociales alcanzadas por nuestro pueblo y de nuestra institucionalidad hoy seriamente amenazada por el TLC, que pretende convertirse en una constitución supranacional que comprometerá a las actuales y futuras generaciones de costarricenses. Cerremos filas en defensa de nuestros agricultores y campesinos, los pequeños y medianos productores, los empresarios nacionales y los derechos laborales como salarios justos, nuestro sistema de pensiones y convenciones colectivas. Le exigimos al gobierno que dé a conocer inmediatamente los textos pactados e igualmente le exigimos a los diputados que no aprueben este TLC negociado en el más absoluto secreto. acemos un llamado a la unidad nacional contra el TLC y a nuestro pueblo a organizarse en los barrios, las comunidades, iglesias, centros educativos y de trabajo para constituir un sólido Frente Nacional en defensa de nuestra Patria y de la soberanía nacional.

Desde ya responsabilizamos al gobierno de Abel Pacheco y los sectores de la derecha por las consecuencias sociales y políticas que se puedan derivar de la firma de ese TLC que hipoteca el futuro de nuestra nación y la somete a las políticas hegemónicas, de dominación y de seguridad de los Estados Unidos, en un vil ejercicio de incondicionalidad y vasallaje.

¡Todos por la defensa de la Patria!

¡Paremos el TLC!

Movimiento Sindical de Costa Rica

Magisterio Nacional

Carta a los Excelentísimos Obispos de la Conferencia Episcopal Costarricense, sugiriéndoles que deberían convocar a las representaciones sociales interesadas en los temas discutidos en el marco de las negociaciones del TLC con EE.UU., para escuchar s

Honorables y respetados señores obispos:

Con profundo respeto les expresamos el más atento de nuestros saludos, a nombre de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP); considerando necesario referirnos a los contenidos de las declaraciones periodísticas que Su Excelencia, Monseñor José Francisco Ulloa Rojas, en su calidad de Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, brindó al periódico Al Día, en la edición de este miércoles 7 de enero del 2004 (página 5), en torno al tema del denominado tratado de “libre” comercio que, desde nuestra perspectiva, se le quiere imponer a nuestra querida Costa Rica.

Tomando en cuenta que hay ocasiones en que las declaraciones periodísticas que se brindan pueden transcribirse o difundirse fuera de contexto, inapropiadamente o direccionadas según la percepción de la realidad que tenga el comunicador que las pide; no debemos ocultar que nos causó desazón, sorpresa e incredulidad, una posición favorable de la Iglesia Católica de Costa Rica, hacia las tesis neoliberales que se vienen promoviendo, en el marco de las negociaciones de ese tratado, en el caso de las denominadas aperturas en telecomunicaciones y seguros, específicamente.

Por supuesto que en el contexto del mundo actual, las relaciones comerciales entre estados son vitales y para el caso de un país pequeño como el nuestro, mucho más aún; lo que no creemos es que sea posible aceptar que se obvien las descomunales diferencias de tamaño entre las economías involucradas en este asunto.

Con profundo respeto, nosotros creemos que las honorables y máximas autoridades eclesiásticas de Costa Rica, no deberían emitir un criterio sobre el tema de las aperturas, sin antes no tener un panorama equilibrado de las visiones contrapuestas que en el país hay al respecto; y, siempre en ese marco de respeto, que sepamos, hasta ahora, no tenemos claro cuáles son los parámetros que han llevado a vuestras autoridades a avalar la tesis neoliberal apuntada.

Desconocemos si vuestras ilustradas autoridades han tenido algún diálogo y/o intercambio de pareceres, con aquellos sectores sociales, como los sindicatos, que mantenemos un criterio distinto al del periódico La Nación, al del Expresidente Oscar Arias Sánchez, al del propio Presidente de la República; para citar tan sólo parte de esa especie de coalición política de signo neoliberal que aboga por el TLC con Estados Unidos de América, en el marco actual en que el mismo está planteado.

Las entidades sociales y laborales representativas de las instituciones públicas hoy amenazadas por la privatización, vía apertura, en el marco de ese TLC, cuentan con una enorme cantidad de información, de estudios, de investigaciones que, demuestran lo pernicioso de entregar ese sensible patrimonio nacional, al voraz apetito de las gigantescas empresas transnacionales estadounidenses; las cuales, más temprano que tarde, harán desaparecer a nuestras hoy todavía rentables empresas públicas; porque, precisamente, donde piden la tal apertura, es precisamente en los ámbitos de acción más rentables de tales empresas.

