Doña Rocío y doña Edna: ¡Váyanse!

Por Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Señora Rocío Aguilar Montoya: usted debe abandonar el Gobierno de la República, dejando cuanto antes el Ministerio de Hacienda.

Durante 4 años, de 2013 a 2017, usted formó parte del Comité de Inversiones de Aldesa, cuyo máximo jerarca financiero-empresarial, Javier Chaves Bolaños, al momento de escribir este artículo, estaba bajo rejas, detenido.

No sabemos si él tendrá la “suerte” del gran estafador, del mismo conglomerado empresarial, el señor Yankelewitz (Yanber), al que le dieron casa por cárcel.

Doña Rocío: Usted tiene información privilegiada de lo que pasó con la plata de los cientos de inversionistas de Aldesa; usted debe conocer adónde fueron a parar los 200 millones de dólares hoy “perdidos”.

Usted, doña Rocío, debe presentarse de manera voluntaria ante el Ministerio Público luego de abandonar su cargo y declarar todo lo que sabe sobre las inversiones de Aldesa, durante esos 4-5 años de ejecución de las maniobras financieras que hacía el señor Chaves.

El principio constitucional de presunción de inocencia le asiste, pero su permanencia en este ya muy desprestigiado Gobierno la deslegitima en grado sumo.

Ya, de por sí, su conducta política deja mucho que desear, si consideramos su ilegal proceder al saltarse la Constitución, disponiendo recursos para pago de deuda pública al margen de la propia Asamblea Legislativa. 

Usted forma parte selecta de esos poderes fácticos, ideológico-hegemónicos que han venido controlando la política macroeconómica-fiscal de los últimos Gobiernos; y que se le impone a la gente pese a que esta votó por otra cosa radicalmente distinta. 

Doña Rocío: su fundamentalismo ideológico en materia fiscal está llegando a extremos intolerables, pues aparte del fracaso de su más preciada creación, el combo fiscal (ley 9635); usted insiste en extremizar el ataque salarial al empleo público con el Decreto Ejecutivo No. 41729-MIDEPLAN-H, firmado por usted junto a su lugarteniente ideológica, en su aversión patológica al empleo público, doña Pilar Garrido Gonzalo, la ministra del Mideplan. 

Sabemos del malestar de propios compañeros suyos, del Consejo de Gobierno, que refunfuñan y hablan a sus espaldas de sus draconianas medidas fiscales extremas y extremistas. 

Doña Rocío: Alvarado no la va a destituir. Él no manda en este ámbito de la política pública de lo macrofiscal de corte neoliberal. ¡Déjelo! Ya lo ha hundido lo suficiente.

Tal vez yéndose usted (y todo lo que usted representa), a lo mejor él decide “reconciliarse” con sus estafados políticos: por ejemplo, los miles de empleados públicos vilipendiados por usted y por sus congéneres ideológicos (como “los Aldesa”), que le creyeron a Alvarado y su cuento de evitarle al país “el reino de Satanás”.

La usura que mata

Por Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Cada una de esas cantidades, representan el pago de intereses de usura que miles de costarricenses, personas y empresas, pagan constantemente, de manera inmisericorde; convirtiendo a los sectores económico-empresariales receptores de semejantes cantidades de dinero, en uno de los grupos más poderosos del país, con fuerte incidencia en la gestión gubernativa y con suficiente fuerza como para haber bloqueado, durante tantos años, que algo de control hubiese en esa materia del cobro de los intereses de usura.

Los intereses de usura que se cobran en tarjetas de crédito, en la compra de electrodomésticos, en intereses de préstamos bancarios, créditos personales, casas de empeño y similares, representan uno de los más fuertes desencadenantes del proceso de desigualdad que sufre la sociedad costarricense.

Se está hablando de una cantidad equivalente a 6.57 puntos del Producto Interno Bruto (PIB); es decir, poco más de 5 veces el monto a recaudar por parte del fisco con el detestado paquetazo de impuestos, ley No. 9635, Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.

Es decir, otro tipo de política fiscal, más afín a la gente y al bien común, pudo haber establecido un impuesto de un 1%, o de un 1.20% al cobro de intereses de usura, poniendo fuertes frenos-límites al cobro de los mismos, de tal suerte que los emisores de tarjetas y los prestadores de plata, recibieran un 20% menos en sus ganancias y, pese a ello, éstas seguirían siendo astronómicas y hasta obscenas; y, por el contrario, la mayoría de la gente sería beneficiada y, por supuesto, las mismas finanzas públicas con impacto en la desaceleración del déficit fiscal.

El insistente reclamo obrero por una fuerte regulación en tal sentido, es una consigna sindical muy vehemente levantada hace bastante tiempo; al punto de que fue un emplazamiento directo de nuestra parte, con ocasión de la pasada campaña electoral presidencial, a los dos candidatos presidenciales (Carlos Alvarado Quesada y Fabricio Alvarado Muñoz), quienes afirmaron, en ese entonces, estar de acuerdo en proceder al respecto.

Vemos con buenos ojos que se esté anunciando la tramitación parlamentaria del expediente legislativo No. 20.561, que pretende poner algo de control y de razonabilidad al desenfreno que ha representado el cobro de intereses de usura.

Posibilitar algo de freno a tal exceso de esa acumulación de capital desenfrenada, puede convertirse en uno de los factores que impacten un proceso, integral y articulado, de reactivación económica; pues significaría -entre otras posibilidades-, que familias altamente endeudadas y sacrificadas, financieramente hablando por esos intereses de usura, tendrían mayor liquidez para depositarla en el mercado interno de bienes y servicios, especialmente en compras a micro-pequeñas y medianas empresas.

