Por: Albino Vargas Barrantes, Secretario General de la ANEP
La drasticidad, la frialdad, la irracionalidad, la irresponsabilidad, el extremismo y el fanatismo que está mostrando la política fiscal del recortismo presupuestario impuesto por el Ministro de Hacienda, Nogui Acosta Jaén, con el beneplácito y la complacencia política del Presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles; muestra las características perversas de ese recortismo impuesto en la hermana latinoamericana de Argentina, por el presidente Javier Milei.
Por eso estamos hablando de que en Costa Rica estamos siendo testigos de los recortes presupuestarios a lo Milei.
Con un sadismo político irreconocible para nuestra convivencia socio-democrática de las últimas décadas, los recortes presupuestarios a lo Milei muestran un nivel de prepotencia fiscal que, incluso, se dan el lujo de descalificar eventuales decisiones legislativas las cuales, en algunos casos, pudieran anular parte de esos recortes durante el actual trámite parlamentario del mal llamado presupuesto de la República para 2025; para dejar claro, con soberbia imperial incluida que, aunque la Asamblea Legislativa apruebe tal cantidad, Hacienda la dejará de lado para imponer la suya previamente establecida en determinada partida sometida al recortismo a lo Milei.
Los recortes presupuestarios a lo Milei están mostrando un círculo infernal que, de una manera cruelmente abierta, están dejando en evidencia groseras violaciones de Derechos Humanos que contradicen una serie de tratados ya firmados y ratificados por Costa Rica. De un modo u otro, nos evidenciarán ante el mundo como un país de doble moral en este campo de los Derechos Humanos; doble moral que ya hace bastante tiempo está imperando en el país.
En ese círculo infernal se está encerrando a las personas más vulnerables de nuestra sociedad, a la gente pobre, a la gente que no siendo pobre está en camino de serlo; e incluso, a personas integrantes de capas medias que están en proceso de pauperización, producto de lo que es una verdad tan contundente como que la Tierra es redonda: somos una nación totalmente polarizada desde el punto de vista de la distribución de la riqueza y de la concentración del ingreso.
El grueso de los recortes presupuestarios a lo Milei afectan diversos programas de política social como Educación, Salud, asistencia social (IAFA, Cen-Cinai, Cruz Roja, salud preventiva, comedores escolares, becas, vivienda y otros) y hasta seguridad; programas cuyas personas usuarias fundamentales (niñez, adolescencia, jóvenes, adultos, adultos mayores); precisamente son de hogares sumidos en la pobreza, en el desempleo, bajo la dictadura del salario mínimo, con salarios congelados, altamente endeudadas y sin liquidez salarial, con hijos e hijas “ni-ni” (ni estudian, ni trabajan); y, reciben la atención de parte de personas trabajadoras empleadas públicas golpeadas por muchos años de desprestigio y ataque a la función pública, con cinco años de congelamiento salarial total (e irían por una década en tal condición), también agobiadas por la estrechez financiera y por un entorno amenazante a sus propios empleos en el marco de un Estado que, prácticamente, está en quiebra técnica.
Y a este círculo infernal ha entrado con firmeza el drama de la violencia delincuencial del crimen organizado y del tráfico de drogas: las pandillas, los muertos, la gente joven acribillada en la calle por ajustes de cuentas, las mujeres asesinadas; es decir, personas que, de un modo u otro, dentro de la ley o al margen de ella, están asociadas, directa o indirectamente, al recortismo presupuestario a lo Milei.
Los recortes presupuestarios con la marca Chaves-Nogui emulan, de alguna manera, a los que están sufriendo en estos momentos el pueblo argentino con ese sicario político liquidacionista del concepto de Estado Social, llamado Javier Milei.
Lo paradójicamente cruel de esta dramática situación que está poniendo en jaque a la misma democracia costarricense, es que una buena parte de las personas seguidoras de Chaves también están integradas, de diversas formas y dimensiones, al círculo infernal del recortismo presupuestario a lo Milei impuesto por el propio Chaves y su ministro de Hacienda.