Calificadoras de riesgo, regla fiscal y municipalidades

Por Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Bien hizo la abrumadora mayoría legislativa que decidió excluir a las municipalidades de la regla fiscal, reparando el grave error político cometido por ella misma, cuando en diciembre de 2018 votó por imponerle al país la estrambótica ley Fortalecimiento de las finanzas públicas,profundamente detestada por la población; golpeándole el corazón al régimen municipal costarricense: su autonomía constitucional.

La gendarmería ideológica del sistema económico dominante, el del desastre de la exclusión social y económica, mediante su periódico estrella, está bufando de cólera, escupiendo rayos y centellas porque la policía financiera del planeta, las calificadoras de riesgo, argumentan que esa legislación, la de la exclusión de las municipalidades de la regla fiscal, es la “culpable” de que la calificación riesgo-país de Costa Rica esté en caída. El enojo de dicha prensa se contrapone a la satisfacción de la corriente sindical en la cual militamos por haber impulsado y apoyado tal legislación.

Nada más injusto y nada más temerario para la propia estabilidad democrática del país que continuar con esos esquemas y dogmas de ortodoxia económica cuando todos los indicadores muestran que andamos mal en integración social; situación que ha agravado la pandemia del covid-19 con cuestionables decisiones gubernativas contrarias al derecho de las personas trabajadoras, pero sí muy oportunas para un empresariado afín a la evasión y a la elusión fiscales y tributarias.

Las calificadoras de riesgo, como bien apuntó el señor Ministro de la Presidencia, don Marcelo Prieto Jiménez, no le dan de comer a la gente. Por el contrario, tienen responsabilidad por la muerte y por la pobreza de millones de personas dado que nunca se han preocupado por la importancia de la vigencia plena de los Derechos Humanos en las sociedades-países que evalúan, cuando éstos están, per se, intrínsecamente ligados a sistemas tributarios justos y equitativos.

Las legítimas aspiraciones para el establecimiento de sociedades realmente democráticas, con inclusión socioeconómica y productiva, entran en colisión cuando las variables fundamentales de las calificadoras se centran, únicamente, en el nivel de producto interno bruto per capita, algo sumamente engañoso.

Además, el crecimiento real del PIB, el nivel de deuda pública y el balance de la gestión del Gobierno para honrar sus compromisos financieros al respecto, agravan más las posibilidades políticas de tener un desarrollo integral de las personas; si se omite que todo eso pasa, necesariamente, por un sistema de distribución justo y de los beneficios del crecimiento económico que no miden las calificadoras.

Más desarrollo económico, más y mejor distribución de la riqueza, más inclusión social y productiva no es más que, más democracia y más calidad de la misma. Las municipalidades están destinadas a jugar un rol sumamente estratégico en mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía, considerando que es el gobierno más cercano a la gente.

Esto no les importa a las calificadoras de riesgo, como no les importa a quienes en el país han acumulado riquezas inconmensurables y a sus cuadros gerenciales ideológicos y político-tecnocráticos que controlan la gestión macroeconómico fiscal y financiera, ganando jugosos salarios, regalías y dividendos no oficiales.

Hace tiempo que el Banco Central de Costa Rica, que el Ministerio de Hacienda y que la Contraloría General de la República trabajan teniendo como eje central de su quehacer político fundamental las líneas ideológicas que se marcan desde las calificadoras de riesgo. Prefieren quedar bien con la policía financiera del planeta que no con la gente, que no con bien común.

“¡Montaje”, “cuadronazo” ¡violación de derechos fundamentales!

Mainor Anchía Ángulo, Directivo Nacional ANEP

El ejercicio sindical tiene rango universal de Derecho Humano fundamental; de la misma estatura jurídica que es el tener derecho a la nacionalidad, a la propiedad, a la libertad de pensamiento, así como de otros derechos y libertades establecidas en nuestra Carta Magna. Al efecto, cita el numeral 60 de nuestra Constitución Política: “Tanto los patronos como los trabajadores podrán sindicalizarse libremente, con el fin exclusivo de obtener y conservar beneficios económicos, sociales o profesionales”.

La Ley Laboral establece en el numeral 363.- “Prohíbense las acciones u omisiones que tiendan a evitar, limitar, constreñir o impedir el libre ejercicio de los derechos colectivos de los trabajadores, sus sindicatos o las coaliciones de trabajadores”.


“Cualquier acto que de ellas se origine es absolutamente nulo e ineficaz y se sancionará, en la forma y en las condiciones señaladas en el Código de Trabajo, sus leyes supletorias o conexas para la infracción de disposiciones prohibitivas”.

No obstante lo anterior, en días recientes fue de conocimiento público la detención de uno de los líderes sindicales de mayor exposición mediática, el que posiblemente resulta más incómodo para los sectores dominantes de nuestro país, me refiero a don Albino Vargas.

La detención de un personaje como don Albino Vargas Barrantes (amado por unos y odiado por otros), no podría pasar desapercibida, muchísimo menos por aquellos sectores que, de manera abierta y pública, adversan su pensamiento ideológico, así como sus posiciones en torno con algunas decisiones políticas.

Uno de ellos, posiblemente, sea el ministro de Seguridad Pública, don Michael Soto, el cual, al mismo tiempo en que se mantenían las diligencias en Talamanca, estaba brindando “detalles” en un programa de radio incurriendo, por cierto, en algunas imprecisiones sobre lo que sucedía en la zona Atlántica.