Según datos en manos de los diputados promotores de esta iniciativa, el interés promedio en los almacenes que venden a crédito electrodomésticos, es del 60% y este tipo de consorcios megaempresariales, altamente concentrados en cuanto a su propiedad, se estarían ganando unos 883 mil millones de colones anuales en este tipo de intereses de usura; es decir, 2.52 puntos PIB. ¡Ganancias extraordinariamente abusivas! Nos preguntamos: ¿y cómo han sido sus declaraciones de impuestos?

La corriente sindical que representamos someterá a un exhaustivo análisis esta relevante iniciativa, de forma tal que la misma no represente “un alegrón de burro”, pues como dice el sabio refrán popular, “el diablo está en los detalles”.

Es más que evidente la naturaleza del poderío económico de estas entidades acreedoras bancarias y de los grandes consorcios empresariales detrás del negocio de los créditos a la gente.

Por tanto, se hace más que necesario que las entidades sindicales y civiles, le sigan la pista a la tramitación de esta iniciativa de ley, prácticamente, a diario, sin dejar de pronunciarse apoyando que este proyecto sea ley lo más rápidamente posible.

Cualquier materialización concreta en torno a una especie de agenda-país, distinta a la que está carcomiendo el tejido socioeconómico de la Democracia en estos momentos, deberá incluir como uno de sus contenidos fundamentales, la regulación legal del cobro abusivo de intereses de usura.

El fracaso espectacular del neoliberalismo

“El experimento neoliberal -impuestos más bajos para los ricos, desregulación de los mercados laboral y de productos, financiarización y globalización-, ha sido un fracaso espectacular”.

Esta contundente afirmación es del señor Joseph E. Stiglitz, destacado economista estadounidense, Premio Nobel de Economía, incluida en su más reciente artículo Después del neoliberalismo,

En Costa Rica, ¡también! El neoliberalismo ha sido un fracaso espectacular.

Es tal la cantidad de costarricenses que están sufriendo en estos momentos que no deja de pensar uno en que llegó la hora del ajuste de cuentas ciudadano con unas políticas económicas diametralmente opuestas a valores tan intrínsecos a nuestra forma de ser costarricenses como la promoción del bien común, como la inclusión social, como las políticas contra la desigualdad, como la promoción de oportunidades.

Esto debemos estarlo señalando en todo momento, especialmente a pocos días de la entrada en vigencia del más reciente ataque de esas políticas económicas fracasadas: la entrada en vigencia de la monumental injusticia que representa el impuesto al valor agregado (IVA), con su carga de más regresividad y de mayor corrupción. ¿Por qué?

La regresividad es la característica fundamental del actual sistema tributario costarricense: pagan más, proporcionalmente hablando, quienes ganan menos; y los que, teniendo más, debiendo -por tanto-, pagar más, pues no lo hacen del todo, lo burlan, lo evaden, lo esconden fuera del país.

Si ya la corrupción con el ya moribundo impuesto de ventas era gigantesca, pues su evasión y/o robo ha sido astronómica; con el IVA sucederá exactamente lo mismo, o peor, puesto que se habrá de incrementar la acumulación ilegal por todas las formas y triquiñuleas posibles dada la incapacidad gubernativa, intencionalmente política, para no convertir en desafío estratégico el combate frontal a la evasión tributaria en todas sus manifestaciones.

Esta circunstancia es tan sólo un ejemplo del fracaso espectacular del neoliberalismo del cual nos habla el señor Stiglitz; de lo cual tienen mucho que decir, para el caso costarricense, el millón de personas trabajadoras que están en la informalidad y, prácticamente todas al margen de la Seguridad Social, misma ésta que va en camino de una quiebra que ya no se ve tan lejana.

Del fracaso espectacular del neoliberalismo también nos pueden decir mucho los costarricenses de la actividad agrícola y hortícola del país, en vías de extinción y en viaje directo hacia la marginalidad y la exclusión económico-social. El doloroso caso de los tomateros que se hizo público este fin de semana, es más que emblemático.

Del fracaso espectacular del neoliberalismo nos pueden hablar, las miles de personas trabajadoras asalariadas del sector Público, víctimas de un acoso ideológico-político-mediático jamás visto en la historia del país; y que nos pone a pensar, guardando las dimensiones de espacio y de tiempo, en el acoso ideológico-político-mediático que sufrió el pueblo judío antes del Holocausto.

Del fracaso espectacular del neoliberalismo nos pueden hablar, las miles de micro-medianas empresas, agobiadas por un cerco económico cada vez más asfixiante, en un país que había venido teniendo su parque productivo compuesto en hasta un 95 % en este tipo de negocios.

Del fracaso espectacular del neoliberalismo nos puede decir mucho esa juventud desempleada que está dramáticamente indicando que dos de cada tres personas jóvenes desea abandonar el país; o, ese 36 % de compatriotas que está diciendo que si tuviera los recursos suficientes se iría de Costa Rica.

Del fracaso espectacular del neoliberalismo nos pueden hablar las miles de personas trabajadoras y empresariales  altamente endeudadas, encadenadas a los extorsivos intereses de usura en tarjetas de crédito, por ejemplo. Intereses de usura que le sacan del bolsillo a la gente, 4 y medio millones de colones, ¡por minuto!, sin que tengamos noción clara del pago de impuestos en las mismas proporciones por parte de los emisores de esas tarjetas.

Del fracaso espectacular del neoliberalismo nos da cuenta la impagable deuda pública del país y del crimen social que significa el pago de sus intereses de usura; fomentándose más endeudamiento que nos conduce a un precipicio de catastróficas consecuencias generadoras de un dolor indescriptible.

