Recientemente leí un artículo publicado en La Nación con el título “Pilares de la seguridad ciudadana”. Los respetables funcionarios que lo firman desagregan el tema en seis aspectos fundamentales:
1- Uso del método científico para el control criminal: ¿Método científico?, y me pregunté de qué me habré perdido. Sabemos del trabajo esforzado y serio de nuestros compañeros analistas, que recopilan la información del Poder Judicial y las denuncias de algunos afectados por actos delictivos, pero eso no tiene nada de científico. Es, simplemente, tabulación de información, que no refleja la cantidad de denuncias no presentadas porque el ciudadano dejó de creer en la respuesta.
2- Mayor y mejor movilidad: En este tema se debe reconocer el valor y el esfuerzo de los compañeros de las unidades de Guardacostas, Vigilancia Aérea y Policía de Control de Drogas, que efectivamente están luchando contra la innegable inmersión del narcotráfico en nuestro país, no que se cuente con la mayor flotilla de todos los tiempos, porque eso es lo menos que deben hacer los jerarcas: dotar de recursos a esos valientes trabajadores.
3- Tecnología: Este proceso igual puede ser usado para el bien, como para el mal. Hoy en día es sencillo saber adónde existe un control de carretera.
4- Profesionalización y mejores condiciones para el personal policial: La malla curricular es la misma de hace diez años y el curso está durando diez meses, pero por las prácticas “supervisadas” de trabajo en la calle. La nueva escuela que “regalaría” China todavía no existe y los cursos de violencia intrafamiliar, derechos humanos, trata de personas y explotación sexual se impartían desde antes, aunque hemos de reconocer que en la actualidad la Escuela Nacional de Policía muestra un rostro diferente, y parece estar bien dirigida. El curso sigue siendo limitado. Bastaría visitar Nicaragua para darse cuenta de la diferencia. En ese país, la formación de un policía es de cuatro años.
Para no ser mezquinos, debemos aceptar que unas cuantas delegaciones lucen mejor, pero la mayoría son verdaderas “ranchas” de condiciones deplorables, muchas con orden sanitaria.
En el tema salarial, los avances que señalan los autores no se reflejan en los desgloses salariales, el manual sigue en proceso, el anuncio de un aumento de veinte mil colones para cada policía raso no fue tan real, toda vez que lo que se ajustó fue la base a ¢260.200. Entonces, algunos recibieron algo y otros nada porque ya estaban en ese promedio debido a su antigüedad. Tampoco comprendemos a qué se refieren con auxilio a las familias de los policías, si los hogares destruidos son muchísimos y los problemas por desarraigo familiar se mantienen.
5- Planes preventivos: Los programas preventivos son una herramienta importante, por la participación ciudadana y el gran cariño con que los oficiales realizan la tarea de capacitar, pero se iniciaron desde hace varias administraciones. Por tanto, al “César lo que es del César”.
6- Tráfico y el crimen organizado: Respetuosamente, no se puede decir que es un tema de inteligencia, para no usar violencia. Sencillamente, todavía no se ha presentado en el país el nivel de violencia de otras naciones porque nuestro territorio es utilizado como zona de paso.
Estas organizaciones no dejan de funcionar y menos van a quebrar por una tonelada decomisada, ni por la suma de todas. De lo contrario, habrían dejado de operar hace mucho tiempo. Más bien, últimamente vemos cómo lograron la “colaboración” de algunos policías que fueron tentados a pasarse de acera, y el consumo lo sufren cada día las comunidades y los jóvenes victimas de la drogadicción.
Entre lo que se llamó “Pilares de la seguridad ciudadana” se omitió el sacrificio, el valor y la mística con que a pesar de la adversidad labora la mayoría de los miembros de la Fuerza Pública. Esto nos ratifica que el policía, el ser humano que siente y tiene necesidades, sigue estando en el último lugar de prioridades y, aunque ambos funcionarios nos parecen personas de bien, el desarrollo del artículo en mención pareciera uno más de la Administración para mostrar que las cosas están muy bien, como cuando recientemente se dijo que los números de la criminalidad se redujeron.
No obstante, algunos directores niegan permiso a delegados sindicales aduciendo altos índices de criminalidad, lo cual resulta totalmente contradictorio. Todavía peor: ¿bastará decir que se reduce la criminalidad, aunque todos los días una familia pierde un miembro por homicidio? Juzgue usted, nosotros pensamos que es tiempo de sumar en favor de la verdad.