Es nuestro criterio que sus dignas autoridades, en un espíritu de plena justicia, equidad y de promoción de la paz social, compromisos éstos que no ponemos en duda alguna de parte de la Iglesia Católica costarricense; deberían convocar a las representaciones sociales correspondientes, para escucharlas en torno a este delicado asunto y lograr así una visión amplia del mismo; más allá de la que ciertos medios de comunicación colectiva, de gran poder, pero con evidente sesgo malintencionado y manipulador, han venido difundiendo en torno al tema de las aperturas, para confundir y engañar a nuestro pueblo.

Finalmente, dejamos constancia de nuestro agradecimiento por la especial consideración que se dignen brindar a estas reflexiones, anhelando de vuestra parte algún tipo de respuesta en el menor plazo posible; dejando planteado, formalmente, una solicitud para que sus altas y dignas autoridades eclesiásticas nos concedan una audiencia.

Con toda consideración y reiterándoles nuestro mayor respeto,

Albino Vargas Barrantes
Secretario General

Edgar Morales Quesada
Secretario General Adjunto
—-
c.: Medios de Comunicación Colectiva.
c.: Organizaciones del Movimiento Sindical Costarricense.
c.:Junta Directiva Nacional de la ANEP.
c.: Archivo.

Carta al Presidente de la República
TLC: Etica política y honra de la palabra empeñada.

Respetable Señor Presidente:

Esperamos que usted se digne a leer, completamente, la presente carta, cuyo texto habrá de llegar a miles de ciudadanos y de ciudadanas de nuestro querido país. Siempre hemos escuchado un fuerte rumor acerca de que el actual Presidente de la República no lee, completamente, los textos sometidos a conocimiento de lo que se supone, es la máxima autoridad ejecutiva del país; rumor que no quisiéramos creer, aunque las varias veces que estuvimos en su despacho, siempre nos llamó la atención la ausencia total de documentos sobre el escritorio presidencial.

El 21 de marzo del año 2002, en el Auditorio del Poder Judicial, durante la campaña electoral para la segunda ronda de las votaciones presidenciales, usted, ante unos cuatrocientos representantes y dirigentes de una amplia variedad de sectores sociales, asumió un compromiso ético y político con relación a las propuestas y planteamientos que se le formularon sobre un amplio abanico de políticas públicas, expresadas en cincuenta y cinco indicadores, en el caso de que usted, como ocurrió, llegara a la Presidencia de la República.

En el documento original que conservamos en nuestro poder, de su puño y letra, Sr. Presidente de la República, usted expresó su total acuerdo con la primera de esas cincuenta y cinco proposiciones, la cual estableció lo siguiente:

¡No a la privatización!, En cualquiera de sus formas: (venta, rompimiento de monopolios, entrega de acciones al capital privado, etc.).

No solamente su firma a este compromiso traicionado quedará constando para la historia, sino que quedó grabada su intervención, en imágenes televisivas, mismas que estarán recorriendo el país, para someterle al análisis popular y escuchar el pensamiento del pueblo, con respecto a que sus gobernantes deshonren su propia firma.

Hoy, como es público y notorio, la realidad política nos indica otra cosa. Usted cambió de parecer. Usted traicionó la confianza, la buena voluntad, el deseo honesto de apoyar su gestión, por parte de un elevado número de personas y de organizaciones, que habíamos pensado en una restauración de la filosofía del humanismo cristiano en una gestión de gobierno.

Usted, Sr. Presidente, adoptó la agenda ideológica neoliberal, tan ardorosamente defendida por el periódico La Nación y, curiosamente, cuando usted aceptó la tesis de las aperturas, dicho medio dejó de lado la serie de publicaciones periodísticas sobre cómo se financió su campaña electoral, Sr. Presidente, lo cual para muchos resultó en uno de los eventos más vergonzosos de la política nacional.

Hoy, usted, en el marco de esa desigual, irracional y altamente pernicioso tratado de “libre” comercio que le están imponiendo a Costa Rica, la alianza de negocios de corte neoliberal que domina a los partidos Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana, de la cual usted ya forma parte sustancial; usted se rindió, para decirlo con cierta elegancia y ha decidido entregar a los estadounidenses partes estratégicas del legado histórico del Dr. Rafael Angel Calderón Guardia y de don José Figueres Ferrer.

