Lo reiteramos: ¡Costa Rica no necesita del FMI!

Albino Vargas Barrantes, Secretario General (ANEP)

La secta ideológico-política, de corte fundamentalista-extremista, que controla la Casa Presidencial y la Asamblea Legislativa, con el apoyo de los medios de comunicación colectiva especializados en la práctica insana y enfermiza del periodismo de odio, insisten en imponernos un “convenio” con el Fondo Monetario Internacional (FMI), partiendo de tres medidas sustentadas en una grosera manipulación que, sin duda alguna, merece la más enérgica condena.

Primero: es absolutamente falso que la gente del FMI pidiera una ley de empleo público. Segundo: igualmente, es absolutamente falso que solicitaron la aprobación de un paquete de impuestos; y, mucho menos, que éste fuera en contra de las golpeadas capas medias y en contra de la gente pobre. Tampoco, la gente del FMI vino a exigir “venta de activos”, como suele definirse a la privatización abierta de las más rentables empresas públicas que todavía quedan en manos del pueblo costarricense.

Mienten, de la manera más descarada y vil, ejecutando una conjura de falsedades, una larga lista de amanuenses, presentadores de noticias, opinólogos y similares, editorialistas y columnistas que están acosando a la sociedad en el sentido de que, si no hay convenio con el FMI, Costa Rica se muere. ¡Nada más ruin!, por una parte.

Por otra, que el proyecto de empleo público, actualmente en trámite legislativo, sea condición indispensable para tal convenio, es una de las más repudiables mentiras de esa política sucia de agresión psicológica y de terrorismo ideológico que la secta política dominante está desplegando contra la gente, en estos momentos de gran tensión social.

Criterios altamente especializados provenientes de diversas fuentes de pensamiento sociopolítico y económico, han venido fundamentando la tesis de que Costa Rica no ocupa de convenio alguno con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Existen una buena cantidad de propuestas del más diverso orden que apuntan para una solución nacional al grave problema de las finanzas públicas, si fuese la búsqueda y la promoción del bien común la inspiración central de la acción gubernativa.

La corriente sindical en la cual militamos, misma que ha acumulado un valioso acervo de propuesta alternativa al modelo excluyente de sociedad que se nos viene imponiendo, está convencida, desde el mismo inicio de la campaña pro-FMI, de que el país no ocupa un convenio con esta entidad financiera internacional.

En tal sentido, hemos estado actuando de manera consecuente y hemos estado procurando aportar para que haya un fuerte sector social de múltiples componentes organizacionales, que haga de necesario contrapeso al bloque político-ideológico de la secta que ha venido controlando los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Dicho bloque político-ideológico construido por la secta dominante de ambos poderes, no acepta argumentos de ninguna clase que no sean aquellos que sustenten su visión extremista del problema fiscal nacional. Tienen, además, un profundo menosprecio por el conocimiento acumulado por la sociedad en cuanto a las cuestiones de la integración social con inclusión económica; amén de que desprecian las opiniones expertas de alta calificación científico-técnica que les dice que ese fundamentalismo macro-económico y fiscal, solamente da base para escenarios de confrontación en diversos escenarios.

Así planteado tal estado de cosas en la realidad costarricense del momento, la acción sindical con fuerte sesgo corporativista-gremialista, no solamente representa un enfoque tremendamente egoísta e impropio para los altos niveles de exclusión social y económica que enfrentamos; sino que, fortalece el posicionamiento contra la sociedad que ha venido teniendo tal secta dominante al recibir ésta “oxígeno” político desde el lado obrero, el cual, por supuesto, no ocupa. Algunos, de nuestro lado, no quieren entender que los neoliberales no negocian, imponen; y lo que corresponde es pasarse del lado de la gente, de la ciudadanía excluida o a punto de serlo. Es éste el camino por el cual hemos optado en la corriente sindical que ocupa nuestro esfuerzo todos los días.

Movimiento Rescate Nacional: 15 razones para volver a las calles

Albino Vargas Barrantes. Secretario General (ANEP)

Aprovechamos el valioso espacio que nos concede El Guardián para expresar una opinión semanal acerca de la realidad político-económica y social del país, desde la perspectiva del concepto de Sindicalismo Sociopolítico, en el cual creemos y en cuyo seno militamos; para compartirles las 15 razones que motivan al Movimiento Rescate Nacional a volver a la protesta social, el próximo 15 de febrero en curso y según lo han dado conocer sus representantes. Se citan esas 15 razones copiadas de un folleto impreso que ya están circulando en sus bases. Tal documento contiene esta significativa frase final: “Porque el pueblo es el Soberano y debe ser escuchado”.

1. Porque es un derecho constitucional en ejercicio ante un gobierno insensible, represivo, incapaz, teñido de corrupción y que gobierna para las clases económicamente poderosas.

2. Porque el Gobierno y la Asamblea Legislativa se empeñan en imponer la agenda complementaria con el Fondo Monetario Internacional, que generará más endeudamiento, aumento de impuestos, desempleo, más pobreza y mayor desigualdad; iniciativa que fue rechazada en las calles por el Movimiento Rescate Nacional en el 2020, ya que existen otras alternativas para resolver el déficit fiscal.

3. Porque lejos de atacar la evasión, la elusión fiscal, el contrabando aduanero y la corrupción, el gobierno se ensaña contra el pueblo trabajador, el sector productivo y nuestro Estado de Derecho.

4. Porque los partidos políticos, Liberación Nacional, Unidad Social Cristiana, Acción Ciudadana, Restauración Nacional y otros, avanzan con proyectos para gravar a la clase media y baja con más impuestos y con el aumento del IVA; mientras grandes empresas declaran cero ganancias o gozan de exoneraciones como las zonas francas que deben pagar impuestos de forma solidaria.

5. Porque el país requiere de un verdadero plan de reactivación económica.

6. Porque el impuesto a bienes inmuebles, disfrazado para casa de lujo, recaerá sobre las propiedades, incluyendo los terrenos o fincas de la mayoría de los costarricenses, ya que el valor fiscal lo establecerá Hacienda de manera antojadiza y no ajustado al valor real de la adquisición del bien, lo que hará que muchos costarricenses vean sus propiedades rematadas.

7. Porque el proyecto de renta global que grava los ingresos a trabajadores del sector privado y público, generará más recesión económica al congelar salarios; mientras los bienes y servicios como canasta básica, electricidad, combustibles y otros aumentan día con día y se pierde el valor adquisitivo del salario.