Más ejemplos podemos citar acerca del fracaso espectacular del neoliberalismo en Costa Rica. Por eso es que pensamos que ha llegado la hora del ajuste de cuentas ciudadano en la línea que planteamos en un artículo anterior en esta misma publicación, “Del enojo a la articulación para la acción”.

Al menos, éste es nuestro pensamiento ante la profunda indignación que invade a la mayoría de la población costarricense actual.

Carlos Alvarado Quesada y los papeles de Panamá (Parte 4 y final)

Este es nuestro cuarto comentario sobre este asunto y aunque indicamos que será “final”, no vamos a dejar de hablar de él en fechas próximas, pues se contiene en ese informe una buena parte de la ruta que deberíamos seguir como sociedad si, en verdad, nos propusiéramos evitar que nos lleven al precipicio de la exclusión, de la desigualdad y de la violencia.

No es difícil explicarse cómo es posible que el Informe Final del expediente legislativo No. 19.973, fechado 30 de marzo de 2017, emitido por la Comisión Especial Investigadora de la Asamblea Legislativa sobre el caso de Los Papeles de Panamá, haya sido completamente invisibilizado; y de manera maligna, no se haya convertido en prioridad político-estratégica en un momento histórico tan delicado para nuestro país, como el actual en que vamos hacia una polarización total en materia de distribución de la riqueza y de los beneficios del crecimiento económico.

Evidentemente, los dueños del real poder político-económico, controladores de los gobiernos sucesivos del PLN, de PUSC y del PAC, quedan retratados de cuerpo entero en cuanto a sus tropelías jurídicas de todo tipo para no honrar su compromiso ético-moral con la sociedad: tributar, proporcionalmente hablando, de acuerdo a sus ingresos; o bien, no hacerlo del todo mediante una amplia gama de alternativas evasoras de corte legal, unas; ilegales, otras.

Repetimos que toda persona comprometida con la Democracia, cualquier ciudadano abrumado por el rumbo equivocado que le han impuesto a este país la clase hegemónicamente dominante; así como esa gran parte de la ciudadanía que hoy se siente defraudada, enojada e indignada; debería considerar leer (al menos), y ojalá, estudiar este documento.

Este es nuestro cuarto comentario sobre este asunto y aunque indicamos que será “final”, no vamos a dejar de hablar de él en fechas próximas, pues se contiene en ese informe una buena parte de la ruta que deberíamos seguir como sociedad si, en verdad, nos propusiéramos evitar que nos lleven al precipicio de la exclusión, de la desigualdad y de la violencia.

Las sociedades europeas nórdicas han sido realmente exitosas con base en la existencia de modelos tributarios progresivos que, de un modo u otro, dieron sostenibilidad a sus sistemas de inclusión social y de relativa igualdad.

Dentro de los aspectos más valiosos contenidos en este documento, al revisar la parte denominada Recomendaciones frente a vacíos legislativos, nos permite constatar el verdadero crimen social que ha representado la naturaleza perversa del sistema tributario costarricense: su injusta regresividad.

19 vacíos legislativos fueron señalados y, como es lógico suponer, el real poder no tiene el menor interés en abordarlos.

Los citamos todos seguidamente y noten ustedes cuál es la profundidad de los cambios que requiere el sistema tributario nacional; gigantesco desafío que solamente mediante la llegada un gobierno poderoso volcado hacia el bien común y hacia la inclusión social, podría asumir semejante tarea y con obligada movilización ciudadana de abierto apoyo.

  • Mantenimiento del sistema de renta territorial y el uso de sociedades offshore para eludir o evadir el pago de tributos.
  • Opacidad y frágil regulación de personerías jurídicas y fideicomisos.
  • Exoneraciones del impuesto sobre la renta disponible entre sociedades costarricenses.
  • Falta de regulación de los aportes extraordinarios de capital.
  • Carencia de un impuesto a las ganancias de capital.
  • Debilidades del actual Impuesto General sobre las Ventas que facilitan la evasión (eso se agravaría con la entrada en vigencia del IVA pues nada de esas debilidades se corrigieron).
  • Débil régimen de sanciones y supervisión de asesores fiscales.
  • Limitaciones en definición de tipo penal del delito de legitimación de capitales.
  • Falta de regulación de precios de transferencias.
  • Debilidades en la definición del delito de defraudación fiscal.
  • Falta de regulación de las entidades financieras sin fines de lucro.
  • Ausencia de marco legal que facilite la supervisión consolidada de entidades financieras.
  • Débil protección de socios minoritarios
  • Transparencia y acuerdos de intercambio de información
  • Carencia de normas de subcapitalización que sancionen los endeudamientos ficticios.
  • Falta de una cláusula anti-elusiva general.
  • Falta de normas anti-paraíso fiscal.
  • Legislación insuficiente para normar el riesgo de evasión o elusión por parte personajes públicos o políticamente expuestos.
  • Legislación sucesoria y para la regulación de fundaciones desactualizada.

Cada uno de esos 19 vacíos legislativos tiene sus respectivas recomendaciones que nos permitirían acometer la urgente tarea de, por un lado, atajar el crecimiento de la desigualdad; y, por otro, sentar las bases para un renacimiento de una Costa Rica realmente inclusiva y solidaria, como en su momento la pensaron patriotas que, de estar vivos hoy, estarían encabezando revueltas cívicas contra los actuales detentadores del poder real que nos han impuesto un modelo económico que hace aguas por todo lado.

