TLC: ¿Costa Rica potencia agrícola?

Cuando analizamos en detalle esta situación, nos damos cuenta que el señor ministro solo dice una verdad a medias. Es cierto que para el 2004 exportamos $2.6 dólares por cada dólar que importamos de USA, pero lo que no dice es que solo 5 años atrás en 1999, Costa Rica exportaba 4.6 veces mas que lo que importaba de USA.

Extraño que no lo mencione, puesto que esta es información de PROCOMER (Revista Enlace Mundial de junio del 2005) .Tampoco reconoce, que en ese año se exportaron 674.5 millones de dólares y en el 2004, 692 millones de dólares, es decir el crecimiento en 5 años fue solo el 2%, mientras que las importaciones crecieron de 146 a 261 millones, para el mismo periodo; lo que representa un aumento del 76%, de forma consistente y permanente, de importaciones agrícolas.

Otro elemento interesante es que de lo exportado a USA en el 2004 cerca del 90% son productos que ellos no tienen clima apropiado para producirlos, como banano, piña, café, yuca, melones, malangas, etc. Sin embargo cuando vemos nuestras importaciones, tenemos que aproximadamente el 25% son productos que no podemos producir como trigo, uvas, manzanas, etc.; y un 74% es de productos que podemos producir, como arroz, maíz amarillo y blanco y otros frijoles.

Aquí se hace evidente que EEUU solo le interesa comprar lo que no puede producir y nos trata de vender hasta lo que podemos producir. Esta tendencia de pérdida de la ventaja comercial agrícola de CR con USA, si se aprueba el tratado, se va a acelerar, porque a la suma de productos importados que podemos producir debemos agregar aún más arroz, leche y derivados, edulcorantes (azúcar de maíz), carnes de diferente tipo, productos agroindustriales, etc., los que además son subsidiados en su producción y el tamaño promedio de sus productores es muchas veces mayor al nuestro, dándoles una ventaja competitiva por economía de escala.

Si la tendencia no la frenamos estimulando nuestra producción y protegiendo a nuestros productores de subsidios, de las economías de escala y del domping social y ecológico, sumado esto a la falta de políticas internas de producción y a un TLC que nos obliga a comprar lo que producimos; el futuro de nuestra seguridad alimentaría y de muchos miles de nuestros agricultores y trabajadores del campo es oscuro, pues dependen de nuestro mercado interno. Es conveniente que cuando se informe a la población se ubique en el tiempo y en el proceso para acercarnos a la verdad.

También debe de considerar el Señor Ministro que en los últimos 20 años con todo y Programa de la Cuenca del Caribe, Costa Rica siempre a tenido balanza comercial desfavorable con USA, entre un 10 y un 30% anual. Esto también se debe a que importamos muchos productos químicos, tecnológicos, industriales, que nosotros no producimos y en los cuales tenemos un arancel cero o muy bajos. ¿No le parece señor ministro que si ellos son una potencia industrial y nosotros le damos ventaja en ese sector, deberíamos merecer a cambio de ello el mismo trato privilegiado para nuestros productos agrícolas, y deberían respetar para nuestro mercado interno esos productos sensibles que ellos subsidian?

Ronald Solís Bolañoss
Vicepresidente Cámara de Empresarios Pro Costa Rica

¿Qué tiene Suiza que no tenga yo?

La pregunta sinceramente me tomó por sorpresa y me dejó confundida, por lo que le pedí me explicara a qué se refería, porque realmente no entendía nada en ese momento. Costa Rica me repitió: “¿Qué tiene Suiza que no tenga yo?…” y tras una pausa agregó muy seria: “tengo fértiles suelos donde fácilmente crece todo, el mejor clima del planeta, bellas montañas y bosques nubosos con árboles centenarios, los dos océanos más grandes bañan mis costas, una maravillosa red de ríos y manantiales, tengo el cielo casi siempre azul, lluvia en abundancia y aire puro.”

En ese momento comprendí su reclamo y su enojo, titubeando le respondí que yo la amaba y reconocía todas esas maravillas, que era mi Patria y la adoraba.

Luego le dije que no veía en Suiza nada y que siempre me he sentido orgullosa de ser costarricense y de vivir en el mejor país del mundo.

Con vos quebrada, como si me hubiese sorprendido en una mentira replicó “¿Por qué te gustan más sus chocolates que los míos? ¿Por qué exportan mi café en grano y no tostado y etiquetado como “gourmet”? ¿Por qué compran el pésimo Nescafé suizo? ¿Por qué me llaman “la Suiza Centroamericana” si tengo un nombre hermoso? ¿Por qué mis niños son tan pobres y tantos deambulan por las calles, mientras los niños suizos son ricos y hablan más de dos idiomas?”

Sentí profunda vergüenza porque todo lo que me decía era cierto, sus suelos fértiles los hemos cementado, el ambiente lo contaminamos, cortamos los árboles, contaminamos y represamos los ríos, (con excepción del Pacuare porque la tenacidad y determinación de muchos jóvenes, ambientalistas, indígenas y turrialbeños lo salvaron).

El colmo de la desidia ha sido “negociar” un TLC con Estados Unidos, donde tranquilamente renunciamos a la soberanía, los mares y el patrimonio estatal por pereza animarnos a pensar en grande. Suiza en cambio no ha necesitado ser parte de la Comunidad Europea y es uno de los países más desarrollados del mundo, pese a que no tiene los recursos naturales que sí posee Costa Rica en un territorio de similar tamaño.

En Suiza, Holanda y muchos otros países, sus habitantes inventaron Fundaciones de Comercio Justo (Max Havelaar, TransFair o FairTrade), como una forma de ayudar a los países del sur, comprándoles sus productos a precios justos (obviamente superiores al mercado mundial) para estimular a la vez, relaciones laborales justas, justicia con el ambiente, equidad de género y que los niños vayan a la escuela en lugar de trabajar, porque sus padres reciben salarios dignos, no mínimos.

Pero en lugar de abrir espacio en ese sentido, los gobiernos de Centro América y los Ministerios de Comercio Exterior, se enfrascaron en tratados de libre comercio que no dan ese tipo de garantías y para rematar le hacen caso a la engañosa publicidad que dice “que es bueno para todos”, pero cuya frase no la terminan con “bueno para todos los políticos, los ricos y las corporaciones transnacionales.”

