Nos dimos a la tarea de leer el texto completo del discurso del señor Rodrigo Chaves Robles al asumir la Presidencia de la República, el pasado domingo 8 de mayo y no encontramos, por ningún lado, la palabra salario. Le leímos por segunda vez, y la palabra salario no apareció en renglón alguno, en párrafo alguno. Para cerciorarnos de que nuestra vista no nos estaba pasando una mala jugada, una compañera de lucha hizo su propia lectura. ¡Tampoco!
Y es que, en el contexto de unas políticas macroeconómicas y fiscales con determinada ideología, como las imperantes en los gobiernos del tripartidismo PLN-PUSC-PAC, la distribución de los beneficios del crecimiento económico no se concibe vía ampliación de la capacidad de compra de los salarios. La señal enviada en esta línea por parte del partido ahora en el gobierno, no deja lugar a dudas.
Y es que el neoliberalismo depredador y socialmente criminal, no estima, vía salarios, la distribución de la riqueza que genera el crecimiento económico vía explotación obrera. La concentra en grado extremo. Miles y miles de compatriotas sufren a diario por ello.
Las principales posiciones políticas del nuevo gobierno en el ámbito de la economía, en lo financiero y en lo tributario- fiscal van a seguir bajo control de la misma gente del citado tripartidismo. Tal control se ha hecho tan férreo que el mismísimo Presidente Chaves, en su mensaje inaugural, advirtió que el país se encuentra en las cercanías de un “desmoronamiento”, aunque nosotros decimos al borde de un estallido social (sectorial, regional, nacional; o una vinculación entre sí).
Al hacer honor a uno de los principales fundamentos de la lucha sindical genuina, desde el domingo 1 de mayo (ocho días antes del mensaje presidencial), dejamos constancia de un fuerte clamor obrero-social por el gravísimo problema del empobrecimiento obrero-laboral ante el estancamiento de los salarios ante el ascenso cotidiano en los precios de los productos básicos de la subsistencia de la clase trabajadora, asalariada o no.
En particular, proclamamos y demandamos, considerando a la clase trabajadora que todavía tiene empleo formal y salario fijo, en el ámbito del sector privado, lo siguiente (en lo que respecta al problema salarial en el sector Público, es otra la historia):
1) Que se decrete con urgencia una fijación salarial extraordinaria al salario mínimo, emitida por el Consejo Nacional de Salarios (CNS), de manera inmediata; al menos para la clase trabajadora de la producción agrícola en el banano, la piña y la caña de azúcar; tanto como para los choferes de autobús, las personas trabajadoras de la seguridad privada y del comercio. 2) Que se vuelva a una fijación salarial semestral por reajustes en el costo de la vida al salario mínimo, dado que el anterior y nefasto gobierno, impuso un solo incremento de este tipo al año. 3) Que se emita una nueva valoración del monto actual del salario mínimo para hacerlo congruente con el postulado constitucional de nuestra Carta Magna, misma que en su artículo 57 ordena que el salario mínimo garantice bienestar y existencia digna. Los miles de personas trabajadoras que apenas ganan el salario mínimo, saben que ese postulado constitucional está lejos de su realidad sociofamiliar y económica. 4) Que se legisle y/o sentencie con contundencia que hay una parte del salario mínimo que es inembargable por deudas, que es sagrada, que no se puede tocar por parte de los acreedores, dado que así está conceptuado como un Derecho Humano fundamental. Hemos de proceder en consecuencia y por varias vías.