REVISTA ENCUENTRO 5 by Yariela Novo on Scribd

RECURSO de AMPARO contra MEP by EugenioGuerrero on Scribd
Por: CSI
En una crisis mundial sin precedentes, millones de personas han perdido su empleo y se ven empujadas a la pobreza. Esta situación se produce inmediatamente después de una recuperación frágil e incompleta de la crisis financiera mundial de 2008-2009, en la que el hecho de abandonar rápidamente las políticas de estímulo para pasar a la austeridad, además de las embestidas contra los trabajadores y trabajadoras, socavaron fatalmente los progresos iniciales. El informe sobre el renovado impulso que el FMI concede a la oferta tras cuatro décadas de ajuste estructural y condicionalidad de austeridad: The IMF’s renewed supply-side push: Four decades of structural adjustment and austerity conditionality, esboza el papel central desempeñado por el Fondo en estas decisiones destructivas tomadas a raíz de la crisis financiera mundial como parte de un espectro más amplio de políticas fallidas.
“Tras la crisis de 2008 causada por el sector financiero y los rescates financieros que se concedieron a los responsables, los trabajadores se convirtieron en el blanco de una ofensiva en toda regla contra la negociación colectiva, los derechos laborales y los servicios públicos. A medida que planificamos planes de recuperación económica del daño causado por la COVID-19, no podemos repetir los mismos errores de poner fin prematuramente a las medidas de estímulo y perseguir recortes drásticos en el gasto que socavan el crecimiento”, señaló Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.
En 2015, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU brindaron la oportunidad de recomenzar implantando una agenda universal para el trabajo decente, la igualdad de género, la protección social y otros aspectos positivos. Sin embargo, la energía se ha redirigido a promover los intereses de los inversores privados como la única forma de financiar el desarrollo sostenible. El Banco Mundial ha encabezado, tal como se detalla en el informe sobre el fundamentalismo del mercado y el Grupo del Banco Mundial, abordando desde los programas de ajuste estructural hasta la maximización de las finanzas para el desarrollo y otros elementos más: Market fundamentalism and the World Bank Group: from Structural Adjustment Programmes to Maximizing Finance for Development and beyond. La óptica adoptada por el Banco de maximizar las finanzas para el desarrollo aleja a la institución de las inversiones catalíticas y conduce a reformas políticas destinadas a beneficiar a los inversores privados extranjeros, o recurre incluso a la ingeniería financiera para proteger sus inversiones.
Desde el inicio de la COVID-19, más de 100.000 millones de USD han abandonado los países de mercados emergentes, lo que representa el caso de fuga de capitales más grande y rápido de la historia. Estos dos informes describen de qué manera las recomendaciones en materia de políticas del Banco Mundial y el FMI en relación con los mercados de capitales y la financiación para el desarrollo contribuyeron a la fragilidad, la financiarización y las entradas de capital privado especulativo. Ambas instituciones han frustrado simultáneamente la creación de empleos de calidad, los servicios públicos y las políticas de aumento de salarios.
De dejarse sin control, los estragos de la crisis actual agravarán tres décadas perdidas para el progreso del desarrollo. Los informes documentan un vuelco en el Banco Mundial y el FMI en la década de los años 1980, cuando la administración Reagan impuso un orden del día ideológico que cambió las operaciones de las instituciones financieras internacionales. Este giro inició la era de los programas de ajuste estructural que impusieron un conjunto estricto de políticas desreguladoras centradas en la oferta denominadas Consenso de Washington. Aunque esta camisa de fuerza se abandonó a principios de la década de los años 2000, los informes demuestran que desde entonces las instituciones financieras internacionales han seguido guiándose por el fundamentalismo del mercado, donde muchos de los cambios son más cosméticos que reformas sustantivas a las instituciones.
