Insistimos: debemos pasar factura

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Faltan 207 días para las elecciones presidenciales y diputadiles del domingo 6 de febrero de 2022. Los y las costarricenses mayores de edad tendremos la delicada responsabilidad de la designación en las urnas de la persona que ocupará el cargo presidencial para el período 2022-2026; así como las 57 personas que estarán en la Asamblea Legislativa para dicho periodo constitucional.

Las revelaciones periodísticas de las últimas semanas en relación  con el denominado caso Cochinilla son enfáticamente claras en indicarnos que el sistema democrático, republicano e institucional ha sido infestado por la corrupción política, prácticamente en todas las esferas estatales; a raíz de la colusión de la alianza público-privada para extraer de las arcas públicas la mayor cantidad de recursos posibles; utilizándose herramientas legales de diverso orden, los portillos dejados por éstas, el tráfico de influencias, la compra de conciencias, el amiguismo y el compadrazgos politiqueros, etc. 

Aquí, estamos hablando de una infestación de la institucionalidad a partir del marco legal vigente, mismo que ha sido podrido y torcido. La otra infestación, en pleno desarrollo, es la del crimen organizado, la del dinero sucio y la penetración del narcotráfico en el tejido social (por arriba y por abajo); con énfasis en la acción político-partidista.

No se puede desligar ese estado de cosas, que indican la gravedad de la enfermedad del sistema democrático costarricense, de las entidades político-partidistas que han sido Gobierno de la República (Poder Ejecutivo) en los años transcurridos de este siglo XXI; como tampoco es posible eximir de responsabilidades a los diversos parlamentos controlados, de un modo u otro, por esos partidos políticos.

Los partidos políticos Unidad Social Cristiana (PUSC), Liberación Nacional (PLN) y Acción Ciudadana (PAC), en esencia, matriculados ideológicamente con los más que fracasados fundamentos extremistas del Consenso de Washington tienen gigantescas responsabilidades en cuanto a lo siguiente: 

a) Tienen ubicada a Costa Rica en el deshonroso grupo de los 10 países más desiguales del planeta. 

b) Nos tienen con un endeudamiento público monstruoso y con un pago de intereses diario que está estrangulando la endeble actividad económico-productiva nacional, así como deteriorando una importante cantidad de servicios públicos destinados, precisamente, a atajar la desigualdad y la vulnerabilidad social. 

c) A la clase trabajadora la han sometido con altos índices de desempleo y subempleo, precariedad y congelamiento salarial, altísimo endeudamiento y un elevado costo de vida por ser uno de los países más caros para vivir de la región. 

d) Un sistema tributario perversamente injusto y corrupto, generando las más altas cifras de evasión y de elusión fiscales de la historia. 

e) Le han quitado, le han robado, el futuro a las juventudes. 

f) Están dejando perder nuestro patrimonio ecológico. 

g) Han “logrado” que la ciudadanía pierda confianza en su sistema judicial, entronizando en él, el compadrazgo político y la componenda partidista en la elección de la alta magistratura. 

h) Están llegando a peligrosos niveles de “invitar” al dinero sucio, el del narcotráfico y del crimen organizado, a financiar candidaturas a puestos de elección popular. 

Podemos seguir…

Aunque puede ser cuestionable que la búsqueda y la promoción del bien común, en algún momento de sus propias historias, animaran la vida de dichos partidos políticos; lo real es que hoy han quedado totalmente desnudados en cuanto a la naturaleza de los intereses a los cuales responden: son los de la plutocracia, misma que ha sido el poder real en cada uno de los respectivos gobiernos del PUSC, del PLN y del PAC.

Y la verdad es que esos tres partidos no han estado “solos” en la generación de ese gran sufrimiento social de miles y miles de familias: han sido acompañados por partidos que, pese a su “ropaje religioso”, han resultado ser tan pro-plutocráticos como el PUSC, el PLN y el PAC.

En lo personal, como ciudadano, yo tengo un gran poder: el del voto. Lo voy a usar el domingo 6 de febrero de 2022. Yo voy a pasar factura. En mi entorno familiar, hay sufrimiento por la exclusión económica y hay gran estrés financiero debido a las políticas que los gobiernos de esos partidos han propiciado. 

Además, los últimos gobiernos de esos tres partidos desdibujaron completamente la Costa Rica de oportunidades en la cual crecí; y las oportunidades que yo tuve no las veo a disposición de cientos y cientos de jóvenes destinados, desde ahora, a esa exclusión económica y social. Definitivamente, yo sí voy a pasar factura el domingo 6 de febrero de 2022.

Plutocracia: hay que sacarla del poder. ¡FRACASÓ!

Albino Vargas Barrantes, Secretario General (ANEP)

Nos encontramos, en diccionarios digitales, estas dos definiciones de lo que significa la palabra plutocracia. La primera nos dice: “Forma de gobierno en que el poder está en manos de los más ricos o muy influido por ellos”. La otra, nos habla de “clase social formada por las personas más ricas de un país, que goza de poder o influencia a causa de su riqueza”.

Plutocracia, entonces, viene a ser una forma de oligarquía en la que una sociedad está gobernada o controlada por la minoría formada por sus miembros más ricos, según nos lo enseña la popular enciclopedia Wikipedia.

Uno de los aspectos más relevantes del denominado caso Cochinilla es que dejó en evidencia las identidades y los rostros de dos de los más importantes personajes integrantes de la plutocracia costarricense en la actualidad: Carlos Cerdas Araya y Mélida Solís Vargas.

Las revelaciones periodísticas de los últimos días, a propósito de ese gigantesco fraude, muestra a las claras el poder de influencia en la cosa pública que lograron los dueños, respectivamente hablando, de las empresas MECO y HSOLÍS, en sus relaciones político-corporativas con personajes de los gobiernos de los partidos de la corrupción: Liberación, Unidad y Acción Ciudadana.

La agobiante situación socioeconómica que aqueja a la mayoría del pueblo costarricense, especialmente su clase trabajadora, tiene que ver con el altísimo grado de concentración de la riqueza que ha experimentado el país, precisamente, en los años en que la plutocracia incrementaba el control ideológico-hegemónico de los gobiernos del tripartidismo neoliberal del PLUSC-PAC.

Y, particularmente, es en la actual gestión gubernativa de Carlos Alvarado Quesada, donde esa plutocracia muestra, más abiertamente que nunca antes, su cínico control de los poderes Ejecutivo y Legislativo, sin dejar de lado lo que está sucediendo a lo interno del Judicial (en cuyo seno parecen delinearse dos corrientes: la que sigue creyendo en los valores y principios de la Constitución política del 7 de noviembre de 1949; y la otra, más afín a la ideología macroeconómico-fiscal inherente al desarrollo del poder de influencia de la plutocracia).

