Reducir el salario de los empleados públicos

Lic. Benjamín Sevilla García, Secretario Juventud, ANEP

Me parece que la propuesta de reducir el salario de las personas trabajadoras del sector público es una desafortunada ocurrencia de quienes no tienen reparo en hacer gala de su ignorancia. Pero estoy convencido que insistir en tal decisión es un error que nos conduciría a consecuencias irreparables.

No es sólo porque constitucionalmente no proceda, aunque, eventualmente, estas ideas puedan tener el visto bueno de sus serviles leguleyos que tuercen la Constitución a conveniencia. El asunto es que estamos ante una emergencia sanitaria y las medidas que se adoptan en tales circunstancias obedecen a esa naturaleza. No se requiere mayor grado de inteligencia para darse cuenta que el salario tiene vinculación con una serie de derechos que no pueden ser limitados o suspendidos en momentos de emergencia.

Quizá las voces disidentes aleguen que el impacto del COVID-19 sobre la economía es una realidad ineludible, es verdad. Lo que no dicen es que las medidas que se deben adoptar no se limitan a reducir el salario de las personas trabajadoras o a despedirlas. Tal vez es momento de analizar las previsiones de aseguramiento que deben adoptar las empresas; o bien, la posibilidad de hacer recortes a las pensiones de lujo -aunque esas si gocen de protección política-; quizá sea momento para renegociar la deuda, en todo caso, se está hablando de utilidades, de una afectación temporal a la desmedida acumulación de riqueza y no de vidas humanas, como sucedería en eventuales despidos o recortes a los salarios.

Ser solidarios no implica quitarles el alimento a las personas trabajadoras, ser solidarios es pensar que las alternativas están en otro lugar y no en los salarios. En momentos críticos como los que estamos atravesando, debemos quitarle la voz a la politiquería y dársela a la Democracia, a los políticos serios, a los actores representativos de la sociedad, aunque sean oposición. En momentos como los actuales debemos escucharnos, porque la falta de empatía, la intolerancia y la confrontación, son pésimos consejeros en circunstancias turbulentas. Los trabajadores y las personas menos privilegiadas de la sociedad, siempre seremos mayoría y a veces la adversidad nos recuerda el “poder del soberano”.

En este momento lo que necesitamos es trabajar en alternativas, buscar opciones para reducir el impacto de la crisis y encontrar la manera de superarla. Cualquier decisión que se tome al margen de las personas trabajadoras -que al fin de cuentas son las que generan riqueza-, sería una estrategia errada. Costa Rica puede superar el distanciamiento por razones sanitarias, pero un distanciamiento por odios y por discrepancias no resueltas, sería fatal.

Cuando la Cámara de Empresarios se da la oportunidad de tener en su dirección personas inteligentes y con visión, no sólo las empresas se benefician, también las personas trabajadoras y el país. Esto hizo la diferencia en otros momentos de crisis, lo que pasa es que en la actualidad su falta de visión los lleva a enfrascarse en una lucha a muerte en contra del sector público. Me gustaría pensar que esta actitud mezquina no se debe a una estrategia para terminar de desmantelar el Estado social de Derecho o para buscar privatizar algunas instituciones del Estado. Lamentablemente, su propuesta de reducir el salario de los empleados públicos es muestra fehaciente de su ignorancia y de su mala fe.

Aun así, nuestro deber es llamar a la prudencia y hacerle ver a todas las personas que no se trata de una lucha entre trabajadores del sector privado contra el sector público. Que el despido o la reducción salarial de las personas trabajadoras es irracional.

Sindicalismo de las Américas frente a la pandemia

Confederación de Trabajadores y de Trabajadoras de las Américas (CSA)

El presente documento recoge una serie de medidas que ya están siendo planteadas por muchas de nuestras afiliadas en diversos países de las Américas en respuesta a la crisis.

Además de las formulaciones políticas de la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas (CSA), es imprescindible considerar el respeto de todos los Derechos Humanos, así como de los principios y derechos fundamentales en el trabajo tal como lo establece la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Igualmente, compartimos la sistematización de las respuestas sindicales a la Encuesta Mundial de la Confederación Sindical Internacional (CSI) sobre el COVID-19, que pueden servir como referencia de nuestra acción.