“La fuga masiva de capitales, las severas cargas de la deuda y los efectos de las políticas fallidas están lastrando a los países en desarrollo en un momento en que necesitan preparar planes de estímulo y reconstrucción inclusivos. Ya es hora de comprometerse a prolongar el alivio de la deuda por dos años suprimiendo las medidas de austeridad como condicionalidad y haciendo coincidir la inversión con los ODS, así como poner fin a las condiciones de los préstamos y al asesoramiento de políticas que promueven enfoques fallidos. Esto es especialmente necesario en los préstamos para la política de desarrollo del Banco Mundial y en los acuerdos de préstamo estándar del FMI que tendrán lugar después de la ronda actual de financiaciones para dar respuesta a las emergencias. Las instituciones financieras internacionales necesitan cambiar algo más que su retórica y concordar sus operaciones con las normas internacionales del trabajo, con políticas más realistas destinadas al crecimiento con prosperidad compartida y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
“El multilateralismo requerirá de una reforma a fin de asegurar la coordinación mundial de los planes de recuperación económica que aporten fondos mundiales de protección social para los países más pobres, redefina el alivio de la deuda con una condicionalidad para los ODS, proporcione inversiones y no austeridad, reequilibre las reglas comerciales con los derechos fundamentales del trabajo y las normas ambientales, cuente con un tratado sobre las empresas y los derechos humanos que exija la debida diligencia y reforme las normas fiscales para acabar con los paraísos fiscales. El FMI y el Banco Mundial no deben ser un obstáculo para el nuevo contrato social sobre el que ha de cimentarse la recuperación”, afirmó Sharan Burrow.
Por Andrés Malamud*
En noviembre de 2015, la prestigiosa revista Nature Medicine publicó una carta firmada por quince científicos que se titulaba “Un racimo de coronavirus de murciélago tipo SARS exhibe potencial de emergencia en humanos”. La investigación de laboratorio había comprobado que los “murciélagos herradura” chinos eran portadores del virus SHC014-CoV. La frase final del resumen reiteraba la advertencia del título: “Nuestro trabajo sugiere el riesgo potencial de reemergencia del SARS-CoV a partir de virus actualmente en circulación en poblaciones de murciélagos”.
“Yo veo el riesgo de un virus agudo y muy extraño desparramándose por el planeta”, dice Nassim Taleb en la página 317 de mi ejemplar de The Black Swan, publicado en 2010. Relleno en igual proporción de brillantez y engreimiento, el libro de Taleb no es un cisne negro, uno de esos eventos altamente improbables pero de tremendo impacto: es uno más de las decenas de análisis y proyecciones que pronosticaron esta pandemia.
El Consejo Nacional de Inteligencia (NIC, por su sigla en inglés) es el think tank de pensamiento estratégico del gobierno de Estados Unidos. Cada cinco años consulta a decenas de expertos para imaginar cómo será el mundo quince años más tarde. Sus documentos son públicos y están online, En diciembre de 2004 publicó el tercero de ellos, titulado “Mapping the Global Future. Report of the National Intelligence Council’s 2020”. Tiene 123 páginas, y en la número 30 se lee lo siguiente: “El proceso de globalización, por más poderoso que sea, puede resultar substantivamente retardado o detenido. Fuera de un gran conflicto global, que consideramos improbable, otro evento de gran escala que creemos que podría parar la globalización sería una pandemia”.
Maldición, nos avisaron. Pero el documento continúa.
“Algunos expertos creen que es sólo cuestión de tiempo hasta que una nueva pandemia aparezca, tal como la Gripe Española de 1918-1919 que mató unas veinte millones de personas en todo el mundo. Desde las megaurbes del mundo en desarrollo con pobres sistemas de salud (como las de África subsahariana, China, India, Bangladesh o Pakistán), semejante pandemia sería devastadora y podría difundirse rápidamente por todo el mundo. La globalización estaría en peligro si los muertos se contasen por millones en los principales países y la difusión de la enfermedad pusiese un alto al comercio y los viajes globales durante un período extenso de tiempo, obligando a los gobiernos a gastar enormes recursos en los exhaustos sistemas de salud. Por otro lado, la respuesta al SARS mostró que la vigilancia internacional y los mecanismos de control se están tornando más efectivos para contener enfermedades, y los nuevos desarrollos en biotecnología prometen mejoras sostenidas”.