Desde que Carlos Alvarado Quesada (el presidente peor calificado por la gente en los tiempos de la Segunda República), traicionó su mensaje de campaña y colocó -entre otras nefastas decisiones-, al hoy exministro André Garnier Kruze (otro connotado plutócrata), a su lado en la Casa Presidencial, quedó clarísimo cuál es real poder en la Costa Rica actual; y, por el contrario, dejó en evidencia el gigantesco reto que tienen los sectores cívico-populares y patrióticos, para ir hacia la construcción del contra-poder que haga de contrapeso al de la plutocracia.

Nuestra sociedad es hoy una de las diez más desiguales del planeta y la espantosa desigualdad reina llevando enorme sufrimiento a miles de hogares costarricenses.

La plutocracia y su mega-corporativismo empresarial (mucho del cual está inmerso en la corrupción, si vemos los últimos grandes escándalos como Aldesa, la trocha, Yanber, cementazo y ahora MECO-HSOLÍS -entre otros-), se encuentra lista para controlar e influir un nuevo período presidencial-legislativo (2022-2026); pues su poder económico le permite apostar tanto al PLUSC-PAC como a los partidos religiosos, tal y como lo vimos en las elecciones del 2018.

Ni Liberación, ni la Unidad, ni el PAC, ni los partidos religiosos (no importa las candidaturas presidenciales o diputadiles que se presenten en la boleta de votación del domingo 6 de febrero de 2022), van a romper con la plutocracia; es más, van a seguir controlados por ella.

El comportamiento político que hemos visto desde las elecciones del 2018 a la fecha, tanto el de Alvarado Quesada como el de la mayoría legislativa que coordina con él, el ataque a la gente; muestra gran congruencia en las cuestiones estructurales de la política económico-fiscal del país para sostener un orden que no es ni el de la promoción del bien común, ni el de la inclusión social y económica, ni el de las transformaciones tributarias estructurales que se ocupan para atajar el crecimiento de la desigualdad, ni mucho menos el que tiene que ver con el pavoroso endeudamiento público del país y su obsceno pago de intereses diarios (a razón de 11 millones de dólares cada 24 horas).

Ellos, la plutocracia, sus operadores políticos en los últimos gobiernos del tripartidismo corrupto, así como los soportes mediáticos del periodismo de odio que reproducen la visión de país que le sirve a esa plutocracia; han fracaso estrepitosamente en cuanto a generar una sociedad de reales oportunidades, de alto empleo, de integración económica de verdad. En realidad, no lo podían generar pues no está en su ADN de clase.

Por el contrario, los gobiernos controlados por la plutocracia en los últimos 20 años dejan al país, repetimos, en el top ten de los países más desiguales del planeta; dejan un país (entre otros fenómenos de injusticia), invadido por el crimen organizado y el negocio sucio del narcotráfico; dejan un país con una juventud desempleada y desesperanzada; dejan un país con alto niveles de corrupción mediando una alianza de negocios turbios público-privada (especialmente, en este caso, la del megacorporativismo empresarial). La gran pregunta es qué hacer por parte de la abrumadora mayoría ciudadana que ni somos integrantes de la plutocracia, ni a ella le servimos. El gran reto es cómo articularnos quienes no somos alineados, pero sí insumisos.

Sala Cuarta y Empleo Público

Por: Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

En estos mismos momentos en que usted nos hace el honor de leer este artículo, en la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, la conocida Sala Cuarta, se examina la denominada Consulta Facultativa de Constitucionalidad promovida por varios señores diputados y por varias señoras diputadas, sobre el proyecto denominado Ley Marco de Empleo Público, expediente legislativo No. 21.336. Se trata de un voluminoso documento de 247 páginas.

Como ciudadano costarricense que soy, le comparto a usted un sentimiento muy extendido entre amplios sectores de nuestra comunidad nacional, acerca del contexto sociopolítico en que el indicado alto tribunal de la República entra al análisis de la mencionada consulta legislativa. Se trata de consideraciones que, con respeto y con sinceridad, dejamos plasmadas en el presente comentario.

Desde este lado de la acera estamos convencidos de que la Sala Cuarta está analizando el expediente más delicado y sensible desde que ella misma fue establecida, en 1989; incluso, mucho más sensible que el proyecto de ley que comúnmente fue conocido como combo fiscal, que tuvo que analizar a finales del año 2018.

Bastantes personas, sectores, gente muy bien informada y documentada; juristas de mucho talante en materia de Democracia y de división de poderes e, incluso, especialistas en Derecho Internacional en el campo de los Derechos Humanos y de los conceptos filosófico-ideológicos e históricos en materia democracia representativa; han estado alertando de que este proyecto, Ley Marco de Empleo Público, representa (en palabras y conceptos nuestros), un Golpe de Estado parlamentario a la Constitución de 1949.

Sin embargo, para el primer debate que dio la actual Asamblea Legislativa a tal proyecto, 32 personas diputadas desoyeron toda la amplia gama de criterios sólidamente fundamentados, que alertaban de la colección de inconstitucionalidades que el mismo contiene; sin que se dieran argumentos del mismo peso y talante a su favor, como los esgrimidos por la oposición sociopolítica y civil al expediente legislativo 21.336.

Vistas así las cosas, muchos tememos que se repita la historia en cuanto a que la lucha de poder en el seno de la alta magistratura incida en el pronunciamiento de la Sala Cuarta, tal y como pasó con el proyecto de combo fiscal. Siguen existiendo dos bandos en las alturas del olimpo judicial del país y esto no es ninguna novedad. Por el contrario, es un secreto a voces.

Uno de ellos, está firme en cuanto a considerar que la piedra angular de la estabilidad política del país sigue siendo la Constitución Política del 7 de noviembre de 1949. El bando pro-Constitución es el que, precisamente, estima que la Constitución de 1949 debe estar por encima de lo fiscal, pues son los Derechos Humanos y el Humanismo cristiano lo que da fundamentación a nuestra actual Carta Magna.

El otro bando cree que es la estabilidad macroeconómica-fiscal de signo neoliberal, lo que permite que el país “flote”, aunque haya miles y miles de personas ahogadas por la desigualdad social y por la exclusión económica. Para este bando, la Constitución de 1949 está en segundo plano pues es lo fiscal lo que controla el todo de la sociedad.