Es necesario tener presente que más allá de las respuestas urgentes y necesarias, esta crisis, antes de ser sanitaria y de salud pública, es una crisis del sistema económico neoliberal y evidencia el fracaso de sus políticas de reducción del Estado, de las privatizaciones, precarización del trabajo y de los derechos sociales.

Para la CSA, la verdadera respuesta a la crisis tendrá que orientarse en medidas de emergencia de mediano y largo plazo. La pandemia, además de mostrar el fracaso del neoliberalismo, abrirá una disputa sobre el modelo económico, social y político en las Américas y el mundo.

Las acciones de emergencia efectivas para garantizar la vida de las personas solo serán posibles con el abandono del paradigma neoliberal y la intervención estatal, basada en principios democráticos, en diversas áreas.

La opción democrática es la única forma de construir el camino para superar la crisis a mediano y largo plazo, a nivel regional e internacional. Las medidas del combate al virus no pueden ser confundidas con posturas autoritarias que se aprovechen de la situación para profundizar el autoritarismo, la exclusión y el ataque a países que son considerados como enemigos por las grandes potencias.

Defendemos el fin inmediato de los embargos financieros y sanciones económicas impuestas a Cuba y a Venezuela para garantizar la atención de la población en estos países. La CSA considera importante que esta medida sea adoptada en otras regiones del mundo. La defensa de la vida de las personas no puede ser confundida con oposición a gobiernos o sistemas políticos de signo ideológico diferente. Reafirmamos nuestra opción irrenunciable por la Democracia, por el Estado democrático de derecho y la soberanía de pueblos y naciones.

Hoy, los organismos multilaterales y los organismos financieros internacionales deben constituir un fondo mundial para financiar a todos los países para la atención de la población. El FMI, Banco Mundial, el BID, el G-20 deben abrir líneas de financiación a los países sin la exigencia de ajustes estructurales ni un incremento en el endeudamiento.

El fin de esas líneas de financiación es la atención a la población, el fortalecimiento de los sistemas de salud pública, la investigación para vacunas, de materiales hospitalarios, de los kits de pruebas masivas; así como también al abastecimiento de alimentos, de productos básicos de higiene, de vivienda para personas en situación de calle, de la renta mínima, del empleo y salarios para trabajadoras y trabajadores.

Defendemos la inmediata legislación para imponer impuestos a las grandes fortunas, las herencias y la ganancia de las grandes empresas. Especialmente a los capitales especulativos del sector financiero y las guaridas fiscales, que continúan ocultando los dineros de la corrupción, el narcotráfico y otros crímenes en el mundo.

Las empresas farmacéuticas y de la salud que se están lucrando de esta crisis, deben responder a las necesidades de la salud de la población con reducción de precios, atención universal, liberación de patentes, entre otras medidas.

Orientamos desde la CSA a todas nuestras organizaciones afiliadas y fraternas a estar en la línea de frente para enfrentar la crisis, comprometiéndose con estas líneas políticas generales y con las propuestas específicas listadas a continuación.

LAS TRABAJADORAS Y LOS TRABAJADORES EN EL CENTRO DE LA RESPUESTA A LA PANDEMIA.

1. Reforzamiento/activación de los mecanismos de diálogo social tripartito, bipartito, así como otros instrumentos de diálogo social amplio, a fin de garantizar que la definición y el establecimiento de medidas en el marco de la pandemia, sean tomadas con la participación de los sindicatos y organizaciones sociales con el objetivo de proteger los derechos básicos, de vida, trabajo y salud de la clase trabajadora en su diversidad.

2. La Negociación Colectiva es la principal herramienta para garantizar el diálogo. En este sentido, es fundamental garantizar la ultra-actividad de la negociación colectiva por 180 días o hasta que la crisis sea superada.


3. Garantía de estabilidad de empleo y de salario para trabajadores y trabajadoras a través de políticas públicas existentes, o con la creación de nuevos mecanismos que garanticen el empleo y la renta de trabajadoras y trabajadoras; ya sea en condiciones de formalidad o de informalidad (mecanismo de transferencia de renta directa).


4. Adoptar, restablecer o ampliar regímenes integrales de seguridad social y otros mecanismos de protección social, teniendo en cuenta las legislaciones nacionales y acuerdos internacionales, a fin de garantizar el derecho a todas las trabajadoras y a todos los trabajadores, independientemente de sus condiciones de formalidad o informalidad laboral.