Pero volviendo a la conversación con Costa Rica, le digo: “Tenés que reconocer que no tenemos ejército, somos un país que proclamó una neutralidad perpetua y activa, que no nos involucramos en guerras”… en ese momento decido cambiar de tema antes que me reclame que fuimos parte de la coalición que invadió Iraq sin aval de la ONU, aunque yo me pronuncié insistentemente en contra, Costa Rica sí fue humillada. Y continúo diciendo: “tenemos la más antigua democracia de América Latina”

Costa Rica sabía que mucho de lo anterior eran verdades a medias y para evitar una polémica me dijo: “mis calles están sucias” a lo que le respondí “esque las municipalidades no funcionan”. Me miró asombrada y me dijo: “¿y nos sos parte de una municipalidad? ¿qué estás haciendo por apoyar el nivel más cercano que son los gobiernos locales, para que las cosas cambien?”, ahora soy yo la que se sonroja de vergüenza y cólera porque por más que insistí en el municipio, nunca me escucharon y terminé dando la espalda y le dije a Costa Rica: “en Suiza la autonomía municipal evita la preponderancia de la administración central, porque la mayoría de las decisiones se toman en forma descentralizada”.

Me quedo callada y de nuevo sigue Costa Rica diciéndome “En Suiza, los parlamentarios desarrollan una vida profesional en forma paralela a la función pública, sólo se reúnen tres semanas cada tres meses y el país sí avanza, en todo se ponen de acuerdo, existe excelente coordinación y apoyo entre el gobierno central y los municipios, porque se basan en el principio de subsidiariedad.

Cansada y abatida queda Costa Rica y me mira con esa expresión de “¿vas a hacer algo?” y le digo acongojada “no sé que hacer… ¿qué te parece si escribo esta conversación y la paso a mis amigos… “ Hacelo” me lo implora Costa Rica “a ver qué tienen que decir al respecto los ticos”.

Por favor, ¿podrían ustedes enviarle ideas y comentarios a Costa Rica? Visite www.tribunademocratica.com y escriba sus comentarios ahí, para que Costa Rica los reciba. Se pondrá feliz si todos los ticos de veras nos ponemos a pensar y a aportar soluciones en lugar de seguir quejándonos.

Flora Fernández

14 de setiembre del 2005

15 de setiembre, día de Costa Rica, día de la Independencia

COSTARRICENSES:

Nació la Patria de un Pacto de Concordia, cantando el himno del amor, de la fraternidad y de la paz.

Creció Costa Rica independiente y digna, siguiendo el paso de Mora y de Cañas, sembrado en Santa Rosa, Rivas y San Juan.

Jubilosos, celebramos ciento ochenta y cuatro años de vida independiente, durante los cuales las generaciones que nos antecedieron conformaron esta maravillosa nación.

Como herederos de un legado invaluable, nuestro compromiso histórico es entregar a las generaciones futuras una patria engrandecida, alimentada con los valores de justicia social, soberanía e independencia, consagrados en nuestra Carta Magna.

Hoy, con gran preocupación y alto sentido de responsabilidad, denunciamos los peligros y amenazas que entraña para nuestro país el mal llamado Tratado de Libre Comercio, contrario a los principios consagrados en la Constitución Política.

COSTARRICENSES:

¡LA PATRIA ESTA EN PELIGRO!

Los firmantes de esta Proclama unimos voces en un llamado vehemente a todos los compatriotas a levantar la bandera de dignidad y respeto a nuestra soberanía.

Queremos una Costa Rica amiga de todos los pueblos de la Tierra, pero propiedad únicamente de los costarricenses.

Nos negamos a renunciar al derecho de ser nación.

Queremos suscribir tratados en que si hay perdedores, no sean los de siempre.

Queremos tratados en los que el bienestar de los seres humanos y el respeto y protección de la naturaleza sean los propósitos centrales.

Costa Rica debe negociar como nación rica en valores culturales y sociales y dueña de extraordinarios recursos naturales.

QUEREMOS SEGUIR SIENDO LIBRES,

NO SIERVOS MENGUADOS

DERECHOS SAGRADOS LA PATRIA NOS DA

¡NO A ESTE TRATADO! ¡SI A COSTA RICA!

¡Viva el 15 de Setiembre!

¡Viva la Patria independiente!

Rodrigo Madrigal Montealegre

Oscar Campos

Rodrigo Carazo Odio

Hilda Chen Apuy Espinoza

Germán Serrano Pinto

Julieta Pinto González

Rodrigo Alberto Carazo Zeledón

Alfonso Chase Brenes

Cristian Tattembach Iglesias

Maria Eugenia Bozzolli Vargas

Maria Eugenia Dengo Obregón

Daniel Gallegos Troyo

Rolando Araya Monge

Luis Ferrero Acosta

Carmen Naranjo Coto

Eugenio Trejos Dittel

Marina Volio Brenes

Juan Rafael Quesada Corrales

Juan José Echeverría Brealey

Julieta Dobles Izaguirre

Jose Rafael Cordero Crocceri

Leda Astorga Mora

Gloria Valerín Rodríguez

Rufino Gil Pacheco

Arnoldo Mora Rodríguez

Pbo. Armando Alfaro Paniagua

Myriam Bustos Arratia

Dr. Arturo Robles Arias

Ronald Bonilla Carvajal

Dr. Rodrigo Gutiérrez Sáenz

Ana Cristina Rossi Lara

Roberto Güell Mora

Oscar Montanaro Meza

Luis Arnoldo Pacheco

Guido Miranda Gutiérrez

Walter Antillón Montealegre

Estrella Zeledón Lizano

San José, 14 de setiembre de 2005

Naciones Unidas afirma que TLC tendrá resultados poco equilibrados

Estas conclusiones forman parte del Informe sobre Desarrollo Humano 2005 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), contenidas en el capítulo 4 sobre comercio internacional.

El estudio afirma que si bien los países del istmo producen azúcar con ventajas competitivas, no lograron bajar los aranceles de importación en el tratado, los cuales seguirán siendo superiores al 100%. Tampoco consiguieron mayores cuotas de exportación libres de impuestos como esperaban.