Siendo estos documentos públicos, y teniendo Rusia, China y las potencias europeas sus propios laboratorios y centros de planeamiento estratégico, es inevitable concluir tres cosas. Primero, los tomadores de decisión sabían que esto podía pasar –o, mejor dicho, que iba a pasar–. Segundo, sabían que podían crear herramientas para evitarlo o contenerlo.
Tercero, no hicieron nada.
El lago de los cisnes negros
A veces, lo que antes de ocurrir nos parecía imposible después de ocurrir nos parece inevitable. Éste es el tercer componente de la definición del Cisne Negro (junto con la baja probabilidad y el alto impacto): la predictibilidad retroactiva. El cerebro humano vive para adaptarse y autojustificarse. Hagamos un ejercicio: miremos para adelante sin descartar escenarios.
Las consecuencias políticas de la pandemia dependerán de factores aún desconocidos, algunos biológicos (como la posibilidad de reinfección o la gravedad de la segunda ola) y otros económicos (como la magnitud de la recesión y la quiebra de sectores estratégicos). Pronosticar es fútil, pero prepararse es necesario. Ello no exige adivinar el futuro sino imaginar futuros posibles.
Consideremos tres niveles: la transición del poder global, las instituciones internacionales y la política doméstica. La transición del poder afecta las relaciones verticales entre países que declinan y países que emergen. Las instituciones internacionales moldean las formas en que los países cooperan o compiten horizontalmente. La política doméstica define quién manda, y cómo, en el interior de los países.
La transición del poder ya estaba en curso: Estados Unidos declinaba y China emergía, mientras Rusia sobrevivía y la Unión Europea se achicaba. Al principio, el origen geográfico del virus y el ocultamiento de información por parte de China parecieron contrariar el sentido de la transición. Mientras los líderes occidentales criticaban a Pekín y minimizaban la amenaza del coronavirus, el régimen comunista mostraba dificultades en lidiar con el contagio. Esto duró poco. La implementación efectiva de aislamientos draconianos y la construcción fulminante de hospitales gigantescos suscitaron la estupefacción global. Al mismo tiempo, la actitud indolente de Trump y los espasmos unilaterales de Estados Unidos pintaron en blanco y negro el contraste con China: de un lado, centralización y eficacia, del otro, descentralización y caos. La imagen internacional de cada Estado reflejaba, inicialmente, el grado de efectividad de su organización interna. Días más tarde, el comportamiento internacional contribuyó a ampliar la brecha reputacional. Por un lado, Estados Unidos suspendió sin aviso las conexiones aéreas con Europa mientras intentaba rapiñar la vacuna que se desarrollaba en un laboratorio privado alemán. Por el otro lado, China secuenció la información genética del coronavirus, la compartió online y empezó a mandar cargamentos de equipos y especialistas para asistir a los países occidentales más afectados. Lo que 480 Institutos Confucio distribuidos por el mundo no pudieron hacer, el COVID-19 logró: China llegó a la primera división del soft power, donde los países lideran por su capacidad de atracción y no de coacción.
Es cierto que la primera reacción china reflejó el autoritarismo del régimen antes que la capacidad del Estado. Las autoridades regionales de Hubei escondieron el brote y persiguieron a quienes la denunciaron, mientras el gobierno nacional negaba la crisis. Pero el cambio drástico de estrategia, y la efectividad de su implementación, salen bien parados ante las demoras, titubeos y negaciones de Occidente. A los ojos de quien recibe la ayuda, China aprendió de sus errores y no escatimó solidaridad.
En el primer tablero del poder mundial hay dos actores además de China y Estados Unidos: Rusia y la Unión Europea. Es difícil prever el impacto que tendrá la pandemia sobre la declinante población rusa, aunque algo es seguro: Moscú seguirá siendo un spoiler, un actor con capacidad para arruinar el juego ajeno pero sin capacidad para definir las reglas del juego. La Unión Europea, en cambio, saldrá de esta crisis reforzada o agonizante. A esta disyuntiva también se enfrentan las instituciones internacionales.