Impuestos: “los de arriba”, perdonados… “los de abajo”, garroteados

Por Albino Vargas Barrantes, Secretario General de ANEP

Gracias a la acción más que oportuna del señor diputado don José María Villalta Florez-Estrada, hemos podido conocer otra de las facetas más vergonzosas y más injustas del no menos injusto sistema de impuestos de este país: las amnistías tributarias.

La más reciente regalía de los neoliberales en el poder, fue incluida en la detestada ley del combo fiscal, No. 9635, mal llamada Fortalecimiento de las finanzas públicas; dentro de la cual se incluyó una disposición para otorgarle amnistía tributaria a los evasores-elusores de impuestos.

Recordemos que el actual presidente legislativo, Carlos Ricardo Benavides Jiménez, ha sido acusado por varios sindicatos judiciales de que él mismo, destacado promotor de esa ley y que la misma se concretó con su propio voto, se habría beneficiado de la misma, pues habría sido uno de los amnistiados tributarios.

El despacho del indicado legislador nos compartió los datos que a regañadientes le entregó la neoliberal Ministra de Hacienda, Rocío Aguilar Montoya, en el sentido de que la amnistía tributaria, el perdón tributario a los deudores de impuestos, ascendió a la enorme suma de, prácticamente, los 195 mil millones de colones (195.000.000.000), equivalentes a 0.55% puntos del Producto Interno Bruto (PIB).

Este montón de plata que debió entrar a las debilitadas arcas públicas, es porque con esa amnistía tributaria, los evasores recibieron perdón de sanciones y perdón en cuanto a pago de intereses acumulados por esa mora tributaria.

Pero, lo más notorio de esa amnistía tributaria es que, pese a que hubo 14 mil beneficiarios de las mismas, solamente 25 de ellos concentraron el 90% del dinero que se dejó de recaudar por ese perdón tributario incluido en la ley del combo fiscal, Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.

“Los de arriba”, ¡perdonados! (amnistiados)… “Los de abajo”, ¡garroteados! Veamos estos datos que reflejan esta nueva injusticia con el tema de los impuestos en nuestro país:

A Durman Esquivel le perdonaron -amnistiaron-, 10 mil 313 millones de colones (10.313.000.000); a Florida Capitales S. A., casi 1.151 millones (1.151.000.000); a Productora La Florida, 1.119 millones de colones; al Banco BCT, 1.123 millones; a la Standard Fruit Company, 24 mil 521 millones; a Café Rey, 1.070 millones de colones; a Banco Promérica, 852 millones de colones…

¿Es esto justo? ¡Por supuesto que no! Si bien es cierto esos 14 mil contribuyentes tributarios amnistiados pagaron al fisco 207 mil millones de colones (0.59 puntos del PIB); el perdón tributario recibido de los casi 195 mil millones de colones, será repuesto mediante el impuesto al valor agregado (IVA), a la canasta básica durante seis años seguidos.

Es decir, y según los cálculos del diputado Villalta, las familias asalariadas, las familias desempleadas, las familias en pobreza extrema, las familias altamente endeudadas; deberán sacar, a partir de julio próximo, de sus raquíticos ingresos, 33 mil millones de colones anuales para reponer los 195 mil millones de colones amnistiados a, prácticamente, esos 25 contribuyentes como los que acabamos de citar. Por supuesto, que este dato es para efectos de ejemplificar cuán injusto es el sistema tributario costarricense.

¿Queda claro, entonces? En materia de impuestos, “los de arriba”, ¡perdonados!; “los de abajo”, ¡garroteados!

Y a propósito de este nuevo cuadro-escenario de lo perverso que es el actual sistema tributario nacional, debemos emplazar (nuevamente), al señor Carlos Alvarado Quesada, quien como cabeza principal del Poder Ejecutivo se presentó ante la Asamblea Legislativa, el pasado 2 de mayo y leyó el documento por él denominado Estado político de la República y los asuntos de la Administración; para indicar lo siguiente: “Debemos también aprobar los proyectos de ley derivados de la investigación de los Panama Papers, como lo referencia al secreto bancario”.

Efectivamente, los proyectos de ley derivados de la investigación legislativa de los Papeles de Panamá, abren el camino para una ruta de transformación estructural de ese perverso sistema tributario; y, además, abren una seria oportunidad de considerar alternativas de reactivación económica que tanta urgencia representa en estos momentos, dado el mal estado de las cosas actuales en el país.

Entonces, ¿por qué no abre la discusión nacional al respecto?; ¿por qué no convocar a una mesa nacional, multisectorial, de trabajo al respecto?; ¿por qué no hablarle al país con claridad cuáles son esos proyectos de ley?

La respuesta es obvia: el verdadero real poder en estos momentos es, precisamente, el gran perjudicado con esos proyectos de ley si éstos llegaran a aprobarse. Entonces, ¿por qué el señor Alvarado habló de ellos en su mensaje del 2 de mayo al parlamento? ¡Vaya usted a saber!

No habrá forma de salir adelante en este país, si una transformación estructural como la tributaria no se emprende con toda la potencia política que requiere.

Ellos, “los de arriba”, los del real poder, seguirán robando impuestos, eludiéndolos, evadiéndolos, amnistiándose, perdonándose intereses y multas…; hasta que “los de abajo”, que también representan un real poder, se decidan actuar, articuladamente, para desplazarles del control de la hegemonía política que hoy les permite tanta impunidad.

Jóvenes sin futuro: los más sacrificados del modelo económico fracasado

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Cada joven costarricense que en estos momentos se encuentra en el desempleo, en la informalidad, en la delincuencia, es una muestra dolorosa del fracaso de las políticas económicas de los últimos gobiernos, incluidos -por supuesto-, los del Partido Acción Ciudadana (PAC).