En cambio, Estados Unidos logró amplias oportunidades en otros mercados agrícolas sensibles para el istmo, como el arroz, pues obtuvo cuotas libres de impuestos con acceso inmediato y un aumento anual del 5%.

El informe recalcó que más de un tercio de las exportaciones de arroz de Estados Unidos ingresará libre de impuestos, cuando antes estaba sometido a aranceles entre 15% y 60%.

El PNUD recogió las opiniones la analista Diana Tussie, directora de la Red Latinoamericana de Política Comercial, según la cual a cambio de limitadas ventajas obtenidas por las naciones centroamericanas, los países aceptaron normas de propiedad intelectual que podrían comprometer la salud pública y la innovación tecnológica, las cuales exponen a sus productores de arroz a una competencia altamente subsidiada proveniente del sector arrocero de Estados Unidos.

Críticas a propiedad intelectual

El Informe afirmó que las normas de propiedad intelectual acordadas en el tratado “comprometen la salud pública y la innovación tecnológica de los países del istmo”.

El Cafta genera, según el PNUD, disposiciones que van más allá de la normativa internacional en materia de propiedad intelectual. Por ejemplo, en cuanto a la extensión y expansión de la protección de patentes, en donde el tratado dice “que se puede solicitar extensiones para compensar cualquier demora de los organismos fiscalizadores nacionales en el otorgamiento de la patente”.

También alude a las restricciones sobre uso de datos clínicos. El estudio precisó que el Cafta dispone de un periodo de exclusividad de mercado de cinco años que resulta coherente con las leyes de Estados Unidos. Durante ese periodo, se prohibe el acceso a los datos de los ensayos, con lo cual se podría retrasar la entrada al mercado de los medicamentos genéricos y limitar la posibilidad de utilizar licencias obligatorias.

A juicio del PNUD, el efecto general de estas disposiciones contenidas en el Cafta será limitar la capacidad de los gobiernos de presionar para reducir los precios de los medicamentos.

“El peligro estriba en que el aumento en el margen de utilidades para la industria farmacéutica comprometerá la capacidad de los estados de abordar los desafíos relativos a la salud pública”, concluyó el Informe 2005 sobre Desarrollo Humano.

Juan Pablo Ferrari
Periodista – El Financiero

07 Septiembre 2005

TLC e inversión extranjera

Sin embargo vale la pena analizar Costa Rica sin TLC, sin abrir nuestras instituciones, ni privatizar algunas de sus funciones. Según La República 18-7-05, la inversión extranjera directa anual, aumento un 50%, pasando de 409 millones de dólares en el 2000 a 617 en el 2004; mientras, el Salvador, país que ha hecho lo que pretenden que nosotros hagamos (privatización total, apertura, dolarización, firma de tratado con USA, etc.) la inversión extranjera directa bajo de 173 millones en el 2000 a 170 en el 2004; para México, que desde hace 10 años tiene su Tratado con USA, la inversión extranjera directa paso en el año 2000 de 16000 millones a 9000 en el 2003; en tanto China, hoy baluarte de crecimiento e inversión extranjera, paso en el año 2000 de 40000 a 52000 millones en el 2003, creciendo aproximadamente un 27 %.

De los datos anteriores se deduce que comparado con estos países hemos tenido el mayor crecimiento de la inversión extrajera directa y además por mucho la mayor per cápita. También es importante analizar que cuando Intel decidió establecerse en Costa Rica los países alternativa eran Irlanda y México, uno con Tratado con USA y otro parte de la Comunidad Europea, sin embargo escogen a Costa Rica.

Por otra parte un estudio realizado por la Latin American Research Review, citado por Kevin Gallaguer, economista e investigador de la Universidad de Tufts, afirma que encontraron que no existe una correlación directa entre los tratados comerciales o de inversión y el incremento de las inversiones extranjeras ¿será que el asunto no es tan simple?, ¿Qué son muchos factores y complejos los que determinan el interés de los inversionistas? ¿Será que para ellos es mas importante que Costa Rica invierte el 16.8% de su PIB en gasto social en contraste con un 4.3% de el Salvador? ¿Será nuestra paz social? ¿Será nuestra ubicación geográfica? ¿Serán nuestro clima y Recursos renovables? ¿Será nuestro potencial de energía limpia? ¿Será por costo y calidad de mano de obra? ¿Será por los incentivos fiscales? ¿Se mantendrá después de enero del 2008, cuando la OMC ya no los permite más?

También debemos valorar que tipo de inversión nos conviene, en el pasado a habido en América Latina una inversión extranjera muy alta, pero a sido consecuencia de los procesos de privatización, en algunos de los cuales los resultados han sido muy cuestionados. Hay inversiones que representan la compra de empresas nacionales consolidadas que ante el temor de la globalización prefieren vender o convertirse en cola del León, pero con ello normalmente el país no gana, porque no se crea nada nuevo. Hay otras inversiones que tienen muy bajo impacto social en las comunidades donde se establecen, un ejemplo podría ser la inversión Hotelera en Guanacaste, donde pese a su amplitud esta provincia sigue siendo una de las más pobres del país.

Podemos también mencionar inversiones extranjeras como las que se anuncian estos días en la prensa, en donde una empresa invertirá mil millones de dólares en el Salvador para establecer una planta eléctrica a base de gas licuado, lo cual no parece ser la mejor alternativa para resolver un problema energético y de medio ambiente. Parece evidente que hay muchos factores que influyen para que la inversión extranjera se de, que van mucho mas allá de un TLC, apertura o de privatizaciones, como se nos ha mencionado. Como vemos no toda la inversión extranjera tiene el mismo impacto positivo por si misma, debemos priorizar, clasificar y seleccionar la que nos conviene de acuerdo a una visión de país meta y como complemento a una inversión nacional en donde el fomento de esta tenga un rol prioritario, y aquí debemos pensar no solo en el ahorro privado individual sino en los sistemas de ahorro colectivo que tiene el país, como por ejemplo pensiones.

Ronald Solís Bolaños
Vicepresidente Cámara de Empresarios pro Costa Rica.