En la guerra, el comercio o la investigación científica, los Estados pueden competir o cooperar. La elección de la estrategia depende del objetivo. La creación de bienes públicos, aquellos de los que no se puede excluir a terceros, requiere cooperación. Un ejemplo típico es la estabilidad financiera internacional: todos los países se benefician de ella, incluso aquellos que no participan en su producción. Bajo el liderazgo de Barack Obama, el G20 proporcionó este bien colectivo después de la crisis de 2008. Pero hay bienes colectivos de otra naturaleza: los de club y los de red.
Los bienes de club son aquellos de cuyo uso se puede excluir a terceros. Un ejemplo es la Unión Europea: existen beneficios, como los fondos estructurales o de cohesión, a los que solo acceden los Estados miembros. Pertenecer tiene sus privilegios, y los privilegios generan resentimiento. Externamente, las tres mayores potencias militares del mundo (Estados Unidos, China y Rusia) perciben a la Unión Europea como irrelevante en el mejor de los casos y hostil en el peor. Internamente, la pandemia produjo un efecto ambivalente. Por un lado, llevó al cerramiento de las fronteras nacionales y a la competencia por equipos sanitarios. Por el otro, incentivó la cooperación monetaria para garantizar la estabilidad del euro. Este contraste entre la dimensión política y la dimensión funcional de la cooperación interestatal se replica a nivel global, como veremos en un momento.
Los bienes de red son aquellos cuya utilidad aumenta con su difusión: cuantos más usuarios lo tengan, mejor para todos. El ejemplo típico es el teléfono: no me sirve de nada ser el único que lo tiene. Lo mismo se aplica a las vacunas y a la inmunización en general. No nos resulta indiferente si los demás están sanos: nos conviene que lo estén. Y si el objetivo es que todos tengan algo, la estrategia apropiada es la cooperación y no la competencia. A nivel de los Estados, esto se llamaba multilateralismo. Algunos lo siguen promoviendo, pero sus chances de resucitar son escasas. A su substitución por otra estrategia denomino cambio del poder.
La pandemia vino a reforzar el poder de los estados al mismo tiempo que aumentaba su interdependencia. ¿Cómo se puede ser más fuerte y más dependiente al mismo tiempo? No con la globalización como la conocimos sino, probablemente, con la que viene: una globalización “desacoplada”.
Se vislumbran dos tipos de desacople: el funcional y el político. En el desacople funcional, diferentes políticas se concentran alrededor de diferentes centros gravitacionales. Si la seguridad sigue siendo un asunto eminentemente regional, porque las amenazas físicas se acumulan en las fronteras y disminuyen con la distancia, la economía es un asunto cada vez más global porque las fuentes de divisas, insumos y mercados están distribuidos por el planeta.
Sudamérica torna este desacople bien visible: las amenazas securitarias para la región son el colapso de Venezuela y la consolidación de una red regional de narcocriminalidad, mientras su economía depende de las tasas de interés (fijadas por la reserva federal de Estados Unidos) y del precio de sus productos exportables (subordinado al crecimiento chino).
El desacople político rememora las esferas de influencia de la Guerra Fría. En este escenario, el mundo sigue interconectado pero los países, y no las políticas, se dividen entre dos centros de gravedad: Pekín y Washington. Las esferas no están separadas por muros ni alianzas militares, sino por estándares técnicos y de infraestructura: cada uno con su internet, su 5G y sus normas digitales. Europa todavía tiene la chance de erigirse en tercer polo: después de todo, uno de los dos megafabricantes de aviones es europeo, y Francia es el único país que posee un portaviones de propulsión nuclear fuera de Estados Unidos. Pero el tren está pasando mientras los europeos pelean en el andén, y algunos ya decidieron subirse a la locomotora china.