Por ejemplo, tiene usted idea, cabal y completa, de lo que le ocurrirá a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la máxima obra del gobierno del querido y respetado Dr. Calderón Guardia; dado que en materia de propiedad intelectual, los estadounidenses se salieron con la suya, abriendo el espacio para la destrucción financiera de esta legendaria institución, tan apreciada por el pueblo costarricense y ahora, por la población migrante del exterior que convive con nosotros.

Hoy, cuando prestigios periódicos estadounidenses, como The Wall Street Journal y The Washington Post, se jactan de lo bien que le ha ido al gobierno del Presidente Bush en la mesa de negociación de ese TLC, en contraposición a las migajas vergonzantes que le han dado a los restantes países centroamericanos; usted tiene, Sr. Presidente, una oportunidad histórica única para que se rectifique el camino entreguista, dócil y complaciente que parece ser el destino final del equipo negociador costarricense, de la señora Anabelle González, del señor Alberto Trejos y del propio Gobierno de la República.

Usted, Sr. Presidente, puede, debe y tiene la potestad para ordenar abrir un intenso debate nacional antes de que usted estampe su firma en semejante tratado.

Con todo respeto y para darle el beneficio de la duda, usted debería “liberarse” del esquematismo dogmático y extremista de los neoliberales que controlan su gobierno y escuchar otras visiones nacionales, calificadas, responsables, serias y preocupadas. Ya usted le ha “dado” mucho espacio, poder, credibilidad a la visión neoliberal de desarrollo, a la cual usted le entregó el control del Ministerio de Hacienda, del Banco Central de Costa Rica, el Ministerio de Comercio Exterior, entre otras entidades de enorme impacto estratégico en el desarrollo del país.

El Grupo Nación, el Grupo Sama, Oscar Arias, la cúpula empresarial de UCCAEP, la ANFE, el INCAE, sin hablar de los fantoches libertinos, deben tener para usted un profundo agradecimiento por ese espacio “dado”.

Sin embargo, todos ellos juntos, por más plata que tengan y más poder de influencia con toda la peonada que tienen enquistada en distintas esferas de decisión del Estado; todos ellos juntos, Sr. Presidente, no son el país, son una parte, pero no son el país.

Usted, Sr. Presidente, debería, si quiere ser justo, si quiere rectificar y revertir el riesgo de que su ética política quede mancillada al final de su notable carrera política, social y profesional, por la deshonra que viene haciendo de su palabra empeñada, firmada y grabada.

Usted, Sr. Presidente, debería escuchar otras voces, altamente profesionales, honestas y documentadas, sobre la verdad de lo que está ocurriendo en ese nefasto proceso negociador; personas y entidades muy respetables que están preocupadas no por los negocios, sino por el bien del país.

No nos escuche a nosotros. No nos interesa. Usted bien sabe lo que pensamos y le consta cómo, en determinados momentos, dimos muchas muestras de buena voluntad para con su gestión. Hay calificadas voces, experimentadas organizaciones, que tienen enormes preocupaciones y cuestionamientos acerca de cómo el dúo González-Trejos ha manejado todo este asunto.

Finalmente y para constancia histórica, dejamos constancia por escrito de lo que usted prometió, en Casa Presidencial, con respecto a los textos negociados de ese TLC. Usted le dijo a representantes sociales y productivos de las diversas entidades conformantes del proceso de la Tercera República, que usted daría a conocer, antes de firmar, esos textos negociados.

Esperamos que, al menos, esta palabra la honre. Esperamos que, al menos, quede un poco de decoro presidencial y haga honor al profundo significado moral de una palabra empeñada por la investidura de gobernante.

Finalmente, Sr. Presidente, si usted decidió rendirse, si usted decidió entregar sus principios; afortunadamente para nuestra querida Costa Rica, quedan costarricenses con tanto decoro, honor y moral, que valen más que toda la plata junta de los grupos económicos que hoy controlan su Gobierno.

Ahora bien, en el mejor de los casos, si la especie de chantaje que pudiera implicar para usted, la forma en que se financió su llegada a la Casa Presidencial, lo que le llevó a adoptar la agenda neoliberal promovida por esas personas y grupos mencionados; entonces, ¡libérese!, promueva un equilibrio político-social en esta delicada situación y, asumiendo un real rol de gobernante, de estadista, evite grandes desgarramientos sociales, dolorosos enfrentamientos, incremento de odios y resentimientos que causen irreversibles daños a nuestra institucionalidad.

