El dilema liberacionista

Nos hemos dado cuenta de que en el seno de la actual fracción parlamentaria del Partido Liberación Nacional (PLN) existen conciencias diputadiles que saben que el histórico PLN podría estar a las puertas de su desaparición total, así como de su extinción como factor político determinante de nuestra sociedad de hoy día.

Tales conciencias han calibrado la gravedad del error político que cometió el PLN durante el período constitucional anterior, 2018-2022, cuando fueron el principal sostén-soporte para la acción gubernativa de Carlos Alvarado Quesada, el más notable estafador político de los últimos tiempos.

Desde el plano obrero en el que realizamos nuestro quehacer cotidiano, resaltamos dos proyectos de ley que están siendo tramitados en el actual período de sesiones ordinarias legislativas; proyectos que, de un modo u otro y si se convierten en leyes de la República, tendrán considerable impacto en la vida socioeconómica de miles de familias de la clase trabajadora costarricense y migrante de la Costa Rica de hoy.

Pensamos que esos sectores liberacionistas conscientes (dentro del actual parlamento y fuera de él), del más grave error histórico el PLN en toda su historia, que fue el de apoyar al gobierno PAC-Alvarado Quesada; tienen cabal criterio de que la brutal desigualdad que azota a la Costa Rica hoy está en contradicción terrible con valores de clásicos políticos liberacionistas forjadores del PLN como Rodrigo Facio Brenes, José Figueres Ferrer, Daniel Oduber Quirós.

Es así que, proyectos como de las jornadas 4 x 3; o, el que regala el mercado eléctrico nacional históricamente a cargo del modelo ICE, vendrían a significar la palada más grande en la fosa abierta destinada a recibir el ataúd liberacionista, de manera definitiva.

El proyecto jornadas 4 x 3 golpea la histórica jornada laboral de las 8 horas, conquistada con sangre y que tomó sitial de honor en nuestra legislación obrero-social durante la década de oro del sindicalismo tico: los años 40 del pasado siglo XX; cuando quedó empotrada en piedra con la promulgación del Código de Trabajo, de 1943.

Tan fuerte fue este acontecimiento histórico y tan grande su magnitud de conquista obrera, que la jornada de 8 horas pasó la Guerra Civil de 1948 y no fue quitada del Código de Trabajo. Por el contrario, en el pacto que puso fin a ese conflicto armado entre costarricenses, ambos bandos, el perdedor y el ganador, respetaron esa conquista obrera de 1943, vigente hasta hoy.

Luego vendría la obra política del bando ganador, lograda la paz, destacándose la fundación del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), en abril de 1949, entidad esta de innegable sello liberacionista.

El proyecto de ley que se tramita en estos momentos, le cercena al ICE la gestión gerencial estratégica del modelo eléctrico y su poder de incidencia en el desarrollo eléctrico del país; dándole la opción al capital privado que, por su propia esencia lógica, vendrá a explotar para ganar, no a explotar para servir.

Circunstancia ésta que se les presenta como gran manjar pues el modelo eléctrico nacional gerenciado por el ICE cubre al 99% del territorio nacional, mediando gigantescas inversiones y fuertes endeudamientos que se hicieron a partir de aquel año de 1949, cuando solamente 14 de cada 100 costarricenses tenía acceso a la electricidad.

Es evidente que la conquista obrera de las 8 horas, así como la concepción, fundación, desarrollo y consolidación del ICE tienen profundo contenido socialista-socialdemócrata. Nada que ver con el egoísmo criminal del mercado total, el del nada Estado-Todo mercado, mismo que infiltró al histórico PLN al punto de tenerlo casi al borde la extinción. Si quiere sobrevivir, al menos sobrevivir, tendrá que decirles NO a ambas iniciativas de inocultable signo neoliberal.

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