Entrevista: Albino Vargas le guiña un ojo al Gobierno

Es el rostro más conocido del sindicalismo en Costa Rica y se reconoce un político fuera de los partidos políticos. Suele ser opositor al Gobierno, pero admite que hay coincidencias con el de Luis Guillermo Solís; dice estar “esperanzado”.

Este es Albino Vargas Barrantes, secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) desde 1991, dos años después de la caída del Muro de Berlín. Ya tiene canoso el bigote y, aunque disimula los años, cumple 58. Tiene un corte de pelo como de policía, pero con una raya a un lado que le parece graciosa.

Se mantuvo distante de la huelga de maestros porque cree que jugaban celos y protagonismos, pero advierte de que la primera negociación salarial con el Gobierno (a partir del 16 de junio) será una “prueba de fuego” para Solís.

¿Qué actitud tienen ustedes ante el nuevo Gobierno?

Estamos esperanzados en la construcción de un diálogo social que genere medidas concretas por la clase trabajadora y reduzca la desigualdad. Estamos hablando con jerarcas de Justicia, Cultura, Hacienda, Seguridad, Presidencia… y nos faltan.

Esperanzados, ¿con base en qué? No recuerdo esa actitud de ustedes en gobiernos anteriores.

La mayoría de nuestros miembros votó por Solís. Porque se ha sentido mucha desigualdad y la gente quería al PLN fuera del Gobierno y vimos que había propuestas de inclusión social. Había dos escenarios: Luis Guillermo Solís y José María Villalta.

¿Apoyaron al principio a Villalta y luego a Solís?

A ver. Recuerde que los sindicatos tenemos prohibición legal para participar en política, pero, diay, la realidad está ahí y se nos estrella en la cara. Entendimos que, en muchos de los gremios de ANEP, esas eran las dos corrientes. Con el resultado de primera ronda se dio una migración casi automática.

Es curioso que usted votara por la vicepresidenta Ana Helena Chacón, defensora del TLC con EUA.

Sí, fijate. Yo voté por Solís, pero es circunstancial que ella estuviera ahí. Me pareció que las propuestas nuestras merecían una oportunidad con Luis Guillermo, para ver si a como ronca, duerme.

Hay afinidad con el nuevo Gobierno, ¿no?

Eh, yo pienso que no. Al fin de cuentas, el Gobierno no es de los sectores sociales y otros sectores harán lo suyo para posicionar su agenda. Creo que hay oportunidades de materializar una agenda social en la cual ha participado Luis Guillermo. Sí hay coincidencia en algunas ideas fundamentales.

¿Tiene amigos en el Gobierno?

Tenemos gente con quien hemos coincidido en muchas luchas. Tenemos un presidente que viene del No al TLC y el presidente legislativo viene del No. Sabemos cómo piensan y conocen nuestra trayectoria de lucha y saben el poder de la democracia de la calle.

¿Usted le ayuda al Gobierno?

Lo que perseguimos es que se instaure una mesa de diálogo social. Tratamos de que el esfuerzo de años en propuestas se materialice.

Decía el diputado Ronald Vargas, del Frente Amplio, que su oficina será la oficina de ANEP.

¡Ah, yo, encantado! Viera cómo le agradezco. Soy feliz.

Eso es como el sueño de cualquier organización.

Esta es la Asamblea donde tenemos más diputados amigos. No solo en Frente Amplio, también otros.

¿El PAC y cuál otro?

Don Óscar López está muy dispuesto a hablar con nosotros.

Podría surgir un bloque de diputados afines a los sindicatos.

Repito: yo también estoy entusiasmadísimo de que eso se dé.

Hay temas importantes en manos del Gobierno que tocan a los sindicatos… pero parece que Solís no quitaría el veto a la reforma al Código Procesal Laboral.

Esa es la idea de él, pero nuestra tesis es que Luis Guillermo tiene la facultad legal de quitar el veto.

Viene la negociación salarial de junio. ¿A qué escenario vamos?

La primera es la negociación del sector privado. Se negocia entre tres (Gobierno, patronos y trabajadores), pero, por lo general, el Gobierno se pliega a los patronos.

¿Qué pasará esta vez?

