Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP
Ninguno sale bien librado: ni el Partido Liberación Nacional, ni el Partido Unidad Social Cristiana, ni el Partido Acción Ciudadana pueden mostrar que sus respectivas administraciones han realizado políticas públicas realmente con carácter de integración social en cuanto a la provincia de Limón; si se quiere, la región del país que más contundentemente refleja el fracaso de las políticas neoliberales que estos tres partidos, al renegar de sus principios y valores fundacionales, terminaron adoptando en sus correspondientes administraciones ejecutivas.
La verdad es que, en las tres provincias costeras del país, Limón, Guanacaste y Puntarenas, los indicadores socioeconómicos generalmente aceptados en nuestra sociedad, reflejan con crudo dramatismo los tres más grandes vicios contaminadores de la convivencia democrática que se nos impusieron, cuando los gobernantes y las sucesivas administraciones de esos tres partidos, definieron que la promoción del lucro privado fuera el eje “articulador” de la integración social.
Estos tres flagelos, en Limón (tanto como en Puntarenas y Guanacaste), consisten en: 1) desempleo abierto, subempleo y precarización laboral y salarial; 2) desigualdad en cuanto a la distribución del ingreso vs. intenso proceso concentrador de riqueza; 3) alto índice de violencia en todas sus manifestaciones: económica, sociofamiliar, delincuencial, crimen organizado y narcotráfico.
Ahora Limón, tal vez como nunca antes se evidenció, muestra la dura realidad de que la entrada en operación de la transnacional de operación portuaria va ir en paralelo con el aumento de los impactos de esos tres flagelos; como si ya no fuese suficiente la cantidad de años que viene viviendo en rezago social integral, pese a que desde el punto de vista económico, todos los datos indican no solamente su potencial sino la enorme cantidad de recursos económico-financieros que se mueven con base en su estratégica ubicación geográfica.
Sin una agresiva política pública impulsada al más alto nivel político del Estado, Limón sucumbirá definitivamente.
Lo desesperanzador es que la actual administración gubernativa Piza-Alvarado, dado su carácter político-ideológico a favor del megacorporativismo de negocios, especialmente el de sesgo transnacional, no va a rectificar esa política de exclusión social y de expolio económico a Limón, si en sus pobladores y fuerzas vivas no media una especie de rebelión ciudadana.
La agresión política que, desde el Estado central, en este caso el MOPT y la Casa Presidencial, se da en contra de la institucionalidad pública representada en Japdeva, no deja lugar a dudas de que a esta entidad han decidido desaparecerla (o reducirla a una mínima expresión simbólica), pues la prioridad de la política pública es ahora, no sólo contundente, sino que profundamente ideológica en el caso del negocio portuario del país: todo mercado-nada Estado.
Creemos que nada bueno puede esperar el pueblo de Limón de parte de sus políticos del ahora tripartidismo hegemónicamente dominante: la tríada gobiernista PLUSC-PAC. Tampoco, aunque habrá excepciones de valor, la “nueva” clase política limonense parece estar a la altura del más grande desafío de inclusión social que tiene la provincia caribeña ante el expolio de los beneficios del negocio portuaria transnacional.
En nuestra modesta percepción de la realidad limonense actual, se debe impulsar la creación de un poderoso polo de poder, cívico-social, con vocación convocante para la movilización activa, para demandar de parte del Estado central (ahora volcado hacia el fomento del desarrollo de los mega-negocios como su prioridad), políticas de reactivación económica realmente efectivas y de promoción de contundentes acciones de inclusión social, mediando un gran papel inversor de parte del Estado que sí puede fomentarlo bajo la presión articulada de ese polo de poder cívico-social.
El sindicalismo nacional con propuesta-país, dentro del cual militan importantes agrupaciones laborales limonenses, cuenta con un amplio abanico de propuestas integradoras y de desarrollo económico-social que pueden ser consideradas por las fuerzas vivas de Limón, pero en articulación estratégica para un fuerte cambio de rumbo en lo que hasta ahora ha sido el ausente papel estatal en el fomento del crecimiento económico con inclusión social en la provincia caribeña.
La gravedad de la coyuntura, con lo poco activo de ese papel estatal que todavía queda en Limón, como lo es Japdeva, requiere la transformación cualitativa de las fuerzas vivas de la localidad (que son dignas de consideración), en un factor de poder desafiante de esa cruel hegemonía del capital, impulsada desde Zapote contra el pueblo caribeño.