Por Albino Vargas Barrantes
Secretario General de la ANEP
Creemos que no había ocurrido en los últimos tiempos un episodio de la realidad nacional que esté causando tanto indignación popular y enorme furia ciudadana, como la revelación de la lista de “grandes contribuyentes” (debemos ponerlo entrecomillado, por razones obvias), dada conocer el pasado miércoles 6 de diciembre de 2018, a regañadientes y contra su voluntad, por parte de la señora Ministra de Hacienda, doña Roció Aguilar Montoya.
Cumplió ella sentencia de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que así se lo ordenó, al haberle dado la razón a un estimable grupo ciudadano, mediante un recurso de amparo oportunamente interpuesto, el cual fomenta una causa de lucha social denominada Territorios Seguros, quienes realizan un quehacer por el desarrollo de la Democracia al amparo del artículo 9 constitucional.
Podemos decir que estamos en presencia del escándalo tributario más relevante de la historia republicana costarricense,considerando los nombres de las firmas de las mega corporaciones y empresas involucradas; así como las identidades de los personajes del mundo de los negocios y de la política que tienen relación con la actividad de dichas entidades lucrativas del sector privado de la economía.
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Nos corresponde realizar un gigantesco esfuerzo de información, de comunicación, de análisis crítico, de cuestionamiento diverso y profundo, de constancia denunciante, a fin de que este asunto no sea consumido por la triste sentencia cívica de que “en Costa Rica no hay escándalo que dure tres días”; a decir del ciudadano don Ricardo Jiménez Oreamuno (1859-1945), el único costarricense que ha sido tres veces Presidente de la República y el único que ha sido presidente de los tres poderes tradicionales del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial).
Esa lista de “grandes contribuyentes” que desde la última década vienen declarando a la Dirección General de Tributación del Ministerio de Hacienda, pérdidas y/o cero ganancias, es apenas la punta del iceberg de la espantosa realidad regresiva del sistema tributario costarricense pues, hacen falta más listas, por una parte.
Por otra, hay que agregarle la catástrofe que representa la recaudación-defraudación en aduanas; y la no menos escandalosa hemorragia fiscal que representan las exenciones y las exoneraciones.
Decimos que apenas estamos en presencia de la prima facie del, repetimos, más grande escándalo de la historia tributaria nacional, por cuando vea usted lo que nos falta por conocer:
La segunda lista compuesta por 96 empresas de ese grupo de “grandes contribuyentes” que, según la indicada jerarca de Hacienda, le estarían adeudando al fisco 560 mil millones de colones, un 1.61 del PIB; cantidad que es superior a la suma prevista de ingresos frescos o de potencial recaudatario que producirá solamente un 1.20 del PIB, el popularmente conocido como combo fiscal, ahora Ley de la República No. 9635,irónicamente denominada por el oficialismo como Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
Estamos preparando, al efecto de esta segunda lista de 96 mega corporaciones, un recurso de amparo en contra de la Ministra de Hacienda pues sabemos que nos negará tal información que le hemos pedido a nombre de la ANEP.
Como ya sabemos -pero siempre será necesario recordarlo cada vez que tengamos oportunidad-, esta ley 9635 se la impuso al pueblo la tríada gobiernista PLUSC-PAC, mediante triquiñuelas en el trámite parlamentario, lastimosamente avaladas por el fallo constitucional del compadre hablado de la Sala Cuarta.
La lista tercera que necesitamos conocer es la del resto del grupo de “grandes contribuyentes” que sí han venido pagando impuestos en el período analizado, para determinar cuándo han venido aportando al fisco, en realidad, en lo que respecta a sus responsabilidad es para con la sociedad.
La cuarta es la lista de empresas que al amparo de la indicada legislación No. 9635, el combo fiscal, serán objeto de amnistía tributaria; lista que ha sido solicitada mediante amparo constitucional por el señor diputado don José María Villalta Florez-Estrada y que todos esperamos se resuelva pronto para que el Ministerio de Hacienda la dé a conocer.
La quinta es la lista se empresas que esta institución cataloga como GETE: grandes contribuyentes territoriales; entidades de negocios que realizan su actividad productiva no en el plano nacional, sino a nivel local-regional. Las GETE’S ameritan también conocerse por parte del pueblo.
La sexta es la lista de los expedientes perdidos en el departamento de cobro judicial del Ministerio de Hacienda; situación inexplicable y condenable pues se habla de una cifra de extravíos deentre 7 y 14 mil archivos de cobro.
Realmente hace tiempo no se sabe nada al respecto luego de las denuncias públicas; sin embargo, en el marco de este escándalo tributario debemos reposicionar el ojo crítico ciudadano y el dedo cívico acusador para que esta barbaridad no quede impune.
Sinceramente, nuestra sociedad ocupa de una Transformación Tributaria Estructural, una verdadera revolución tributaria. En nuestro caso y desde la trinchera sindical en la cual militamos, ajustamos y a unos 18 años abordando el tema.
La lista de la vergüenza tributaria 2018 -como un respetado y querido amigo la denominó-, nos da suficiente fuerza, ya contundente y sin posibilidad de que sea rebatida, para reiterar las siguientes conclusiones categóricas a las que ya habíamos llegado mucho antes de conocerse la indicada lista (y las que faltan):
- UNO. La estructura tributaria nacional es perversamente regresiva: pagan más los que proporcionalmente tienen; y los que tienen más, no pagan lo debido: eluden, evaden y/o roban descaradamente impuestos.
- DOS. Los salarios del empleo público nunca lo fueron, no lo son y no lo serán, responsables del déficit fiscal. Los abusos y los excesos que obligadamente se deben corregir, son otros cien pesos.
- TRES. La perversa estructura tributaria del país y la conducta evasora-elusora de impuestos a todo nivel, es pilar fundamental de ese déficit; y, por ende, del no menos perverso endeudamiento público que nos conduce al precipicio.
- CUARTO. Si queremos ponerle rostros y nombres a lo que hemos venido denominando nosotros como la hegemonía política-económica actualmente dominante en nuestra sociedad, ejercida administrativamente por los gobiernos del tradicional bipartidismo PLUSC, ahora tripartidismo PLUSC-PAC; solamente tenemos que reparar en la lista de “grandes contribuyentes” que se acaba de dar a conocer. Es esta gente la del real poder si hablamos de lado del capital.
- QUINTO. Corresponde a los que estamos de este lado de la acera, la otra hegemonía, darle integralidad y cuerpo a la misma. Las potencialidades para ello están más que demostradas. Parece que esta es la tarea histórica más estratégica que hayamos enfrentado en los últimos 30 años