Es una prueba de fuego para Luis Guillermo Solís; quiero ver si hace un esfuerzo gigante por concertar una cifra compartida por tres sectores o si decide inclinarse por uno de los dos.

¿Por qué dijo usted que hay mandos medios que funcionan como mafias en las instituciones?

A veces llegan jerarcas con buenas intenciones inspirados en buenas propuestas, incluso en anteriores gobiernos, que prefieren irse porque todo está trabado.

Y nadie ha denunciado esto, con nombres y apellidos.

Diay, esperemos que ahora se animen a denunciar los nuevos jerarcas. Y recuerde que estamos hablando del bipartidismo tradicional y los mandos medios se nutrían mucho de ese bipartidismo con puestos de jefe de departamento, directores generales, gerencias y hasta directivos de instituciones.

¿Puede afectar más esto ahora a un gobierno del PAC?

Claro, por eso hemos dicho que ojalá los nuevos jerarcas vayan a departamentos, regiones y pasillos. Ausculten, pregunten.

¿Por qué no apoyó el movimiento de los maestros?

Dijimos que era una huelga justa. Ese apoyo moral no se materializó, pero eso era más difícil. Tampoco lo hizo el ICE, cuesta mucho. Los muelles tampoco cerraron.

Pero Sintrajap sí participó en protestas. Ustedes se solidarizaron con los motociclistas hace año y medio, pero no ahora.

En esto de los liderazgos hay mucha polémica. No quiero hablar de nombres, pero hay colegas sindicalistas que no comulgan con lo que uno piensa. A veces es como si le dijeran a uno “te agradezco el apoyo, pura vida, pero no vengás”.

¿Eso pasó esta vez?

Eso lo interpreta uno (…). El apoyo moral siempre estuvo, pero el rostro de Albino no estuvo, un poco para evitar celos de protagonismo.

Habría llamado la atención que estuviera, pero también llamó la atención que usted no estuviera.

Así es. Uno trata de hacer su trabajo sin molestar a los demás.

Le quedó bien al Gobierno que no todos los sindicatos apoyaron.

Claro, el Gobierno lo acomoda a sus intereses, pero en determinado momento la huelga dilapidó gran parte de apoyo político.

¿En qué momento?

No sé en qué altura, pero ese gran capital político no sé qué pasó. Hubo confusión de acuerdos que luego no se aprobaron y uno sentía que algo extraño había.

¿Fue un pulso con el Gobierno?

Creo que no hubo conjura para eso. Fue un problema sensible que se pegó de un gobierno a otro. Quedarse sin salario es una tragedia humana y no creo que estuviera calculado para enseñar músculo.

¿Y la reacción del Gobierno?

Al principio no tuvieron una lectura correcta del tamaño del movimiento. Noté cierto desdén y creo es parte de la inexperiencia. Diay, ya después la cosa estaba muy consolidada, pero sí me pareció interesante no usar la carta represiva.

Y Luis Guillermo Solís dijo el 5 de mayo que apoyaba la huelga.

Fue honesto al principio y no le quedó más tren que sentirse gobierno y quizá accedió a presiones.

¿De dónde?

De su partido o empresarios.

¿Y el desenganche salarial? (propuesta para evitar que un aumento del sector público se multiplique automáticamente al personal médico de la CCSS).

Uno esperaría que este Gobierno tome ese proyecto de ley. Los médicos están pudiendo cuadruplicar su incremento salarial sin mover un dedo, gracias al sacrificio de los que menos ganan. Me costó cualquier cantidad de epítetos de los sindicatos médicos.

¿Será dura esta negociación?

Imagino que sí con estas cifras del déficit fiscal. En materia de remuneraciones del sector público, es mejor ser pesimista. Todavía sigue muy posicionada una visión del déficit fiscal; nosotros planteamos otra visión sin fundamentalismos de signo neoliberal.

¿Ese calificativo incluye las propuestas de Ottón Solís?

Podría ser, por qué no. Claro que sí. Él dice que no es neoliberal, pero hay una tendencia a que esa visión es la natural y gente bien intencionada cae en ese juego: Ottón y similares.

¿Cree usted en la alternabilidad política?

