Insistimos: debemos pasar factura

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Faltan 207 días para las elecciones presidenciales y diputadiles del domingo 6 de febrero de 2022. Los y las costarricenses mayores de edad tendremos la delicada responsabilidad de la designación en las urnas de la persona que ocupará el cargo presidencial para el período 2022-2026; así como las 57 personas que estarán en la Asamblea Legislativa para dicho periodo constitucional.

Las revelaciones periodísticas de las últimas semanas en relación  con el denominado caso Cochinilla son enfáticamente claras en indicarnos que el sistema democrático, republicano e institucional ha sido infestado por la corrupción política, prácticamente en todas las esferas estatales; a raíz de la colusión de la alianza público-privada para extraer de las arcas públicas la mayor cantidad de recursos posibles; utilizándose herramientas legales de diverso orden, los portillos dejados por éstas, el tráfico de influencias, la compra de conciencias, el amiguismo y el compadrazgos politiqueros, etc. 

Aquí, estamos hablando de una infestación de la institucionalidad a partir del marco legal vigente, mismo que ha sido podrido y torcido. La otra infestación, en pleno desarrollo, es la del crimen organizado, la del dinero sucio y la penetración del narcotráfico en el tejido social (por arriba y por abajo); con énfasis en la acción político-partidista.

No se puede desligar ese estado de cosas, que indican la gravedad de la enfermedad del sistema democrático costarricense, de las entidades político-partidistas que han sido Gobierno de la República (Poder Ejecutivo) en los años transcurridos de este siglo XXI; como tampoco es posible eximir de responsabilidades a los diversos parlamentos controlados, de un modo u otro, por esos partidos políticos.

Los partidos políticos Unidad Social Cristiana (PUSC), Liberación Nacional (PLN) y Acción Ciudadana (PAC), en esencia, matriculados ideológicamente con los más que fracasados fundamentos extremistas del Consenso de Washington tienen gigantescas responsabilidades en cuanto a lo siguiente: 

a) Tienen ubicada a Costa Rica en el deshonroso grupo de los 10 países más desiguales del planeta. 

b) Nos tienen con un endeudamiento público monstruoso y con un pago de intereses diario que está estrangulando la endeble actividad económico-productiva nacional, así como deteriorando una importante cantidad de servicios públicos destinados, precisamente, a atajar la desigualdad y la vulnerabilidad social. 

c) A la clase trabajadora la han sometido con altos índices de desempleo y subempleo, precariedad y congelamiento salarial, altísimo endeudamiento y un elevado costo de vida por ser uno de los países más caros para vivir de la región. 

d) Un sistema tributario perversamente injusto y corrupto, generando las más altas cifras de evasión y de elusión fiscales de la historia. 

e) Le han quitado, le han robado, el futuro a las juventudes. 

f) Están dejando perder nuestro patrimonio ecológico. 

g) Han “logrado” que la ciudadanía pierda confianza en su sistema judicial, entronizando en él, el compadrazgo político y la componenda partidista en la elección de la alta magistratura. 

h) Están llegando a peligrosos niveles de “invitar” al dinero sucio, el del narcotráfico y del crimen organizado, a financiar candidaturas a puestos de elección popular. 

Podemos seguir…

Aunque puede ser cuestionable que la búsqueda y la promoción del bien común, en algún momento de sus propias historias, animaran la vida de dichos partidos políticos; lo real es que hoy han quedado totalmente desnudados en cuanto a la naturaleza de los intereses a los cuales responden: son los de la plutocracia, misma que ha sido el poder real en cada uno de los respectivos gobiernos del PUSC, del PLN y del PAC.

Y la verdad es que esos tres partidos no han estado “solos” en la generación de ese gran sufrimiento social de miles y miles de familias: han sido acompañados por partidos que, pese a su “ropaje religioso”, han resultado ser tan pro-plutocráticos como el PUSC, el PLN y el PAC.

En lo personal, como ciudadano, yo tengo un gran poder: el del voto. Lo voy a usar el domingo 6 de febrero de 2022. Yo voy a pasar factura. En mi entorno familiar, hay sufrimiento por la exclusión económica y hay gran estrés financiero debido a las políticas que los gobiernos de esos partidos han propiciado. 

Además, los últimos gobiernos de esos tres partidos desdibujaron completamente la Costa Rica de oportunidades en la cual crecí; y las oportunidades que yo tuve no las veo a disposición de cientos y cientos de jóvenes destinados, desde ahora, a esa exclusión económica y social. Definitivamente, yo sí voy a pasar factura el domingo 6 de febrero de 2022.

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