En ocasión del conflicto sociopolítico nacional con el proyecto del combo fiscal (hoy ley 9635, ampliamente repudiada en los más diversos sectores sociales), creímos que, luego del pronunciamiento de Corte Plena, en el sentido de que el combo fiscal le afectaba en cuanto a la organización y al funcionamiento del Poder Judicial; creímos que (repetimos), que la Sala Cuarta diría que se ocupaban 38 votos, mayoría calificada, para convertir en ley al expediente legislativo 20.580, en ese entonces. ¡No resultó así! La magistratura constitucional dijo que no era necesario tal mayoría calificada y el combo pasó, en segundo debate, con 34 votos diputadiles. Lo fiscal de signo neoliberal se impuso a lo constitucional de signo humanista.

¿Influirá esta pugna político-ideológica al momento de la emisión del pronunciamiento constitucional a la consulta diputadil con relación al proyecto Ley Marco de Empleo Público? El ciudadano que escribe esto que usted está leyendo piensa que sí.

Se nos dio cuenta de que durante la tramitación legislativa del indicado proyecto mucho de su contenido llegó extraparlamentariamente. Hubo reuniones secretas, espuriamente denominadas “sesiones de trabajo”, en las cuales se dio línea acerca de cómo debía ser redactado ese proyecto Ley Marco de Empleo Público (o, al menos, los artículos más sensibles del mismo).

Un amanuense que se percibe a sí mismo como el único capaz de interpretar la verdad contenida en la Constitución Política del 7 de noviembre de 1949, ejecutó una especie de sicariato ideológico en contra de la misma a la hora de la tramitación de tan perversa iniciativa. Sus criterios, lamentablemente, fueron incluidos en la misma pues la base de su imposición fue la ignorancia diputadil en no pocos casos.

Ahora está pretendiendo hacer lo mismo con la Sala Cuarta, mediando mensajes teledirigidos a la misma, sin descartar que haya otras formas comunicacionales secretas para lograr que le pase al proyecto Ley Marco de Empleo Público lo mismo que pasó con el combo fiscal: el totalitarismo fiscalista de signo neoliberal se impuso a la forma costarricense de organizar constitucionalmente su vida en sociedad.

Sala Cuarta y Empleo Público

Albino Vargas Barrantes, Secretario General (ANEP)

En estos mismos momentos en que usted nos hace el honor de leer este artículo, en la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, la conocida Sala Cuarta, se examina la denominada Consulta Facultativa de Constitucionalidad promovida por varios señores diputados y por varias señoras diputadas, sobre el proyecto denominado Ley Marco de Empleo Público, expediente legislativo No. 21.336. Se trata de un voluminoso documento de 247 páginas.

Como ciudadano costarricense que soy, le comparto a usted un sentimiento muy extendido entre amplios sectores de nuestra comunidad nacional, acerca del contexto sociopolítico en que el indicado alto tribunal de la República entra al análisis de la mencionada consulta legislativa. Se trata de consideraciones que, con respeto y con sinceridad, dejamos plasmadas en el presente comentario.

Desde este lado de la acera estamos convencidos de que la Sala Cuarta está analizando el expediente más delicado y sensible desde que ella misma fue establecida, en 1989; incluso, mucho más sensible que el proyecto de ley que comúnmente fue conocido como combo fiscal, que tuvo que analizar a finales del año 2018.

Bastantes personas, sectores, gente muy bien informada y documentada; juristas de mucho talante en materia de Democracia y de división de poderes e, incluso, especialistas en Derecho Internacional en el campo de los Derechos Humanos y de los conceptos filosófico-ideológicos e históricos en materia democracia representativa; han estado alertando de que este proyecto, Ley Marco de Empleo Público, representa (en palabras y conceptos nuestros), un Golpe de Estado parlamentario a la Constitución de 1949.

Sin embargo, para el primer debate que dio la actual Asamblea Legislativa a tal proyecto, 32 personas diputadas desoyeron toda la amplia gama de criterios sólidamente fundamentados, que alertaban de la colección de inconstitucionalidades que el mismo contiene; sin que se dieran argumentos del mismo peso y talante a su favor, como los esgrimidos por la oposición sociopolítica y civil al expediente legislativo 21.336.

Vistas así las cosas, muchos tememos que se repita la historia en cuanto a que la lucha de poder en el seno de la alta magistratura incida en el pronunciamiento de la Sala Cuarta, tal y como pasó con el proyecto de combo fiscal. Siguen existiendo dos bandos en las alturas del olimpo judicial del país y esto no es ninguna novedad. Por el contrario, es un secreto a voces.

Uno de ellos, está firme en cuanto a considerar que la piedra angular de la estabilidad política del país sigue siendo la Constitución Política del 7 de noviembre de 1949. El bando pro-Constitución es el que, precisamente, estima que la Constitución de 1949 debe estar por encima de lo fiscal, pues son los Derechos Humanos y el Humanismo cristiano lo que da fundamentación a nuestra actual Carta Magna.

El otro bando cree que es la estabilidad macroeconómica-fiscal de signo neoliberal, lo que permite que el país “flote”, aunque haya miles y miles de personas ahogadas por la desigualdad social y por la exclusión económica. Para este bando, la Constitución de 1949 está en segundo plano pues es lo fiscal lo que controla el todo de la sociedad.

En ocasión del conflicto sociopolítico nacional con el proyecto del combo fiscal (hoy ley 9635, ampliamente repudiada en los más diversos sectores sociales), creímos que, luego del pronunciamiento de Corte Plena, en el sentido de que el combo fiscal le afectaba en cuanto a la organización y al funcionamiento del Poder Judicial; creímos que (repetimos), que la Sala Cuarta diría que se ocupaban 38 votos, mayoría calificada, para convertir en ley al expediente legislativo 20.580, en ese entonces. ¡No resultó así! La magistratura constitucional dijo que no era necesario tal mayoría calificada y el combo pasó, en segundo debate, con 34 votos diputadiles. Lo fiscal de signo neoliberal se impuso a lo constitucional de signo humanista.

¿Influirá esta pugna político-ideológica al momento de la emisión del pronunciamiento constitucional a la consulta diputadil con relación al proyecto Ley Marco de Empleo Público? El ciudadano que escribe esto que usted está leyendo piensa que sí.

Se nos dio cuenta de que durante la tramitación legislativa del indicado proyecto mucho de su contenido llegó extraparlamentariamente. Hubo reuniones secretas, espuriamente denominadas “sesiones de trabajo”, en las cuales se dio línea acerca de cómo debía ser redactado ese proyecto Ley Marco de Empleo Público (o, al menos, los artículos más sensibles del mismo).

Un amanuense que se percibe a sí mismo como el único capaz de interpretar la verdad contenida en la Constitución Política del 7 de noviembre de 1949, ejecutó una especie de sicariato ideológico en contra de la misma a la hora de la tramitación de tan perversa iniciativa. Sus criterios, lamentablemente, fueron incluidos en la misma pues la base de su imposición fue la ignorancia diputadil en no pocos casos.