En todo caso, si usted, Sr. Presidente, como estadista se decide a honrar lo firmado, sepa que hay suficiente músculo social organizado, como para apoyar una gestión de gobierno que retome, con actitud consecuente y no meramente discursiva y demagógica, los principios de la Doctrina Social de la Iglesia Católica que es, como suponemos que usted lo sabe, profundamente humanista; principios que, a todas luces y sin mucho esfuerzo de entendimiento, son contrarios al dogma neoliberal que, lamentablemente, hoy controla, domina y manda en su Gobierno.

Si nos ha leído hasta aquí, sinceramente se lo agradecemos. Si no, no hay forma de saberlo. Pero en todo caso, para tranquilidad de nuestras conciencias, necesitamos que quedara constando por esta vía, todo cuanto hemos afirmado.

Señor Presidente: Un pueblo noble y ansioso, espera su respuesta.

Atentamente,

Albino Vargas Barrantes
Secretario General

Edgar Morales Quesada
Secretario General Adjunto
—-
c.:Clase Trabajadora Costarricense.
c.: Honorables señores diputados y señoras diputadas de la Asamblea Legislativa.
c.: Medios de Comunicación Colectiva.
c.: Entidades de los movimientos sociales costarricenses.
c.:Junta Directiva Nacional de la ANEP.
c.: Ciudadanos y ciudadanas.
c.: Archivo.

TLC: El supuesto acto “heroico” de los negociadores costarricenses, obliga a una radical y absoluta transparencia de la negociación

Por el contrario, para hacerse acreedores al honor nacional y para disipar la especie que ya empieza a crecer, de que podríamos estar al frente de una acción manipuladora de la sensibilidad nacional en este asunto del TLC; se hace necesario, imprescindible y fundamental, ahora con mucha más razón, que el Gobierno de la República y, particularmente, el COMEX, procedan a:

1. Entregar, con toda transparencia y sin restricciones, los textos de lo que hasta ahora se ha negociado;

2. Indicar, sin eufemismos ni rodeos, sin dobles lenguajes, qué fue lo que pidió Estados Unidos, como para que se diera la negativa de una firma por parte de Costa Rica, en lo que se creía era la finalización del proceso de negociación. Paralelamente, es de obligada ética política que se expliqué la posición asumida por Costa Rica ante cada una de esas exigencias estadounidenses, como para que se hayan “rechazado”.

3. Ya que se dio tal acto “heroico” de no firmar ahora, tampoco firmar nada en enero, sin antes permitirle a la gente conocer cómo, finalmente, quedaría este asunto del TLC; de forma tal que se dé el más amplio debate ciudadano, considerando que lo que se decida impactará a la generación presente y a las futuras, del pueblo costarricense.

Actuar en contrario significaría alimentar la sensación de que podríamos estar al frente de una pérfida maniobra de manipulación, para que cuando en enero próximo se decidan, definitivamente, los asuntos pendientes del TLC; darnos como premio de consolación que se hizo la resistencia debida, pero que dado el poder de la contraparte, hubo que cederle en todo lo que ésta pidió y exigió.

Finalmente queda comprobado: Costa Rica tiene mucho más que perder en este asunto del TLC, que los otros cuatro países centroamericanos, prácticamente anexados ya a los Estados Unidos de América.

San José, 17 de diciembre del 2003.

La histórica obra laboral socialcristiana: ¿destruida en un gobierno “socialcristiano”?
TLC, Convenciones Colectivas y Flexibilidad Laboral

Efectivamente, durante ese período y concretamente en el año 1943, se promulgó la máxima ley laboral del país, el Código de Trabajo. A 60 años de vigencia de esta estratégica legislación social, varios de sus máximos postulados se encuentran amenazados en el Gobierno “socialcristiano” del Presidente Pacheco de la Espriella.