Transcribo parte de sus declaraciones: “Recibimos una llamada del alcalde Talamanca donde pide la presencia de la Fuerza Pública, ya que cinco personas, dentro de las cuales va el sindicalista este señor, ingresan según la versión del alcalde, abruptamente a la oficina, tienen una discrepancia que aparentemente termina a los golpes entre el grupo de sindicalistas y funcionarios de la municipalidad, y resultan algunos con golpes. “Llega la Fuerza Pública para la situación, se van para el comando, la policía ahí del comando del sector y entrevistan a testigos, escuchan las versiones de ambas partes y el Ministerio Público local, el fiscal se llama Johnny Rojas si mal no recuerdo, basado en la versión de los testigos decide detener a este señor y a los acompañantes, son cinco detenidos”. (El subrayado es nuestro).

El jerarca de la cartera de Seguridad Pública fue, una vez más, impreciso en sus declaraciones, tal y como sucedió con la muerte de tres compañeros policías de la Policía de Fronteras en el sector de Crucitas, aunque después adujo que uno de sus colaboradores filtró el polémico audio.  

Dice el ministro: “entrevistan a testigos y demás, escuchan las versiones de ambas partes y el Ministerio Público local, el fiscal basado en la versión de los testigos decide detener a este señor y a los acompañantes, son cinco detenidos”. ¡Ojo! Según esas declaraciones, los compañeros de la Fuerza Pública hicieron entrevistas de testigos, escucharon la versión de ambas partes y luego el Ministerio Público decide detener a don Albino Vargas, y sus compañeros; sin embargo, del informe policial se desprende que el fiscal habría recibido el mismo al ser las 16:02 horas del día, casi cuatro horas después de haber ordenado su detención. Además, en el mismo no se recoge la versión de don Albino y de sus compañeros, o sea, únicamente se escuchó una de las versiones, a pesar de lo confuso de la situación.

Al efecto, establecen los artículos 37 y 39 de nuestra Constitución Política lo siguiente:

ARTÍCULO 37.- “Nadie podrá ser detenido sin un indicio comprobado de haber cometido delito, y sin mandato escrito de juez o autoridad encargada del orden público, excepto cuando se tratare de reo prófugo o delincuente infraganti; pero en todo caso deberá ser puesto a disposición de juez competente dentro del término perentorio de veinticuatro horas”. El subrayado y la negrita son nuestros.

Artículo 39.- “A nadie se hará sufrir pena sino por delito, cuasidelito o falta, sancionados por ley anterior y en virtud de sentencia firme dictada por autoridad competente, previa oportunidad concedida al indiciado para ejercitar su defensa y mediante la necesaria demostración de culpabilidad. (…)”. El subrayado y la negrita son nuestros.

Ahora bien, el informe policial presenta una serie de inconsistencias que permiten arribar en alto grado de presunción, que tanto a don Albino como a quienes le acompañaban les fueron vulnerados derechos fundamentales; además, de que pudieron ser victimas de un montaje, o lo que, en la jerga policial se conoce como un “cuadronazo”. El líder sindical, Albino Vargas, no es parte de una organización criminal, parece por ello extraño que el ministro Soto no solamente manejara detalles de su detención, sin que el informe estuviera redactado, sino que, además, los hiciera públicos en un programa de radio. 

El informe policial, que no parece establecer una secuencia de hechos de manera cronológica, cita en el ítem número 3). “A las 11:44 horas se aprehende a Albino Vargas Barrantes”. No obstante, eso no pudo suceder (a menos que no se le hubiera comunicado), porque al medio día don Albino estaba dando declaraciones ante un medio de comunicación nacional, justamente en ese momento, se da la orden del fiscal de Talamanca, de detenerlo y ponerlo a la orden del Ministerio Público ¿Coincidencia?…

Lo cierto es que don Albino había anunciado con antelación su visita a la municipalidad de Talamanca. Luego, me parece particularmente extraño que, en momentos en que los costarricenses estamos agobiados por el Covid 19, el desempleo, la paralización de la economía, y la creciente inseguridad ciudadana, el ministro de seguridad pública, estuviera en una entrevista (por casualidad), en la cual parecía muy satisfecho con la detención de un dirigente sindical, como si tal se hubiera detenido al líder de los carteles de la droga que operan en nuestro país.  

Uccaep: una propuesta totalitaria y esclavista (Parte 1)

Albino Vargas Barrantes/ Secretario General ANEP

“Un pacto por el empleo” es el demagógico nombre escogido por el sindicato patronal Uccaep (Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado) en su más reciente planteamiento (al menos, a nivel público, pues los que no lo son jamás llegan a ser del conocimiento ciudadano), dirigido al Gobierno de la República; pretendiendo un “reordenamiento” de las relaciones económico-sociales para la Costa Rica de los tiempos de la desigualdad y, ahora, los de la pandemia.

Se impone, necesariamente, la formulación de posiciones alternativas, mismas que han de surgir desde la acera opuesta en la cual se encuentra ubicado dicho gremio corporativo de los meganegocios del país; alternativas que ya han venido siendo formuladas desde las vivencias de los sectores obrero-sociales, cívico-patrióticos, así como los agrupamientos micro-pequeños y medianos del empresariado; tanto como desde sectores de la academia y de la intelectualidad inspirados en la promoción del bien común y de la inclusión social.