Ahora está pretendiendo hacer lo mismo con la Sala Cuarta, mediando mensajes teledirigidos a la misma, sin descartar que haya otras formas comunicacionales secretas para lograr que le pase al proyecto Ley Marco de Empleo Público lo mismo que pasó con el combo fiscal: el totalitarismo fiscalista de signo neoliberal se impuso a la forma costarricense de organizar constitucionalmente su vida en sociedad.

Votación de Empleo Público y corrupción de ¢78 mil mills.

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Los graves hechos de corrupción que el país conoció el pasado lunes 14 de junio, con la impresionante cantidad de dinero involucrada de, al menos, 78 mil millones de colones (poco más de 125 millones de dólares estadounidenses) en presunto tráfico de influencias y sobornos de todo tipo, en materia de licitaciones para construir obra pública en infraestructura vial, altera la agenda-país que tramita la actual Asamblea Legislativa.

El golpe a la institucionalidad es demoledor si nos atenemos a que, por segunda vez, la Casa Presidencial, políticamente habitada por Carlos Alvarado Quesada, es allanada en una misma Administración gubernativa. Hecho inédito desde la fundación de la Segunda República, en 1949.

El proyecto-expediente legislativo No. 21.336, denominado Ley Marco de Empleo Público, no debe ser votado ni ahora, ni pronto. Ha perdido toda legitimidad política, más allá de las aberraciones jurídico-constitucionales que contiene para todos los gustos.

Las dimensiones de este escándalo de los 78 mil millones de colones “desviados”, pulverizó la escasa credibilidad que le quedaba al Poder Ejecutivo para impulsar esta nefasta iniciativa de ley. 

Las actuales personas diputadas integrantes de la Asamblea Legislativa no se pueden sustraer a esta realidad política; no pueden fingir que nada está pasando y mirar para otro lado.

Por otra parte, nada ético es utilizar la pandemia para promover reformas estructurales de tanta profundidad como las pretendidas en el indicado proyecto de ley, que contiene transformaciones constitucionales de facto.

Es más, resulta inmoral actuar políticamente así, en las actuales condiciones sociopolíticas y sanitarias del país, impulsando medidas regresivas en materia de Derechos Humanos; un cuadro que, claramente, se dibuja en todos los extremos de ese expediente legislativo 21.336 que pretende ser votado, en primer debate, en próximas horas.

Tal proyecto de ley no es parejo. No se vale que un solo sector, como el del empleo público, asuma cargas desproporcionadas en nombre de la austeridad fiscal, cuando hoy nos enteramos que el gobierno es un reducto de actos de corrupción de carácter público-privado por medio de contrataciones públicas que afectan las finanzas públicas; cuando más recursos se necesitan para afrontar una pandemia cuyas dolorosas circunstancias provocan que, lo que más hace falta, son esos recursos para salvar vidas.

La presente Asamblea Legislativa, cada uno de ustedes, señoras diputadas y señores diputados, deben ser drásticos en la exigencia de cuentas al Poder Ejecutivo; no aprobando leyes, además con gran cantidad de vicios de inconstitucionalidad anunciados, sino evitando allegarle más recursos que todavía no tienen garantía de un manejo adecuado ni transparente.

Pedimos y exigimos coherencia en el discurso y la narrativa legislativa en los momentos más aciagos que afronta el país. Coherencia no es aprobar leyes a golpe de tambor aprovechando la presión de una agenda del Ejecutivo que hoy ha quedado totalmente desacreditado. No merece este gobierno tanta pleitesía legislativa, sino un control institucional responsable y digno. Antes de aprobar la Ley Marco de Empleo Público, o cualquier otra ley que no cumpla con paridad en las cargas tributarias, no se puede legislar de espaldas a un sector de la población que ya no resiste más regresividades a sus Derechos Humanos.

La ecuación es sencilla: Cuando el Ejecutivo demuestre que es probo, que es eficiente en la recaudación de impuestos y, sobre todo, que puede evitar, preventivamente, escandalosas corruptelas como esta de los 78 mil millones de colones; es cuando ha de merecer la confianza del Legislativo para aprobar leyes con recursos sanos para enfrentar las crisis existentes.

Si nos atenemos a la tesis de que este Gobierno ha tratado de justificar la aprobación de la Ley Marco de Empleo Público generando indebida presión para cumplir con el “acuerdo” con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pues se trata casi de un compromiso político-personalísimo de la cabeza del Poder Ejecutivo, Carlos Alvarado Quesada, cuya credibilidad está irreparablemente lesionada; corresponde entonces invocar en sus curules las palabras de la Directora-Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, misma que, respecto a la crisis del covid 19 ha dicho: 

«Los costos humanos de la pandemia del coronavirus ya son inmensurables y es preciso que todos los países trabajen en colaboración para proteger a la gente y limitar el daño económico. Este es el momento de actuar con solidaridad…». 

Y respecto a los enfoques a seguir, nuestra Asamblea Legislativa, más que seguir reprimiendo con impuestos y cargas al empleo público, debiera enfocarse en proyectos para una senda hacia la recuperación basada, según el FMI, en las siguientes prioridades: Defender la salud de las personas; evitar la retirada prematura de las políticas de apoyo; aplicar una política fiscal flexible y orientada hacia el futuro; y, abordar el elevado nivel de la deuda pública y su pago abusivo diario de intereses.

Finalmente, cuando ustedes, como legisladores y legisladoras, quieran justificar la aprobación de la Ley Marco de Empleo Público con un discurso fácil y trasnochado de combate a supuestos privilegios y no a derechos; piensen primero si el frío está en las cobijas, o más bien en las inveteradas prácticas de corrupción que ahora delatan que el peor impuesto que tiene el pueblo es, precisamente, la corrupción.

No sean cómplices legislativos para quitarles salarios y derechos a los empleados públicos para trasladarlos a escandalosas contrataciones a duopolios privados y a algunos funcionarios corruptos. Hoy, nuevamente, se demuestra que no son las personas trabajadoras asalariadas del empleo público, las enemigas del pueblo. Su abrumadora mayoría trabaja dentro del margen de la ley.

“Vamos a cerrar el CONAVI y sus hermanitas”

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Vamos a cerrar el CONAVI y sus hermanitas perversas”, fue un mensaje escrito por el entonces candidato presidencial del Partido Acción Ciudadana (PAC), Luis Guillermo Solís Rivera, en su cuenta de twitter, el 13 de diciembre de 2013; compromiso de campaña que, por supuesto, y siendo Presidente de la República (2014-2018) no honró… como suele suceder.