8. Porque la reducción del gasto público no se aplica a contrataciones de obra pública, asesorías, altos salarios de jerarcas, pensiones de lujo, alquiler de edificios, dietas de juntas directivas, gastos de representación; sino al recorte de programas sociales.

9. Porque la venta de la cartera de CONAPE elimina la posibilidad de financiamiento de carreras a estudiantes de escasos recursos a intereses accesibles.

10. Porque los ricos deben pagar impuestos como ricos y los pobres como pobres; las cooperativas y las asociaciones solidaristas no se deben gravar porque ahí ahorra la clase obrera media y baja y eso significa un impuesto indirecto más al salario de la clase trabajadora.

11. Porque este gobierno insiste en desaparecer la clase media y gobernar para el empresariado de las grandes riquezas.

12. Porque no aceptamos la venta de activos del Estado, la privatización del agua, o la aprobación de una nueva ley de semillas que acabaría con la producción de semillas criollas.

13. Porque el sector agropecuario, pesquero, turismo, transporte y comercio en general, urgen de refinanciamiento y de una moratoria de pagos y de medidas que limpien su record crediticio para acceder a crédito.

14. Porque el Gobierno debe dar cuentas en qué se gastaron los 504 millones de dólares del primer desembolso del FMI y quiénes son los beneficiarios o tenedores de deuda de los 196 millones de colones por hora, o sea, casi 5 mil millones de colones diarios que se pagan por intereses de la deuda pública.

15. Porque los delitos contra la hacienda pública no deben prescribir y se deben pagar con cárcel y con el patrimonio.

La corriente sindical en la cual militamos ha expresado, de manera oficial, su identificación y su convergencia con la agenda de lucha del Movimiento Rescate Nacional.

Carta abierta de la ANEP para el Banco Central y para el Ministerio de Hacienda

Albino Vargas Barrantes Secretario General Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

Atención señores Rodrigo Cubero Brealey y Elián Villegas Valverde.

1) Desde el año 2016 (este año incluido), los pagos por intereses de la deuda pública nacional, han pasado a ser el componente principal del déficit fiscal, por encima del monto correspondiente al llamado déficit primario. Al concluir el 2020, y por quinto año consecutivo, ese patrón se reitera.

2) Al momento de escribir esta nota, y según las cifras disponibles en la página web del Ministerio de Hacienda, en el año pasado 2020, los pagos por intereses representaron un 4,8% como proporción del PIB (Producto Interno Bruto (PIB); mientras el déficit primario ascendía a un 3,5% PIB.

3) Si consideramos un punto PIB en la cantidad de 350 mil millones de colones tenemos que ese pago de intereses en el 2020, representó lo siguiente: 1 billón 441 mil 804 millones 600 mil colones (1.441.804.600.000), en intereses de la deuda pública interna. Si agregamos lo que se pagó de intereses por deuda externa, tenemos en total, 1 billón 681.308 millones 400 mil colones (1.681.308.400.000). Entonces tenemos que el pueblo costarricense pagó el año pasado, solamente en intereses de la deuda pública total del país, 4 mil millones 670 mil 300 colones, ¡al día! Y, escandalosamente se pagó por hora, 194 millones 595 mil 879 colones; en cifras cerradas, 195 millones de colones cada 60 minutos.

4) 1 billón 681.308 millones 400 mil colones (1.681.308.400.000), representa en moneda estadounidense, 2 mil 733 millones 834 mil 796 dólares (2.733.834.796). Esta cifra es superior, en 1.56, a la cantidad del préstamo en controversia, de los 1.750 millones $, con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

5) La diferencia entre ambos datos (PIB déficit primario vs. PIB déficit intereses), resulta mucho más significativa, dado el contexto de pandemia y crisis económica, con altísimo desempleo, entre otros graves problemas socioeconómicos, que enfrentamos

6) El incremento sustancial en las demandas y necesidades que el sector Público debía atender, derivadas de tan adversas condiciones, justificaría, de sobra, un déficit primario más elevado. Y, sin embargo, lo que hemos presenciado es, no sólo que los pagos por intereses exceden ampliamente de ese déficit primario; sino que los esfuerzos de contención se concentran en reducir este último, mientras persiste una actitud de total pasividad frente a los abusivos pagos por intereses. Esto pone de manifiesto un peligroso sesgo ideológico en el manejo de la política económica por parte de las autoridades económicas de este gobierno, del cual sus despachos son componentes más que estratégicos.

7) Las cifras involucradas en los pagos por intereses en el año pasado 2020, el año 1 de la pandemia, son absolutamente escandalosas: estamos hablando de un pago de 200.000.000 millones de colones, ¡por hora!; y de un pago, más que abusivo, de 4 mil 800 millones de colones, ¡al día! (4.800.000.000 cada 24 horas). Es desconcertante observar cómo este monto creció a ritmos por encima del 19 % anual, y hasta del 28 %, durante el trienio 2017-2019. Y, entre tanto, ¿qué hacían las autoridades económicas? ¡No movieron un dedo para frenar semejante desborde de irracionalidad!

8) Las tasas de interés sobre la deuda pública interna, son, desde todo punto de vista, abusivas. Según los datos que se ofrecen en la página web del Ministerio de Hacienda, durante todo el segundo semestre de 2020, mientras golpeaban la crisis sanitaria y la recesión económica, y el desempleo volaba a niveles sin precedentes; en promedio se pagaban tasas de interés en los alrededores del 7 %, las cuales hacia finales de año rozaban el 8%.

9) En esos mismos momentos, al finalizar 2020, la Tasa Básica Pasiva se encontraba en 3,5%, y la Tasa de Política Monetaria en 0,75% ¿Cómo entender que haya diferencias tan grandes entre las tasas que paga el Ministerio de Hacienda y las principales tasas de referencia de los mercados financieros? Sobre todo, ¿cómo explicar la pasividad de las autoridades económicas ante un atropello tan brutal a las finanzas públicas?