San José, 2 de setiembre, 2005

¿Es el TLC una alternativa?

Tan arrogante planteamiento se sostiene sobre varios supuestos implícitos. El primero de estos se expresa más bien como una afirmación: existe una única alternativa, y ésta es el TLC. Solo si se tiene esto en cuenta adquiere sentido el arrebato jubiloso con que se lanza la interpelación acerca de la “otra alternativa”. Seguros de que ésta no existe, el reclamarla es una forma de descalificar cualquier crítica que pudiera ser expresada.

Que si para vivir hay que comer y si para comer tan solo yuca se tiene, pues yuca ha de comerse, así uno se indigeste y aburra. Pues parecido con el TLC. No habiendo nada más, inútil resulta buscarle defectos o cualidades…si es lo único que tenemos. O lo tomamos o nos morimos. Así de simple.

Lo demás como querrán decirlo algunos empresarios muy ufanos de sus cuentas bancarias son majaderías de académicos vagabundos. Lo que, a decir verdad, no es sino una versión ligeramente modificada de ese argumento acerca de la “alternativa única”. En este caso expresado en versión “muerte a la inteligencia”. Como los académicos tienen la fea costumbre de estudiar y cuestionar cosas, el plutócrata reacciona poniéndoles bozal. Es decir, aniquilándolos. Si no en sentido físico cuando menos sí en el intelectual. Así el orden se restablece. El orden de la “alternativa única”, quiero decir.

Pero aún hay otro supuesto, todavía más soterrado. Es el de que el TLC mismo es una alternativa. Porque podría no serlo del todo, que de ser ése el caso no podría ser la alternativa única. Entonces, y de acuerdo a la lógica de estos propagandistas del TLC, no quedaría alternativa ninguna y tan solo nos restaría convocar al suicidio colectivo.

El supuesto acerca del TLC como alternativa única, simplifica la realidad al extremo convirtiéndola en un juego de polaridades excluyentes: blanco frente a negro, irreductiblemente opuestos. Desde ese punto de vista no posee un gramo de rigor científico, ya que para tenerlo cuanto menos debería reconocer que la realidad es compleja y que, por lo tanto, no resulta de ninguna manera sostenible la tesis de que esa realidad se mueve en una sola dirección, sin siquiera admitir alguna oscilación o matiz.

Es innecesario decir lo obvio: así han visto la realidad todos los sátrapas, dictadores y tiranos que la humanidad ha padecido. En sus cabecitas enfermas por el poder, no cabe la diversidad ni las gradaciones. Por eso persiguen, encarcelan y matan.

Y no digo -no vaya a ser que alguien se ofenda – que estos promotores del TLC son unos monstruos tales. Nada más lejano de mis intenciones. Pero pareciera que sí les imitan su visión del mundo. Qué lamentable decirlo y preferiría no hacerlo pero lo cierto es que ése es el caso. Problema de ellos que encuentren inspiración en semejantes “modelos”.

Pero volvamos a lo que decíamos más arriba: decir que el TLC es la alternativa única afirma, por descontado, que, en efecto, es una alternativa. Algunas preguntas se hacen entonces obligatorias: alternativa, sí, pero, ¿con qué contenidos y objetivos? Y, además, ¿para quién y para qué?

Grave problema. Esto nos lleva de vuelta al punto de partida, justo aquel que se quiso dar por saldado. Porque si lo que se quería era silenciar cualquier cuestionamiento, acontece que el cuestionamiento resurge nuevamente. Vagabunderías de académicos, repetirá el plutócrata. Pero asumamos que, sin embargo, aún es posible hacer ejercicio de la razón y que, por lo tanto, aún no se consuma el grito de “muerte a la inteligencia”.

¿En qué sentido o desde qué punto de vista el TLC es una alternativa? Remitámonos a lo que los propios propagandistas del tratado dicen: éste último es la culminación de una estrategia de desarrollo que el país ha seguido durante los últimos 20 años. Ya esto aclara un tanto acerca de cuál es la alternativa que se nos ofrece.

Según la versión “pro-TLC”, esta estrategia acumula una lista impresionante de éxitos. El principal de los cuales es el crecimiento de las exportaciones y la interesante afluencia de inversión extranjera.

Claro que uno podría señalar algunos “problemitas”. Los y las costarricenses tienen una buena idea al respecto, puesto que día a día lo viven cuando se trata de ganarse duramente los frijoles.

Pero los pro-TLC tienen sus respuestas que usualmente son tan simplistas y maniqueas como película de Hollywood.

Por ejemplo, un día oí a doña Anabelle González decir en la tele, que en comparación con 1982 la pobreza actual es más baja y que, además, la desigualdad no se ha agudizado. Lo primero muestra carencia de los más elementales criterios de discernimiento analítico a la hora de realizar comparaciones. Lo segundo pone en evidencia un problema de simple y llana ignorancia.

Pero no hay nada como el contundente “eso no tiene nada que ver con el modelo de desarrollo que el país ha seguido ni con el TLC”. Casi tan lapidario como el “no hay alternativa”. Desde el punto de vista teórico, la estratagema es de una vulgaridad suprema: meter el TLC en urna de cristal y aislarlo de cualquier cosa que pudiera mancharlo.

Pero el caso es que sí. La pobreza y desigualdad que se profundizan; la destrucción galopante del medio ambiente; el deterioro de los servicios de salud y educación y de la infraestructura pública, sacrificados a favor del pago de intereses de la deuda interna; la balanza de pagos al borde del precipicio; la estabilidad económica sostenida con alfileres; la violencia callejera e intrafamiliar y la descomposición del sistema político. Todo esto tiene que ver con la estrategia de desarrollo que el país ha venido siguiendo.

Porque es una estrategia que convoca a la competencia encarnizada y el triunfo del más fuerte; que se alimenta de la desigualdad; que promueve la avaricia, la especulación y el consumismo obsesivo; que empuja la destrucción ambiental. Es una propuesta para intoxicar la economía y, peor aún, para enfermar la sociedad.

¿Esa es la “alternativa única-TLC” a la que nos quieren condenar? Por supuesto que hemos de rechazarla con un NO rotundo, del que han de emerger muchas opciones en procura de rescatar el derecho de todo ser humano a una vida digna.