Don Luis Guillermo escribió, además, lo siguiente: “Propongo decretar emergencia nacional para intervenir adecuadamente la red vial nacional. Lo haremos con los recursos que el país tiene y son suficientes, en un ejercicio riguroso para no repetir nunca más los horrores de la Trocha fronteriza. ¡Es posible hacer infraestructura sin corrupción!”.

Sin duda alguna, le corresponde al Partido Acción Ciudadana (PAC), con dos gobiernos seguidos uno del otro, la responsabilidad política fundamental por el escándalo de corrupción que salió a flote este pasado lunes 14 de junio, con las “espectaculares” acciones y detenciones que efectuó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), a raíz del presunto tráfico de influencias y otorgamiento de sobornos por parte de las mega-empresas constructoras MECO y H Solís; indicando el máximo jerarca policial, don Wálter Espinoza Espinoza, que se podría estar hablando de un “desvío” de dineros por el orden de, al menos, 78 mil millones de colones.

El CONAVI sufre el más duro golpe a su credibilidad y a su transparencia y bien podría indicarse que ha quedado “listo” para su liquidación institucional. Entendemos, aunque nunca fue claro, que las “hermanitas perversas” del CONAVI, según lo planteara el hoy expresidente de la República, Luis Guillermo Solís Rivera, lo son el Consejo de Transporte Público (CTP) y el Consejo de Seguridad Vial (COSEVI).

Sobre el CTP, desde hace tiempo, pesan graves cuestionamientos, especialmente porque se considera que el empresariado autobusero del país ejerce una gran influencia política en su seno, contrastando con la situación de total indefensión que tienen las personas usuarias de los servicios públicos modalidad autobús.

Lo que aflora con gran potencia, aunque estemos a primeras horas del destape del escándalo con licitaciones para construcción de grandes obras viales, es la imperiosa necesidad de una revisión estructural del modelo de concesión de obra pública; el ejercicio ciudadano de una gran auditoría sobre los miles y miles y miles de millones de colones de fondos estatales que las mega-empresas constructoras cuestionadas han recibido durante un período de 20 años, a partir del año 2002, al menos; la naturaleza de los controles y de las autorizaciones de parte de la Contraloría General de la República (CGR); entre otros aspectos con la privatización de la construcción de infraestructura vial.

Y no hay duda de que, si del CONAVI se trata, sus “hermanitas perversas” merecen un profundo abordaje auscultador, también. Porque vale preguntarse, en qué medida en ellas se ha dado una desnaturalización perversa de su finalidad objetiva de servicio público para dar paso a, por una parte, al desarrollo de ente “facilitador” de lucro mercantil privado, en esencia; y, por otra, cuántas prácticas indebidas, por no decir corruptas, podrían estarse manifestando en las narices de la propia ciudadanía y de sus altos responsables políticos.

El señor Expresidente de la República, don Luis Guillermo Solís Rivera, constatamos hoy, se equivocó de cabo a rabo, cuando habló de “no repetir nunca más los horrores de la Trocha fronteriza”. Con lo del CONAVI tales horrores se superaron cualitativa y cuantitativamente en grado sumo.

Perfil de personas pensionadas del Seguro IVM fauleados y a la espera de zancadilla (parte 2)

Por Rodrigo Arias López, Actuario Matemático

(Parte 2)

Recordemos que en el año 2018 la Junta Directiva de la CCSS (JD-CCSS) -luego de más de 70 años de dejar en el olvido una adecuada gestión de IVM- decidió, para que IVM no colapsara dos años antes de lo previsto, que  tenía que evitar que las pensiones más bajas llegaran a ser iguales al 50% del salario mínimo, sin importar que el balance neto para la CCSS fuera negativo (Ver https://surcosdigital.com/la-logica-de-la-junta-directiva-de-la-ccss-fauleadas-154807-pensiones-bajas/?fbclid=IwAR0D2piMsP5i5WodNR47bI6NEn4f4m2ePREfFBZHA6si6SnIdiqmxT4Lu50). A ese grupo formado por más de la mitad de los pensionados de IVM con pensiones por debajo de medio salario mínimo, lo llamaré “Fauleados en 2018”, sin descartar que vuelva a ser zancadilleado en los próximos tres meses con el anuncio reciente de la JD-CCSS, para darle cuidados paliativos al paciente que ella misma dejó sin atender durante más de 7 décadas. Al grupo restante, que también podría ser invitado a “darle oxígeno” al moribundo, como seguro serán llamados los 3 millones de afiliados actuales y los futuros, le llamaré “A faulear en 2021”.  En el Cuadro N° 1 se presentan ambos grupos distribuidos según quinquenios en que sus integrantes se pensionaron, por riesgo (Invalidez, vejez, viudez, orfandad, padres y hermanos). Los datos corresponden a la planilla de noviembre de 2020; en el caso de muerte los datos son estimados, pues no dispongo de la información completa.

En este cuadro queda claro que en 2018 la JD-CCSS eliminó la expectativa de crecimiento de la zanahoria que con bombos y platillos anunció en el año 2005, cuando engañó a la población diciéndole que le había dado oxígeno a IVM hasta el año 2045, orientada por los expertos de la Organización Internacional del Trabajo. Me pregunto si en esta ocasión esos consejeros que hoy se esconden, han sido reemplazados por expertos de la OCDE para hacernos creer que las mentiras son verdades (Ver https://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/451359/ocde-tras-pensi-n-a-los-67-a-os).

No me extrañaría que el perfil del grupo de fauleados que hoy recibe la pensión mínima en IVM, sea el ejemplar idóneo que doña Rocío Aguilar Montoya anhela para convalecer al enfermo y completar el proyecto de quienes viven de las cuentas individuales (Ver Cuadro N° 2 y “Fijemos la ruta para el futuro de las pensiones” en La Nación del 9/5/2021). Si mi sospecha se materializa -espero que no- el 100% de los pensionados de IVM, incluyendo los futuros, podría estar en el grupo de los fauleados.

Recordemos que con la zancadilla de marras la JD-CCSS se “ahorrará” unos 42 mil millones de colones en 2021, cifra que representa un 15% del gasto anual en pensiones de los fauleados (ver Cuadro N° 3); un 4% del gasto anual del grupo que espera ser gorreado y un 3% del gasto total. Esa es la lógica que prevalece en los directivos que integran la JD-CCSS; pero con ello le recordaron al grupo más débil que debe seguir de rodillas en primera línea, similar a quienes dependen de los fondos de FODESF. 

Los datos sobre cuotas y salarios promedio de referencia de IVM anteriores al año 2001 no están completos debido a que la CCSS no cuenta con toda la información anterior al año 1975. Además, no dispongo de suficiente información sobre fallecidos activos y pensionados de IVM. Por tales motivos en el Cuadro N° 4 solamente presento información de quienes se pensionaron por invalidez y por vejez a partir del año 2001.