10) Se hace obligatorio reiterar la pregunta ¿qué han hecho las autoridades económicas para frenar este intolerable abuso? En particular, ¿qué ha hecho el Banco Central -como autoridad monetaria del Estado costarricense-, para detener esa terrible hemorragia de recursos públicos? Son preguntas que se agigantan cuando, al mismo tiempo, y de forma paradójica y contradictoria, esas autoridades económicas insisten en políticas que cortan la inversión pública, restringen los servicios sociales y decretan el congelamiento indefinido, aparentemente a perpetuidad, de los salarios públicos. Detrás de esto no hay ninguna racionalidad económica ni social respetable, sino tan solo un dogma ideológico realmente dañino.

11) Múltiples indicios permiten pensar que ha habido comportamientos especulativos, que afectan la colocación de bonos de deuda pública en los mercados financieros. Es posible que esto haya sido de alguna forma liderado por los propios bancos públicos, así como por alguno o algunos bancos privados relativamente grandes; pero es claro que es algo de lo que los demás actores participantes en los mercados financieros se aprovechan, a fin de obtener jugosas ganancias ¿Qué ha hecho el Banco Central y qué han hecho las diversas entidades a cargo de la regulación y supervisión del sistema financiero, por frenar y poner bajo control esos comportamientos anómalos y antisociales?

12) ¿Por qué el Banco Central se niega a utilizar las herramientas de política a su disposición para hacer bajar las tasas de interés que se cobran sobre los bonos de la deuda pública? La ley lo faculta, en su artículo 52), inciso f), para intervenir en los mercados secundarios de deuda… ¿por qué no lo hace? Si la respuesta es que no debe hacerse porque ello podría implicar emisión de dinero que provoque inflación, nos veríamos en el deber de hacer ver que, desde abril de 2015, la inflación interanual se han mantenido la mayor parte del tiempo por debajo del 2%, y por momentos incluso en terreno negativo.

13) Es decir, ni siquiera alcanza el límite inferior de las metas de inflación definidas por el propio Banco Central. Es obvio que la inflación NO es un problema. Los problemas son otros: el desempleo, en primera instancia, como también estos pavorosos pagos por intereses ¿Por qué el Banco Central no se enfoca en los problemas reales, en vez de seguir perdiendo el tiempo en problemas inexistentes?

14) Si la inacción del Banco Central se justifica apelando a limitaciones que presuntamente la ley le impone, lo que corresponde es que el propio Banco Central promueva un cambio de las leyes ¿Por qué no lo ha hecho? Recordemos que las leyes deben estar al servicio de las personas y de la sociedad, y que, por ello mismo, si una ley causa daño, lo que corresponde es cambiarla. Dicho de otra forma: las leyes deben satisfacer las necesidades de la vida de la gente de carne y hueso, no las veleidades ideológicas de alguna gente. De nada nos sirve una ley que impone inmovilismo e inacción frente a situaciones tan manifiestamente dañinas como esta.

15) Es urgente que el Banco Central intervenga los mercados financieros para frenar, en seco, los juegos especulativos contra la deuda pública y hacer bajar sustancialmente las tasas de interés; como es igualmente urgente que, en coordinación con el Ministerio de Hacienda, defina un plan que garantice que se podrá avanzar en una estrategia de reactivación económica, recuperación del empleo y restablecimiento del equilibrio de las finanzas públicas, sin que ese esfuerzo se vea perturbado por presiones financieras especulativas sobre el propio sector público.

16) Si el Banco Central ha sido capaz de poner a disposición de los bancos comerciales, inclusive los bancos privados, un fondo por ₡ 700 mil millones, ¿qué le impide hacer algo similar para respaldar el normal funcionamiento de la institucionalidad pública, de forma que ésta pueda atender, como es su deber y obligación, las acuciantes necesidades derivadas de la situación de crisis que enfrentamos? Negarse a hacerlo, cuando de previo se hizo para apoyar a la banca comercial, sólo se podría interpretar como una muy cuestionable opción ideológica.

17) Nos parece desatinada la idea de destinar los fondos provenientes del exterior, a la refinanciación de la deuda interna, apelando al pretexto de que ello permite cambiar “deuda cara” por “deuda barata”.

18) En primer lugar, como ya dijimos, es deber del Banco Central hacer que esa deuda cara, deje de serlo y se abarate. En segundo lugar, los recursos externos deben aplicarse a usos que reactiven la economía, generen muchos empleos y eleven la productividad. Eso es lo realmente importante, pero, además, es necesario para crear la capacidad de pago que nos permita en el futuro pagar esa deuda en moneda extranjera. Recordemos que, en el mediano y largo plazo, la deuda externa agrava la fragilidad y vulnerabilidad de la economía. La única manera de impedir que ello ocurra, es dándole un uso altamente productivo, no destinándola a la simple e improductiva refinanciación de la deuda interna.

19) Considerando la magnitud del pago de intereses de la deuda pública, cuyo carácter abusivo ya nadie puede negar en este país, es menester que sus autoridades nos brinden información acerca de la deuda pública según nuestra petición siguiente:

  1. Cantidad total de la deuda pública nacional al 31 de enero de 2021.
  2. Cantidad total de la deuda pública, en colones; y, cantidad total de la deuda pública en moneda extranjera, particularmente en dólares y en euros.
  3. Porcentaje de la deuda pública cuyos acreedores son de origen nacional.
  4. Porcentaje de la deuda pública cuyos acreedores son de origen extranjero.
  5. Listado de las entidades/personas, tanto nacionales como extranjeras, acreedoras de esa deuda pública del país, detallando en cada caso el monto adeudado.
  6. Fecha de formalización de cada una de esas operaciones crediticias catalogadas como deuda pública.
  7. Finalidades de cada uno de esos créditos y entidad, público-privada, receptora en cada caso.
  8. Tasa de interés pactada en cada una de esas operaciones crediticias con cargo a la deuda pública.
  9. Porcentajes/cantidades pagadas por concepto de comisión en cada caso, tanto a personas/como entidades públicas y privadas.
  10. Fechas de concreción de cada crédito con cargo a la deuda pública del país.
  11. Listado de las entidades (bancario-financieras y jurídico-legales) que han intermediado en las operaciones crediticias del Estado con sus acreedores; así como en proceso de concreción de nuevos préstamos.
  12. Listado de vencimientos de pago del principal de créditos de la deuda pública al término del presente año 2021.
  13. Listado de vencimientos de pago a partir del año 2022.
  14. Respuesta a cada una de las interrogantes que quedaron planteadas en párrafos anteriores y que aparecen subrayadas.