Por Luis Paulino Vargas Solís
Costarricense, economista y catedrático universitario.

San José, 31 de agosto de 2005.

Empresa Privada versus Empresa Privada

Con el fin de la Guerra Fría, pareció claro que el nuevo ganador para promover el desarrollo individual y social sería la empresa privada. Pero no pasaron muchos años para que se manifestara el poder y la agresividad de una forma particular de empresa privada: las grandes corporaciones transnacionales. Estas empresas, por su ambición y agresividad en los negocios, provocaron que el Papa Juan Pablo II hablara de un nuevo fenómeno al que llamó “capitalismo salvaje”. Hoy en día, los procesos de globalización han implicado la apertura de nuestros pequeños mercados, ya sea por baja en los aranceles o por tratados de Libre Comercio. De este modo, las transnacionales se han convertido en el nuevo enemigo de otras formas de empresa privada, principalmente nacionales, tales como las pequeñas, medianas, y grandes empresas, agrícolas o industriales, de propiedad individual, familiar o cooperativa.

Estos empresarios locales han mantenido, como norma general, una mayor coincidencia entre sus metas privadas y las metas del país. Su objetivo económico, además del lucro, ha sido incrementar sus inversiones y acrecentar el patrimonio familiar. Su pensamiento es de largo plazo y en función del país. Nuestros empresarios nacionales se han preocupado por Costa Rica y su futuro, porque es el país que conocen, el que les ha dado sus mayores alegrías, tristezas y sueños, es decir, su sentido de la vida. Por eso saben que sus logros, son también los del país y que ambos van de la mano.

La empresa transnacional, aun cuando en muchos casos tiene una base de propiedad muy amplia y noble, pues muchas de sus acciones son propiedad de pequeños y medianos inversionistas y ahorrantes, cuando vienen a nuestros países operan con su visión corporativa y en función de las frías bolsas de valores en Nueva York, Londres o Tokio. Allí lo que importa son las ganancias logradas en beneficio de sus altos ejecutivos y accionistas, sin importar, mas allá de lo elemental, los países donde desarrollan sus actividades.

Esta situación marca una diferencia fundamental entre ambas formas de empresa: las unas trabajan para fortalecerse y fortalecer la riqueza del país y las otras solamente como un medio de trasladar recursos a otras latitudes. Con estas características se hace evidente que en una propuesta de desarrollo de Costa Rica a mediano y largo plazo, sea imprescindible la existencia de un empresariado nacional fuerte, porque solamente de esta forma se podrán implementar políticas que tengan como prioridad nuestro país. Por el otro lado, los ticos debemos consumir lo que producen nuestras empresas para que todos ganemos en ingresos y en empleos.

Recordemos que el poder económico da poder político y este poder no debemos cederlo por ningún motivo. Es una lucha difícil, ya lo dijo un dirigente de Upanacional hace varios años, “en casa presidencial le hacen mas caso a una transnacional que a una organización que tiene mas de quince mil productores costarricenses afiliados”. Para lograr este poder político, el estado también debe utilizar la banca, telecomunicaciones, energía, agua, educación, salud, recursos naturales, etc., como instrumentos para establecer políticas.

Las empresas transnacionales deben realizar el rol que les corresponde en nuestra economía pero como complemento a la inversión nacional. Contrario a lo que ha sucedido en el pasado, debemos dar todo nuestro apoyo y canalizar todos nuestros ahorros a fortalecer e incentivar estos sectores productivos locales, privados e institucionales. La inversión extranjera es necesaria pero debe ocupar un papel complementario a la inversión nacional, nunca sustituto.

Casualmente con los tratados de libre comercio, cuando nos hablan de perdedores y ganadores, generalmente entre los grupos de ganadores están siempre las transnacionales, y entre los perdedores, los empresarios nacionales y las instituciones del Estado.

Como podrán ver los lectores, no todas las formas de empresa privada, tienen el mismo significado e impacto para nosotros. Dependiendo del tipo de empresa que escojamos así será el país que tendremos.

Ronald Solis Bolaños
Vicepresidente Cámara de Empresarios Pro Costa Rica

San José, 23 de Agosto de 2005

A propósito de las «respuestas» a doña María Eugenia Dengo y doña Hilda Chen Apuy

1. Primer acotación panfletaria: “No hay nada en el TLC que implique una renuncia al desarrollo autóctono”. La aseveración de doña María Eugenia en ese sentido seguramente tiene que ver especulan a tientas los del autodenominado “Por Costa Rica” con el artículo 10.9 del Tratado. A ver, estimados lectores: 1, 2 y 3: ¡primera risotada! Esto demuestra que los señores no han leído los cientos de páginas y miles de artículos que componen este documento ¡Si la renuncia al desarrollo autóctono señores del autodenominado “Por Costa Rica” está repartido en toda la largueza de la voluminosa y extendida longitud del Tratado! Bueno, otra posibilidad es que, habiéndolo leído, tengan una noción de desarrollo que lo identifica con anexión política, subordinación económica, desnacionalización y concentración de la riqueza. Y, finalmente, una tercera posible explicación es que no tienen noción de lo que el concepto desarrollo implica.

2. Aclaran, además, que, en todo caso, esto (lo del tal artículo 10.9) no es algo que se venga recién a descubrir con motivo del TLC, si de por sí ya estaba contenido en los acuerdos de la OMC, cosa que, afirman, “…en nada han afectado la política nacional de inversión”. Primero, aclaremos que es perfectamente inexacta esta asimilación entre OMC y Tratado con Estados Unidos. Éste es, con mucho, un retoño sobrealimentado surgido de la primera. Si la OMC es ya suficientemente restrictiva, el TLC lo es mucho más. Pero, por otra parte, seguro que, en efecto, la “política de inversiones” no se ha visto “afectada” por tales disposiciones de la OMC. Pero (risas de nuevo), ¿es que no se habían dado cuenta estos estimables señores que Costa Rica no tienen no ha tenido por las últimas dos décadas política alguna de inversiones?. Mal podría verse “afectado” lo que no ha existido, excepto si por “política” de inversiones entendemos “eso” que los mismos sectores promotores del TLC han implantado y defendido a muerte: la exoneración tributaria indiscriminada a favor de la inversión extranjera ¡Valiente política de inversiones! El caso y en esto lleva total razón doña María Eugenia Dengo es que la mancuerna TLC-OMC nos deja sin posibilidad alguna de definir a futuro política alguna de inversiones…supuesto, desde luego, que al comando del país hayan sectores sociales que tengan la voluntad y decisión de definir una política de inversiones a la medida de las necesidades del desarrollo nacional y no simplemente sujeta como quieren los del autodenominado “Por Costa Rica” a los requerimientos de la rentabilidad de los inversores externos.