El ataque a los preceptos principales del Código de Trabajo en la etapa actual, tiene una explicación lógica: La imposición del denominado tratado de “libre” comercio entre los países centroamericanos y los Estados Unidos, “obliga” a Costa Rica a bajar el impacto de sus estándares sociales y laborales, considerando que el dogma de la “competitividad” no le permitiría igualdad de condiciones con sus homólogos centroamericanos. Desde tal perspectiva, para el presente Gobierno es imperioso acelerar un proceso de reversión y/o relativización de la normativa actual del Código de Trabajo, expresado en situaciones como las siguientes:

I. Reiterados intentos por eliminar las convenciones

El ataque sistemático, debidamente articulado y feroz contra el sistema de negociación colectiva imperante en una pequeña parte de la actual Administración Pública; descalificando, desprestigiando y satanizando las Convenciones Colectivas de Trabajo.

Luego de varios intentos fallidos ante la propia Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, procurando su abolición total; la nueva estratagema está enfocada hacia minimizar los alcances de tales instrumentos colectivos de trabajo, en la vida cotidiana laboral de las respectivas instituciones donde todavía sobreviven.

Tal ataque, articulado desde poderosos medios de comunicación colectiva, vinculados a la actual estructura de poder en la sociedad, ha tenido su manifestación más reciente en una acción judicial emprendida por la extrema derecha de corte fascista con representación parlamentaria.

Para sorpresa de muchos, la Procuraduría General de la República (el “abogado” del Estado), respaldó en sede constitucional el cuestionamiento indicado; destacándose su respaldo a la tesis extremista de impedir el reconocimiento de cesantía más allá de los ocho años que dicho Cogido de Trabajo consagra.

La Procuraduría General de la República, dependencia del Ministerio de Justicia y Gracia (Gobierno Central) y, por ende, bajo mando directo del Presidente de la República, borra de un porrazo la vieja aspiración socialcristiana de toda una vida, para una cesantía real; sueño que, en parte, cristalizó con la promulgación de la Ley de Protección al Trabajador, que estableció un rompimiento parcial del 3 %.

II. El ataque a la histórica jornada de ocho horas

La actual Asamblea Legislativa tramita un proyecto de ley para “flexibilizar” la histórica jornada de trabajo de ocho horas; transformándola en una de 4 × 3 ó 3 × 4, es decir, cuatro jornadas continuas ó alternas de doce horas cada una, a cambio de tres de descanso; ó a la inversa.

Se quiere darle cobertura legal a una práctica ya establecida aunque de carácter ilegal, por el momento, en varias empresas de maquila electrónica que, como condición para establecerse en el país, demandaron tal cambio.

La denominada flexibilización de la jornada de trabajo, no es más que una exigencia de “competitividad”, según el “libre” comercio que presupone el famoso Tratado de Libre Comercio (TLC). Por un lado, queda eliminada la obligación patronal de pago de horas extra; por otro, se incrementaría un supuesto aumento en la productividad del trabajador pero a un costo mayor de desgasto físico-mental, en detrimento de la salud ocupacional del propio trabajador.

Además, podría generar un desplazamiento de mano de obra femenina pues la doble y hasta triple jornada de la mujer en nuestra sociedad, implicaría un nuevo factor de discriminación de género a la hora de “competir” por un empleo en tales condiciones.

III. La liquidación del derecho de organización sindical

Es claro el objetivo estratégico de la cúpula político-económica, de carácter bipartidista, que ha manejado a Costa Rica en los últimos veinte años, un sueño dorado todavía no realizado: extinguir a los sindicatos en Costa Rica.

La profundización del modelo neoliberal que esta gente quiere imponerle al pueblo costarricense, ahora que se creen fortalecidos con el proceso del famoso TLC, impone la anulación de toda resistencia, especialmente la que provenga de la clase trabajadora.

La nueva fase de explotación de la fuerza de trabajo según el citado tratado, no puede darse el lujo de permitir que una fuerza sindical activa, esté en constante movimiento de denuncia y de movilización.

Si bien es cierto que la represión sindical sistemática, abierta y solapada en el Sector Privado de la economía, ha logrado la casi total extinción del derecho constitucional de libre asociación sindical en las empresas privadas; vencer la resistencia feroz de los sindicatos del Sector Público, a la fase de profundización del ajuste estructural, plantea un reto estratégico para avanzar en la reversión, relativización, anulación de las conquistas laborales que expresa el actual Código de Trabajo.

Precisamente, atacando las Convenciones Colectivas de Trabajo, representa avanzar en la dirección deseada por los actuales sectores dominantes.

Queda claro cuál es la naturaleza del desafío que estamos enfrentando. Luchar es la respuesta.

Diciembre del 2003.