20) Han podido constatar sus dignas autoridades, que la información aquí peticionada es de extraordinario e inobjetable interés público; así como que las circunstancias político-económicas y sociales que vive el país en estos momentos, indican que la totalidad de la población costarricense tiene que ver, de un modo u otro, con las respuestas a nuestras interrogantes.

21) Esta solicitud de información la amparamos al Artículo 27 Constitucional y el 32 de la Ley de Jurisdicción Constitucional; amén de la reiterada jurisprudencia de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia con relación al derecho ciudadano de acceso a este tipo de información.

Los mismos del TLC son los mismos del FMI

Albino Vargas Barrantes, Secretario General de ANEP

Connotadas figuras políticas del bipartidismo tradicional, Liberación y Unidad, incluyendo a algunos expresidentes de la República salidos de sus entrañas (Miguel Ángel Rodríguez Echeverría y Óscar Arias Sánchez, por ejemplo), son ahora también, como lo fueron durante la campaña a favor de que el país suscribiera un tratado de “libre” comercio con los Estados Unidos, vocerías histéricas a favor de que el país se someta al convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el “famoso” préstamo de los 1.750 millones de dólares.


De la misma forma, estamos observando que, desde las matrices mediáticas que fueron fundamentales en la promoción ideológica política de ese TLC, salen los cantos del “fin de los tiempos” si la Asamblea Legislativa del país no aprueba el préstamo con el FMI; especialmente, ya se están echando a la hoguera de las tensiones sociales amenazas fundamentalistas de que sin FMI nos “hundiremos sin posibilidad de salvarnos”, dentro de lo cual se destacan las ondas de radio, las páginas escritas y las imágenes televisivas del periodismo de odio.


Esto del FMI tiene que ver con un nuevo episodio del ataque hegemónico-ideológico de los sectores pudientes del gran capital que han abrazado la causa fundamentalista del todo mercado-nada Estado; ataque que se ha intensificado a partir de los resultados electorales de la elección presidencial y diputadil de febrero de 2018; resultados que, entre otras consecuencias sumó al Partido Acción Ciudadana (PAC) a la línea ideológica neoliberal que ya había penetrado a los partidos Liberación y Unidad.


Precisamente, es en el actual período gubernativo-constitucional, 2018-2022, a partir de la estafa política cometida por Carlos Alvarado Quesada, que esa causa fundamentalista del todo mercado-nada Estado ha avanzado sustancialmente; resaltando una tríada de legislación ideológica de ataque frontal al sector Público, a quienes laboran para él, a los derechos conquistados por el personal estatal y sus correspondientes situaciones jurídicas consolidadas, así como a las organizaciones que le representan, los sindicatos.


Esa tríada de legislación antiobrera y en contra de la institucionalidad republicana establecida en la Constitución Política de 1949 se compone de la ley del combo fiscal, de la ley antihuelgas y del actualmente en trámite ley marco de Empleo Público.
El convenio con el FMI se concibe en el marco de esa causa fundamentalista todo mercado-nada Estado; partiendo de que estamos en presencia de un Estado central prácticamente quebrado, cuyos recursos presupuestarios son destinados, en gran medida, a pagar los intereses abusivos de una deuda pública que rebasará la barrera de los 70 puntos PIB muy pronto; y que, por tanto, hará que ese bipartidismo clásico, ahora “fortalecido” con la llegada del PAC a sus filas, ponga en la agenda la venta de los activos valiosos del patrimonio patrio que todavía nos quedan.

La venta de activos, explícitamente planteada, si bien ya no se discutirá en la presente administración gubernativa, lo será en la próxima (2022-2026), habida cuenta de que el real poder que impulsa la causa fundamentalista del todo mercado-nada Estado seguirá hegemonizando, pues el sujeto histórico que desafíe esa causa sigue sin perfilarse como desafiante, aunque sí hay condiciones para ello.


“Los Miguel Ángel Rodríguez Echeverría”, “los Óscar Arias Sánchez”, el periodismo de odio y su caterva de amanuenses, repetidoras radiofónicas y televisivas, columnistas y editorialistas y similares; están con el convenio FMI pues este perdurará el estado de deuda pública, por una parte; por la otra, mantendrá el pago de intereses perpetuamente obsceno; y con ello solidificará la base real del poder del todo mercado-nada Estado, asentada en el control hegemónico de los sectores banquero-financieros, especialmente.

Los mismos del TLC, son los mismos del FMI: las mismas consecuencias negativas se darán en ambos casos para la sociedad: más exclusión y más desigualdad. El rumbo lo están imponiendo ellos que, aunque son minoría, muestran una “eficiente” articulación estratégica; nosotros, que somos la mayoría, seguimos totalmente desperdigados.

Los mismos del TLC son los mismos del FMI

Albino Vargas Barrantes Secretario General Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

Connotadas figuras políticas del bipartidismo tradicional, Liberación y Unidad, incluyendo a algunos expresidentes de la República salidos de sus entrañas (Miguel Ángel Rodríguez Echeverría y Óscar Arias Sánchez, por ejemplo), son ahora también, como lo fueron durante la campaña a favor de que el país suscribiera un tratado de “libre” comercio con los Estados Unidos, vocerías histéricas a favor de que el país se someta al convenio con el Fondo Monetario Internacional (FM), con el “famoso” préstamo de los 1.750 millones de dólares.

De la misma forma, estamos observando que, desde las matrices mediáticas que fueron fundamentales en la promoción ideológica política de ese TLC, salen los cantos del “fin de los tiempos” si la Asamblea Legislativa del país no aprueba el préstamo con el FMI; especialmente, ya se están echando a la hoguera de las tensiones sociales, amenazas fundamentalistas de que sin FMI nos “hundiremos sin posibilidad de salvarnos”, dentro de lo cual se destacan las ondas de radio, las páginas escritas y las imágenes televisivas del periodismo de odio.

Esto del FMI tiene que ver con nuevo episodio del ataque hegemónico-ideológico de los sectores pudientes del gran capital que han abrazado la causa fundamentalista del todo mercado-nada Estado; ataque que se ha intensificado a partir de los resultados electorales de la elección presidencial y diputadil de febrero de 2018; resultados que, entre otras consecuencias, sumó al Partido Acción Ciudadana (PAC), a la línea ideológica neoliberal que ya había penetrado a los partidos Liberación y Unidad.