3. Agregan: “…para Costa Rica es muy importante complementar la inversión productiva nacional con inversión proveniente de otros países, pues ésta es de gran utilidad para ayudar a crear empleo, generar divisas, promover la transferencia tecnológica, mejorar las prácticas gerenciales y otros”. Contengamos las carcajadas, por favor. Nos hablan, evidentemente, de un país que no es Costa Rica donde la inversión extranjera ha dejado beneficios que nosotros desconocemos. Es fácil aportar datos y referencias para ratificar cuál es, a este respecto, nuestra verdadera realidad. En todo caso, es interesante constatar que los del autodenominado “Por Costa Rica” demuestran así, poseer talentos para llegar a triunfar como guionistas de alguna hollywoodense, alucinada y aparatosa película de ciencia ficción.

4. Y en relación con el problema crucial de la soberanía alimentaria. Comienzan a aparecer las notas tragicómicas: “…lo importante para Costa Rica es poder contar con los alimentos que consume, al mejor precio posible”. No señores. Lo importante para Costa Rica, si aspira a ser un país con capacidad para controlar las decisiones sobre su propio futuro, es producir eficientemente lo que come. Los del autodenominado “Por Costa Rica” no lo entienden así, quizá porque no creen que la soberanía valga lo que una sonrisita displicente de su “amigo” Zoellick. Luego, una nota definitivamente cantinflesca: “…el TLC prohíbe los subsidios a la exportación. En el caso de los subsidios a la producción, es necesario tener claro que Estados Unidos los otorga a productos que en su gran mayoría no son producidos en Costa Rica”. Hagámonos los tontos y finjamos que hay productos agrícolas que, en Estados Unidos reciben apoyos públicos y productos que no los reciben y que entre unos y otros median paredes infranqueables, de modo que el amplio, complejo y diversificado sistema de apoyos públicos queda cortado e inutilizado cuando de ciertos productos se trata. Un poco más, hagámonos los idiotitas y finjamos que no existen gigantes corporativos del ramo agroalimentario bajo cuyo poderío los mercados agropecuarios mundiales se mueven en un curso de creciente concentración, conglomeración y oligopolización. Y con los ojos bien cerrados y los oídos bien tapiados, finjamos creer que liberalizar el comercio de alimentos agrícolas es una operación aséptica e inocente…tal cual esta gente nos lo quiere hace creer.

5. Y en relación con la “apertura” (mote de moda para privatización) de los seguros y las telecomunicaciones, los del autodenominado “Por Costa Rica”, se sueltan una joyita para reírse hasta terminar llorando por tanta barbaridad que se nos receta. Nos espetan: “La apertura de estos sectores es de la mayor trascendencia para el futuro de Costa Rica, especialmente si queremos cumplir con objetivos de amplia cobertura, solidaridad, mejor calidad y precio”. Genial, ¿a cuál de los mundos posibles de la lógica especulativa se refiere esta gente? Por lo demás, y vueltos a la realidad, recordemos que, en el caso de las telecomunicaciones, tenemos un sistema comprobadamente solidario, de amplia cobertura y excelente tarifas. Esa es una realidad plenamente documentada, inclusive por organismos internacionales independientes. Pero nos dicen que destruir lo que tenemos es la mejor forma de tener lo que ya tenemos ¡Qué galimatías! O sea, que seguimos en medio de una fantasía hollywoodense, tan alambicada como artificiosa. En fin, que de verdad se creen que somos estúpidos.

6. Luego se sueltan esta cosa horrible (ya aquí la risa se torna en náusea y mueca de hastío): “En efecto, el acuerdo busca que los prestadores de servicios extranjeros no sean tratados de manera menos favorable que los nacionales. Como sabemos, esto es una manifestación del principio de igualdad que nuestra Constitución Política contempla como uno de los pilares fundamentales del Estado de Derecho”. Esto es completamente inexacto y comporta una manipulación irrespetuosa y a todas luces abusiva de la norma constitucional. Hay pronunciamientos de la Sala IV que ya han dejado claramente sentado la potestad y capacidad de las políticas públicas para definir tratamientos preferenciales a favor de productores nacionales, sin que ello roce con el principio constitucional de no discriminación. Esto es algo que el joven y talentoso abogado José María Villalta Flores-Estrada ha dejado claramente establecido en trabajos suyos aún no formalmente publicados pero que, con seguridad, él gustosamente pondrá a disposición de doña María Eugenia y doña Hilda, a fin de que ellas sustenten aún más sólidamente su posición, de por sí tan acertada.

7. Luego, y apoyándose en esa misma truculenta referencia a la Constitución, agregan: “Con base en ello es que el TLC prevé que las leyes que en el futuro el país emita no podrán ser discriminatorias”. Decir esto es, o bien no haber leído el texto del tratado o bien intentar hacer creer que éste dice lo que no dice, que es una forma nuevamente amañada de intentar ocultar lo que realmente dice. El TLC pretende impedir que a futuro no se apruebe ni modifique ninguna ley que no sea “compatible” con el propio tratado, esto es, con los criterios indiscriminados de “libre” comercio y total autonomía de decisión y movimiento de las inversiones. Punto. Este criterio de inspiración ideológica neoliberal, recorre como si de su sangre se tratara todo el tratado. Sobre esa base, éste pretende maniatar el futuro de Costa Rica, y sus capacidades de decisión y desarrollo, cercenando la posibilidad de emitir nuevas leyes o modificar las existentes. Remitir el asunto a la Constitución es, una vez más, poner en evidencia lo que ya sabíamos: el total desprecio y el irrespeto absoluto por aquello más fundamental que define la nacionalidad costarricense.