Es en este último caso que queremos comentar con las personas lectoras los primeros aportes que sobre la propuesta de la Uccaep nos brinda el grupo Economía Pluralista, integrado por “25 economistas que provienen de diversos ámbitos de la academia y del ejercicio profesional de la economía, tanto en el sector público como en el privado”. Así se presentan ellos ante la comunidad nacional. Por demás, personas extraordinariamente serias y profesionales.

El grupo Economía Pluralista expresa su preocupación por el “tono político y moral de las propuestas económicas de la Uccaep”. Desde nuestra perspectiva obrero-social, tal conjunto de propuestas expresa una peligrosa tendencia totalitaria y esclavista.

Bien hace el grupo Economía Pluralista cuando nos enseña que “…en economía no existe ni un único enfoque ni, en consecuencia, tampoco un único camino que pueda seguirse o una única propuesta de políticas que deba considerarse. Esto debe tenerse muy en cuenta, para evitar caer en la trampa de creer que los planteamientos de la Uccaep agotan, ni mucho menos, las posibilidades disponibles. Precisamente es por tal razón que a nosotros nos movió calificar esta propuesta empresarial como totalitaria. 

O sea, lo distinto, lo diferente, lo razonablemente diverso para que un ordenamiento de las relaciones económico-sociales costarricenses, en época de desigualdad y de pandemia sea lo más incluyente posible, no cuenta para Uccaep.

La connotación totalitaria que nosotros decimos tiene la propuesta “Un pacto por el empleo” dada a conocer el sindicato patronal Uccaep se explica muy bien por parte de estas 25 personas académicas integrantes del grupo Economía Pluralista cuando nos hacen ver lo siguiente: “…Costa Rica es una sociedad pluralista y diversa, y que las voces, intereses y necesidades de los diversos sectores de la sociedad, tienen el mismo derecho a ser atendidas y están investidas de la misma legitimidad, que puedan tener las voces de las organizaciones empresariales como la Uccaep. La arrogante y antidemocrática pretensión de esta organización, al insinuar, como claramente lo hace, que su voz es la única que deba ser escuchada, no es de recibo, y merece ser rechazada ad portas”.

Al continuar el análisis efectuado por el grupo Economía Pluralista sobre la propuesta de Uccaep, el carácter totalitario de la misma se refuerza pues presenta una invisibilización histórica de los aportes multifacéticos del desarrollo socioeconómico costarricense a lo largo de la vida republicana del país, aportes que no solamente han sido dados por el empresariado. Uccaep “…ofrece interpretaciones de la historia costarricense sumamente anacrónicas y arbitrarias, cuyo propósito es, claramente, afirmar que Costa Rica debe su existencia entera al empresariado. Es una idea absurda e insostenible, la cual, sin embargo, ha echado profundas raíces en el imaginario de la Uccaep y otras organizaciones empresariales costarricenses, las cuales parece que, en efecto, se la toman en serio”. Para fortuna de la democracia, el grupo Economía Pluralista se ha encargado de cerrarle el paso a esta visión totalitaria de lo que ha sido la construcción social en Costa Rica… Volveremos sobre el tema la semana próxima.

Neoliberalismo: el suicidio de un agricultor nacional

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Muy temprano en la mañana de este lunes 8 de junio, mediante mensaje colocado en su cuenta de “feisbuc” e inmediatamente compartido, el ciudadano don Mario Redondo Poveda, Alcalde de Cartago nos comunicó este conmovedor acontecimiento: “Una madre de un joven agricultor de Tierra Blanca de Cartago me despierta hoy con el triste mensaje de que su hijo se quitó la vida. Llevaba meses luchando ante entidades financieras por deudas adquiridas en su labor agrícola. Nuestros agricultores merecen mejor trato”.

Aparte de expresar un sentimiento de solidaridad para con la familia de don Andrés Gilberto Ramírez Víquez, costarricense dedicado a la noble actividad de productor agrícola y quien decidió quitarse la vida, el comentario del señor alcalde de Cartago, “Nuestros agricultores merecen mejor trato”, resume lo que ha venido siendo una fuerte lucha en los últimos meses, especialmente a partir de los acontecimientos de calle del año 2019, con ocasión de las movilizaciones que se dieron a raíz de la aparición en la escena sociopolítica del país del Encuentro Social Multisectorial del cual, la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), es integrante.

La muerte de don Andrés Gilberto Ramírez Víquez dramatiza el fracaso radical de políticas económicas para el campo agropecuario nacional, inspiradas en doctrinas económicas y en valores políticos ajenos a lo que ha sido la particular forma del ser costarricense; la peculiar idiosincrasia tica que, como un pilar fundamental incluyó el amor por los productos de la tierra generados por el cultivo de los suelos nacionales, por hombres y mujeres compatriotas, como don Andrés Gilberto, como sus conterráneos de Tierra Blanca.

La transformación estructural de la sociedad costarricense que se viene impulsando por los sucesivos gobiernos de los partidos Liberación, Unidad y PAC (transformación que sigue sin terminar habida cuenta de poderosas acciones multifacéticas de resistencia popular a lo largo de tales administraciones), ha tenido en el agro nacional uno de los campos de mayor dolor, exclusión y sacrificio.

La desnaturalización de los principios fundacionales de la nacionalización bancaria, impuesta en 1949 por el líder político del siglo XX, José Figueres Ferrer (don Pepe), tiene consecuencia directa en el suicidio de don Andrés Gilberto Ramírez Víquez; dado que la lógica de acumulación desenfrenada y de intereses de usura extorsionantes y expoliadores, consustanciales a la práctica crediticia de una banca privada, contaminó a los bancos del Estado… los que quedan.