Creo que si la gente está haciendo bien las cosas, podría dejarse el mandato. Por ejemplo, con la Defensora de los Habitantes. Le volamos filo al principio y ahora quisimos que continuara. Hay muchas organizaciones que consolidado liderazgos y los mantiene. Mi liderazgo en la ANEP ha funcionado.

¿Y si sigue funcionando se queda para siempre?

Bueno yo termino mandato en cuatro años.

¿Lo veremos con bordón dirigiendo al sindicato?

Tampoco me veo con bastón recorriendo una oficina sindical. Estoy en una etapa con cierta madurez, escribo dos columnas por semana. Creo que hemos puesto un grano de arena tratando de vender un ideal acorde con Costa Rica.

¿No puede haber otros de su corriente que lo sucedan a usted?

Si revisa la prensa verá que hay otros rostros de ANEP que salen en los medios.

¿Sí cree en la alternabilidad de los políticos?

Pienso que es relativo. Debería haber carrera parlamentaria y en Estados Unidos existe reelección presidencial por dos períodos consecutivos; deberíamos extender el mandato más de cuatro años.

¿Lo han criticado por estar aquí 23 años?

Sí señor. Alguien dijo que se han visto tres papas, dos reyes de España, seis presidentes… y un solo secretario de ANEP Diay de todo hay en la villa del Señor. Uno no puede caer bien a todo el mundo. El apoyo que tuve para continuar fue abrumador. No he lucrado con eso, no soy millonario, vivo en Alajuelita, no tengo carro. La campaña del 2011 me obligó a endeudarme en Coopeservidores.

¿Por qué no se suma a un partido?

No me interesa.

Suena cómodo seguir haciendo política sin pagar ese costo partidario.

Es que viera que esta organización nos enseñó que la política dejó de ser monopolio de los partidos políticos. Ejercemos una función política con bandera sindical. Otros la ejercen con bandera de partido o con bandera de cámara empresarial o sector ecologista. Es muy sacrificado esto, aunque no pido que me hagan un monumento, porque yo elegí esto.

¿No se cansa de hacer política por 23 años?

Diay, es que yo nací con esto en la sangre y la gente le expresa a uno mucho cariño.

¿Sabe que algunos dirigentes sindicales cree que usted se ha plegado a intereses del Gobierno?

Que crean lo que quieran creer. Yo sólo se que estoy al frente de una organización con una visión país, que recibimos el respeto de muchos y que muchos caminan con nosotros y seguirán haciéndolo. Hace mucho tiempo comprendimos que nuestro futuro como organización está más allá de los sindicatos.

Usted ha cambiado mucho, parece.

Sí, la realidad nacional cambia, los desafíos cambian; leer ayuda, uno se nutre de visiones distintas, lo que pasa en otros lares. Pero la verdad es que mi sueño dorado es tener una sociedad como la de los países nórdicos.

¿Como Noruega con su petróleo?

Podría ser, pero tuvimos una sociedad ejemplar. Sin petróleo hicimos la CCSS, el ICE, el INS, se universalizó la enseñanza y haciendo un sánduche de ideologías.

¿Cuál es su ideología?

Me considero un socialdemócrata cristiano de izquierda.

¿Socialdemócrata cristiano de izquierda?

Es como el punto medio del PLN tradicional, el PUSC y el PAC. Y el Frente Amplio. Le digo por qué. He podido leer un poco de nuestra historia; no es gratuito que esté ese señor en este salón (Juanito Mora). Nosotros construimos lo que construimos cogiendo del liberalismo clásico, del socialismo científico, del marxismo, del humanismo cristiano y la socialdemocracia clásica de don Pepe. Y la izquierda, que tuvo un pasado muy constructivo. Fuimos todo eso. Además, creo en Cristo a esta altura de mi vida; muchas cosas que han salido bien es por la mano divina.

Un comentario en «Entrevista: Albino Vargas le guiña un ojo al Gobierno»

  • Todo mi apoyo a don Albino.
    Realmente está dando luchas sociales importantes por sectores que en la práctica no pueden acceder a la sindicalización o que lo hacen muy precariamente.

    Bendiciones.

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