5. Prohibición de la suspensión o terminación de contratos de prestación de servicios temporales durante el tiempo que dure la emergencia, para todas las entidades públicas nacionales o territoriales, centralizadas o descentralizadas de servicios, así como del ámbito privado en todas sus modalidades; bajo el argumento de quiebra, baja productividad, pérdida de ganancias, entre otros.

6. En aras de garantizar la estabilidad del empleo y del salario, se ha implementado el teletrabajo como respuesta a la parálisis económica; sin embargo, en la región la mayoría de nuestros países no tienen o está insuficientemente regulada; es importante destacar que es fundamental que esta modalidad no precarice y flexibilice las relaciones laborales existentes. Por el contrario, debe tener como premisa la garantía del empleo en concordancia con los estándares de la OIT.

7. Proteger a todas las trabajadoras y a todos los trabajadores que, por integrar grupos de riesgo han accedido a una licencia médica en el marco de la emergencia; así como a quienes se encontraban de licencia (médica, de maternidad, de vacaciones, etc.), previo a la crisis.

8. Proveer con todos los insumos necesarios a las trabajadoras y a los trabajadores de la Salud y a la totalidad de trabajadoras y trabajadores, públicos y privados, que están al servicio de nuestros pueblos enfrentando a esta crisis en la primera línea.

9. Garantizar el acceso de la clase trabajadora y de la sociedad en general a la información sobre la gravedad de la pandemia a través de los medios, sin ningún tipo de censura o intervención, asegurando que estos cumplan con su papel de informar para que ello contribuya a la prevención y la garantía de la salud de las trabajadoras y de los trabajadores.

ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD DE REALIDADES DE LA CLASE TRABAJADORA

10. Garantizar la alimentación, higiene y habitación a personas en situación de calle desde un enfoque de derechos y prestando especial atención a quienes forman parte de la población de riesgo. Esto incluye: disposición de hogares de habitación para personas mayores o con enfermedades preexistentes en situación de calle, disposición de espacios públicos e inclusivos de higiene con productos dispuestos a estos efectos (papel higiénico, alcohol en gel, jabón, agua, duchas, lavatorios), distribución de kits individuales de alimentos y agua.


11. Reforzar, retomar y/o implementar planes de distribución de alimentos y de elementos de higiene a familias en situación de vulnerabilidad, incluyendo acceso a fuentes de energía para uso doméstico (cocción de alimentos, calefacción). Es imprescindible una política de control de precios de todos los artículos incluidos en la canasta básica y extenderlo a la regulación de tarifas de los servicios básicos (agua, electricidad, gas, etc.), incluyendo la prestación gratuita de estos servicios para los sectores de la población que así lo requieran.


12. Inclusión de las trabajadores y de los trabajadores migrantes, refugiados y refugiadas, así como sus familias en todas las políticas de protección social existentes o que se implementen para atención de la crisis.

13. Reforzar, retomar y/o implementar políticas de prevención y atención de la violencia intrafamiliar, especialmente la violencia de género y el abuso en niños, niñas y adolescentes que se ven incrementados en situaciones de autoaislamiento y cuarentena preventiva y/u obligatoria.

14. Inclusión de trabajadores y de trabajadoras en condiciones de informalidad y precarización a las políticas y prestaciones ya existentes o que se implementen durante el periodo que dure la pandemia. Los trabajadores y las trabajadoras en condiciones de informalidad están presentes en diversos sectores de actividad: economía de plataforma, trabajo doméstico y economía de los cuidados, trabajadores-trabajadoras ambulantes, comercio minorista, cuentapropistas, entre otros. Esto incluye subsidios especiales, extensión de la seguridad social y protección social (políticas distributivas y no contributivas), reducción y/o congelamiento de tarifas de servicios básicos y acceso a productos de higiene y alimentos.

15. Garantía de salarios para aquellos trabajadores y para aquellas trabajadoras que no presten sus servicios por causa de medidas de auto-aislamiento y cuarentena obligatoria: trabajadoras/trabajadores del hogar, de los cuidados, trabajadoras/trabajadores sexuales quienes se ven obligadas a continuar ejerciendo su actividad para poder alimentar a sus familias y la estigmatización y discriminación de la que son objeto en la sociedad, reforzando su vulnerabilidad.

