El pasado primero de mayo, con ocasión de la histórica conmemoración del Día Internacional de la Clase Trabajadora, durante la misa de San José Obrero celebrada en la Catedral Metropolitana, monseñor José Rafael Quirós Quirós, arzobispo de San José, quien es el máximo jerarca de la Iglesia Católica costarricense, dio lectura a una homilía de alto contenido social que merece ser conocida por toda la población trabajadora de nuestro país, sin distingos de fe religiosa.
Como parte de esta importante epístola arzobispal, resalta sobremanera las relevantes interrogantes que en torno al tema de la situación financiera del régimen de pensiones más importante del país, el de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), administrado por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), monseñor Quirós hizo públicas en el mencionado oficio religioso.
Seguidamente transcribimos al respecto:
“Al formar parte de una sociedad mayoritariamente creyente, que vio en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia un ideario por alcanzar, les invito a seguir transitando por esos senderos, a fin de fortalecer una institución como la Caja Costarricense del Seguro Social, patrimonio nacional de bien común y manifestación de solidaridad social.
Su 75 aniversario de fundación, ha de motivar a todos pero, especialmente, a quienes tienen poder de decisión, a poner total empeño en el verdadero diálogo, para rescatar, sanear y fortalecer el fondo de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).
Desde mi condición de pastor, deseo compartirles algunas reflexiones que pretenden motivar una búsqueda y un diálogo común. Ante la situación actual del IVM, hay preguntas:
¿Quién o quiénes son los responsables de la misma? ¿Qué provocó todo esto? De haber responsables, ¿se han sentado responsabilidades? ¿Qué se está haciendo? ¿Cómo se puede resolver la crisis financiera actual? ¿Ese 1% de aumento será objeto de discusión? Hay quienes se preguntan, ¿no hará falta un cambio de mando en la conducción del sistema? Todo lo actuado hasta el momento en esta materia debe ser examinado y evaluado responsable y objetivamente.
Por la importancia del tema que incumbe a todos, es necesario cuestionar si en esa mesa de diálogo debería haber representación de los trabajadores agrícolas que no están asociados a las organizaciones sindicales, solidaristas y cooperativistas.
¿Cómo lograr la representación de los asegurados por cuenta propia? ¿Se harán amplias consultas a los sectores de la sociedad civil no representados en la mesa de diálogo? Asimismo, ¿cómo asegurar equidad en la toma de decisiones al interior de la mesa? Son cuestiones que considero válidas y merecen una respuesta”. Hasta aquí la cita textual.
Las interrogantes sobre el futuro de IVM-CCSS que formula el ilustre arzobispo de San José tienen relación con la serie de cuestionamientos que venimos formulando desde el seno de la corriente sindical Patria Justa, sobre la gravedad de lo que hemos denominado el “tortón del billón”, es decir, el hueco que se ha generado en las finanzas del más grande sistema de pensiones del país, del orden del millón de millones de colones (conservadoramente hablando); así detectado por un prestigioso grupo de profesionales costarricenses de reconocida solvencia moral y con profundo conocimiento del tema.
Así las cosas, es inconcebible que la directiva de la Caja insista en mantener su autoritaria decisión de una rebaja salarial generalizada del 1% para toda la clase trabajadora sin excepción: sectores público, privado e independiente; reducción salarial que se aplicaría en menos de un mes, el próximo 1 de junio.
La Caja no puede mantener la farsa de diálogo social que ha montado al respecto y, peor aún, pretender ocultar todas las circunstancias que mediaron para ese “tortón del billón” en IVM-CCSS; y a la vez no hacer evidente las identidades de los jerarcas involucrados y la de los tomadores de decisiones erráticas que provocaron que este grave asunto haya llegado hasta aquí.
Es tan evidente la profundidad del problema que hasta los colegas sindicalistas invitados a participar de esa farsa han indicado que están en contra de la rebaja salarial del 1% y han unido sus autorizadas voces a las nuestras en tal sentido; es decir, que la Caja debe revertir, anular, dejar sin efecto ese prepotente acuerdo, antes de entrar en un real diálogo social.
Diálogo social que debe conceptuarse como lo señalara en su acertada homilía monseñor Quirós: sin exclusiones, más representativo, más participativo, más transparente, realmente verdadero; y, además, poniendo en mesa la demanda de rendición de cuentas de lo que pasó y, por supuesto, establecer un cambio de mando en la conducción del sistema. La calle deberá hacerse escuchar si la Caja sigue en esa farsa y sordera.