Precisamente, es en el actual período gubernativo-constitucional, 2018-2022, a partir de la estafa política cometida por Carlos Alvarado Quesada, que esa causa fundamentalista del todo mercado-nada Estado ha avanzado sustancialmente; resaltando una tríada de legislación ideológica de ataque frontal al sector Público, a quienes laboran para él, a los derechos conquistados por el personal estatal y sus correspondientes situaciones jurídicas consolidadas, así como a las organizaciones que le representan, los sindicatos.

Esa tríada de legislación anti-obrera y en contra de la institucionalidad republicana establecida en la Constitución Política de 1949, se compone de la ley del combo fiscal, de la ley anti-huelgas y de la actualmente en trámite, ley marco de Empleo Público.

El convenio con el FMI se concibe en el marco de esa causa fundamentalista todo mercado-nada Estado; partiendo de que estamos en presencia de un Estado central prácticamente quebrado, cuyos recursos presupuestarios son destinados, en gran medida, a pagar los intereses abusivos de una deuda pública que rebasará la barrera de los 70 puntos PIB muy pronto; y que, por tanto, hará que ese bipartidismo clásico, ahora “fortalecido” con la llegada del PAC a sus filas, ponga en la agenda la venta de los activos valiosos del patrimonio patrio que todavía nos quedan.

La venta de activos, explícitamente planteada, si bien ya no se discutirá en la presente administración gubernativa, lo será en la próxima (2022-2026), habida cuenta de que el real poder que impulsa la causa fundamentalista del todo mercado-nada Estado, seguirá hegemonizando pues el sujeto histórico que desafíe esa causa sigue sin perfilarse como desafiante, aunque si hay condiciones para ello.

“Los Miguel Ángel Rodríguez Echeverría”, “los Óscar Arias Sánchez”, el periodismo de odio y su caterva de amanuenses, repetidoras radiofónicas y televisivas, columnistas y editorialistas y similares; están con el convenio FMI pues éste perdurará el estado de deuda pública, por una parte; por la otra, mantendrá el pago de intereses perpetuamente obsceno; y con ello, solidificará la base real del poder del todo mercado-nada Estado, asentada en el control hegemónico de los sectores banquero-financieros, especialmente.

Los mismos del TLC, son los mismos del FMI: las mismas consecuencias negativas se darán en ambos casos para la sociedad: más exclusión y más desigualdad. El rumbo lo están imponiendo ellos que, aunque son minoría, muestran una “eficiente” articulación estratégica; nosotros, que somos la mayoría, seguimos totalmente desperdigados.

PASAR FACTURA: ¢197.000.000 por hora

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

PASAR FACTURA es una campaña que estamos promoviendo por redes sociales (en lo fundamental) para hacer mención de la gran responsabilidad que, como ciudadanía con derecho al sufragio, tendremos el 6 de febrero de 2022, con ocasión de las elecciones presidenciales y diputadiles, período 2022-2026. A hoy, miércoles 27 de enero de 2021, estaremos a 375 días de PASAR FACTURA.


Con base en este sentimiento-pensamiento de aprovechar la urna electoral de 2022 para PASAR FACTURA, consideramos que lo más relevante que debemos tener en mente es la gestión financiero-fiscal y tributaria de las últimas administraciones gubernativas de los partidos Unidad, Liberación y Acción Ciudadana; o, como solemos denominar a la actual coalición ejecutivo-legislativa en el “poder”, el PLUSC-PAC.


Ponemos la palabra “poder” entrecomillada, puesto que Alvarado Quesada y las personas diputadas que le siguen en el Parlamento responden a intereses financiero-bancarios y económico-mediáticos que, aun cuando no gobiernan, son el real poder en estos momentos.


En tal sentido, a la hora de votar en el 2022, el PASAR FACTURA tiene que considerar, prácticamente como asunto fundamental, la espantosa realidad financiero-fiscal que representa el gigantesco endeudamiento público del país; el cual, durante todo el año que acaba de pasar, el 2020, nos sacó de nuestros bolsillos la astronómica cantidad de 197 millones de colones, ¡por hora!


197 millones de colones por hora, hizo que, durante cada uno de los 365 días del año pasado 2020, el Ministerio de Hacienda tuviera que pagar intereses de la deuda pública por el orden de casi 5 mil millones de colones.
La profunda reflexión que debemos hacernos y la enorme pregunta paralela a esa reflexión, en el momento de PASAR FACTURA en la privacidad de la urna electoral, es las razones por las cuales la clase política del tripartidismo PLUSC-PAC no ha convertido el tema de la altísima y descomunal deuda pública del país y sus abusivos intereses en el tema número uno del debate nacional.

¿Cuál es la naturaleza de ese gran poder que está detrás de la desgastada clase política PLUSC-PAC que impide que tal tema no adquiera prioridad nacional como sí lo han hecho con el tema del empleo público, o con el tema del préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)?


Para que usted tenga una idea de la monstruosidad en contra de la población que implica esos 197 millones de colones por hora en pago de intereses de la deuda pública; y, lo que representa el pago de casi 5 mil millones de colones al día por tal razón; piense en esto:
El préstamo con el FMI es por la cantidad de 1.750 millones de dólares; mientras que solamente en 2020 el país pagó en intereses de la deuda pública 2.764 millones de dólares. Es decir, un préstamo y medio pagamos el año pasado, si nos atenemos a la cantidad esa de 1.750 millones de dólares.


¡Realmente es monstruoso! Tenemos muchísimo tiempo de reclamar la realización de una Auditoría Ciudadana de la deuda pública y del terrible pago obsceno de intereses: ¿qué personas, qué entidades, que instituciones públicas y privadas son acreedoras del país?; ¿cuándo se contrajeron esos préstamos y/o cuál es la realidad anual de la colocación de bonos?; ¿quiénes son tenedores de los mismos y en qué cantidades, al menos?; ¿qué parte de esa deuda se podría reestructurar, condonar, redefinición de plazos, rebaja de intereses, etc.? Cualquier cantidad de interrogantes y de vías de investigación se podrían hacer de este tema tan cruel con la gente como lo es el endeudamiento del país. PASAR FACTURA se convierte en un imperativo ético de primer orden para las personas honestas de este país.