Organizaciones internacionales hay de dos tipos: las multipropósito o políticas, como Naciones Unidas (ONU), y las específicas o funcionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS). También a este nivel podría producirse un desacople. Las organizaciones políticas fueron poco requeridas o poco competentes, al revés de las organizaciones funcionales. En las organizaciones regionales ocurrió lo mismo: la Comisión Europea fracasó en evitar el unilateralismo de los Estados miembros, mientras el Banco Central Europeo aparece como la única institución que puede evitar el quiebre de la Unión Europea (y la quiebra de sus miembros).
Los cisnes negros se repetirán. Los Estados tienen dos herramientas para nadar en ese lago: la ciencia y la cooperación. Y las vienen usando mal.
Los cuatro jinetes
El cambio político, en el interior de los Estados, dependerá del continente donde el Estado resida. Con pincelada gruesa, puede distinguirse a los cuatro grandes continentes en función de su modelo socioeconómico. En Asia (Pacífico), el individuo se subordina a la comunidad y el Estado planifica la economía. En Europa, los individuos cooperan y el Estado garantiza el bienestar. En América, y esto vale para Estados Unidos tanto como para Brasil y México, el mercado (formal e informal) manda y los políticos se le someten. Así, en China prevalece la razón de Estado, en Europa la cuestión social y en Estados Unidos la lógica económica. ¿Y África?
El continente africano alberga a alrededor del 18% de la humanidad, lo mismo que China o India, pero sólo produce el 3% del PIB global. En 2050 habrá superado el 25% de la población mundial. A esta altura carecemos de información o proyecciones sobre cómo la afectará la pandemia, aunque hay indicios de que el clima, la estructura etaria y la ruralidad podrían mitigarla mientras la deficiente infraestructura sanitaria debería agravarla. La región podría convertirse en una fuente global de inestabilidad o de crecimiento, y quizás la pandemia contribuya a definir cuál predominará.
En Oriente, China incluida, la habituación a las epidemias y la efectividad de la respuesta estatal consolidan el status quo. En Occidente, en cambio, se anticipan profundos cuestionamientos. Los gobernantes deberán responder por su reacción frente a la pandemia pero, sobre todo, por la magnitud de la recesión. Las consecuencias dependerán del ciclo electoral: los líderes que enfrenten elecciones en el corto plazo podrán beneficiarse del “efecto estadista”; los que no, podrían convertir una victoria épica en derrota electoral, como les ocurrió a Churchill en 1945 y a Bush padre en 1992. Con recesión no hay reelección.
Entre enfermar a la población y enfermar la economía, los líderes populistas de Occidente optaron inicialmente por enfermar a la población. Los cuatro jinetes del coronavirus, Trump, Johnson, Bolsonaro y López Obrador, argumentaron que la economía parada provocaría más muertes que el virus. Por presiones sociales y efecto contagio debieron revertir el curso. Las consecuencias sanitarias y electorales del zigzagueo están abiertas, pero vale interrogarse sobra la compatibilidad entre el retorno del Estado –en cuanto aparato burocrático– y la vigencia de liderazgos populistas, que encarnan la representación antes que la eficiencia.
Del aumento de la vigilancia sobre los ciudadanos mucho ha escrito Yuval Harari, de quien todo se recomienda. Quizás lo más relevante sea que la tecnología no llegó para remplazarnos sino para controlarnos. No seremos substituidos por robots sino monitoreados por geolocalización y reconocimiento facial. Y después de la pandemia, menos gente cuestionará la centralización de la información.
Hasta hace poco, algunos observadores temían que la transición del poder alimentara un conflicto militar, mientras otros recelaban lo contrario: el vacío de poder. Vacío es lo que produjo mientras Estados Unidos se replegaba a medida que el coronavirus avanzaba, pero detrás vino China a rellenar el vacío con expertos y equipos. Las elecciones estadounidenses de noviembre podrían restablecer el equilibrio entre las dos potencias. Dada la primacía mundial del dólar, el mundo aún no está listo para prescindir de emisor. El multilateralismo que el planeta reclama será bilateral o no será: sólo dos países son necesarios, y juntos son suficientes, para que el próximo cisne negro nos encuentre a todos más robustos. Pero eso ya lo sabíamos.