LAS TRABAJADORAS Y LOS TRABAJADORES NO DEBEMOS PAGAR LA CRISIS

16. Los Estados deben responder garantizando los derechos de la población en general y exigiendo el pago por parte de quienes se han beneficiado históricamente: grandes empresas y capital trasnacional.


17. Las instituciones financieras internacionales deben estar al servicio de las necesidades financieras de los pueblos. La ayuda que otorgan estas instituciones no puede significar un nuevo ciclo de endeudamiento de los países ocasionando restricciones presentes y futuras ni condicionándolos a planes de ajuste estructural.

18. El Estado es responsable por garantizar el acceso a la salud para toda la población afectada y en riesgo. Es urgente incrementar la inversión en salud, tanto en adaptación de infraestructura, compra de insumos de salud e higiene como en el pago de salarios y garantía de condiciones de trabajo dignas para los y las trabajadores/as vinculadas al sector. La reducción del gasto y la privatización del sector deben revertirse como primer paso para enfrentar la pandemia.

19. Es necesario definir medidas de ampliación del gasto público para responder a esta coyuntura que incluyan: subsidios al desempleo; reducciones al pago por alquiler, impuestos o servicios; transferencias monetarias básicas para trabajadoras/es en condiciones de informalidad o precarización, del campo y de la ciudad; subsidios a la pequeña agricultura y a la agricultura familiar; apoyos a las PyMEs y micro PyMES que garanticen la nómina de sus trabajadoras/es; pago a cuidadoras/es para trabajadoras/es que están en primera línea de atención, entre otras.

20. Las medidas de atención a la emergencia sanitaria, social y económica exigen la suspensión y/o eliminación de las restricciones a la inversión y al gasto social, así como a las reformas fiscales que han sido propuestas y/o impuestas en algunos países.

21. Suspender el pago del servicio de la deuda pública en el contexto actual y, cuando sea necesario, pedir su renegociación por parte de los gobiernos, en condiciones que permitan la autonomía en la definición de políticas públicas hacia el futuro. Por otro lado, con relación a la deuda privada de PyMEs, independientes y trabajadora-trabajadores, ofrecer alternativas de renegociación o suspensión de pago de cuotas, diseñar nuevas líneas de crédito en condiciones de bajo interés y plazos favorables, para los y las más personas afectadas por la crisis.

22. Suspender o revertir las reformas tributarias que han exonerado a las grandes empresas e incrementado los impuestos para la población en general. Es preciso orientar a impuestos directos y progresivos, cobrar impuestos a las grandes fortunas, ganancias y fondos ilícitos, cobrar impuestos a evasores, así como a las empresas transnacionales; de esta manera, se puede financiar la necesaria ampliación del gasto fiscal. La población trabajadora no puede continuar asumiendo el costo del gasto público con impuestos indirectos y regresivos o con rebajas salariales para contribuir a fondos para combatir la pandemia.

23. Es urgente y necesario regular precios y garantizar el abastecimiento y acceso para la totalidad de la población de los productos de la canasta básica. Así mismo, apoyar a pequeños y medianos comerciantes en la venta de producción nacional y la implementación de políticas de compras públicas, lo que contribuye a generar un efecto positivo en la economía en el mediano plazo.

24. Con relación a las empresas transnacionales, renegociar y regular tarifas y regalías, por ejemplo, de telefonía, comunicaciones y energía.

DEMOCRACIA Y SOLIDARIDAD


25. Los sindicatos somos actores de la democracia, representantes de un sector fundamental de la sociedad, vinculados a los centros de trabajo, las comunidades y los territorios y conectados con las necesidades de la población. Nuestro papel frente a la contingencia actual es de primerísimo orden y reclamamos nuestra participación, fortaleciendo los mecanismos de diálogo tripartido y bipartito, así como en otras instancias de participación y diálogo con los demás actores de la sociedad, comprometidos con el enfrentamiento de la crisis.

26. Las Américas son territorios de paz. Las medidas que tomen los gobiernos para frenar la propagación del virus no pueden provocar el aumento de la militarización, violencia y criminalización en los territorios. El aislamiento social es la medida más efectiva para la no propagación del virus, según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las medidas no pueden impedir el acceso a alimentos, atención médica, insumos de higiene y otros bienes esenciales durante todo el período en que estén vigentes, por lo que deberá garantizarse acceso seguro y sin consecuencias para la integridad personal de aquellos trabajadores y de aquellas trabajadoras que deba desplazarse.

