TLC: La encuesta de “La Nación”

Ni la más mínima sorpresa causa en los sectores del amplio y diverso movimiento social costarricense, la encuesta que publica el periódico La Nación, en este fecha, acerca del supuesto“amplio” respaldo de la población costarricense al TLC (tratado de “libre” comercio), entre Costa Rica y los Estados Unidos de América. Hechas las consultas de rigor en este día, sobresalen los siguientes argumentos:

Primero: El Grupo Nación y sus periódicos La Nación, Al Día y EL Financiero constituyen un actor ideológico y político claramente definido en el asunto del TLC; al cual apuestan sistemática y militantemente, pues lo consideran como la solución definitiva para entronizar en Costa Rica, su proyecto neoliberal de desarrollo. Difícilmente es posible que tales medios divulguen una encuesta contraria a los intereses económicos de sus propietarios.

Segundo: La encuesta en mención sale luego de una intensa y millonaria campaña propagandística, que no tiene nada de informativa; por medio de la cual se ha estado agrediendo psicológicamente a la gente, en una especie de terrorismo ideológico, al plantearle que el país se enfrenta a la maniquea disyuntiva de “TLC o morir”. Bajo tal premisa, es muy difícil para el común de la gente, liberarse de tal acorralamiento.

Tercero: Lo anterior tiene relación directa con la imposibilidad material que resulta para la amplia gama de sectores opuestos al TLC, difundir la tesis contraria, en condiciones de equidad de acceso a los distintos medios de comunicación colectiva y a los mecanismos publicitarios que se necesitan y que son de alto costo económico.

Cuarto: Precisamente, esta situación hace profundamente legítimo el reclamo público formulado días atrás por varias organizaciones sindicales, cuestionando el empleo de fondos públicos, pagados por todos, en una única dirección. Un mínimo factor ético del Gobierno de la República, debería considerar una divulgación equilibrada de las tesis contrapuestas, a fin de que la ciudadanía pudiera formarse un criterio propio a partir de su autónoma reflexión; no una opinión condicionada por una propaganda falaz y abusiva.

Quinto: Vistas así las cosas, dejamos constancia de que no creemos en las encuestas pagadas por el Grupo Nación sobre el TLC, pues es obvio que las mismas se inscriben en la campaña propagandística diseñada al efecto, para acorralar a la opinión pública; buscando acosar a la Asamblea Legislativa a que tome la decisión conveniente a los intereses de negocios de tal grupo que no son los del país.

San José, 17 de marzo de 2004.

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