Para comprender mejor los datos del Cuadro N° 4 es necesario tomar en cuenta lo siguiente. 1) En el período 2001-2005 se aplicó obviamente el reglamento vigente antes de la reforma de 2005. 2) De 2006 a 2010 se aplicó principalmente el reglamento de antes de 2005, y el retiro anticipado con 300 cuotas. 3) De 2011 a 2015 se aplicaron los dos reglamentos, con mayor intensidad el de la reforma de 2005. 4) En el período 2016-2020 básicamente entró a funcionar la reforma completa de 2005 y la eliminación del retiro anticipado acordada en 2015 por la JD-CCSS. 5) Las tasas de reemplazo (Monto de pensión inicial / Monto del salario promedio de referencia) no pueden comparase unas con otras de manera directa, porque el salario promedio de referencia cambió y se han aplicado dos reglamentos.

Teniendo claro lo anterior las principales conclusiones que se derivan del Cuadro N° 4 sobre quienes se pensionaron en 2001-2020, son las siguientes. 1) La JD-CCSS fauleó principalmente a los pensionados más viejos, que aportaron menos cuotas y obviamente a quienes tenían pensiones más bajas. 2) Los pensionados por invalidez fauleados cotizaron 15 años en promedio y los de vejez 22 años; con tasas de reemplazo promedio de 73% y 75% en promedio, respectivamente; se pensionaron a los 55 años y a los 65 años de edad en promedio, respectivamente y actualmente tiene 65 años y 71 años de edad, en promedio, respectivamente. Los valores respectivos para quienes esperan ser fauleados son: 25, 35, 60%, 64%, 53, 62, 62 y 69. 3) Con la reforma de 2005 prácticamente al 100% de aplicación en 2016-2020, tanto los fauleados como los que están a la espera de zancadilla, tuvieron una tasa de reemplazo del 61% en caso de vejez; en invalidez estos valores son 63% y 57%, respectivamente. Los fauleados en caso de vejez se retiran a los 65 años de edad con 21 años cotizados en promedio; los aún no fauleados se retiran a los 62 años con 35 años cotizados en promedio.

Sin menospreciar el buen entendimiento ni la inteligencia de los lectores de Surcos, me permito mencionar que la RAE define claramente lo que es un “faul” (como podría ser una zancadilla) y lo que significa “transparente” (de transparencia), el primero muy utilizado y el segundo muy rara vez usado. La RAE define “Faul: En una competición deportiva, infracción del reglamento consistente en una entrada brusca de un jugador contra un rival”. Todo apunta a que las cifras presuntamente maquilladas que tuvo la JD-CCSS la nublaron, por lo que se alistó sin pensarlo dos veces para un match no avisado y sin árbitro contra el equipo más débil.  ¿Recuerdan los lectores lo que dice el Artículo 29 del Reglamento de IVM en conjunto con el acuerdo del año 2013 de la JD-CCSS? ¿Será un faul aún más brusco y artero el que la JD-CCSS ocasionará a pensionados y afiliados cuando juegue el segundo tiempo, esta vez anunciado para dentro de tres meses? ¿Se jugará sin árbitro? Recordemos que los asegurados pagamos ₡5 mil millones anuales para que la Auditoría Interna de la CCSS revise que los fondos y reservas que administra la CCSS se gestionen conforme a la normativa legal vigente, con transparencia y para la satisfacción del interés público, como lo ordena el artículo 3 de la “Ley contra la Corrupción y el Enriquecimiento Ilícito en la Función Pública” que dice lo siguiente:

Artículo 3º-Deber de probidad. El funcionario público estará obligado a orientar su gestión a la satisfacción del interés público.  Este deber se manifestará, fundamentalmente, al identificar y atender las necesidades colectivas prioritarias, de manera planificada, regular, eficiente, continua y en condiciones de igualdad para los habitantes de la República; asimismo, al demostrar rectitud y buena fe en el ejercicio de las potestades que le confiere la ley; asegurarse de que las decisiones que adopte en cumplimiento de sus atribuciones se ajustan a la imparcialidad y a los objetivos propios de la institución en la que se desempeña y, finalmente, al administrar los recursos públicos con apego a los principios de legalidad, eficacia, economía y eficiencia, rindiendo cuentas satisfactoriamente.”.

Nadie dudaría que un árbitro pite en contra de quienes anualmente con sus aportes pagan su salario; mucho menos que permita zancadillas arteras o goles fuera de fuego que todos los espectadores pueden ver.

La RAE define “Transparente: Que se deja adivinar o vislumbrar sin declararse o manifestarse. Claro, evidente, que se comprende sin duda ni ambigüedad”.  Sobre un asunto tan importante como la transparencia de la información para la toma de decisiones, como en el caso de IVM, muchos se preguntarán: ¿Antes de tomar las decisiones que ya tomó y las que tomará en tres meses, la JD-CCSS ha sido transparente? ¿Le ha mostrado a la población estadísticas como las que se presentan en esta humilde publicación? ¿Ha dicho la verdad a los asegurados en el tema de las proyecciones actuariales? ¿Cuál es la suficiencia de los montos de las pensiones y la condición de pobreza de los pensionados de IVM? ¿El envejecimiento de la población, la reducción de las tasas de fecundidad y el aumento de la informalidad son los verdaderos responsables de llevar a la bancarrota al IVM?

En la página 15 de la obra “El derecho de acceso de los Ciudadanos a la Información Pública” su autor Alejando Fuenmayor nos comunica lo siguiente (Descargar en https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwjQlN_P7IHxAhVpnuAKHcgTDg8QFjAAegQIAxAD&url=http%3A%2F%2Fportal.unesco.org%2Fes%2Ffile_download.php%2F561ff4bc2719856c5184270296fc48f5EL%2BDERECHO%2BDE%2BACCESO%2BDE%2BLOS%2BCIUDADANOS%2BA%2BLA%2BINFORMACION%2BPUBLICA.pdf&usg=AOvVaw1KbDFr9NURa1Na79SBunof):

En este orden de ideas, también se puede apreciar la definición sobre el derecho de la información de los autores Jean Marie Auby y Robert Ducos-Ader, quienes lo conciben como el conjunto de reglas jurídicas aplicables a la información en su sentido activo y pasivo; es decir, tanto la difusión de la información como la recepción por sus destinatarios. Este derecho frente al público consiste en reconocer a los individuos no solamente el derecho a recibir la información existente, sino además la aptitud jurídica de ser beneficiario de una información “efectiva” y conforme a lo que establece la propia noción de información “objetiva”. Los citados autores consideran que la noción de información implica “la neutralidad” en todo lo concerniente a su finalidad, y “la objetividad” en lo concerniente a su contenido. La doctrina del derecho a la información es la base fundamental para el ejercicio del derecho de acceso de los ciudadanos a la información pública del Estado.”

