MANIFIESTO DEL FRENTE AGRARIO-CAMPESINO SOBRE EL TLC

Considerando:

1. Que las actividades agropecuarias y forestales son las principales actividades económicas, sociales y culturales en todos los países del mundo y en donde los países industrializados protegen su agricultura como una actividad estratégica para el desarrollo, por eso le dan más de $1000 millones diarios de subsidios, mientras que el TLC viene a destruir nuestra agricultura y nuestro agricultor.

2. Las políticas anticampesinas han hecho que el agricultor no pueda competir y se vea obligado a vender su tierra y migrar, generando una reforma agraria al revés aprovechada por el capital especulativo y el crecimiento de la inversión extranjera agroindustrial.

3. Que las transnacionales aprovechan todo esto para aumentar los precios y asegurar su control sobre toda la cadena alimentaria. México ya ha gastado más de $60.000 millones importando alimentos, más de 1.400.000 campesinos han tenido que emigrar a las ciudades, un promedio anual de 240.000 campesinos se han ido mojados a Estados Unidos y está importando maíz subsidiado y transgénico de ese país porque las políticas económicas y el TLC ya destruyeron la producción mexicana y su encadenamiento.

4. Que el TLC defiende los intereses del sector dominante estadounidense, tal y como lo señaló el mismo secretario de Estado de U.S.A, Colin Powell, cuando dijo: “Nuestro objetivo con el ALCA es garantizar a las empresas norteamericanas el control de un territorio que va del Polo Ártico hasta la Antártida, libre acceso, sin ningún obstáculo o dificultad, para nuestros productos, servicios, tecnología y capital en todo e l hemisferio.”;

5. Que el TLC adquiere un status jurídico por encima de nuestras leyes y riñe con nuestra Constitución. El capítulo uno, artículo 1-3 dice: “para mayor certeza, nada en este tratado impedirá a las partes centroamericanas mantener sus instrumentos jurídicos existentes de la integración centroamericana, adoptar nuevos instrumentos jurídicos de integración, o adoptar medidas para fortalecer esos instrumentos, siempre y cuando esos instrumentos y medidas no sean inconsistentes con este tratado”. De modo que nuestras leyes, actuales y futuras, deberán estar siempre supeditadas al TLC.

6. El capítulo 15, artículo 15.9 inciso 6 (a) sobre la Propiedad Intelectual
prorroga las patentes para crear monopolios en los insumos agrícolas por mas de 20 años, lo cual es una imposición del TLC, no de la OMC, premiando a las transnacionales. E n el caso de los insumos, los dueños de los productos patentados tendrán múltiples mecanismos de creación de monopolios privados vía extensiones de patentes, protección de datos y la conversión del Ministerio de Agricultura en el policía de las patentes de las transnacionales. Los precios se dispararían y tendríamos que pagar lo que quieran cobrar estos monopolios privados como ya lo hacen en otros países. Este incremento en costos sucedería al mismo tiempo que nos ponen a competir contra productos subsidiados, lo cual constituye el típico “burro amarrado contra tigre suelto” que destruye las familias campesinas.

7. Que El Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), que da propiedad intelectual privada sobre la vida de las plantas y permite que las empresas se apropien de nuestros recursos, traerá como consecuencia que el sector campesino pase a ser un mercado cautivo de las transnacionales, que podrán conseguir las patentes y así reproducir semillas que tendremos que comprar al precio que cobren, incluso con penas de cárcel para los agricultores que comercialicen o intercambien semillas sin el permiso de la empresa dueña de la patente.

8. Que el capítulo #10, artículo 10.9 (in cisos b y c) sobre requisitos de desempeño prohíbe al Estado “comprar, utilizar y otorgar preferencia a mercancías producidas en su territorio, o adquirir mercancías de personas en su territorio”, o “alcanzar un determinado grado o porcentaje de contenido nacional”. Quiere decir que el Tratado prohíbe la acción del Estado para proteger y premiar los encadenamientos productivos y la producción nacional, y por lo tanto la destruye.

