Necesitamos renegociar la deuda interna

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

El distinguido ciudadano, académico universitario y de profesión economista, don Luis Paulino Vargas Solís, quien es el director del Centro de Investigación Cultura y Desarrollo (CICDE), de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), publicó un excelente comentario titulado “Necesitamos renegociar la deuda interna”, que merece toda la atención ciudadana posible.

El artículo de don Luis Paulino fue publicado en setiembre de 2020.

La corriente sindical en la cual militamos ha venido insistiendo en este grave asunto de la deuda pública del país, especialmente en el escandaloso pago de intereses de la misma, a razón de 195 millones de colones diarios.

Pensamos que este problema es uno de los fundamentales que pueden ayudarnos a explicar la gravedad de la desigualdad y de la exclusión socioeconómica que sufre la abrumadora mayoría del pueblo costarricense.

Por la importancia del asunto, hemos considerado compartir con usted doce consideraciones que motivan a don Luis Paulino a fundamentar su planteamiento de la necesidad nacional de una renegociación política de la deuda interna del país.

En varias partes, don Luis Paulino escribe con la temporalidad del artículo, hablando del año que iba a concluir (2020), proyectando lo concerniente al presente, 2021. La contundencia de los planteamientos es completamente actual.

Este distinguido académico costarricense nos llama la atención de la siguiente manera:

PRIMERO – Factores que hacen viable esa renegociación.

1)  Del total de la deuda del Gobierno Central, el 77% es interna.

2)  Solo un 4% del total de la deuda interna está en manos de “no residentes”, o sea, personas o sociedades que no están domiciliadas en Costa Rica.

3)  Alrededor de un 45% de esa deuda está en el propio sector público (obviamente el restante 55% corresponde al sector privado, incluyendo bancos privados, cooperativas y mutuales).

 SEGUNDO – Factores que lo hacen necesario.

4)  Según las estimaciones oficiales, los pagos por intereses representarían para este año un 5,3% del valor de la producción nacional (el PIB) y un 5,6% el año venidero. O sea: la mayor parte del déficit fiscal proviene de los intereses.

5)  Las necesidades totales de financiamiento del Gobierno Central, que corresponden al financiamiento del déficit más la deuda que vence y que debe ser refinanciada, representa un monto muy significativo: 14% del PIB este año, y 15% en 2021.

TERCERO – ¿Qué objetivos tendría la renegociación?

6)  Reestructurar los plazos para convertir deuda de corto plazo en deuda de largo plazo y disminuir significativamente las amortizaciones que deban hacerse este año y los años inmediatos siguientes.

7)  Disminuir significativamente las tasas de interés, las cuales actualmente rondan un nivel sumamente elevado de alrededor del 7%. Puesto que la tasa básica pasiva está en estos momentos en un 3,45%, la tasa que pague el gobierno no debería exceder del 4%.

 CUARTO – ¿Cuáles deberían ser las metas concretas a las que deberíamos aspirar?

8)  Primero: reducir los pagos por intereses. Una tasa del 4% sobre la deuda interna, debería reportar un ahorro de unos ₡400 mil millones anuales, un poco más del 1% del PIB.

9)  La reestructuración de los plazos, deberían permitir reducir en varios puntos del PIB las necesidades de refinanciación de la deuda pública para este año y los siguientes.

QUINTO – ¿Habría alguien que pierda?

10)   Pues claro: los acreedores recibirán menos pagos por intereses, y deberán admitir plazos de vencimiento más largos. No olvidemos que ello incluye no solo personas y familias muy ricas, sino también cooperativas, fondos de pensión y mutuales, además de muchas instituciones públicas.

11)   Frente a ese inconveniente, lo que habría que sopesar es la necesidad urgente de abrir espacio en lo fiscal. Claramente esta medida no sería suficiente, y debería ir acompañada de algunas otras, pero es un paso necesario, para aliviar la presión sobre las finanzas públicas, y crear condiciones para una mejor gestión de la crisis y el impulso de una política vigorosa de reactivación económica y generación de empleos.

12) Esta medida, junto a algunas otras, podrían darnos la autonomía de decisión suficiente para prescindir del gravoso, realmente dañino, acuerdo con el FMI.

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