Expresamos un fuerte y vehemente emplazamiento público a las cinco universidades estatales de Costa Rica pues, con todo respeto, llegó el momento de que les pasemos factura, como ciudadanía indefensa y acosada que somos por parte de la clase gobernante del tripartidismo PLUSC-PAC; en el entendido de que les corresponde, en esta hora crucial de la historia patria y de manera coincidente con el año del bicentenario de la independencia, emprender la irrenunciable tarea de ejecución de esa Auditoría Ciudadana de la deuda pública.


Deben pasarse del lado de la gente, del lado ciudadano, del lado de la verdadera democracia y superar la especie de chantaje político que les hace esa corrupta clase gobernante, con los dineros públicos que necesitan para operar.

El FMI y Óscar Arias Sánchez

Albino Vargas Barrantes, Secretario General (ANEP)

“Los que hoy vienen en bicicleta, con el TLC vendrán en motocicleta BMW, y los que vienen en un Hyundai, vendrán en un Mercedes Benz, en esto consiste el desarrollo”.

Fue éste uno de los principales “argumentos” de la demagogia de Óscar Arias Sánchez, cuando en el ejercicio de su segunda Presidencia de la República (2006-2010), se metió de lleno en la campaña a favor de que el país tuviera un tratado de “libre comercio” (TLC), con los Estados Unidos.

Los indicadores sociales y económicos que tenía el país a la llegada de la pandemia del covid-19, en marzo de 2020, daban cuenta de que el tal TLC no vino a contribuir, de manera sólida, a la inclusión económica y social.

A esa fecha, por ejemplo, el desempleo era ya altísimo, especialmente en el ámbito de la población joven; la informalidad se acercaba al 50% de la Población Económicamente Activa (PEA). ¡Y ni qué decir del alto déficit fiscal y el crecimiento fuerte de la deuda pública, sin que se hubiesen dado cambios profundos en el sistema tributario!

“Denme el TLC y yo les doy la reforma tributaria”, fue otra frase de campaña a favor de ese TLC que utilizó Óscar Arias Sánchez. La demagogia de la misma, así como las terribles consecuencias que implicó no hacer esa reforma tributaria, hoy, a 13 años de la aprobación (imposición de dicho tratado), nos tiene al borde de un colapso fiscal cercano al default.

Bien sabía el indicado político que, con ese tipo de TLC, el país perdería entre 2 puntos y 2.5 puntos del Producto Interno Bruto (PIB), en impuestos que el fisco dejaría de percibir por el proceso de desgravación arancelaria (potenciado por el “clásico” desastre del Sistema Aduanero Nacional). Nunca se repuso ese faltante fiscal y nunca llegó la reforma tributaria que el país necesitaba… y sigue necesitando hoy más que nunca.

Don Óscar Arias Sánchez, los grupos económico-financiero de los cuales es él representante y vocero, así como los medios del negocio de las noticias practicantes del periodismo de odio que siempre le han respaldado; tienen una enorme responsabilidad por el grave proceso involutivo que sufre la sociedad costarricense de la actualidad, al punto de que estamos ubicados dentro del grupo de diez países más desiguales del planeta.

Él, que tiene una cuenta pendiente que saldar con los sectores pobres y desposeídos del país; e incluso, ahora podemos agregar a los sectores medios, tiene menos autoridad moral que nunca antes cuando está abogando porque el país se enjarane más todavía con el préstamo que se le quiere imponer a la población, del crédito de los 1.750 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Yo le he pedido a los diputados del PLN que le ayuden al país», dice el señor Arias Sánchez. Y nosotros nos preguntamos: ¿A cuál país? ¿Al país de 8 puntos PIB de robo de impuestos? ¿El país de 6 puntos PIB de exenciones-exoneraciones empresariales abusivas? ¿Al que está en el Top 10 de los más desiguales del planeta?

“Yo le he pedido a los diputados del PLN que le ayuden al país», ¿A cuál país? ¿Al de las zonas francas con 379 mil millones de colones 17 en exenciones? ¿Al de los banqueros que multiplican hasta en un 168% sus ganancias mediando los intereses de la deuda pública?

Con un nivel de endeudamiento público imposible de pagar, al menos en la forma brutal en que lo vienen haciendo, con ese indescriptiblemente perverso pago diario de intereses (cerca de 5 mil millones de colones cada 24 horas); un ciudadano como Óscar Arias Sánchez, debería estar procurando un proceso nacional acercamiento entre los sectores sociales y políticos cada vez más confrontados entre sí; y no, atizar él la hoguera de la confrontación, agregando más leña al fuego de la confrontación, con la propuesta fondomonetarista que no vendrá a resolver el problema de fondo, sino que lo agravará.

La verdad es que no otra cosa se esperaría del señor Óscar Arias Sánchez, considerando que él es parte privilegiada en la Costa Rica atormentada por la exclusión y por la desigualdad. Él se siente “águila” y los caracoles que se caigan por el despeñadero.

Empleo público: golpe de Estado parlamentario a la constitución

Albino Vargas Barrantes, Secretario General (ANEP)

Lo que está ocurriendo en la Asamblea Legislativa con la tramitación del Expediente Legislativo No. 21.336, Ley Marco de Empleo Público, es un Golpe de Estado parlamentario a la Constitución Política del 7 de noviembre de 1949. Se trata de una agresión de carácter ideológico a la institucionalidad fundamental de los postulados fundacionales de lo que la historia oficial registra como la Segunda República.

Por una parte, tenemos que las personas diputadas conformantes de la Asamblea Constituyente que, en 1949, promulgaron la actual Carta Magna de la República, decidieron que no debería Costa Rica seguir teniendo un Estado central, vertical-autoritario, con una figura presidencial todopoderosa.

Se optó por distribuir el poder público, mismo que hasta la llegada del doloroso conflicto-guerra civil de 1948, tenía el control total “de vidas y haciendas”, hasta el conteo de votos de las elecciones presidenciales. Tal estado centralista, verticalista-autoritario, tiene mucho que ver con la voladera de balazos entre compatriotas, ocurrida en ese año 1948.

Por tanto, establecieron que la administración pública del país dispersara su poder y se caracterizara por las autonomías; naciendo las autonomías de las universidades públicas, la de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), las propias instituciones autónomas y la del régimen municipal. Tales autonomías se caracterizaron por diversos grados de independencia con relación al poder central del Estado.