9. Que el capítulo #3, artículo 3.13, inciso c, en lo que tiene que ver con la
administración de los contingentes arancelarios, dice: “no asigne ninguna porción de una cuota a una asociación de la industria y organización no gubernamental, excepto que se disponga lo contrario en este tratado”. En el capítulo #11 artículo 11.2 y en lo relacionado al trato nacional dice: “cada parte otorgará a los proveedores de servicios de otra parte un trato no menos favorable que el que otorgue, en circunstancias similares, a sus propios proveedores de servicios”. El Estado costarricense en este capítulo se prohíbe a si mismo favorecer o estimular al sector productivo nacional, pero sí le abre la puerta a las transnacionales.

Nuestro futuro como sector productivo y como sociedad solidaria está el juego. Está en juego la alimentación de la mayoría de los habitantes del país, el TLC destruiría nuestra producción de alimentos y nos despojaría de nuestra tierra, nuestro patrimonio productivo, nuestras semillas… Aunque se nos quiera ignorar como sector productivo, representamos a una población importante, el segundo en población ocupada y con una contribución valiosa a la economía nacional. Somos soporte de la estabilidad económica y social de este país. El TLC empujaría a la población rural y al país en general al despeñadero, seríamos cientos de miles despojados de nuestros recursos y nuestra forma de vida.

En resumen, el TLC es la estocada final de las políticas de apertura que se han aplicado desde los PAEs y los CATs a favor de las grandes empresas agropecuarias transnacionales, que atentan abiertamente contra el derecho del país a producir sus alimentos (soberanía alimentaria) y de los consumidores a contar con los productos básicos (seguridad alimentaria). El TLC amenaza y atomiza la organización campesina, agudiza la tendencia de concentración de tierras en manos transnacionales, e impulsa una “agricultura sin campesinos” que consideramos inaceptable. Primero destruyeron las organizaciones, después se dejaron las parcelas, y ahora nos ofrecen un MIPRO para fortalecer sus empresas exportadoras y terminar de destruir la producción nacional.

La familia campesina ha sido soporte de la sociedad costarricense, un acervo de valores espirituales, culturales y económicos, seguidores de los valores cristianos que nos mandan amarnos los unos a los otros, y no a competir unos contra los otros.

Por lo tanto, el FRENTE AGRARIO-CAMPESINO acuerda y manifiesta ante el pueblo costarricense y los poderes públicos:

1.- Exigimos el inmediato y definitivo retiro del TLC y de la agenda complementaria de la corriente legislativa;

2.- Nos declaramos en estado de alerta máxima y permanente ante las maniobras parlamentarias y negociaciones secretas de los poderes del Estado;

3.- Denunciamos los contubernios y el tráfico de influencias en la venta de tierras de Reforma Agraria Integral a políticos y empresarios corruptos;

4.- Iniciamos la discusión y análisis con las organizaciones campesinas y de pequeños y medianos productores de un nuevo proceso de Reforma Agraria Integral que articule la tierra, la naturaleza, la familia, la comunidad, la producción, la pos-cosecha e industrialización y el consumo en un enfoque integral. Con esto no necesitamos TLC.

5.- Acordamos organizarnos y movilizarnos, junto al movimiento social, en demanda de nuestras justas reivindicaciones con todos los medios de resistencia y lucha dentro del carácter civilista y pacífico de nuestro pueblo. Con este fin constituimos en este acto el Frente Agrario Campesino y nos comprometemos a fortalecerlo como un espacio de coordinación y lucha.

6.- Llamamos a todas las familias agricultoras y a toda la población a manifestarnos participando en la movilización nacional del 26 de febrero en la capital y en las regiones, y a estar alerta para participar y unir esfuerzos en la protesta del movimiento social organizado.

12 de febrero del 2007

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