27. Las fuerzas de seguridad policiales y militares deben ser desplegadas con mesura evitando generar estados de alarma en las comunidades. La presencia de militares y fuerzas de seguridad (públicas y privadas) en la región  están, a menudo, asociadas a situaciones de violencia y operan con impunidad criminalizando protestas y el ejercicio de la libertad de expresión. El aislamiento no puede convertirse en la excusa para profundizar la criminalización de líderes sindicales y sociales. Llamamos a los organismos judiciales y a la comunidad internacional a mantener la observancia sobre las medidas de seguridad pública que puedan atentar contra la libertad sindical y los derechos a la manifestación pacífica, respetando las medidas orientadas por la OMS de no aglomeración para no propagación del virus.

28. La clase trabajadora, en especial en las Américas, tiene un legado histórico de construcción de redes de solidaridad nacional, regional e internacional en épocas de restricción de derechos, libertades y ataques a la democracia. En esta pandemia llamamos a todas las organizaciones sindicales y sociales a unir fuerzas y activar estas redes de solidaridad internacionales pues serán fundamentales para poder sostener a las clases populares en épocas de crisis sanitaria, económica y social.

29. La Central de Trabajadores y de Trabajadoras de las Américas (CSA), nuestros sindicatos, las organizaciones y movimientos sociales aliados, seguiremos unidos por otro mundo, no solamente posible, sino necesario para un planeta sano para nuestros pueblos en la defensa de avances civilizatorios para la Humanidad.
¡Seguiremos en lucha!

Covid-19: ¡son más de 375 mil familias en riesgo de hambre!

El Gobierno ha venido anunciando que se propone otorgar un subsidio por la cantidad mensual de 200 mil colones para ayudar a la sobrevivencia de unas 375 mil personas-familias, las que están recibiendo afectación directa producto de la crisis económica en desarrollo, derivada de la pandemia Covid-19; compatriotas que se han venido quedando sin trabajo del todo o que han sido afectados por la reducción de jornada y la rebaja salarial subsecuente. 

Nosotros pensamos que se trata de una iniciativa correcta, pero que no estaría considerando que la pandemia Covid-19 vino a agravar lo que ya era antes de la misma una grave situación social, producto de que el país fue sometido a un modelo económico que concentró, de manera abusiva la riqueza; que, además, ya había generado 309 mil personas desempleadas (según la última encuesta oficial en la materia por parte del Instituto Nacional de Estadística y Censos -INEC-); que ya tenía a casi el 50% de la Población Económicamente Activa (PEA) en la informalidad y al margen de la Seguridad Social; que teníamos montos de todo tipo de fraude fiscal de, prácticamente, un 8% del Producto Interno Bruto (PIB); modelo que había acumulado hasta 6 puntos PIB en exenciones-exoneraciones; que teníamos una clase trabajadora altísimamente endeudada; que teníamos a la producción agropecuaria nacional, prácticamente en la quiebra por las altas deudas, impagables todas, de los productores, etc.

Es decir que si para el Gobierno la consecuencia directa de los efectos económicos perversos de la pandemia Covid-19 se debe contabilizar a 375 mil personas-familias, está sumamente equivocado. ¡Son más de 375 familias! 

En tal sentido, la iniciativa gubernamental se queda muy corta. Es por eso que la ANEP, con el respaldo del Encuentro Social Multisectorial, ha formulado una iniciativa con la cual se podría cubrir hasta unas 660 mil personas-familias; es decir, ya no solamente las 375 mil que señala el Gobierno, sino 285 mil más, o sea, un 37.5% adicional de lo que el oficialismo está previendo; y con 250 mil mensuales, no 200 mil. No obstante, la situación se ve tan grave que la cifra de familias afectadas podría ser superior a las 660 mil personas.

La propuesta obrero-social que formula la ANEP parte de la gran decisión política que debería tomar el Gobierno para dejar de pagar los intereses diarios que le demanda el gigantesco momento de endeudamiento público, en este caso deuda interna contraída con acreedores nacionales, con lo cual dispondría de 5.500 millones por día para ayudar a esas 660 mil familias con un monto mayor al que ellos están proponiendo; es decir, 250 mil colones mensuales en vez de los 200 mil, como ya indicamos.