G7: conmoción tributaria global

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Es inobjetable que el acuerdo político-global del grupo de países capitalistas de más poderío económico y militar del planeta, para ponerle un impuesto a las ganancias de las empresas multinacionales (ETN) de, al menos el 15%, y que lo paguen en los países donde operan, constituye una verdadera conmoción tributaria global.

El G7, integrado por Alemania, Canadá, Francia, Estados Unidos, Italia, Japón y Reino Unido (aunque conviene hablar con más propiedad de la Unión Europea -UE-); tuvieron una cumbre de ministros de Finanzas, en la ciudad británica de Londres, el pasado sábado 5 de junio de 2021, estableciendo lo que en idioma español conoceremos como el “impuesto mínimo global a las multinacionales”.

Los diversos reportes de la prensa internacional a los que tuvimos acceso en las últimas horas (particularmente, RT -Russia Today-, BBC News/Mundo -británico-, y DW Noticias -alemán-), dan cuenta de lo siguiente: “Los ministros de Finanzas del grupo G7, reunidos en Londres, acordaron luchar contra la evasión fiscal a través de medidas para que las empresas paguen en los países donde hacen negocios.

También acordaron una tasa impositiva corporativa mínima global que será, en principio, del 15%; agregando que tal acuerdo “ejercerá presión sobre otros países para que sigan su ejemplo, algo que podría verse en la reunión del G20 el próximo mes” (julio).

Es de tal magnitud este acuerdo del G7, que transcribimos parte del análisis que hace el señor Faisal Islam, editor de la sección de economía de la BBC del Reino Unido: 

“El derecho a cobrar impuestos es la esencia del poder soberano. Por eso es tan difícil la acción internacional coordinada. Este ha sido el sueño de activistas y principalmente de ministros de finanzas europeos durante años. Hace solo unos meses atrás ellos ni pensaban que esto podría ser posible. Pero la necesidad de llenar las arcas vaciadas por la pandemia y la llegada del gobierno de Biden a Estados Unidos crearon el momento oportuno. Sin embargo, hubo un gran compromiso para que esto se convierta en realidad. Una tasa mínima de impuesto sobre las corporaciones del 15% es bastante baja. Aunque los ministros de Finanzas europeos incluyeron la frase ‘al menos un 15%’, que ofrece un camino para aumentar esa cifra. El impacto real de este cambio dependerá de la letra chica de las negociaciones en curso”.

Llegar a este punto supone, por una parte, una conclusión política fundamental de nuestro tiempo contemporáneo: la globalización neoliberal es un fracaso y nos ha generado vivir en la época de la mayor desigualdad en la historia de la Humanidad misma, con altísimo riesgo de la preservación del propio planeta Tierra; conclusión a la que han llegado las mentes más sanas, más estudiosas, más responsables del mundo actual, provenientes de las más diversas fuentes del pensamiento filosófico-ideológico y político.

Por otra parte, la corriente sindical en la cual hemos estado militando todos estos años, misma que actualmente catalogamos como no alineada (con base en el escenario abierto de conformidad a la hegemonía económico-política dominante en nuestro país), hemos sido parte de ese “sueño de activistas”, del que habla el señor de la BBC, integrando las principales corrientes sindicales globales que han venido luchando contra esta perversa globalización neoliberal.

Seguros estamos de que los compañeros y las compañeras integrantes de la Confederación Sindical de Trabajadores y de Trabajadoras de las Américas (CSA), así como de la Confederación Sindical Internacional (CSI), de las cuales formamos parte, tienen el mismo sentimiento de satisfacción que en nosotros genera el acuerdo global del G7. En esta línea es importante destacar lo siguiente:

UNO: Es obvio que el G7 adopta esa decisión ante la constatación de que este capitalismo neoliberal, desenmascarado totalmente por la pandemia, tiene un altísimo riesgo sistémico que amenaza con derribar sus propias democracias, altamente contaminadas por exclusión social y económica a todo nivel. La democracia costarricense también exhibe ya estos dolorosos flagelos. La desigualdad, la espantosa concentración de la riqueza y la pandemia han puesto a los países del G7 (y a Costa Rica, también), contra la pared.

OS: Para el caso costarricense, que tenemos bastante tiempo de plantear la imperiosa necesidad de una Transformación Tributaria Estructural, este acuerdo del G7, aún en pañales, repotencia nuestra cruzada cívico-obrera al respecto. De un modo u otro, nos da la razón acerca de que nuestra prédica de que el sistema tributario costarricense es injusto y es corrupto, ha estado transitando el camino correcto.

TRES: Este asunto de la conmoción tributaria global que supone el acuerdo del G7 y sus repercusiones en países como el nuestro; indican que a nivel de Costa Rica el asunto se vuelve estratégico de cara a la campaña de las elecciones presidenciales y diputadiles de febrero de 2022. La corriente sindical en la cual militamos y los sectores sociales que caminamos juntos en estas luchas, nos encargaremos de que así sea.

Queremos empezar por que se discuta, ampliamente, el informe legislativo de Los papeles de Panamá; por discutir sobre un impuesto solidario a las zonas francas y porque se deseche el acuerdo que Alvarado Quesada le quiere imponer al país con el FMI.

PLN: Convención y números

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

A pocas horas de concluida la convención para la elección de candidato presidencial en el Partido Liberación Nacional (PLN), un sencillo análisis de los resultados numéricos de la misma, efectuado desde este lado de la acera (la de la lucha social no alineada), nos permite resaltar los siguientes datos.

Aclaramos que hacemos uso de un mensaje de “uasap” que nos llegó la noche de este pasado domingo 5 de junio de 2020, recibido de parte de una persona ciudadana amiga de las luchas sociales y cívicas, la que, a su vez, reprodujo un “anónimo”.

En todo caso, politólogos, sociólogos, mercadólogos, analistas electorales y formuladores de encuestas “se darán cuatro gustos”, comentando el resultado electoral del PLN y cómo a partir del mismo, el escenario político nacional se calentará intensamente.

Dato 1: Se proyecta un total de 360 mil votos en la convención del PLN y si se compara con la del 2018, habría una disminución cuantitativa de 70 mil; es decir, un decrecimiento del 16%. Habría que analizar el dato de cuántas personas electoras estaban inscritas para las elecciones generales del 2018 y cuántas al pasado domingo 5 de junio. Es evidente que, el PLN ha retrocedido en preferencias.