No nos reponemos del impacto que nos ha generado el conocer, según la más reciente encuesta que acaba de salir a la luz pública, que el 60% de la muchachada entre los 18 y los 24 años de edad, desea irse de Costa Rica, desea migrar a países como Estados Unidos o Canadá.

Este tipo de sentimiento de las personas jóvenes, en cuanto a la desesperanza que les embarga acerca de su futuro en el suelo que les vio nacer, solamente se conocía en países centroamericanos como Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

Que Costa Rica esté ya creando las condiciones para expulsar de su propio suelo a gran cantidad de personas jóvenes, no puede sino señalarlos con contundencia que el país va por un rumbo económico-social más que equivocado; que nos llevan al despeñadero, que vamos en caída libre hacia el abismo de la desigualdad.

Lo hemos, reiteradamente dicho; lo seguiremos diciendo.

Esta gente del poder real, mediante sus medios de comunicación, todos los días vive envenenando a la sociedad acerca de lo “pernicioso” que significa la acción directa de la política pública, la intervención abierta del Estado, para propiciar condiciones sólidas de tránsito de nuevas rutas para la inclusión social y para la promoción del bien común.

Pero si lo que están dejando en evidencia sus políticas económico-fiscales es que su apuesta por el “todo mercado-nada Estado”, ha fracasado; y que la satanización extremista de lo público se les ha convertido en un boomerang, por el abrumador repudio ciudadano que han concitado ante la imposición de ese rumbo equivocado.

Este doloroso dato de la alta cantidad de jóvenes que quieren irse del país, se une a una cadena de realidades socioeconómicas que nos gritan en la cara de que el modelo económico vigente debe cambiarse.

Ese modelo centrado en la priorización absoluta en el equilibrio macro-fiscal fanático, ideológicamente concebido como el único posible; ese modelo que está enfermizamente obsesionado con un pago a ciegas de la deuda pública y de sus obscenos intereses, sin cuestionarse si ello puede manejarse de otro modo; ese modelo centrando en la corrupta permisividad para que el megacorporativismo empresarial eluda, por todas las vías posibles, su responsabilidad tributaria para con la sociedad; ese modelo centrado un sistema tributario para castigar a los que sí, realmente pagan sus impuestos; repetimos, ese es el modelo fracasado que está ya creando las condiciones para la expulsión del país de toda esa juventud desalentada, decepcionada, desesperanzada.

Las alternativas están. Pero falta un poderoso músculo social y cívico-patriótico que le quite la hegemonía a esas políticas y a sus ejecutores. Todos esos jóvenes que se quieren ir del país, les están señalando con dedo acusador; y, a la vez, nos reclaman la inacción de quienes sí estamos en condiciones de hacer algo estratégico al respecto.

Del enojo a la articulación para la acción

Por Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Les vamos a quedar debiendo nuestra cuarta entrega de la serie de artículos que venimos publicando bajo el título “Carlos Alvarado Quesada y Los Papeles de Panamá”. Pedimos disculpas por adelantado. Tenemos pensado hasta una quinta, pues el tema es fundamentalmente estratégico para quienes pensamos en la tesis de que Otra Costa Rica es posible.

Ocurre que es de tal gravedad el deterioro de los espacios democráticos e institucionales para la acción civil (particularmente, la de los sindicatos), lo cual estamos ya enfrentando, vimos como gran necesidad compartirle nuestra lectura de este peligroso proceso de confrontación entre el autoritarismo y la Democracia.

Los signos están más que claros. La hegemonía del capital neoliberal tiene el control, casi que absoluto, de la dirección político-estratégica del país. Lo que está ocurriendo en la Asamblea Legislativa está marcando dos líneas fundamentales, primordiales, de transformación estructural del Estado, alejándolo de cómo fue su naturaleza originaria a partir de la promulgación de la Constitución Política del 7 de noviembre de 1949.

Por un lado, están ocurriendo modificaciones estructurales a esa carta magna, sin pasar por los procedimientos que la misma estableció para ser modificada ella misma. Es decir, se están haciendo reformas constitucionales de facto.

El establecimiento de una presidencia de la República, imperial y autoritaria, con dos superministerios (Hacienda y Planificación), controlando todo el aparato del Estado en materia macroeconómica-fiscal y de gestión del recurso humano, respectivamente; así como la violentación de la autonomía del régimen municipal; son dos ejemplos más que contundentes de una modificación sustancial de la concepción republicana de la acción pública-estatal, a partir de una diversidad de responsabilidades compartidas en el aparato público, según lo definió la carta magna de 1949. ¡Ahora no! Se va en camino de la entronización de un fuerte Estado central controlador absoluto.

Estas dos modificaciones constitucionales de facto ocurrieron con ocasión de la imposición legislativa de la hoy ley de la República, Fortalecimiento de las finanzas públicas, No. 9635, fuertemente resistida en las calles de este país; legislación que se verá complementada con el proyecto, ya en trámite acelerado, de la Ley Marco de Empleo Público.  

La otra línea fundamental en la ruta hacia la instauración de esa institucionalidad autoritaria, es la ofensiva político-ideológica en desarrollo contra el Movimiento Sindical y contra el derecho constitucional de huelga, el ataque más reaccionario y violento desde la implantación de la denominada Segunda Pública.

