El Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), por medio de su fracción parlamentaria, nos anunció con bombos y platillos que van a fiscalizar la labor del Gobierno.
Así fue anunciado por doña María Inés Solís Quirós y por don Pedro Miguel Muñoz Fonseca, quienes fungen como las nuevas jefaturas legislativas de ese partido en el actual Parlamento.
Una mezcla de risa, de indignación, de enojo y de repudio generó tal anuncio en amplios sectores de la ciudadanía activa de este país, especialmente la de acción militante en los movimientos sociales.
A la vez, conocemos de gente honesta afín a dicho partido, pues creen en los principios y los valores del Humanismo Cristiano, cuyo enojo e indignación ahora es mayúsculo; en grado superlativo con relación a las emociones que sintieron cuando Alvarado y Piza anunciaron su pacto electoral para la segunda vuelta de la votación presidencial del año pasado.
Pero, debemos preguntarnos en voz alta: ¿qué clase de tontos cree esta gente que somos? ¿Es que acaso, aunque fuera por mera apariencia, no merece mejor y mayor respeto, de parte de estas personas, quienes votaron por ellas, permitiéndoles tener esos escaños legislativos desde los cuales legislan de manera contraria al interés de sus propios electores?
¡Pruebas sobran! Ahí está el grave daño que ya está causando la mal denominada Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, el detestado combo fiscal, ferozmente combatido por el Movimiento Sindical y otros sectores sociales y productivos. Ahora se nos dice: “ustedes tenían razón”.
Doña María Inés y don Pedro Miguel (el PUSC, pues), nos indican que, ¡ahora!, este partido conformará un “gabinete a la sombra”, impulsando una (según nuestro pensar), operación política lava manos, dado que se han ensuciado demasiado siendo co-gobierno, compartiendo gestión presidencial (y parlamentaria), en el último año de accionar ejecutivo con los partidos Liberación y Acción Ciudadana.
Desde el pasado 8 de mayo de 2018, el PUSC está en el co-gobierno, ejerciéndolo con figuras de gran peso político y enorme responsabilidad por el desastre económico en desarrollo: Rodolfo Piza Rocafort, Ministro de la Presidencia; Edna Camacho Mejía, Ministra-Coordinadora del Equipo Económico; André Garnier Kruse, Ministro-Coordinador del accionar del gran empresariado con el gobierno; y la señora Patricia Vega Herrera, como Presidenta Ejecutiva del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
El accionar de estos cuatro casos de jerarcas políticos del PUSC en el presente gobierno, arroja un balance sumamente negativo, en cuanto a lo que está sucediendo con el bienestar de la mayoría ciudadana del país.
Piza, responsable político máximo (aparte de Alvarado), de agravar más la situación económica de miles de familias trabajadoras asalariadas, tanto del empleo público como del sector privado.
La cruzada político-ideológica de ambos en defensa militante del injusto paquete de impuestos, ya en vigencia, tiene en enorme estrés y enojo no solamente a la mencionada población; sino a una enorme cantidad de personas dedicadas a la actividad productiva en el plano de la micro-pequeña y mediana empresa, como los comercios, especialmente en las zonas rurales.
La señora Camacho Mejía no ha atinado en cuanto a medidas efectivas de reactivación económica, realmente de impacto. No es exagerado colegir que en cada rótulo de un local comercial que diga, en estos momentos, un “se vende” o un “se alquila”, se muestre plenamente el fracaso de la gestión del PUSC en la persona de esta señora.
En lo que respecta al señor André Garnier Kruse, empresario de mucho poderío económico, parece ser que su paso por este co-gobierno no estará exento de controversia.
Ya un diputado de orientación evangélica le acusó de que, presuntamente, actividades de negocios en las cuales estaría él involucrado (directa o indirectamente), serían beneficiadas con una ampliación de la ruta nacional 27; precisamente, en momentos en los cuales fue designado él, por parte de Alvarado, como gerente político de esa ampliación.
La pregunta que surge es qué tipo de coordinación empresarial ejecuta el señor Garnier Kruse, mediando su oficina en la Casa Presidencial y su cargo de ministro de Estado.
Que el desempleo esté en crecimiento, que ya hemos llegado a la cifra del millón de compatriotas en el mercado informal, que no haya incremento alguno en el poder de compra de los salarios, que estén muchos locales comerciales en venta y/para alquilar como una “epidemia”; que haya ya alarma por el impacto del impuesto al valor agregado -IVA-, en la actividad empresarial misma; no solamente indican un fracaso continuado de los cinco años de gobierno PAC, sino que siendo que en el último de éstos la conducción económica es color PUSC, resulta patético que nos vengan a decir ahora que van a hacer un “gabinete en la sombra”. ¿A quién pretenden engañar…?