Dato 2: Las autoridades partidarias del PLN no pueden sostener la tesis de que todas las personas votantes en su convención sean parte de la “familia liberacionista”. Eso es un eslogan de campaña con finalidad subjetivo-emocional para apelar al sentimiento histórico que una vez hizo grande al PLN. Muchas personas votantes en favor de las otras pre-candidaturas no eran “familia liberacionista”, particularmente para el caso de don Rolando Araya Monge. Tenemos sobradas razones para sostener este criterio.

Dato 3: Don José María Figueres Olsen ganó la convención PLN sin alcanzar, al menos de manera contundente, el 40% de las personas votantes en la misma. Dicho de otra forma, un poquito más del 60% no creyó en su propuesta.

Dato 4: Él estaría obteniendo unos 144 mil votos de los 360 mil que acudieron a votar el domingo 5 de junio de 2021. Esto es una cantidad menor de la que obtuvo en la convención para las elecciones del 2018, que fueron 154.830 votos en su favor.

Dato 5: En la pasada convención del PLN, el ganador, don Antonio Álvarez Desanti (AAD), obtuvo 191.217 votos. Entonces, ¿qué caudal de votos le dio “Toñito” a Figueres en esta convención? Al parecer, absolutamente ninguno. También se podría decir que ya el señor AAD no tiene base electoral alguna pues en cuatro años ésta quedó pulverizada.

Dato 6: El padrón electoral nacional para febrero de 2022, podría andar en 3 millones 650 mil personas potencialmente votantes. En tal sentido, en la pasada convención del PLN habría votado el 10% del padrón electoral; cifra sumamente lejana al 40% constitucional para ganar, en primera ronda, la venidera elección presidencial.

Dato 7: En lo particularmente específico, y dado que el Sr. Figueres Olsen no estaría llegando al 40% del voto de la convención PLN del pasado domingo 5; nos lleva a concluir que, del total del padrón electoral nacional previsto para febrero de 2022, él apenas estaría en estos momentos con un 4% del mismo.

Conclusión: Desde nuestra perspectiva, tal y como lo venimos afirmando de manera sostenida a lo largo de los últimos años, la traición a los valores fundacionales y a los principios clásicos de la socialdemocracia, están PASANDO FACTURA, de manera muy dura al Partido Liberación Nacional.

Particularmente, esa traición ha quedado más marcada con el co-gobierno del PLN y la administración del PAC-Alvarado Quesada en la presente gestión ejecutiva y legislativa. El PLN perdió a las capas medias que él mismo contribuyó a crear.

En especial, gran parte de la clase trabajadora asalariada del sector Público, gran parte del sector agropecuario nacional micro-pequeño y mediano productor, así como la producción y el comercio mismo para el mercado interno, han sentido abandono de las políticas públicas de inclusión social y económica, “hijas doradas” del liberacionismo clásico.

El PLN volvería a “respirar” socialdemocracia si se decide a romper con la plutocracia reinante y su neoliberalismo fundamentalista. Y si así fuese, según nuestra visión desde el sindicalismo sociopolítico no alineado, el pronóstico es muy reservado.

¡Policías sin derechos humanos fundamentales!

Si bien la Ley 7410, en el numeral 2, señala que los funcionarios policiales son funcionarios públicos, simples depositarios de la autoridad, por una parte; y, por otra, nuestra Carta Magna establece en el artículo 12 la prescripción del ejército como institución permanente; lo cierto es que nuestras fuerzas de policía tienen un modelo de corte militar, con un mando vertical que, inclusive, establece sanciones para los funcionarios de escala básica que no cumplan con la “obligación” de hacer el saludo militar al momento de cruzarse con un funcionario de rango.

Lo anterior, se ve correlacionado con una serie de prohibiciones en el ámbito laboral, que no es acorde con el salario que perciben nuestros uniformados.

Por ejemplo: Se les prohíbe la celebración de una convención colectiva de trabajo, no pueden obtener un segundo trabajo para mejorar sus ingresos, no les asiste el derecho de pago de jornada nocturna establecido en el Código de Trabajo, tampoco lo establecido en el numeral 58 de nuestra Constitución Política; en torno con la jornada laboral de ocho horas, o sea, su jornada ordinaria tanto diurna como nocturna es de doce horas.

Pero todo esto no termina ahí. Tampoco le asiste el derecho a la familia, estipulado en el artículo 51 constitucional, porque al ser policía se “renuncia” a todo, inclusive a la familia. “Bienvenido a la Fuerza Pública”, fue la frase que alguna vez escuché.

Como si lo anterior no fuera suficiente, a nuestros policías, funcionarios públicos, simples depositarios de la autoridad, tampoco se les permite participar del derecho al sufragio, aunque se encuentren en tiempo libre, o sea, no les alcanzan los artículos 54, 90, 91 y 93 de nuestra Constitución Política.

ARTÍCULO 54.- Se prohíbe toda calificación personal sobre la naturaleza de la filiación.

ARTÍCULO 90.- La ciudadanía es el conjunto de derechos y deberes políticos que corresponden a los costarricenses mayores de dieciocho años.

ARTÍCULO 91.- La ciudadanía sólo se suspende:

1)  Por interdicción judicialmente declarada;

2)  Por sentencia que imponga la pena de suspensión del ejercicio de

     derechos políticos.

ARTÍCULO 93.- El sufragio es función cívica primordial y obligatoria y se ejerce ante las Juntas Electorales en votación directa y secreta, por los ciudadanos inscritos en el Registro Civil.

Inclusive, quedan fuera nuestros policías de lo indicado en la Convención Americana de Derechos Humanos:

Artículo 1- Obligación de Respetar los Derechos

1. Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que éste sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.

2. Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser humano.

Por cierto, hace falta voluntad política para dotar a nuestros cuerpos policiales de una póliza de vida que les brinde cobertura las veinticuatro horas del día, porque en la actualidad la póliza únicamente cubre si se da un evento dentro de la jornada laboral. Pero, así como a nuestros policías se les establece la condición de autoridad las veinticuatro horas del día, el riesgo les persigue durante esa misma cantidad de horas, por ello, la cobertura de la póliza debe ser 24/7.

Entre los pocos derechos que aún pueden ejercer nuestros uniformados, son el de asociación sindical y el de manifestación pacífica en tiempo libre, no obstante, es tal el nivel de “adoctrinamiento”, que de manera tacita se renuncia a ellos. Por último, el llamado régimen de excepción que se aplica a nuestros cuerpos policiales, debería concederles algunos derechos que permitan compensar el que sean excluidos de Derechos Humanos Fundamentales, como los supra indicados.

Lic. Mainor Anchía Angulo

Seccional ANEP Fuerza Pública