Deuda pública: elecciones y nuevo gobierno

Albino Vargas BarrantesSecretario General (ANEP)

Unos 8 mil 500 millones de colones al día (8.500.000.000), es el obligado pago de intereses de la deuda pública, si nos atenemos a un informe financiero-tributario dado a conocer por el Ministerio de Hacienda, que expresa los principales datos fiscales de los meses de enero y de febrero de este 2022.

El tema de la deuda pública con su elevada carga de pago de intereses diarios, aparece mencionado, “tímidamente”, en los documentos oficiales-propuesta de programa de Gobierno que ambos candidatos presidenciales de la segunda ronda electoral de este domingo 3 de abril, han dado a conocer.

La corriente sindical en la cual militamos viene planteando, hace ya bastante tiempo, que Costa Rica ocupa una auditoría ciudadana de la deuda pública: una reestructuración, una reingeniería, una auscultación fuerte de las entidades acreedoras; así como un desenmascaramiento del mercado bolsista para determinar quién está haciendo jugosas ganancias con las necesidades cotidianas de recursos de un Estado que, en su parte de Gobierno Central, está prácticamente quebrado.

Don José María Figueres Olsen (citado de primero por ser el más votado en la primera ronda), plantea lo siguiente: “Fortalecimiento en la gestión de la deuda pública, particularmente, la interna, para abrir el espacio fiscal necesario”. Don Rodrigo Chaves Robles expresa la propuesta de “disminución de intereses de la deuda pública”. Extraemos estos criterios, derivados del análisis que en el campo fiscal hicimos en las respectivas propuestas de programa de Gobierno.

La de don Rodrigo se expresa más directa y contundente: “disminución de intereses”. La de don José María, al indicar que hay que abrir el “espacio fiscal necesario”, pareciera “medir” la naturaleza del poderío político-económico de la hegemonía financiero-bancario que está detrás del pago de intereses de la deuda pública, al cual hay que desafiar abiertamente, estimamos nosotros.

Lo que sí queremos resaltar, tanto en uno como en otro caso, es que las personas diputadas ya electas que responden a los intereses de uno y de otro candidato, bien podrían impulsar, de manera conjunta, alguna medida política, estratégicamente hablando, para abrir un debate nacional, de amplia transparencia y contundencia en el tema de la deuda pública y su abusivo pago de intereses.

En tal empeño, de seguro, habría interés de otras fracciones integrantes del parlamento que inicia funciones el 1 de mayo próximo.

Paralelamente y, por otra parte, el que gane debe llamar a los sectores sociales, productivos y académicos con interés y con conocimiento en el tema, para abrir un espacio político de acción colectiva, con apoyo gubernamental, con la finalidad de materializar lo que, en uno u otro caso, indicaron en sus correspondientes programas de Gobierno en este delicado asunto.

El gran patriota latinoamericano, el libertador Simón Bolívar, formuló esta profética advertencia, allá por 1823:

“En fin, lo haremos todo, pero la deuda nacional nos va a oprimir…”. Y siguió diciendo: “La deuda pública es un caos de horrores, de calamidades, y de crímenes.” Y terminó apuntando: “Cualquiera que sea el partido que se tome con esta deuda, es horrible: si la reconocemos dejamos de existir, sino … el oprobio de esta nación” (1823). Así nos lo recordó el distinguido ciudadano don Manuel Hernández Venegas.

La próxima administración, sea cual sea, debe entrarle muy fuerte al tema. Esa deuda pública y su obsceno pago de intereses, es moral y éticamente inaceptable. Se volvió ilegítima y perversa al golpear a quienes menos tienen.

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