Los proyectos de ley para declarar que son esenciales la práctica totalidad de los servicios públicos para impedir toda forma de huelga en ellos; para una regulación castrante, per se, del ejercicio de la huelga reconocido internacionalmente como Derecho Humano, desconstitucionalizándolo; para viabilizar en sede judicial la disolución-anulación de la organización sindical; así como para impedir que éstas elijan, autónoma y democráticamente, sus dirigencias, impidiendo la reelección de las mismas; son elementos de indicación contundente de la instauración-imposición de esa nueva institucionalidad republicana de corte autoritario.

Algunos pensamos que, dada esta situación contra la organización popular-sindical, se está manifestando una especie de terrorismo de Estado pues, por ejemplo, medidas tan drásticas, autoritarias y dictatoriales de tal calibre, fueron impuestas en las dictaduras del cono sur latinoamericano, en los años 60’s y 70’s del pasado siglo XX.

Ahora bien, ambas medidas estratégicas que impulsa la fracción parlamentaria (y, por ahora, mayoritaria), multipartidista del capital neoliberal (la imposición del Estado central-autoritario y la aniquilación de la organización sindical-popular), adicionalmente expresan que el deterioro macro-fiscal y económico-social de la situación del país, estaría exigiendo la adopción de fuertes medidas de “ajuste estructural” en el corto-mediano plazo.

En tal sentido, se requiere de una intervención político-ideológica preventiva, para evitar reacciones populares y ciudadanas de envergadura desafiante, como podrían ser aquellas de un calibre tal que podría poner en riesgo de desestabilización a ese orden institucional autoritario, ya en proceso de instalarse.

La contracara de esta realidad, es la intensa manifestación de repudio, de enojo, de indignación y de rabia que se está mostrando en amplios sectores de la ciudadanía; pero, sin embargo, no encuentra un camino sólido, unificado, de articulación para la acción.

Quienes impulsan la implantación de esa institucionalidad republicana autoritaria, la proscripción en la práctica de la organización popular-sindical, así como la criminalización de la protesta social; tienen -por ahora-, la posición ventajosa que les da esa desarticulación de la indignación popular.

De ello se colige que no hay mayor reto para las fuerzas y sectores democráticos, civilmente patrióticos y herederos de una institucionalidad republicana pensada para la inclusión social (pese a todas sus perversiones, desviaciones y corrupciones); que aprestarnos con urgencia a la construcción de esa nueva articulación para esta nueva coyuntura. Si no somos capaces de pasar del enojo a la articulación para la acción, entonces tenemos que aceptar que nuestro clásico derecho al berreo se hizo ahora más sofisticado: lo ejercemos por las redes sociales.

Una política económico-fiscal fracasada

Por: Albino Vargas Barrantes
Secretario General de la ANEP

Aunque no lo admitan, ellos lo saben. El combo fiscal, hoy ley de la República No. 9635, con el pomposo nombre de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, solamente sirvió para hacerle daño a la mayoría de la población del país; especialmente a la clase trabajadora asalariada y a la de la informalidad, así como a las micro-pequeñas y medianas empresas.

Además, una fuerte carga ideológica en contra del sector Público, en contra del empleo público, estuvo en la consideración política fundamental de los grupos dominantes para meterle, con forceps, a la gente esta ley que, como reiteradamente hemos apuntado, se impuso haciendo varias trampas políticas, tema éste que abordaremos en próxima entrega.

Lo que nos interesa ahora es insistir en que esta gente del gobierno del tripartidismo PLUSC-PAC ha fracasado en cuanto a su política económico-fiscal: alto desempleo (llegando al 20%); no hay reactivación económica, los salarios están deprimidos y congelados (exceptos los de la cúpula política de alto nivel, las burocracias doradas); la informalidad es ya la mitad de la Población Económicamente Activa (PEA); el alto endeudamiento público y los intereses obscenos de la deuda pública están estrangulando la economía, el agro está abandonado y en proceso de extinción, la mega-corrupción tributario-fiscal del empresauriado está sin control, etc., etc. ¡Fracasaron! La sociedad es más desigualdad que nunca.

Por eso conviene poner en la mesa que existen otras posibilidades de una nueva política económico-fiscal, distinta a la implantada por los grupos económicos del alto corporativismo empresarial instalados en Zapote en los últimos gobiernos y no solamente en el actual. ¡Son los mismos!

A juicio de la opinión de los expertos del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), Costa Rica tiene diez desafíos fiscales estructurales, más agudos todavía, luego de la fracasada apuesta neoliberal por el combo fiscal-ley 9635.

Son éstos: 1) Gasto público insuficiente y sumamente rígido. 2) Poca transparencia en la ejecución del gasto. 3) Los ingresos públicos son insuficientes para cubrir los gastos. 4) La carga tributaria es rígida. 4) Los resultados del combate a la evasión tributaria son muy pobres. 5) Los resultados del combate a la evasión tributaria son muy pobres. 6) La estructura tributaria no permite el combate a los flujos ilegales de capital (FIC), es decir, el dinero sucio producto del negocio criminal del narcotráfico y del crimen organizado. 7) Estructura tributaria regresiva. 8) Persiste el otorgamiento de gastos tributarios como estrategia de competitividad. 9) El déficit fiscal ha sido creciente. 10) La deuda pública tiene rasgos de insostenibilidad.

Cada uno de esos diez aspectos abre la posibilidad de la construcción de un enorme conjunto de disposiciones políticas, legales y administrativas, para darle un nuevo rumbo al país, un cambio estratégico ante la constatación de que los controladores de la cuestión macro-fiscal y tributaria del país en los gobiernos del PLN, de PUSC y del PAC han, repetimos, fracasado estrepitosamente.