Lamentablemente, tales corrientes ideológico-políticas, de un Estado central, todopoderoso, han vuelto a tomar fuerza después de muchos intentos en estos años de lucha cívico-popular en defensa del Estado Social de Derecho. Esta denominación, Estado Social de Derecho, es el concepto filosófico, político y jurídico para calificar la institucionalidad republicana que nació el 7 de noviembre de 1949, cuando se promulgó, repetimos, la Constitución Política todavía vigente.

Con el proyecto Ley Marco de Empleo Público, están impulsando este Golpe de Estado parlamentario al carácter del Estado que quedó plasmado en la Constitución Política de 1949.

Por otra parte, con la Ley Marco de Empleo Público se ataca el corazón del sistema democrático reconocido universalmente: la separación de poderes. Según Montesquieu, que es quien plasma con claridad por primera vez la separación de poderes, el reparto del poder del estado es necesario para evitar la acumulación en una sola mano que pueda ejercerlo de manera despótica. Para ello, debe dividirse en tres partes, cada una con una misión específica y diferente, que supongan un equilibrio y contrapesen la actuación de las demás”. Así consignado en su obra máxima El espíritu de las leyes. (https://blogposgrado.ucontinental.edu.pe/el-origen-y-la-evolucion-de-la-separacion-de-poderes).

Tal equilibrio y contrapeso entre los tres poderes supremos del Estado (el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial), es vulnerado, de manera peligrosa, en el proyecto Ley Marco de Empleo Público; puesto que será uno de ellos, el Ejecutivo, el que tenga el poder sobre los otros dos, el Legislativo y el Judicial, en todo el ámbito de las políticas de gestión de los recursos humanos, integralmente conceptuada, teniendo implicaciones profundas que contaminarán los procesos administrativo-financieros de esos dos poderes que, de un modo u otro, pasarán a sufrir un control ejecutivo desde la Casa Presidencial de turno (Poder Ejecutivo: Ministerio de Planificación y Política Económica -Mideplan- y Dirección General de Servicio Civil).

Este Golpe de Estado parlamentario, actualmente en desarrollo en el propio seno del primer poder de la República, el Legislativo, tiene mucho que ver con la acción política de gran agresividad que se ejecuta en el país en contra del bien común y en contra de la inclusión económica y social, por parte de las fuerzas del gran capital.

Éste se ha empoderado demasiado luego de la estafa política cometida por Carlos Alvarado Quesada y la traición del Partido Acción Ciudadana (PAC) a sus postulados fundamentales fundacionales: enfrentar al neoliberalismo en la política pública, especialmente; e imponer la ética y la transparencia en la función pública atacando sin piedad a la corrupción. Hacia el término del segundo gobierno PAC, es contundente el juicio ciudadano de que se entregó al neoliberalismo y de que terminó coludido con la corrupción como sucedió con el PLN y con el PUSC.

La campaña de terrorismo ideológico y de agresión psicológica desplegada en los últimos años en contra del empleo público, creó el escenario “ideal” que posibilita el trámite parlamentario del actual proyecto Ley Marco de Empleo Público; notándose un comportamiento legislativo de rebaño en la mayoría de las actuales personas diputadas que, con gran desconocimiento de la historia Patria, mocionan y votan según un titular de periódico.

197 millones de colones por hora: intereses de la deuda pública

Albino Vargas Barrantes Secretario General (ANEP)

El Ministerio de Hacienda acaba de dar a conocer las principales cifras macro-fiscales del recién pasado año 2020. Cada vez que su máximo jerarca político, con Elián Villegas Valverde abre la boca para hablar de todos estos temas y sus aspectos conexos, uno siente mucha desconfianza pues su credibilidad está muy mermada, a raíz de sus contradicciones públicas con otras personas integrantes del gabinete ministerial y su equipo económico.

De los datos que dio a conocer, queremos llamar la atención en uno de ellos: es el pago de los intereses de la deuda pública. El pasado año 2020, hubo que pagar a sus acreedores, solamente por concepto de intereses, una cantidad difícil de imaginar: 1 billón 700 mil millones de colones. Ni un cinco fue para amortizar al principal de esa deuda pública.

En números, esa gran cantidad se representa así: 1.700.000.000.000.

Esta espeluznante carga de fondos públicos, destinados solamente a pagar intereses de la deuda pública, se puede desglosar de la siguiente manera:

141 mil 666 millones, 666 mil 666 colones, POR MES (141.666.666.666).

4 mil setecientos veintidós millones, 222 mil 222 colones, POR DÍA (4.722.222.222).

196 millones 759 mil 259 colones, POR HORA (196.759.259).

3 millones 279 mil 320 colones, POR SEGUNDO (3.279.320).

En múltiples ocasiones y desde hace ya bastante tiempo, la corriente sindical en la cual desarrollamos nuestra lucha social cotidiana, ha venido insistiendo en la brutalidad de la agresión a las finanzas públicas que representa el altísimo endeudamiento público y la terrible carga de su pago de intereses.

Lo que nos pasó en el 2020, según usted puede ver en el detalle de las cifras indicadas en el párrafo anterior de este comentario, es la constatación más dramática de esta especie de crimen contra toda la sociedad que significa esa deuda-país, cercana ya a los 40 mil millones de dólares.

1 billón 700 mil millones de colones en pago de intereses, solamente en el año 2020, equivale a la no menos gigantesca cantidad de 2 mil 764 millones 227 mil 642 dólares. Dicho de otra manera, 2 mil 765 millones de dólares en pago de intereses, es 1.85 superior a la cifra de 1.750 millones de dólares del ya polémico crédito que se le quiere imponer a la sociedad con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Es decir, el pago de intereses de la deuda pública el año pasado, es casi dos veces la cantidad solicitada por el gobierno al FMI.

No es el salario de las personas trabajadoras asalariadas lo que nos llevó hasta aquí. Gran parte de la responsabilidad del desastre fiscal que obliga a tan espantoso pago de intereses de la deuda pública, tiene que ver (entre otros aspectos), con la no menos corrupta evasión y elusión fiscales de la última década, anterior al año de la llegada de la pandemia al país.

Hablamos de que durante la década 2010-2019, se dio, en promedio anual, un fraude tributario del orden de los 3 mil 800 millones de dólares. En esos diez años, por coincidencia macabra, los depósitos del público en moneda extranjera, en los bancos públicos y privados, era de una cantidad muy cercana, a la suma de los recursos que el fisco nunca recibió en esa década 2010-2019. ¿Qué conexiones hubo? Sería muy interesante tener plena claridad en algún momento.