Don Andrés Gilberto Ramírez Víquez se suicidó agobiado por las deudas contraídas y, seguramente, acosado por los personeros de la entidad financiera acreedora. Lo más injusto de esta dolorosa circunstancia es saber que al momento de la llegada oficial al país de la pandemia del coronavirus covid-19, los depósitos del público en moneda extranjera en las entidades y bancos del sistema financiero nacional, estarían llegando a la inmensísima cantidad de 35 mil millones de dólares, unos 20 billones de colones (20.000.000.000.000).

Al respecto, nos preguntamos: ¿de cuántos colones eran las deudas de don Andrés Gilberto?; ¿cuánto porcentaje representaría dentro de un universo monetario de 35 mil millones de dólares?; ¿cuál es el público que tiene esa enorme cantidad de depósitos en moneda extranjera en las entidades financieras del país?… De seguro don Andrés Gilberto no era parte de ese público.

Paralela y colateralmente, casos como el del fallecido don Andrés Gilberto, indican la gravedad del deterior de las políticas públicas de cuido, protección, estímulo y apoyo a los productores agropecuarios nacionales, destacándose la paulatina liquidación del papel del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), entidad ésta despreciada por los indicados partidos y sus respectivos gobiernos.

Cada día queda más claro que el modelo económico todavía hegemónico en nuestro país, el inspirado en el neoliberalismo, es un soberano fracaso: es un modelo que comprende en sí mismo el suicido y la muerte. Don Andrés Gilberto Ramírez Víquez se quita la vida mientras que sus acreedores tenían en sus arcas bancario-financieras 35 mil millones de dólares.

El dolor de su trágico fallecimiento y las circunstancias que lo produjeron ha de servir de abono para continuar la lucha por la liberación de sus deudas a los agricultores y a las agricultoras costarricenses: con su vida don Andrés Gilberto, en el plano moral, ya los liberó.

La detención de Albino Vargas

Benjamín Sevilla García, Secretario Nacional de Juventud, ANEP

La detención de Albino Vargas Barrantes, reconocido sindicalista a nivel nacional y quizá, como menciona el constitucionalista Pablo Barahona, la cara más visible de los movimientos sociales, no toma por sorpresa a ningún auténtico defensor de derechos humanos. La expresión “auténtico” no busca generar roces con aquellas personas que tienen un solo tema de defensa y que genuinamente dan la lucha por ello. Más bien, está dirigida a esos engreídos intelectuales que cegados por el pseudo-progresismo creen tener la decencia suficiente para relativizar los derechos humanos, para decirnos “cuáles sí y cuáles no”.

Las personas que ejercen una función auténtica en la defensa de estos derechos saben que hay una realidad que supera la politiquería, una que nos advierte la regresividad de ciertos derechos humanos y lo que esto implica para la continuidad efectiva de nuestro Estado Social y Democrático de Derecho. Las reformas al Código de Trabajo y las constantes amenaza a las justas conquistas de las personas trabajadoras, no les es suficiente. La criminalización de la protesta ya no les da resultado, con la detención del señor Vargas Barrantes se aclaran algunas dudas: el siguiente paso, al parecer, es acallar las voces disidentes, silenciar la real oposición.

La detención de Albino Vargas, en las condiciones en las que se dio, no le puede generar alegría a ningún ser humano decente y civilizado. Las serias discrepancias que con él podamos tener por su forma de expresarse, o por el contenido de sus argumentos, deben llevarse al plano del debate, ahí donde somos fuertes contra las ideas con ideas, pero sin desprendernos del carácter humano. Se debe comprender que el tiempo en el que las actividades sindicales eran tratadas con barbarie y con la complicidad de funcionarios de Estado pasó, que las llamaditas telefónicas para arreglar la detención de líderes de oposición debe quedar en la faceta más oscura de nuestra historia.

Lo anterior no quiere decir que los dirigentes sindicales estén exentos de enfrentar procedimientos judiciales cuando actúen de manera ilegal. Lo que no se puede admitir es que en el ejercicio legítimo de sus funciones sean agredidos o estigmatizados, como hasta hoy ha sucedido con el reconocido sindicalista, cuyo nombre evitan mencionar quienes carecen de liderazgo.

Creo que como país tenemos que plantearnos algunos asuntos relativos al honor de las personas, los líderes sindicales y Albino Vargas en concreto, siempre han tenido que lidiar con una serie de amenazas, de ofensas y de ataques a su honor. Una forma reiterativa de violencia por parte de quienes se esconden en perfiles falsos o se escudan detrás de algunas redes sociales. Y de forma más directa, por el mensaje de odio construido de manera permanente y maliciosa por un sector de la prensa.

Concluyo indicando que, pese a las adversidades mencionadas, tanto en la Fuerza Pública como en el Poder Judicial hay un enorme grupo de personas -la mayoría- honestas que no responden a las presiones externas. Eso nos da la confianza suficiente para saber que este asunto en contra del sindicalista Albino Vargas no prosperará.

Fraude fiscal: “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”

Rodrigo Chaves Robles, el ya “renunciado” Ministro de Hacienda indicó en su carta de abandono del puesto lo siguiente: “Mantengo las banderas que enarbolé cuando asumí el Ministerio, es decir un compromiso genuino con la lucha contra la evasión fiscal, el comercio ilícito, la corrupción y en favor de la responsabilidad fiscal. Sin duda, estas son áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”.