Exageran quienes postulan que nada será como antes. Las catástrofes pueden afectar las relaciones de poder, pero la naturaleza del poder es más resistente. Si la humanidad sobrevivió a la expansión digital de Twitter de 140 a 280 caracteres, no será un virus analógico el que la cambie.
La Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), solicita al Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (CONASSIF), brindar explicaciones de las razones que mediaron para nombrar a Rocío Aguilar Montoya, como nueva Superintendente de Pensiones.
Dentro de los cuestionamientos que plantea la ANEP al ente supervisor, se encuentran informar y dar a conocer sí se realizó un concurso público para el puesto, las bases respectivas del mismo, así como las personas participantes y la votación para el nombramiento; esto con el objetivo de demostrar que la elección de Aguilar Montoya no obedeció a una designación de corte político o a dedo.
En el documento enviado al CONASSIF, la ANEP también detalla y cuestiona que el puesto de Superintendente de Pensiones se entregó a una persona (Rocío Aguilar) que meses atrás burló una sanción que le correspondía cumplir de un mes de suspensión en su puesto anterior, como Ministra de Hacienda. “Aprovechando que la sanción aún no estaba en firme, renuncia a su cargo y evade el cumplimiento de su castigo”.
“La sanción de suspensión de 30 días sin goce de salario para doña Rocío solicitada por la Contraloría General de la República (CGR), en octubre del 2019, al señor Presidente de la República, se fundamenta en que ella, como Ministra de Hacienda, pagó compromisos del Gobierno con sus acreedores a principios de la administración actual, sin tener contenido presupuestario para hacerlo; es decir, sin estar autorizada realizó pagos con fondos públicos, o más sencillo, desvió fondos públicos, pues con su actuar y según la mismísima Contraloría ella fue responsable de un hueco fiscal de alrededor de 900 millones de colones”, indica el documento.
Para Rafael Mora Solano, asesor político de la ANEP, es inexplicable que una persona con estos atestados de incumplimiento en la función pública sea nuevamente colocada en un puesto como el de Superintendente de Pensiones, ya que Aguilar Montoya no solo violentó el artículo 72 de la Ley Orgánica de la Contraloría General por el cual sería sancionada, si no también incumplió con el “Deber de Probidad”, tal y como lo establece la Ley Contra la Corrupción y el Enriquecimiento Ilícito en su artículo 3 (ver recuadro adjunto).
La Ley Contra la Corrupción y el Enriquecimiento Ilícito en su Artículo 3, establece que: “El funcionario público estará obligado a orientar su gestión a la satisfacción del interés público. Este deber se manifestará, fundamentalmente, al identificar y atender las necesidades colectivas prioritarias, de manera planificada, regular, eficiente, continua y en condiciones de igualdad para los habitantes de la República; asimismo, al demostrar rectitud y buena fe en el ejercicio de las potestades que le confiere la ley; asegurarse de que las decisiones que adopte en cumplimiento de sus atribuciones se ajustan a la imparcialidad y a los objetivos propios de la institución en la que se desempeña y, finalmente, al administrar los recursos públicos con apego a los principios de legalidad, eficacia, economía y eficiencia, rindiendo cuentas satisfactoriamente.”
Es decir, que, aunque para toda la ciudadanía y la opinión pública en general quedó claro que doña Rocío evadió de forma irresponsable la sanción que le correspondía y que causó un grave daño a las finanzas públicas; fue premiada con el puesto de Superintendente de Pensiones, por lo cual hacemos estos cuestionamientos ante el CONASSIF”, detalló Mora.
