Discurso de Mauricio Castro en la firma de la Reforma Procesal Laboral

Mauricio Castro Méndez

Buenos Días
Señores y Señora Presidentes de los Supremos Poderes
Señores y Señoras Diputados de la Asamblea Legislativa
Autoridades de Gobierno y de gobiernos extranjeros
Trabajadores y trabajadoras

• El proceso de elaboración y aprobación de la Reforma Procesal Laboral inició en 1998 y concluye en el 2016. Muchas personas hemos dado alma, vida y corazón en este proceso. Algunas incluso ya no están con nosotros. Pero además de las personas las organizaciones sindicales han sido centrales en este episodio y en una historia más grande normalmente olvidada.

• El derecho del trabajo se expresa en normas, jurisprudencia, doctrina y prácticas que reflejan el conflicto social, económico y político en un tiempo y momento determinados.

• La conquista de los derechos laborales parte del reconocimiento del conflicto como inherente a toda sociedad democrática, en la que el trabajador debe ser protegido frente al empleador.

• Esto se logra por medio del derecho individual del trabajo y del derecho colectivo del trabajo que parte de la idea de que los trabajadores organizados pueden negociar sus condiciones de trabajo, si es necesario presionando a los empleadores por medio del derecho humano a la huelga.

• Este es el corazón del derecho del trabajo que durante el siglo XX y el siglo XXI se consolidó en el derecho occidental.

• Este y otros derechos humanos relacionados con el trabajo nunca fueron un regalo ni una concesión graciosa de los empleadores ni de los partidos políticos en el gobierno.

• Siempre ha sido parte del esfuerzo de los trabajadores organizados en sindicatos.

• Así ha sido en toda América y en Europa. Costa Rica no ha sido la excepción.

• Desde la década de los 20, el movimiento sindical logró incidir en las condiciones de trabajo de la clase trabajadora, mediante el impulso de 101 leyes laborales antes de la década de los 40, y otras 99 durante la década de los 40.

• La articulación con partidos políticos progresistas fue fundamental en ese proceso: el Partido Reformista, el Partido Vanguardia Popular, la alianza con el Partido Republicano Nacional y luego con el Bloque de la Victoria, permitieron enormes avances para los trabajadores.

• De este proceso normalmente se recuerda el Código de Trabajo y las garantías sociales de 1943. Pero derechos como la jornada de 8 horas, el salario mínimo, el descanso semanal, la protección contra accidentes de trabajo, entre muchos otros, fueron producto de la lucha sindical desde la década de los 20. Todas esas regulaciones fueron luego incorporadas en el Código de Trabajo en 1943.

• Así como se olvida este proceso de expansión de derechos que culminó en la década de los 40, también se simplifica el proceso haciéndolo ver como una idea de tres o cuatro líderes políticos. Ciertamente esta es una parte importante de la historia, como hoy lo es la participación de liderazgos políticos en el proceso de aprobación de la Reforma Procesal Laboral. Pero esta es solo parte de la historia.

• En todo caso, el Código de Trabajo fue un paso fundamental, pero en tanto expresó el conflicto social, económico y político existente en los 40, tuvo enormes limitaciones y fue, desde el inicio claramente restrictivo en el derecho laboral colectivo.

• Además siempre existió una brecha enorme entre la norma declarada y la realidad de los trabajadores.

• El proceso autoritario desencadenado por la ruptura del orden constitucional en 1948 tuvo como uno de sus legados una fuerte intolerancia en contra de uno de los pilares de la democracia: la organización sindical.

• Solo en 5 años, entre 1948 y 1953, el 90% de los sindicatos existentes fueron disueltos, se encarcelaron dirigentes sindicales e incluso varios de ellos fueron asesinados por autoridades policiales en el triste episodio del “Codo del Diablo”.

• A partir de ese momento, en Costa Rica se instaló una deslegitimación política de la organización sindical, una sostenida intolerancia a su existencia y como sociedad asumimos como normal la persecución sindical.

• A esta intolerancia sindical en el sector privado, se sumó la cooptación de dirigencias sindicales como práctica política partidaria en el sector público.