Sostenemos que no fue consecuente con esta prédica; sin embargo, lo que nos interesa resaltar porque vale mucho para nuestra causa por la justicia social real en la maltrecha democracia costarricense, es que él apuntó que “se tocan intereses y sensibilidades profundas” cuando se debe emprender “la lucha contra la evasión fiscal, el comercio ilícito, la corrupción y en favor de la responsabilidad fiscal”. Lo dejó por escrito quien por 25 años ha sido funcionario del Banco Mundial y, por tanto, buen conocimiento tiene de los temas tributario-fiscales en países como el nuestro.

Y es que aquí está el punto central y medular de la grave crisis fiscal que vive el país: un sistema tributario perversamente regresivo y espantosamente corrupto al punto de que, anualmente, entre 15 y 16 puntos del Producto Interno Bruto (PIB), se les van de las manos al fisco por la maraña del relacionamiento ilegal, de esa podrida colusión entre lo público y lo privado de la situación tributaria del país, que son “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”.

El señor Chaves Robles dijo la mitad de lo que debió indicarle al país. Le faltó indicar, explícitamente, que esas “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”, son hoy en día un fuerte factor de poder real que tienen enorme peso político tanto en el seno de la Asamblea Legislativa como en la propia Casa Presidencial.

Es más, creemos que más allá de los “errores” políticos del hoy exministro de Hacienda, esas “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas” son comandadas por el empresauriado evasor de impuestos mediando las más diversas y creativas maneras, legales e ilegales; además de que importantes segmentos de ese empresauriado fraudulento ubicado en el sector bancario-financiero del país, gestiona dinero sucio proveniente del crimen organizado y del narcotráfico. Por algo será que, al momento de la llegada de la pandemia al país, los bancos tenían cerca de 35 mil millones de dólares en depósitos del público; ¿cuál público?

Esta circunstancia, descaradamente tolerada y tutelada por los últimos gobiernos, incluido el actual, es la que mueve nuestra feroz resistencia a que se siga sacrificando a la clase trabajadora, tanto la pública como la privada, así como a la micro-pequeña y mediana empresa, obligándola a pagar los efectos de la crisis fiscal en desarrollo.

El congelamiento salarial para el sector público anunciado por el sucesor de don Rodrigo Chaves Robles, don Elián Villegas Valverde, este pasado día lunes 1 de junio, que le será impuesto a toda la clase trabajadora estatal, ha sido rechazado fuertemente por parte de la corriente sindical en la cual militamos, precisamente por su profunda injusticia; misma que queda en evidencia al contrastar la maléfica realidad del fraude tributario que hay en el país, el cual incluye el comercio ilícito y la corrupción, tal y como explícitamente fue mencionado por el ahora exjerarca hacendario en su carta de renuncia.

Si esos 15 o 16 puntos PIB anuales que, en los últimos años, han venido faltando en la hacienda pública y que, por tanto, fueron reemplazados por diversos tipos de endeudamiento tanto a nivel nacional (colocación de bonos en la Bolsa Nacional de Valores), como internacional; ahora están generando una profunda crisis fiscal agravada por la pandemia; entonces las verdaderas responsabilidades políticas deben señalarse con el dedo acusador de una ciudadanía en proceso de empobrecimiento, estafada políticamente hablando una y otra vez, agobiada por altos impuestos y la no menos alta carestía de vida; y, ahora, extorsionada en lo social, lo económico, lo psicosocial y lo emocional por la grave crisis derivada del covid-19.

Continuaremos por esta senda de combate frontal a esta criminal política neoliberal del fraude fiscal y en contra del abusivo poder del empresauriado corrupto. Es la misma democracia lo que ya están poniendo en juego cuando han decidido jugar con el hambre de la gente.

Fraude fiscal: “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”

Por: Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Rodrigo Chaves Robles, el ya “renunciado” Ministro de Hacienda indicó en su carta de abandono del puesto lo siguiente: “Mantengo las banderas que enarbolé cuando asumí el Ministerio, es decir un compromiso genuino con la lucha contra la evasión fiscal, el comercio ilícito, la corrupción y en favor de la responsabilidad fiscal. Sin duda, estas son áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”.

Sostenemos que no fue consecuente con esta prédica; sin embargo, lo que nos interesa resaltar porque vale mucho para nuestra causa por la justicia social real en la maltrecha democracia costarricense, es que él apuntó que “se tocan intereses y sensibilidades profundas” cuando se debe emprender “la lucha contra la evasión fiscal, el comercio ilícito, la corrupción y en favor de la responsabilidad fiscal”. Lo dejó por escrito quien por 25 años ha sido funcionario del Banco Mundial y, por tanto, buen conocimiento tiene de los temas tributario-fiscales en países como el nuestro.

Y es que aquí está el punto central y medular de la grave crisis fiscal que vive el país: un sistema tributario perversamente regresivo y espantosamente corrupto al punto de que, anualmente, entre 15 y 16 puntos del Producto Interno Bruto (PIB), se les van de las manos al fisco por la maraña del relacionamiento ilegal, de esa podrida colusión entre lo público y lo privado de la situación tributaria del país, que son “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”.

El señor Chaves Robles dijo la mitad de lo que debió indicarle al país. Le faltó indicar, explícitamente, que esas “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”, son hoy en día un fuerte factor de poder real que tienen enorme peso político tanto en el seno de la Asamblea Legislativa como en la propia Casa Presidencial.

