Albino Vargas Barrantes
Secretario General
Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)
El señor Rodrigo Cubero Brealey, actual Presidente Ejecutivo del Banco Central de Costa Rica (BCCR), quien tiene un salario mensual de 12 millones de colones (por el cual, por cierto, en el seno de los grupos hegemónico-mediáticos de la actual política del país, nadie se escandaliza), comunicó que el Fondo Monetario Internacional (FMI), le hizo una “gran concesión” al país: los proyectos de ley pactados por Alvarado Quesada y la plutocracia a la cual él le sirve con este organismo, pueden ser tramitados-aprobados luego de las elecciones presidenciales y diputadiles del domingo 6 de febrero de 2022.
Esos proyectos son una especie de trueque pues se los ofrecieron al FMI a cambio de que éste le preste a Costa Rica 1.778 millones de dólares con la finalidad de evitar (según nuestra perspectiva), una quiebra del Estado que, para muchos entendidos se ve como inevitable, pues no hay voluntad política para entrarle al problema de fondo que hace insostenible las finanzas públicas: un endeudamiento público sin control y un pago de intereses igual o peor de infernal que, por cierto, es la base del real poder en la Costa Rica de hoy día: su sector bancario-financiero.
Los partidos políticos de la coalición macro-fiscal que ha venido gobernando con Alvarado Quesada como su “gerente político”, no se la quisieron jugar aprobando legislación antiobrera y en contra del golpeado Estado Social de Derecho, antes de las votaciones del 6 de febrero próximo; proyectos de ley que van en contra de los sectores populares y medios, bien castigados ya, económica y financieramente hablando, a partir de la imposición del nefasto y archi-repudiado combo fiscal, en el 2018.
La “buena voluntad” del FMI de que puede esperar hasta que pasen las elecciones, tuvo que ser producto de algún tipo de negociación que impulsó el banquero de los 12 millones mensuales de salario, con los personajes técnicos de ese organismo internacional; habida cuenta de que a los partidos políticos de la coalición plutocrática gobernante no parece irles bien en las encuestas.
Téngase presente que Alvarado Quesada ha gestionado toda la cosa pública en materia fiscal y macroeconómica con el apoyo del partido que le llevó a Zapote (Acción Ciudadana); con el apoyo del bipartidismo histórico (Liberación Unidad), a los cuales se sumó el partido “evangélico” que, finalmente terminó en dos vertientes: la del señor Cruickshank y la del señor Fabricio. Esta ha sido la coalición partidaria plutocrática gobernante.
Alvarado Quesada ha contado con una “lujosa” mayoría parlamentaria, prácticamente absoluta, como nunca antes tuvo presidente alguno en los tiempos de la denominada Segunda República. Si no nos equivocamos, en tal lapso histórico de la vida republicana costarricense (de 1949 a la fecha), solamente en el período constitucional 1982-1986, el mandatario de entonces, Luis Alberto Monge Álvarez (del PLN), tuvo tanta diputación a su favor: 33 personas legisladoras, solamente que eran de su propia bancada.
Pese a esa “lujosa” mayoría diputadil que ha tenido Alvarado Quesada en su gestión gubernativa, es obvio que la plutocracia que él gerencia no quiere arriesgar por estos días pre-elecciones, la precaria posibilidad de que uno de sus dos principales partidos políticos, Liberación y Unidad, llegue a Zapote a continuar la nefasta labor anti-obrera y de desmontaje del Estado Social de Derecho que ha venido impulsando el gobierno del PAC.
Esta “gran concesión” del FMI de que los proyectos de ley del préstamo de 1.778 millones de dólares ya no es urgente aprobar, sino que pueden votarse en febrero de 2022, no es más que otro engaño manipulador, que denunciamos fuertemente.
La matriz mediática dominante de la plutocracia, a través de su principal vocería periodística, utilizando su primera plana, dio el comunicado oficial de esa “gran concesión”; a fin de que sus operadores políticos, tanto a nivel de la máxima autoridad del Poder Ejecutivo como a nivel de la mayoría parlamentaria de la coalición gobernante, tomaran nota de que la más absoluta prioridad es garantizarse que en Casa Presidencial quede el nuevo (o la nueva) Alvarado Quesada; sin votar proyectos de ley que pudieran incrementar la precariedad electoral que exhiben sus candidaturas.
Adicionalmente, conviene recordar que prestigiosos conocedores de los temas macroeconómicos y fiscales que no están en la esfera del pensamiento único dominante, ya venían planteando que Costa Rica podía atender su grave problema de finanzas públicas sin necesidad de que nos ataran a los dictados y a las normas del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyos antecedentes en contra de los pueblos, especialmente los latinoamericanos, son terriblemente dolorosos. Se han impuesto los extremistas fundamentalistas del todo mercado-nada Estado y esto traerá graves e impactantes consecuencias.