Hoy, ante el panorama fiscal y ante el riesgo para el país de quedar atrapado en las redes del FMI (por más que ahora intenten vendernos su nueva imagen), hemos llegado a la más fuerte convicción de que no habrá solución a la crisis fiscal nacional que está en desarrollo, sin atender, con bisturí político de fuerte consistencia, el tema de la deuda pública y de su pago de intereses estratosféricos.

Hay que hacer reingeniería financiera de esa deuda; reestructurarla de múltiples formas, pero no para su manejo gubernativo-circunstancial; sino para detener el estrangulamiento de las finanzas públicas en el corto, mediano y largo plazo. Hay que proceder a redefinir las tasas de interés que el Estado está pagando por esa deuda. En términos más integrales, el tema fiscal requiere de un real pacto fiscal.

No se vale seguir sacrificando “a los y a las de abajo”, llevándose ya, también, hacia el despeñadero a “los y a las de en medio”; en aras de seguir preservando un perverso y catastrófico “status quo” de la deuda pública con esa carga de intereses imposibles de seguir pagando a las tasas actuales, por una parte; y por otra, sin modificar para nada el fraude tributario estructural. La discusión y la solución debe ser integral.

Intereses: Ahora son 230 millones de colones por hora

Albino Vargas Barrantes, Secretario General  (ANEP)

Durante cada hora de cada uno de los 365 días del pasado año 2020, los intereses de la deuda pública del país, obligaron al Gobierno Central-Ministerio de Hacienda, a erogar la gigantesca cantidad de 195 millones de colones cada 60 minutos. El impacto negativo en los más diversos programas gubernamentales del Estado central, especialmente los más sensibles como Seguridad, Educación y Salud, tiene ya manifestaciones claras.

La línea ideológica principal de la clase plutocrática gobernante es, primero que todo, pagar intereses de la deuda. Todo lo demás es secundario; incluyendo las necesidades más apremiantes de las personas ya excluidas o en proceso de serlo, de la exitosa integración social y económica que el país tuvo antes de que el fundamentalismo fiscalista de corte neoliberal empezara a envenenar las acciones de política pública basadas en la búsqueda y en la promoción del bien común.

Para este año 2021, el año del Bicentenario, el pago por hora de intereses de la deuda pública es de 230 millones de colones por hora; calculados con base en que esa erogación representará 5.6 puntos del Producto Interno Bruto (PIB); y que cada punto porcentual del PIB representó, en el 2020, una cantidad de 359.800.000.000 millones de colones, según dato que nos proporcionara el doctor en Economía, don Luis Paulino Vargas Solís, prestigioso académico de la Universidad Estatal a Distancia (UNED).

Se dio a conocer en pasadas horas que el Fondo Monetario Internacional (FMI), le otorgó a Costa Rica un nuevo préstamo, por la cantidad 1.778 millones de dólares, lo cual implica dos cosas: crecerá la deuda pública del país y crecerá la carga de intereses de la misma. Por cierto, siempre estuvimos convencidos de que tal préstamo no era necesario, que acudir al FMI no se necesitaba. Connotadas personalidades también lo estuvieron planteando.

Debemos hacer un esfuerzo para comprender qué persigue la clase plutocrática gobernante y sus personajes operadores políticos instalados en la Casa Presidencial y en la Asamblea Legislativa, con esta carrera loca en estar propiciando más endeudamiento público.

Lo primero que tenemos que tener presente es que este asunto de la deuda pública, del brutal pago de intereses que la misma exige, ahora a razón de 230 millones de colones cada 24 horas, es un gran negocio en el seno de los sectores oligárquico-financieros de la plutocracia gobernante. Las operaciones de bolsa, mediando firmas de valores y bufetes “selectos”, dejan jugosísimas ganancias para pequeños grupos de poder con conexiones políticas al más alto nivel.

Por tanto, no hay interés objetivo alguno en que el problema fiscal del país se arregle; por el contrario, lo que se busca es que el mismo esté dentro de parámetros controlables para evitar que a esos sectores oligárquico-financieros se le salga de control. Garantizar esto, es tener la seguridad de que el flujo de recursos a esos sectores pudientes se mantenga y se acreciente.

Lo segundo que tenemos que tener en mente es que, de conformidad con la ideología de la clase plutocrática gobernante, esa que podemos resumir en la frase-concepto todo mercado-nada Estado, no es concebible que todavía existan como propiedad pública una serie de instituciones estatales que generan altas rentas. Hablamos del ICE, del INS, de AyA, de los bancos públicos (de Costa Rica y Nacional, especialmente), de Correos, de FANAL, de Recope y, por supuesto, de la Caja.

Según la Contraloría General de la República (CGR), cuya jerarquía política máxima trabaja, de manera ideológica, al servicio de la clase plutocrática gobernante, varias de estas empresas públicas generaron, de manera conjunta, al 30 de octubre recién pasado, un superávit de 7 mil millones de dólares; suma está más que apetecida por esos sectores plutocráticos, hoy en el control total de la hegemonía política de la institucionalidad funcional de la República.

Así las cosas, no es nada descabellado pensar que existe una articulación ideológicamente diseñada, materializada en una estrategia política operativizada mediando el control de los poderes formal del Estado (especialmente, el Ejecutivo y el Legislativo), e impulsada a través de la intensa campaña de agresión psicológica y de terrorismo ideológico en contra del sector Público (a partir del tema del empleo público); para llevar al país al borde de una deuda pública imposible de pagar y de una amortización de intereses más que explosiva de las debilitadas finanzas públicas del Estado central, a fin de decirle a la ciudadanía que la única forma de evitar el “cataclismo apocalíptico del fin de los tiempos”, es vender los activos del Estado, básicamente los que acabamos de mencionar.

Esta articulación ideológicamente diseñada incluye, por supuesto, no hacer nada en materia de evasión y de elusión fiscal-tributaria; como tampoco, en no hacer nada en el campo de las exenciones-exoneraciones empresariales abusivas. Todo esto junto, anda por el orden de los 14 puntos PIB. Si tan sólo se intentara recuperar la mitad; o tan sólo un tercio, otro gallo cantaría en el ámbito de las alicaídas finanzas públicas del Estado central. La conspiración de la plutocracia gobernante está en pleno desarrollo.