Es más, creemos que más allá de los “errores” políticos del hoy exministro de Hacienda, esas “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas” son comandadas por el empresauriado evasor de impuestos mediando las más diversas y creativas maneras, legales e ilegales; además de que importantes segmentos de ese empresauriado fraudulento ubicado en el sector bancario-financiero del país, gestiona dinero sucio proveniente del crimen organizado y del narcotráfico. Por algo será que, al momento de la llegada de la pandemia al país, los bancos tenían cerca de 35 mil millones de dólares en depósitos del público; ¿cuál público?

Esta circunstancia, descaradamente tolerada y tutelada por los últimos gobiernos, incluido el actual, es la que mueve nuestra feroz resistencia a que se siga sacrificando a la clase trabajadora, tanto la pública como la privada, así como a la micro-pequeña y mediana empresa, obligándola a pagar los efectos de la crisis fiscal en desarrollo.

El congelamiento salarial para el sector público anunciado por el sucesor de don Rodrigo Chaves Robles, don Elián Villegas Valverde, este pasado día lunes 1 de junio, que le será impuesto a toda la clase trabajadora estatal, ha sido rechazado fuertemente por parte de la corriente sindical en la cual militamos, precisamente por su profunda injusticia; misma que queda en evidencia al contrastar la maléfica realidad del fraude tributario que hay en el país, el cual incluye el comercio ilícito y la corrupción, tal y como explícitamente fue mencionado por el ahora exjerarca hacendario en su carta de renuncia.

Si esos 15 o 16 puntos PIB anuales que, en los últimos años, han venido faltando en la hacienda pública y que, por tanto, fueron reemplazados por diversos tipos de endeudamiento tanto a nivel nacional (colocación de bonos en la Bolsa Nacional de Valores), como internacional; ahora están generando una profunda crisis fiscal agravada por la pandemia; entonces las verdaderas responsabilidades políticas deben señalarse con el dedo acusador de una ciudadanía en proceso de empobrecimiento, estafada políticamente hablando una y otra vez, agobiada por altos impuestos y la no menos alta carestía de vida; y, ahora, extorsionada en lo social, lo económico, lo psicosocial y lo emocional por la grave crisis derivada del covid-19.

Continuaremos por esta senda de combate frontal a esta criminal política neoliberal del fraude fiscal y en contra del abusivo poder del empresauriado corrupto. Es la misma democracia lo que ya están poniendo en juego cuando han decidido jugar con el hambre de la gente.

Fraude fiscal: “áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”

Albino Vargas Barrantes / Secretario General ANEP

Rodrigo Chaves Robles, el ya “renunciado” ministro de Hacienda, indicó en su carta de abandono del puesto lo siguiente: “Mantengo las banderas que enarbolé cuando asumí el Ministerio, es decir un compromiso genuino con la lucha contra la evasión fiscal, el comercio ilícito, la corrupción y en favor de la responsabilidad fiscal. Sin duda, estas son áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”.

Sostenemos que no fue consecuente con esta prédica; sin embargo, lo que nos interesa resaltar porque vale mucho para nuestra causa por la justicia social real en la maltrecha democracia costarricense es que él apuntó que “se tocan intereses y sensibilidades profundas” cuando se debe emprender “la lucha contra la evasión fiscal, el comercio ilícito, la corrupción y en favor de la responsabilidad fiscal”. Lo dejó por escrito quien por 25 años ha sido funcionario del Banco Mundial y, por tanto, buen conocimiento tiene de los temas tributario-fiscales en países como el nuestro. 

Y es que aquí está el punto central y medular de la grave crisis fiscal que vive el país: un sistema tributario perversamente regresivo y espantosamente corrupto al punto de que, anualmente, entre 15 y 16 puntos del Producto Interno Bruto (PIB), se les van de las manos al fisco por la maraña del relacionamiento ilegal, de esa podrida colusión entre lo público y lo privado de la situación tributaria del país, que son “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”. 

El señor Chaves Robles dijo la mitad de lo que debió indicarle al país. Le faltó indicar, explícitamente, que esas “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas” son hoy en día un fuerte factor de poder real que tienen enorme peso político tanto en el seno de la Asamblea Legislativa como en la propia Casa Presidencial. 

Es más, creemos que más allá de los “errores” políticos del hoy exministro de Hacienda, esas “…áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas” son comandadas por el empresauriado evasor de impuestos mediando las más diversas y creativas maneras, legales e ilegales; además de que importantes segmentos de ese empresauriado fraudulento ubicado en el sector bancario-financiero del país, gestiona dinero sucio proveniente del crimen organizado y del narcotráfico. Por algo será que, al momento de la llegada de la pandemia al país, los bancos tenían cerca de 35 mil millones de dólares en depósitos del público; ¿cuál público? 

Esta circunstancia, descaradamente tolerada y tutelada por los últimos gobiernos, incluido el actual, es la que mueve nuestra feroz resistencia a que se siga sacrificando a la clase trabajadora, tanto la pública como la privada, así como a la micro-pequeña y mediana empresa, obligándola a pagar los efectos de la crisis fiscal en desarrollo.