Este dato es realmente impactante. Las arcas públicas dejan de recibir, ¡por mes!, unos 425 mil millones de colones; gigantesca cantidad que equivale a 1.21% del Producto Interno Bruto (PIB). El combo fiscal-ley 9635, la ley que está causando tanto daño a la mayoría de la población, apenas recaudará, ¡en un año!, unos 440 mil millones de colones, equivalentes a 1.25 puntos PIB.

¿Y por qué esta grave situación? Pues los mega-intereses del gran corporativismo empresarial del país no permiten ningún tipo de transformaciones profundas en materia de evasión fiscal-fraude tributario (8.5 puntos PIB), ni tampoco en exenciones-exoneraciones (6 puntos PIB).

Además, es más que un crimen social seguir sacándole recursos a los que menos tienen y a los que sí tributan y tributan más, proporcionalmente hablando; para destinar recursos a una deuda pública que es impagable, al menos en su estado actual de condiciones de pago de intereses, por ejemplo. Hay que auditar esa deuda con urgencia.

Como bien ha indicado el papa Francisco, el gran desafío para la Costa Rica actual es éste: “Una economía que da vida y no mata, incluye y no excluye, humaniza y no deshumaniza, cuida la creación y no la despoja”. Dice el papa Francisco que “hay que cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana”.

Ni Alvarado, ni Piza creen en esto. Ni André Garnier, ni Edna Camacho, ni Rocío Aguilar creen en esto. Ni Carlos Ricardo Benavides, ni Paola Vega, ni Yorleny León creen en esto. Ni los latifundistas mediáticos practicantes del periodismo de odio, creen en esto. Ni las burocracias doradas de salarios multimillonarios creen en esto. Ni el histrionismo radiofónico gobiernista, cree en esto. Ni sus respectivos adláteres, amanuenses, escribanos, aduladores, condescendientes obreros por oportunismo y similares, creen en esto. Y, sin embargo, ¡hay esperanza!

Municipalidades: elección y autonomía

Por Albino Vargas Barrantes
Secretario General de la ANEP

A pocos meses de las elecciones municipales de febrero del año entrante, 2020, la preocupación político-laboral que expresamos con relación al futuro de la institucionalidad del régimen municipal costarricense, es enorme.

Desde la promulgación de la actual Constitución Política de Costa Rica, el 7 de noviembre de 1949, la autonomía que la misma le otorgó al régimen municipal, no había sido tan groseramente violentada, como ocurrió recientemente, con la aprobación de la ley denominada Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, No. 9635, de amplio repudio y resistencia popular.

Estamos pensando que cada persona que se va a postular para lograr alcanzar cada una de las 82 alcaldías y cada uno de los puestos de igual número de concejos municipales, estará animada de nobles propósitos; y que es la buena fe, la que le motiva en aras del bienestar de quienes serán sus propios electorales y luego sus representados.

Que el Ministerio de Hacienda esté, ya, dictando-imponiendo pautas en cuanto a política de gasto y de inversión para las municipalidades, invocando esa ley 9635, nos parece un adefesio jurídico y un atentado a la concepción democrática de los gobiernos locales; los cuales, por su dinámica de estar más cerca de las necesidades de la ciudadanía, no compatibilizarán su quehacer con los lineamientos de dicha cartera ministerial; lineamientos que, es mejor decir, saldrán de la propia Casa Presidencial.

Diversos especialistas en Derecho Constitucional, cuya opinión acertada hemos consultado, están consternados por el cercenamiento, la amputación, la violación que se cometió en la actual Asamblea Legislativa, en diciembre pasado, en contra de la autonomía constitucional del régimen municipal, cuando se votó el indicado proyecto de ley conocido por el pueblo como combo fiscal.

Se considera que, en estricto apego a la aplicación de un régimen de derecho transparente, correspondía primero discutir si esa autonomía constitucional del régimen municipal debía, valga el concepto, desconstitucionalizarse; para luego si y si ello se lograba, imponerles a las municipalidades políticas fiscales propias de una concepción macroeconómica, muy ideológica, centrada en la obtención de resultados cuantitativos, más no logros de orden social para el desarrollo integral de las personas, especialmente las más vulnerables sociológica y económicamente hablando.

Como ya es de amplio conocimiento público, esta correcta apreciación estuvo en la mente de cada una de las actuales personas regidoras de los diferentes municipios del país, cuando tres cuartas partes de los mismos se pronunciaron contra dicha legislación, en su momento. De nada valió.

En la Costa Rica de ahora, la acción gubernativa fundamental está inspirada en valores nada afines a la democracia y sí proclives al autoritarismo; especialmente aquel fundado en la ignorancia, el clientelismo electoral de corto plazo y el ventajismo oportunista de sesgo personal.

Muchos pensamos en que las municipalidades, dado su carácter de gobierno de más cercanía a la ciudadanía y más allá de sus dificultades y desaciertos; están destinadas a incrementar su papel en el plano local-comunal, al acrecentarse la desigualdad social y la exclusión económica; perverso camino que está muy potenciado desde la hegemonía gubernamental dominante, la que se ve y la que no se ve.

En tal sentido, son muchas las personas que, ya repuestas de la conmoción político-social que les generó la abrupta aprobación-imposición legislativa de la ley 9635; hoy con más claridad del grave golpe sufrido a la Democracia en materia de la autonomía municipal, se aprestan a nuevas acciones de lucha cívica para la recuperación plena de la misma.