8. Y sobre medicamentos. Parece cómico pero ya a estas alturas, y frente a un asunto a tal punto vital, resulta difícil dibujar ninguna sonrisa. Se juega con la salud de la gente es decir, con la vida de seres humanos de carne y hueso, pero tranquilamente todo queda reducido a una inocente operación aritmética: “El TLC sólo manda proteger por 5 años los datos sobre seguridad y eficacia de los medicamentos”. En realidad, no son 5, son 10 años. Cuestión de dejarse de eufemismos y falsas poses de ingenuidad, a fin de hacer una operación aritmética más ajustada a la realidad. Claro que esto introduce una restricción severa sobre las posibilidades de disponer de medicamento genérico; claro, además, que esto golpea directa y muy negativamente la industria farmacéutica nacional. Pero, sobre, y más claro aún, esta es una daga al corazón del sistema de salud pública. Por tanto, una agresión desembozada al derecho a la salud, que debería ser uno, inalienable e intocable, a disposición de nuestro pueblo.

9. Y sobre educación. Doña María Eugenia dijo lo que correspondía decir, con riguroso apego a lo que la razón indica después de un análisis concienzudo del Tratado, pero los autodenominados “Por Costa Rica” se hacen los que no entienden y se escabuchen por entresijos y en medio de retruécanos. Que la educación privada en manos de inversores extranjeros quedaría prácticamente sujeta a un régimen privilegiado y de completa desregulación es un hecho incontrovertible…al menos para quienes están dispuestos a atar cabos, ver los árboles para, en seguida, situarlos en el bosque correspondiente. Es decir, para quienes, con cierta dosis de disciplina intelectual y científica, ven las partes dentro de su todo sin dejarse embaucar como quisieran los de susodicho grupo por citas aisladas y desprovistas de todo contexto.

10. Y sobre las armas ¿Es posible tomarse a guasa la cínica frescura con que se emiten “criterios técnicos” para justificar la liberalización del comercio armamentista? Que si en otros tratados también existía la norma y nadie dijo nada, que por qué entonces ahora protestan, dicen los del autodenominado “Por Costa Rica”. Traducido a lenguaje llano y no eufemístico, ello significa lo siguiente: que si ya nos venían intoxicando el alma nacional, mejor fuera soportar calladitos y estoicos que el envenenamiento culmine hasta sus últimas consecuencias. La protesta y rebelión de doña Hilda no les cabe en el caletre ni encuentra eco en su mellada “sensibilidad”. Pero tampoco parece que se den cuenta que, a propósito de este Tratado, estamos hablando de uno de los países que, con mayor generosidad y largueza, alimenta el comercio mundial de armas.

11. Empecé esta nota compartiendo mis carcajadas con los lectores. Luego no me quedó de otra hube de agriar el talante ante las barbaridades que leíamos. Retornemos, ya para concluir, a la nota jocosa. Con su conocida arrogancia, los señores del autodenominado grupo de marras le “aclaran” a doña Hilda: “Si por alguna razón uno de los países suscriptores del acuerdo quisiera dejar de forma parte de él, puede dejar de serlo en cualquier momento, con sólo notificárselo a los otros países Parte”. Imagínense ustedes un gobierno costarricense “denunciando” el Tratado. Tomemos en cuenta, para esos efectos, la actual supercampaña pro-TLC: millones de millones disparados en publicidad engañosa y manipuladora y toda una inmensa ofensiva de intimidación, arrinconamiento y terror ideológico ¿Se imaginan ustedes, pacientes lectores, la clase de guerra propagandística e ideológica que se desataría si se quisiera “denunciar” el Tratado? Si ya estamos viviendo estos extremos, que ponen bajo presión máxima los últimos reductos de vida democrática en Costa Rica y nos asoman a la realidad de una dictadura de hecho en lo mediático e ideológico ¿Qué más podríamos presenciar en el supuesto de una eventual “denuncia”? Esto es grave, gravísimo. Admitamos que no se presta para la risa. Pero, en todo caso, demos espacio, una vez más, a la carcajada, que para ello contamos, como materia prima, con la imaginación telenovelera y desbordada de la “argumentación” esgrimida por el susodicho autodenominado grupo, en su infructuoso intento por embaucarnos con la pintura de imposible credibilidad de mundos de ensueño.

Pero, en todo caso y como conclusión, no dejemos de congratularnos y reírnos. En medio de tan monumentales torerías y tales muestras de irrespeto y arrogancia, los del autodenominado “Por Costa Rica” se desenmascaran. En media calle se exhiben sin siquiera una hoja de parra.

Y eso gracias a dos mujeres excepcionales: doña María Eugenia Dengo y doña Hilda Chen Apuy. Infinitas gracias a ambas. Por su temple e inteligencia; por su convicción patriótica y sentido de la dignidad; por su arrojo y valentía.

Luis Paulino Vargas Solís
Economista, Catedrático Universitario

San José, 22 de agosto de 2005.

Comunicado de la Unión Nacional de Productores Agropecuarios Costarricenses (UNAG)

Nosotros: La Unión Nacional de Productores Agropecuarios Costarricenses; Renovamos nuevamente nuestra posición en contra del Tratado de Libre comercio con Estados Unidos y Centro América. Nos seguimos oponiendo porque como hemos dicho en otras ocasiones, se negoció a nuestras espaldas, los productos sensibles y que tienen que ver directamente con nuestra dieta básica nacional, fueron muy mal negociados. Siempre dijimos que hay asimetrías enormes entre USA un país desarrollado y nosotros que somos sub desarrollados.

Institucionalmente no existe, ni existirá la capacidad de administrar un Tratado de esta magnitud.

En resumen: El sector agropecuario será afectado de una forma muy negativa, la institucionalidad de nuestro país se verá muy debilitado.; perderemos la soberanía en muchos aspectos, seremos mucho más dependientes de lo que somos actualmente, y lo más grave el hambre, la miseria y la inestabilidad crecerán más rápidamente lo cual provocará un caos irreversible.

Por eso reiteramos y dejamos constancia de nuestra oposición a este tratado que no es ni libre ni de comercio y en Estados Unidos ni siquiera es un Tratado.

