¡Son 900 millones de dólares mensuales!

¡Llamemos al FBI, a la DEA, a la CIA! ¡Llamemos a Scotland Yard, a la Sureté, a la KGB!… Se desarrolló en el país una especie de banda de cuello blanco que nos está matando, estrangulando, desangrando: es la plutocracia de los mercados financieros que para el año 2024, “asaltará” el presupuesto de la República, dejándose para sus egoístas arcas, nada más y nada menos que, 900 millones de dólares por mes. ¡Sí!: $900.000.000 que son, dizque, para atender el servicio de la deuda pública, especialmente el pago de los más que criminales y obscenos intereses.

En ese presupuesto para el año entrante, mismo que ya debate la actual Asamblea Legislativa, se incluye la más que gigantesca partida de 5 billones 814 mil millones de colones (₡5.814.000.000.000) para “atender” el servicio de la deuda pública.

Eso significa que, por cada uno de los 12 meses de 2024, se presupuestan ₡484.500.000.000 (cuatrocientos ochenta y cuatro mil quinientos millones de colones). Y, si consideramos el tipo de cambio actual, a un promedio de 538 dólares estadounidenses, tenemos la también enorme cantidad de 900 millones 557 mil 620 dólares ($900.557.620).

Nadie, absolutamente nadie, a nivel de la clase política del país, quiere abordar este delicado asunto. Por eso, de manera jocosa, planteamos que hay que apelar a los más connotados organismos de investigación y de espionaje del mundo actual, para determinar por qué nos han llevado a niveles de, prácticamente, de exterminio social, con gran afectación de la misma Democracia.

¿Cómo comenzó todo esto? ¿En cuáles administraciones gubernativas? ¿Cuáles partidos políticos? ¿Liberación?, ¿Unidad?, ¿PAC?, ¡sin duda! ¿Cuál es la legislación financiera que impulsaron para que lleguemos a este nivel de impunidad criminal en el cobro de intereses de la deuda que, según los entendidos, están entre los más altos del mundo, sino el más alto del mundo? ¿Cómo opera ese mercado financiero? ¿Quiénes son los comisionistas con la colocación de bonos de la deuda? ¿Cómo opera el perverso negocio de que el Estado tenga un déficit “eterno”? ¿Qué papel ha jugado en todo esto la existencia de un sistema tributario perversamente corrupto e injusto?

Casi a diario escuchamos el lamento presidencial de “no hay plata”. ¡Pues claro! Se la lleva toda esa mafia financiera. Por eso es que los cuerpos policiales están, prácticamente, en la calle: desfinanciados, precarizados salarialmente, superados tecnológicamente, en condiciones de salud ocupacional peligrosas. ¡Y todavía, el Presidente y la ministra Mideplan les engañaron que tendrían “salario global”!

Se reduce la inversión social en salud y seguridad social. La educación pública de preescolar, primaria y secundaria, en estado calamitoso. Llevan a la quiebra a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), a punta de no honrarle la deuda que tiene el Estado con ella. Los parques nacionales van hacia la privatización. La inversión en infraestructura pública tiene un rezago de 30 años, sino más; y podemos seguir citando las diversas manifestaciones del retroceso estructural que estamos viviendo como sociedad, producto de una deuda pública que es impagable y del pago de unos intereses que, en toda su dimensión, no es más que un asalto “legalizado” a las arcas públicas: ¡900 millones de dólares mensuales para disfrute de una minoría! ¡Esto va a explotar!

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