El congelamiento salarial para el sector público anunciado por el sucesor de don Rodrigo Chaves Robles, don Elián Villegas Valverde, este pasado día lunes 1 de junio, que le será impuesto a toda la clase trabajadora estatal, ha sido rechazado fuertemente por parte de la corriente sindical en la cual militamos, precisamente por su profunda injusticia; misma que queda en evidencia al contrastar la maléfica realidad del fraude tributario que hay en el país, el cual incluye el comercio ilícito y la corrupción, tal y como explícitamente fue mencionado por el ahora exjerarca hacendario en su carta de renuncia.

Si esos 15 o 16 puntos PIB anuales que, en los últimos años, han venido faltando en la hacienda pública y que, por tanto, fueron reemplazados por diversos tipos de endeudamiento tanto a nivel nacional (colocación de bonos en la Bolsa Nacional de Valores), como internacional; ahora están generando una profunda crisis fiscal agravada por la pandemia; entonces las verdaderas responsabilidades políticas deben señalarse con el dedo acusador de una ciudadanía en proceso de empobrecimiento, estafada políticamente hablando una y otra vez, agobiada por altos impuestos y la no menos alta carestía de vida; y, ahora, extorsionada en lo social, lo económico, lo psicosocial y lo emocional por la grave crisis derivada del Covid-19.

Continuaremos por esta senda de combate frontal a esta criminal política neoliberal del fraude fiscal y en contra del abusivo poder del empresauriado corrupto. Es la misma democracia lo que ya están poniendo en juego cuando han decidido jugar con el hambre de la gente. 

“Cambio” ministerial en Hacienda

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Nuestro compañero de causa en la lucha social que libramos bajo los conceptos del Sindicalismo Sociopolítico, don Jorge Fonseca Fonseca, en su calidad de Presidente de la Junta Directiva de la Seccional ANEP-Hacienda, elaboró varios y valiosos criterios acerca del “cambio” (así entrecomillado), ocurrido en la máxima categoría política del importante Ministerio de Hacienda en las pasadas horas.

Es importante compartir con la ciudadanía lectora de esta columna semanal de opinión que nos publica El Decano de la Prensa Nacional, esta opinión obrera intramuros de tal cartera ministerial, emitida por el mencionado destacado profesional integrante de su planilla, con muchos años de servicio público en ese ministerio y con gran conocimiento de la cuestión hacendaria con perspectiva de los de abajo. Veamos lo que nos comenta don Jorge:

Empieza el comentario de don Jorge así: “El Ministro de Hacienda saliente, don Rodrigo Chaves Robles, por sus largos años de trabajo en el Banco Mundial y por sus contactos en el mercado financiero internacional, venía precedido de una gran aureola y su nombramiento había creado mucha expectativa. Es más, se podría afirmar que el Gobierno hasta presumía con esta designación. Sin embargo, ya podemos decir que su paso ministerial fue efímero e intrascendente y que, por algunas decisiones que tomó en el corto tiempo que ejerció como ministro, fue perdiendo credibilidad, debilitándose su labor en gran medida.

El comentarista nos recuerda parte del accionar del hoy exministro al momento del inicio de su breve gestión: “Algunos hechos que sobresalieron durante su breve estadía en el Ministerio de Hacienda, incluyeron la sacudida que hizo en algunos puestos estratégicos, que son clave en la lucha contra la gran evasión y contrabando que hay en nuestro país; pensándose que ahora este grave tema sí iba a ser abordado en serio y que los grandes evasores y contrabandistas, serían perseguidos y que, ¡por fin!, su impunidad tributaria sería severamente castigada, por lo que había mucha expectativa con las nuevas designaciones. Pero, al final, sólo se removieron funcionarios con muchos años de laborar en Hacienda y en su lugar se nombraron personas provenientes de reconocidos despachos de asesoría tributaria y de otros entes privados; y muy recientemente, cuando se realizó el cuestionado nombramiento de un joven funcionario que era su asesor, como Director de Hacienda”.

Don Jorge nos lleva a que pensemos en lo siguiente que, a lo mejor, podría haber significado un obstáculo para don Rodrigo, el breve ministro en la cartera de Hacienda: “Nos parece que, por tantos años de vivir fuera del país, el ahora exministro estaba un poco desconectado de la realidad costarricense; y que, por más que se diga del acercamiento y contacto que se logra por medio de las redes sociales, no es lo mismo estar afuera que adentro, sintiendo y viviendo de cerca, los efectos de los principales problemas nacionales”.

El comentario sobre el cual estamos desarrollando el presente artículo, recuerda los dos principales episodios negativos que le abrieron el camino hacia la caída del ya exministro don Rodrigo Chaves Robles. Así lo describe nuestro compañero Jorge Fonseca Fonseca: “Y dentro de esta distorsión del entorno nacional, se hizo evidente su idea de que los empleados públicos tenemos buenísimos salarios y que estamos llenos de privilegios, por lo que para alivianar un poco las serias consecuencias de la pandemia, se atrevió a proponer una contribución solidaria a los salarios de medio millón de colones en adelante, lo cual en pocas horas, provocó un gran rechazo en las redes sociales, hasta el punto de que el propio presidente Alvarado tuvo que desautorizar su temeraria propuesta que luego, también, regresiva y arbitrariamente, se quería imponer a los sueldos de un millón cien mil colones. Posteriormente, sobrevino la segunda desautorización presidencial, cuando don Rodrigo Chaves se opuso abierta y públicamente a la ley de la República, recientemente aprobada por abrumadora mayoría parlamentaria, de liberar a las municipalidades de las rigideces de la regla fiscal”.