E-mail: agropecuaria_unag@yahoo.com
Teléfono: 297-7996 Telefax: 297-79-95

San José, 19 de agosto de 2005.

El Tratado de Libre Comercio, aprobado ya en Estados Unidos por apenas dos votos de diferencia, sella la suerte de Centroamérica por los próximos ¿cien? ¿doscientos? años

Estimados docentes:

Me dirijo a ustedes como compañera educadora que soy, como persona preocupada por el futuro de nuestro país. Una de las razones de nuestro paso por la vida es ser depositarios cuidadosos de la sabiduría de nuestros antepasados. La generación costarricense a la que pertenezco supo cuidar, con amor y respeto, el legado de educadores como Mauro Fernández, Roberto Brenes Mesén, Omar Dengo, Joaquín García Monge, Carmen Lyra, Emma Gamboa, Isaac Felipe Azofeifa. Ese legado ha contribuido ha conformar la Costa Rica solidaria, pacifista y respetuosa que hemos conocido.

Los maestros y las maestras, con aquella mística de ser los apóstoles de la educación, aportaron también su grano de arena para hacer de esta tierra un lugar con “…más maestros que soldados…”. Insignes han sido las batallas dadas por el Magisterio Nacional en contra de aquellos que han pretendido ensombrecer nuestra paz. El papel jugado en contra de la dictadura de los Tinoco nos marcó un modelo de educador y educadora. Hoy hacemos un llamado para que el Magisterio Nacional retome su papel protagónico en la defensa de la patria.

Ahora las dictaduras y los totalitarismos se visten de galas y se maquillan las ansias de poder y el afán de lucro con consignas aprendidas en las metrópolis del norte. La eficiencia, la competitividad, el acceso a mercados, la libertad de consumo son los lemas que recitan los soldados de un ejército invisible, pero eficaz, que viene invadiéndonos desde hace veinticinco años. El neoliberalismo es la ideología del totalitarismo del libre mercado. Y los economistas neoliberales hacen las veces de estrategas militares para avanzar, como lo hacen en otros lugares los ejércitos de ocupación, arrasando el Estado de bienestar social y sus instituciones para implantar en su lugar la ley de la selva, la ley del más fuerte: la de las grandes corporaciones transnacionales.

El Tratado de Libre Comercio, aprobado ya en Estados Unidos por apenas dos votos de diferencia, sella la suerte de Centroamérica por los próximos ¿cien? ¿doscientos? años, ya que representa una renuncia al desarrollo autóctono para el momento actual y para el futuro. Este tratado no permite que nuestro país tenga una política de desarrollo porque imposibilita ponerle condiciones a la inversión extranjera. Lo que significa que serán las grandes transnacionales y no nosotros(as) las que decidirán qué se producirá, con qué recursos, de qué manera, para vender dónde y para satisfacer qué necesidades. Es decir, no podríamos decidir sobre nuestra producción.

Este tratado impedirá tener una política de soberanía alimentaria, porque abre las puertas al ingreso de productos agrícolas que reciben subsidios millonarios en Estados Unidos, que no pagarán impuestos de importación en nuestro país. Nuestros(as) campesinos(as) no tendrán la capacidad de competir con las corporaciones transnacionales que controlan el mercado mundial de alimentos y será imposible, ahora y en el futuro, que tengamos una política propia para garantizar la producción de alimentos. Lo esperable será, como ha sucedido en México que ya aprobó un TLC, un mayor desplazamiento de los campesinos de sus tierras y la pérdida de nuestra seguridad alimentaria.

Este tratado atenta también contra las potestades del Estado. Le exige la modificación de una serie de leyes y no permite que se aprueben, hacia el futuro, leyes que contravengan lo que dice el tratado, aunque todos(as) los(as) diputados(as) lo quieran. Además, le arranca al Estado directamente algunos de sus servicios fundamentales, como la telefonía y los seguros, y pone en peligro otros servicios por las ambigüedades con que se protegen. En el caso de la salud, hay un efecto adicional debido a la extensión de la protección de la propiedad intelectual, que hará más difícil la producción y compra de genéricos, lo que encarecerá la compra de medicamentos para la CCSS.

En educación, la apertura al capital extranjero permitirá el control de los principales centros educativos por estos intereses poderosos. Con la llegada del capital extranjero se puede profundizar la crisis, el abandono y el desmantelamiento de la educación pública que se ha vivido en los últimos años. Pues vamos a ver lo que tanto han soñado los neoliberales: una educación privada y elitista para quienes puedan pagarla y una educación con otros contenidos y de baja calidad para los sectores más pobres del país, quienes con suerte serán mano de obra barata. El control de los contenidos educativos se haría más difícil y se podrían perder los valores fundamentales de nuestra identidad, ya que los centros educativos privados podrían contratar personal extranjero aún en materias como historia nacional.

Lo que podemos esperar es un Estado debilitado que, por lo tanto, abandonaría aún más la ya resquebrajada política social.

Este tratado, en fin, a cambio de supuestamente garantizar el acceso de unas cuantas exportaciones, controladas por corporaciones transnacionales o por grandes empresarios nacionales, entrega todo el país: nuestra política de producción, nuestra soberanía alimentaria, nuestra política social, potestades del estado, derechos laborales, biodiversidad. Así, sería imposible el desarrollo y no quedaría sino el camino doloroso para las grandes mayorías, de quedar esclavizados y esclavizadas a las imposiciones de las corporaciones transnacionales. El Tratado de Libre Comercio es una renuncia a nuestra soberanía.

Educadoras y educadores la patria nos llama. No permitamos que la avaricia y la ambición de unos pocos hipoteque el futuro de nuestros hijos. La patria no son los políticos, los empresarios y los diputados. La patria somos todos y todas las ciudadanas y nuestras instituciones. Los himnos patrios no sólo deben ser cantados, deben ser vividos con intensidad. Hoy debemos hacer realidad las palabras de nuestro Himno Nacional y el Himno al 15 de septiembre.

De ustedes muy cordialmente,

María Eugenia Dengo
Profesora Emérita Universidad de Costa Rica

16 de agosto, 2005