No nos dejemos engañar sobre el futuro de la industria textil

Primero, el mercado de la ropa se expande, sobre todo, por las llamadas “cuotas”, o cantidades que los países importadores aceptan comprar a los países exportadores.

El acuerdo textil, que forma parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC), determinó la reducción del sistema de cuotas hasta su eliminación en enero del 2005. A partir de ese momento los países importadores no pueden imponer restricciones cuantitativas a las importaciones de ropa. El TLC no aumenta ninguna cuota, sino que se adhiere a esa disposición de la OMC.

Segundo, el TLC no protege la ropa proveniente de Centroamérica frente a la proveniente de China. Sólo incorpora una desgravación arancelaria –o disminución de impuestos de importación- generalmente condicionada al uso de materiales provenientes de Estados Unidos. La regla general es que de la hilaza en adelante tienen que provenir de la región.

En otras palabras, los insumos deben comprarse, casi siempre, a Estados Unidos, porque Centroamérica ya casi no produce hilos o telas. Más que proteger la ropa proveniente de Centroamérica, lo que se está garantizando es que, mientras haya producción en la región, los insumos usados sean estadounidenses. No se garantiza la continuación de la producción en Centroamérica, porque nada favorece esta producción frente a la proveniente de otras regiones, como China.

Tercero, las tendencias del mercado de la ropa se profundizarán y Centroamérica reducirá su participación en él. Las corporaciones transnacionales, que controlan las cadenas en las que participa la ropa que se produce en Centroamérica, no están interesadas en la producción ni en la generación de empleo en la región, sino sólo en colocar sus productos y en enfrentar la competencia con China.

La reducción y eliminación de las cuotas de importación, acordadas en la OMC, han modificado la estructura del mercado de Estados Unidos. Por un lado, ha habido un crecimiento extraordinario de las exportaciones de ropa desde China hacia Estados Unidos, que entre enero y mayo del 2005 aumentaron en 800 millones de prendas, representando un aumento de más de un 60%.

El aumento de la presencia china ha reducido las exportaciones de ropa proveniente de México a tal punto que, en los últimos años, han cerrado cerca de 500 plantas con el despido de casi 80.000 trabajadores(as).

México tiene, desde hace 10 años, un tratado con Estados Unidos muy similar al que negoció Costa Rica, por lo que queda claro que el TLC no protege la industria de la ropa en nuestros países. Si fuera así, México no estaría enfrentado a este desastre humano.

Cuarto, tampoco es cierto que las plantas de ropa que están en Costa Rica se vayan del país porque no se ha aprobado el TLC. Estas plantas han sido siempre oscilantes, y se han abierto y cerrado con facilidad.

Además, en estos últimos años se han seguido cerrando plantas en otros países de Centroamérica, aún con el TLC aprobado. En los primeros meses del año 2005, se despidió a más de 6.000 trabajadores(as) en El Salvador y, en Guatemala, se cerraron 28 plantas y se despidió a más de 8.000 trabajadores(as). En ambos casos estaba aprobado el TLC.

El TLC debe ser discutido con información correcta, sin tergiversaciones y manipulaciones engañosas que llevan a conclusiones opuestas a lo que viene sucediendo y a lo que es esperable que suceda si se aprueba. En el caso de la ropa, el TLC no protege la producción que proviene de Centroamérica y, por lo tanto, no protege el empleo de quienes trabajan en esa rama de la producción. Muy por el contrario, si analizamos con seriedad lo que viene sucediendo en el mercado de Estados Unidos, podemos esperar que, con o sin TLC, la industria de la ropa centroamericana se reduzca notablemente, y lo misma suceda con el empleo.

La construcción de alternativas que generen opciones laborales para estos(as) trabajadores(as) y opciones productivas para el país, sí exige rechazar el TLC, ya que, como sabemos, su aprobación impide definir políticas para orientar la producción hacia el desarrollo y, menos aún, para orientar el país hacia la satisfacción de necesidades humanas, como el empleo.

Fuente: www.tribunademocratica.com

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