El policía tiene derechos y necesita su familia

Como funcionario público y miembro de la Fuerza Pública siempre defendimos la verdad y procuramos la ética en la función policial, con esto nos ganamos el respeto y la amistad de unos, pero igual la enemistad y el malestar de otros, por supuesto de quienes gustan de estar al margen de la ley.

La vida nos puso en un nuevo reto de defender los derechos laborales de nuestras y nuestros compañeros trabajadores de la Fuerza Pública, y en esta nueva “aventura” igual nos ganamos el favor y/o reconocimiento de unos, y el desprecio de otros, empero una vez más tenemos la convicción de que la voluntad de Dios, fue la que nos puso en la ANEP, para que a partir de nuestras propias vivencias y de su direccion, podamos ser la voz de muchos y muchas que callan por temor.

Como policía fuimos muchas veces amenazados, e intentaron “bajarnos el piso” algo que no consiguieron, como dirigente sindical posiblemente lo intenten.

De manera confidencial, una fuente a la que guardamos la identidad, nos comentó que según un alto jerarca que se siente incómodo con nuestra participación en ANEP, pretende deslegitimarnos por según él haber representado a un par de oficiales que serían investigados por presuntos hechos delictivos, lo cual nos tiene sin cuidado, porque nuestras actividades son de representación de los derechos laborales, y no tenemos la obligación de conocer que un funcionario esté siendo investigado por otras circunstancias.

Hemos “levantado la voz” de forma respetuosa sin gritar, sin ofender, sin descuidar nuestro valor de defender la verdad, procurando se favorezca a un gremio, históricamente olvidado, un gremio que asumió desde la abolición del ejército, (artículo 12 Constitución Política) velar por la seguridad de la nación y de sus habitantes.

El rezago en las condiciones de las y los trabajadores de la Fuerza Pública, data de varias administraciones, sin embargo hemos logrado mediante nuestra participación y las acciones desarrolladas por nuestra organización, impulsar el inicio del cambio, y resolver en favor de las y los policías el derecho al pago de días feriados y de horas extra.

El Estado debe ser garante de derechos constitucionales como:

Artículo 50, “El Estado procurará el mayor bienestar a todos los habitantes del país, organizando y estimulando la producción y el más adecuado reparto de la riqueza”. Acá en la querida Fuerza Pública, como ya hemos escrito, se creó un manual de puestos, con muy buenos ingresos para unos, “los de arriba” esto no es malo, lo cuestionable es la no implementación de uno igual, para los otros, “los de abajo”; además sigue señalando la Constitución, “toda persona tiene derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Por ello está legitimada para denunciar los actos que infrinjan ese derecho”, ¡Legitimada!!!

Artículo 51- “La familia como elemento natural y fundamental de la sociedad tiene derecho a la protección especial del Estado”.

Por esto es inadmisible que se considere que las y los Policías no tengan este derecho constitucional, y que por la simple razón de ser parte de la Fuerza Pública tengan que ser removidos a cualquier parte del país, sin que se consideren las repercusiones que esto genera a las familias de nuestros compañeros y compañeras.

Sin ningún sentido lógico, o método científico más que ser afín a quien tiene la “sartén por el mango”, o no serlo, es que se traslada a un funcionario que a pesar de venir haciendo las cosas bien, que trabaja en armonía con la comunidad y sus colaboradores, que según los números redujo el índice delictivo, de la delegación de Tibás, a la de Talamanca!!! Sin derecho al “berreo” porque según dicen los que tienen en este momento sumergido al Ministerio de Seguridad en una de sus peores épocas, desde el punto de vista de afectación emocional, (con varios suicidios), para eso ellos ganan bien.

Que importa la familia, que importa o que sienta o piense, pero señores, si no les ha bastado con los últimos acontecimientos, serán ustedes responsables solidariamente en el momento que suceda una tragedia mayor, puede que la persona no se haga daño, puede que decida hacerlo a otros, y no pueden decir que no les hemos advertido.

Peor aún que nos indican algunos de nuestros afiliados, que ahora cuando algunas y algunos acuden a psicología en busca de ayuda, la recomendación es “usted cuando buscó trabajo sabía a qué venía, si no le sirve renuncie”, acaso cuando alguien entra al Ministerio de Seguridad firma renunciando a sus derechos?, o acaso por firmar un contrato se renuncia a la dignidad’, al derecho a la familia, al derecho a la salud? No les parece suficiente con las últimas tragedias.

Nosotros no defendemos “corruptos” defendemos el bien común y la justicia, “La verdad es el bien, la verdad es la vida”. Servir es un honor.

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