Desde la corriente sindical en la cual desplegamos nuestro accionar todos los días, y como garantes de la estabilidad socioeconómica y laboral de una abrumadora mayoría del personal municipal del país; impulsamos nuestro aporte para que sea la Constitución la que vuelva a normar la vida institucional municipal; y no, el autoritarismo de un Estado central que se viene delineando con contenidos ideológicos radicalmente distintos a los principios y valores de la Carta Magna de 1949.

El personal que actualmente labora en los municipios del país, en enorme mayoría, ya se ha concientizado acerca de la herencia que les fue depositada por, al menos, dos generaciones de costarricenses nacidas luego de la promulgación de la Constitución Política de 1949.

Este personal, sus propias familias y su conglomerado social ciudadano de mayor cercanía en cada municipio, constituye un fuerte soporte para la actual lucha, ya en desarrollo, a fin de que vuelvan los municipios a ser gobiernos locales; no dependencias políticas del Estado central y capturados por un tipo de gestión presidencial de corte autoritario que es la que está desarrollándose en este momento. Con enorme esperanza y con gran civismo.

Carlos Alvarado Quesada y los Papeles de Panamá (Parte 3)

Por: Albino Vargas Barrantes
Secretario General de la ANEP

La irresponsabilidad de la tradicional y actual clase gobernante del país ha llegado a niveles que podrían ser catalogados como de crimen social contra toda la colectividad nacional, cuando nos enfocamos en la gravedad y en la profundidad del problema tributario y fiscal del país, porque no se atreven a enfrentarlo abiertamente.

Esa clase gobernante está hoy, básicamente, aglutinada en los partidos Liberación Nacional, Unidad Social Cristiana y Acción Ciudadana; matriculados los tres con una agenda ideológica idéntica en cuanto a que la priorización fundamental no es ni la promoción del bien común, ni la inclusión social, ni la reactivación económica; ni, mucho menos, la reducción de la desigualdad.

Con contundencia se puede afirmar lo anterior si nos centramos en el accionar de esa clase política en lo que respecta a la responsabilidad de la misma en proceder con la implementación de las recomendaciones vertidas en el informe de la comisión parlamentaria de Los Papeles de Panamá

Ese informe fue enfático en puntualizar en ocho expedientes legislativos de urgencia para la sociedad y los catalogó “como prioritarios y temáticamente atinentes como posibles soluciones legislativas de la problemática detectada”.

Como lo apuntamos en nuestra entrega anterior, para nosotros la “problemática detectada” no es otra cosa que empezar a tomar medidas político-legislativas serias para que el país enfrente a la criminal mafia organizada del robo de impuestos y del fraude fiscal en Costa Rica.

Pues bien, de los ocho proyectos catalogados como prioritarios, solamente uno ha sido puesto en real tramitación parlamentaria: es el expediente legislativo No. 19.571, denominado “Ley especial de extinción de dominio”, que generaría la pérdida de bienes originados por actividades ilícitas o delictivas, resolviéndose por medio de sentencia en firme y declarándose la titularidad a favor del Estado sin contraprestación ni compensación alguna para la persona afectada”.

Una ley más que necesaria en un país como el nuestro que tiene una estructura tributaria que no permite el combate a los flujos ilegales de capital, según el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), en su reciente informe Desafíos fiscales estructurales de Costa Rica: más allá de la reforma fiscal de 2018, emitido en febrero pasado.

Hoy estamos notando la feroz oposición de grandes sectores del capital y su prensa afín a que se apruebe tal legislación, lo cual podría ser una pista de que esos flujos ilegales de capital tienen ya fuerte expresión política organizada como para bloquear este tipo de legislación tan urgente para el país.

Los otros siete proyectos de ley jamás fueron de interés político real, ni por parte del gobierno anterior ni por parte del actual, en cuanto a ponerlos a despacho de trámite parlamentario en los períodos extraordinarios de sesiones legislativas.

Es decir, para el Partido Acción Ciudadana (PAC), cabeza del Poder Ejecutivo en los últimos cinco años, las transformaciones tributarias estructurales que ocupa el país y que serían congruentes con su discurso filosófico-político original, nunca fueron de su interés real.

Y como es de lógica conclusión, tampoco este tipo de transformaciones ya no son ideológicamente congruentes ni para el otrora partido socialdemócrata PLN, ni tampoco para el autoproclamado como socialcristiano Unidad.

Veamos, seguidamente, para qué se ocupan esas siete leyes. El expediente legislativo 19.645, Ley de creación de la jurisdicción especializada en delincuencia organizada en Costa Rica. El 18.213, Levantamiento del velo de la personalidad jurídica. El 19.639, para que no se necesite autorización judicial para el requerimiento de información de transcendencia tributaria solicitada a entidades financieras. El 19.951, Ley sobre estupefacientes, sustancias psicotrópicas, drogas de uso autorizado, actividades conexas, legitimación de capitales y financiamiento al terrorismo. El 19.282, ley para la supervisión consolidada de los grupos financieros. El 19.640, ley con el objetivo de mejorar la conceptualización de los obligados tributarios, mejorar la definición de la responsabilidad solidaria y adicionar la definición de responsabilidad subsidiaria. El 19.679, ley para la modernización del actual impuesto sobre la renta, eliminando portillos que permiten evadir obligaciones tributarias, gravando las ganancias de capital y haciendo más progresivo el impuesto sobre pequeñas y medianas empresas.

Se puede notar, en consecuencia, que no habrá forma alguna de que la clase gobernante actual del país se disponga a la ejecución de la tarea más relevante de nuestro tiempo, la de la transformación tributaria estructural; si no media una gigantesca y estratégica fuerza sociopolítica de signo contrario a la hegemonía político-ideológica que priva en el seno de esa clase.