En el documento, ANEP recordó al CONASSIF, que son un ente público, por lo tanto, está sujeto a lo que establece la “Ley Contra la Corrupción y el Enriquecimiento Ilícito”, así como, la “Ley de Control Interno”, por lo que también es responsable en el ámbito de la función pública con relación al “Deber de Probidad”.
Compartimos documento enviado al CONASSIF
ANEP cuestiona ante CONASSI… by EugenioGuerrero on Scribd
Rechazamos y condenamos la solicitud del señor Rodrigo Alberto Chaves Robles, Ministro de Hacienda quien, en nota dirigida al Presidente de la República, señor Carlos Alvarado Quesada, le solicita el “veto parcial” de la que acaba de ser aprobada Ley para Apoyar al Contribuyente Local y Reforzar la Gestión Financiera de las Municipalidades ante la Emergencia Nacional por la Pandemia de COVID-19, Expediente Legislativo No. 21.922
Como es del conocimiento de la opinión pública, el pasado martes 19 de mayo dicho expediente fue votado en segundo debate legislativo, con el respaldo de una amplia mayoría de diputadas y de diputados; a pesar de las presiones político-mediáticas y empresauriales de parte de personas y entidades ya sumamente reconocidas por sus posiciones ideológicas contrarias al papel de las instituciones estatales de servicio público en el desarrollo de la sociedad, como lo son las municipalidades.
Argumenta el ministro Chaves Robles que debe cumplirse, a rajatabla, con lo que establece la dañina Ley No. 9635, Ley para el Fortalecimiento de las Finanzas Públicas”, más conocida como el “paquetazo fiscal”; misma que con su sola aplicación y antes de la pandemia del coronavirus covid-19, ya había logrado, con la imposición del impuesto al valor agregado (IVA), que muchos pequeños y medianos empresarios cerraran sus negocios y que quedaran muchas personas trabajadoras sin empleo.
La regla fiscal que impone la Ley 9635 es una norma fiscalista de corte ideológico y con fines determinados a limitar y disminuir la inversión social desde la esfera pública (como los gobiernos locales), con el último afán de debilitar la institucionalidad pública. Pero, además, es una norma que nunca debió aplicarse a las municipalidades puesto que como lo hemos dicho hasta la saciedad desde la ANEP, éstas entidades no son ni serán parte responsable del déficit fiscal; como tampoco, por cierto, lo es el empleo público responsable de ese déficit.
Y es que no se puede meter dentro de una regla fiscal al sector municipal por cuanto los ingresos de este sector, no dependen de la hacienda pública. Bien lo sabe el señor ministro Chaves Robles: las municipalidades generan sus propios ingresos y no dependen de los impuestos e ingresos que recibe el Ministerio de Hacienda.
Por eso, las señoras diputadas y los señores diputados que durante la aprobación del paquete fiscal, fueron secuestrados y obligados a aprobar tan nefasta ley para los y para las costarricenses, cayeron en razón; y, entendieron que lo prudente no sólo para enfrentar la pandemia del covid-19 y sus efectos después de que pase la misma, en las diferentes regiones del país y en todos los cantones, era liberar a las municipalidades de una anacrónica y desfasada regla fiscal que nunca debió aplicarse a los municipios.
Ahora sí, las municipalidades serán, a lo ancho y largo del país, ese brazo potente que fuera de la regla fiscal, se convertirá en la plataforma cantonal para el relanzamiento de los esfuerzos del sector productivo nacional y, por supuesto, ayudarán a generar alternativas de desarrollo y empleo en comunidades dentro y fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM).
Grave error cometería el Presidente de la República si desoye el clamor de los señores alcaldes y de las señoras alcaldesas, de los concejos de los 82 cantones de la República; así como de la comunidad civil, laborar y obrera de las municipalidades.
No menos grave es el desconocimiento político por parte de un ministro de Estado de la decisión “mayoritaria” de diputadas y diputados de la Asamblea Legislativa que impulsaron y aprobaron el proyecto de Ley No. 21.922.