La carta de renuncia del ahora exjerarca hacendario le permite a don Jorge destacar el siguiente contenido, mismo en el cual nosotros mismos ya reparamos pues nos ofrece una nueva argumentación en nuestra lucha persistente sobre el trasfondo de la realidad del problema fiscal del país. Dijo don Rodrigo lo siguiente: “…que en la lucha contra la evasión fiscal, el comercio ilícito y la corrupción, se tocan intereses y sensibilidades profundas…”.

¡Importantísimo! Ha atinado el compañero Jorge Fonseca Fonseca al destacar en su análisis las palabras de don Rodrigo Chaves Robles al dejar el cargo de Ministro de Hacienda; tal y como ha sido señalado por la reiterada lucha de la corriente sindical que ocupa nuestro quehacer diario: “intereses y sensibilidades profundas” son las piedras angulares del gigantesco y criminal, socialmente hablando, fraude fiscal-tributario del país a gran escala.

“¡Oh!… ¿Y ahora quién podrá defendernos?”

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Utilizo esta frase ya histórica en el ambiente cultural latinoamericano, creación del cómico mexicano Roberto Gómez Bolaños, el popular Chespirito, para abrir este comentario con relación al papel que la Defensoría de los Habitantes de la República debería estar jugando en la sociedad costarricense de la actualidad; misma que, para el caso costarricense, presenta tres características imposibles de ignorar: a) la gente vota, pero no elige a sus gobernantes; b) la desigualdad en cuanto al ingreso y la concentración de la riqueza minan la confianza de la gente en su clase gobernante; c) la sociedad civil, aunque con buenos niveles organizativos en lo gremial-corporativo, muestra una espantosa desarticulación que abre el espacio para la facilitación de la acumulación y el fomento de la exclusión.

De manera ilusa, quizás, uno esperaría que la Defensoría de los Habitantes de la República se hubiese convertido en la figura de la institucionalidad pública destinada a la defensa de los y de las habitantes de la República quienes, en su abrumadora mayoría, están en alta vulnerabilidad de cara a los efectos negativos en el plano económico y social que se derivan de las tres características apuntadas en el párrafo anterior que perfilan la Costa Rica de estos días; apuntados los mismos desde nuestra perspectiva de la lucha social (lucha social de legitimidad democrática incuestionable). En tiempos de pandemia como los que estamos viviendo, estas circunstancias han de empeorar.

Ha sido un duro golpe la admisión de culpa por parte de la actual titular de la Defensoría, doña Catalina Crespo Sancho en cuanto a que dentro de la institución hubo una “pérdida” de parte de una grabación proveniente de la intervención de dicha jerarca en Casa Presidencial, con ocasión del escándalo de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAS); grabación que contenía datos de la interpelación que ella le hizo al propio mandatario de la República, Carlos Alvarado Quesada.

Si consideramos el gran impacto en la ciudadanía que generó la posibilidad real de sentirse espiada desde la misma sede del Poder Ejecutivo, espionaje que habría sido ideado con la venia del propio Alvarado Quesada, el “extravío” de dicha grabación, aparte de la sospechosa conveniencia que eso representa para la parte de la oficialidad gubernativa involucrada en esta delicada cuestión; se le ha dado un golpe muy duro a la credibilidad y a la transparencia de la Defensoría de los Habitantes de la República; entidad que, la verdad sea dicha, ya venía jugando un rol tan desteñido y tan “invisible” para grandes segmentos de la ciudadanía que ésta se percata de que todavía existe al aflorar una lamentable circunstancia como la comentada.

Y es que la Defensoría de los Habitantes de la República se convirtió en un botín politiquero, en un trueque de votos diputadiles que negocian el nombramiento de su titular según conveniencias partidarias. Además, destacados cuadros profesionales de su equipo pasan a ser jerarcas de esos gobiernos cuyos partidos participan de ese trueque y luego vuelven, como si nada, a ocupar sus puestos en la Defensoría, cuando han sido partícipes, de un modo u otro, del deterioro del estado de la cosa pública que afecta la calidad de vida de los habitantes; precisamente habitantes que deben defender cuando retornan a la institución.

Ahora resulta que, dentro de la propia Defensoría, a juzgar por el carácter de la denuncia que se presentó su titular ante el Ministerio Público por dicha “pérdida”, se puede colegir que a nivel interno institucional las lealtades partidarias pesan más que las lealtades para con los y las habitantes que se deben defender.

Seguramente peco de ignorante, pero no conozco cómo pueden hacer los y las habitantes de la República para evaluar cómo les defiende la Defensoría. Pareciera más que urgente una beligerante acción civil de esta entidad en defensa de los derechos de la gente y en defensa de la institucionalidad pública diseñada y heredada por parte de las generaciones anteriores para el fomento de la inclusión social y de la promoción del bien común. No veo que esté en condiciones de asumir semejante desafío histórico.

Nunca como antes el fomento de la inclusión social y de la promoción del bien común están intrínsecamente ligados al bienestar de los y de las habitantes de la República. La Defensoría de los Habitantes de la República no parece estar ya a la altura de tan urgente necesidad y de tan grande desafío.

La entidad sufre de una especie de neutralización política. Está en zona de confort. Está pagando, además, el costo de que la convirtieran en botín politiquero y en cuna de jerarcas ministeriales al servicio del tripartidismo neoliberal hoy dominante. Apelo al legado de Chespirito y por eso pregunto: “¡Oh!… ¿y ahora quién podrá defendernos?