• Las limitaciones normativas y la deslegitimación del derecho colectivo en Costa Rica, produjo que la ilegalidad de la huelga fuera lo normal, que la negociación colectiva en el sector privado pasara de excesivamente reducida a virtualmente inexistente, y que la afiliación sindical se haya convertido en sinónimo de persecución, discriminación y estigmatización.

• Tristemente como país hemos aceptado la violencia social en contra de los trabajadores que se organizan, y hemos aceptado como normal lo que un gran jurista señaló en su momento: la democracia se acaba en la puerta de la empresa.

• Esta cultura política permeó a toda la sociedad, incluyendo a los operadores jurídicos, de forma tal que además, el texto del Código de Trabajo fue leído e interpretado de forma restrictiva y con temor hacia el ejercicio de la libertad sindical.

• A pesar de ello miles de trabajadores han continuado organizándose en el sector privado y en el sector público. Sin los sindicatos la reforma que se firma hoy jamás se habría convertido en realidad como tampoco habría sido realidad el Código de Trabajo en su momento.

• Como trabajador quiero agradecer profundamente al Sindicato de Trabajadores de Plantaciones SITRAP, la Coordinadora de Sindicatos Bananeros, la ANEP, la CTCR, la CMTC, la Central Social Juanito Mora Porras, el Colectivo Patria Justa, el SEC, entre muchos otros sindicatos que han participado en todo o parte de este largo proceso.

• Hoy nos encontramos ante una enorme modificación jurídica que tiene como objetivo ayudar a cerrar esa brecha, tanto en el cumplimiento de los derechos individuales de los trabajadores, como en el ejercicio de los derechos colectivos del trabajo.

• Hoy debe iniciar una nueva etapa en la cultura política y jurídica de este país. Esta revolución laboral debe permear los tres poderes del estado. Los jueces y el Estado no pueden seguir haciendo lo mismo que han hecho en los últimos 60 años en esta materia.

• Los trabajadores quieren y deben poder ser protagonistas en la construcción de sus condiciones de vida y de su trabajo.

• Los sindicatos y los empleadores están frente a una enorme posibilidad: la generación de una nueva cultura de relaciones laborales. Una que ayude a la democratización de la sociedad.

• La Reforma Procesal Laboral no es perfecta, como tampoco lo fue el Código de Trabajo en 1943. Ambos cuerpos normativos son el resultado, siempre perfectible, del conflicto social y de la búsqueda por reconocer y darle un lugar a ese conflicto mediante vías deliberativas y democráticas.

• Su lectura y su aplicación también tendrá lugar en el marco de tensiones y realidades dadas, pero, sin duda alguna, el texto permite traer sangre nueva en lo que debería ser un esfuerzo nacional para tutelar efectivamente los derechos individuales y los derechos colectivos de los trabajadores.

• Debemos cambiar nuestra práctica social y nuestra práctica jurídica que muchas veces ha decidido ver hacia otro lado frente al abuso y la violación de los derechos de las personas trabajadoras.

Por eso concluyo con las palabras del poeta Jorge Debravo:

Trajes

Hace mucho tiempo que usamos este mismo vestido
en la casa,
en la iglesia
y en el gobierno.
Nos hemos habituado tanto a usarlo
que ahora nos da miedo
y no nos atrevemos a cambiarlo,
como si con el cambio nos quedáramos muertos.
Ajustamos los pasos,
las costumbres, los credos,
el amor, los pensamientos,
a la estreches reseca de este traje
apolillado y viejo,
que empezó siendo objeto de servicio
y se nos ha trocado en carcelero.
Yo digo, sin embargo, que en la vida
hay mucho fresco.
Que debemos quemar este gangoche
donde ya no nos cabe el pensamiento.
Lo importante es decir un día de todos:
-¡Al diablo este vestido polvoriento!
y agarrarlo con cólera y rasgarlo
y quedarse desnudo en medio viento.
(Estando uno desnudo busca traje
aunque tenga que hacerlo
deshilándose el cuerpo).
Lo importante es estirar este vestido,
encontrar uno nuevo
y no dejar jamás que se nos hunda
en la piel y en los huesos,
porque entonces, amigos, deja de ser vestido
y se nos hace amo y carcelero.

Muchas gracias

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