Desde la ANEP estaremos vigilantes y no claudicaremos en la defensa del sector municipal, del empleo público y de la inclusión social y productiva que demandan las micro-pequeñas y medianas empresas potenciales receptoras de soporte municipal en esta grave crisis social y económica que ya vivimos.
San José, miércoles 20 de mayo de 2020.
Albino Vargas Barrantes
Secretario General ANEP
El pasado 14 de mayo, la Seccional ANEP-Bibliotecólogos y Afines del MEP tuvieron la primera reunión con la Directora de Recursos Humanos del Ministerio de Educación Pública (MEP), Yaxinia Díaz Mendoza en la expusieron varias de sus inquietudes laborales.
Algunos de los temas .abarcados fueron la actualización de funciones, trabajadores con títulos con enfoque en tecnologías y el enfoque a la docencia. Además, se sumó el horario de las labores.
¿Cuá fue la respuesta para cada una de esas inquietudes?
Actualización de funciones de los bibliotecólogos que laboran en el MEP: Se acordó realizar una propuestas de las funciones actualizadas, las cuales deberán presentar en un mes en una reunión junto con la directora de Recursos Humanos.
Bachillerato en Tecnologías de la Información y la Comunicación y Licenciatura en ciencias de la educación con énfasis en docencia para ejercer la enseñanza en el área de bibliotecología: Con respecto a este tema se estará enviando la consulta a la Unidad de Análisis Ocupacional.
Nombramientos en propiedad y por inopia: Para el próximo año habrá un concurso y con las inopias se irá solucionando con los puestos que se ofrecen en la página de Recursos Humanos y que se les envía a los correos del MEP.
Diferenciación entre Bibliotecólogo de Centro Educativo 1 y el Bibliotecólogo de Centro Educativo: Esta es una clasificación hecha por la Dirección General de Servicio Civil, el cual se ampara en su principio, de la Ley de Carrera Docente. Sin embargo, es importante presentar una propuesta a Servicio Civil para buscar una equiparación en ambas clases de puestos, por lo que será una lucha a futuro.
Horario laboral y el período de vacaciones: En torno a este tema se hará el planteamiento para que se incluya el tema de la jornada laboral de las 40 horas semanales en la Convención Colectiva próxima, ya que la actual vence en este mes.
En cuanto a las vacaciones, se puede presentar una reforma a la Ley de Carrera Docente, donde se nos agregue como docentes, sin embargo se perdería la dedicación exclusiva. Nuestro parecer y el de muchos, es contraproducente al profesional de bibliotecología. Por lo que por nuestra parte no se continuará con tal consulta.
Más allá de las características personales e histriónicas que el Sr. Chaves Robles suele mostrar cada miércoles, para solaz esparcimiento de su fanaticada; estamos obligados a esforzarnos por auscultar las reales intenciones, ideológico-estratégicas, que mueven su irrupción abrupta en la desprestigiada política costarricense.
“Dios no quiera que llegue el momento en que tengamos que actuar”. Imposible para cualquier persona costarricense de firme convicción democrática, sin importar su ideología político-partidaria, dejar desaparecida esta clarísima amenaza del Rodrigo Chaves Robles de atentar y de desestabilizar el orden constitucional de la República, próximo a cumplir 75 años de su promulgación, el 7 de noviembre de 1949.
El próximo 7 de Noviembre se cumplirán los 75 años de la promulgación de la Constitución Política de Costa Rica, vigente desde 1949, que integró, entre otros importantes avances, el Voto Femenino, el acceso al agua potable y a un medio ambiente sano y equilibrado, Derecho a la Salud, la Paz Social, la Educación, las Garantías Sociales, la Jornada Laboral de 8 horas,
Es claro que el Presidente Chaves poco conoce sobre el significado de la fauna en nuestro país, ya que hasta ha llegado a utilizar este término en varias oportunidades para referirse de manera inapropiada a la prensa nacional; y, cuando se necesita referirse a la fauna, lo primero que podemos denotar es que su intención es reducir el problema a un asunto de economía ambiental, bajo la óptica del todo mercado-nada Estado.