5.500 millones por día equivalen a 165 mil millones de colones por cada uno de los tres meses en los cuales regiría tal moratoria, inicialmente, puesto que la crisis se ve tan profunda que podría implicar más meses la ayuda de lo que nosotros denominamos el Subsidio Social Solidario (SSS) para esas 660 mil personas. Ese trimestre de moratoria representa unos 495 mil millones de colones.

Los acreedores nacionales que, en su mayoría (según entendemos), son entes públicos, saben que no estamos en tiempos de normalidad y que estamos en una situación sociohistórica y económica inédita, requiriéndose también, decisiones inéditas como la moratoria de pago de intereses de la deuda pública, en este caso interna, que estamos planteando. 

Además, hay que tener en cuenta que el otro segmento de la deuda pública, que es el contraído con organismos financieros internacionales, las posibilidades de condonación de la deuda externa, en el marco de la crisis de la pandemia Covid-19, parece emerger como una posibilidad política real en el plano internacional. Hasta el mismo Gobierno actual lo ha estado planteando ante la comunidad mundial de naciones.

Es decir, la moratoria planteada para el establecimiento del Subsidio Social Solidario (SSS) de 660 mil personas-familias, por un monto de 250 mil colones mensuales, podría ser sostenible con los recursos que se liberarían ante la eventualidad de la condonación de la deuda pública externa o parte de ella.

Por otra parte, se está planteando por otras voces calificadas, como la del ciudadano William Hayden, utilizar unos mil millones de dólares de las reservas internacionales que resguarda el Banco Central de Costa Rica (BCCR), que andan por poco más de ocho mil millones de dólares. 

Es decir, se podría echar mano a unos 565 mil millones colones adicionales a los 495 mil millones que daría la moratoria de tres meses del pago de intereses de la deuda pública que nosotros estamos planteando, pues, como dijimos, 5.500 millones de colones diarios de moratoria, durante 90 días, representan esos 495 mil millones. 

Los mil millones de dólares a emplear de las reservas del BCCR vienen a ser unos 188 mil millones de colones mensuales con los cuales se podría, en consecuencia, ante un eventual agravamiento de la crisis, atender, solidaria y socialmente, hasta 753 mil personas-familias adicionales, a las 660 mil, con los mil millones de dólares de las reservas del BCCR. 

¿Se imaginan ustedes el enorme impacto que tendría para una recuperación y una reactivación económica que, en los próximos tres meses, esté circulando la enorme cantidad de 1 billón 60 mil millones de colones en la economía para el relanzamiento del mercado interno? 

Estamos hablando de que, durante un periodo de 90 días, la economía del mercado interno estaría recibiendo unos 11 mil 777 millones de colones cada 24 horas; compuestos por, repetimos, los 495 mil millones de colones de los tres meses de moratoria del pago de intereses de la deuda pública interna, digamos; y los mil millones de dólares que se sacan de las reservas del BCCR para, en conjunto, atender hasta 1 millón 353 mil personas-familias sumidas hoy en la desesperanza.

Si se dejan de lado los dogmas macrofiscales, mismos que han sido los causantes de la desigualdad cruel e inhumana que ya teníamos antes del estallido de la pandemia y desigualdad que está profundizándose como jamás se pensó, nadie pasaría hambre en nuestra Patria y todos podríamos quedarnos en casa con el plato de comida garantizado durante, al menos, 90 días.

La Policía Penitenciaria

Lic. Benjamín Sevilla García, Secretario Juventud ANEP

Existe en nuestro país un grupo de hombres y de mujeres cuyo valor y grandeza están lejos de recibir el reconocimiento en su justa dimensión. Personas que ponen sus vidas en riesgo por la seguridad ciudadana y que nos dicen: “duerman tranquilos porque nosotros cuidamos”.

Conocen perfectamente la definición de peligro, lo que implica pasar largas jornadas de trabajo en un fortín, en un pabellón o rodeados de muchísimas personas privadas de libertad que no siempre están dispuestas a respetar el orden o a seguir los convenios de la sana convivencia.

Expectantes en todo momento estos servidores públicos saben que velan por la vida de sus compañeros, de los demás funcionarios, de las visitas y de la población privada de libertad. En este aspecto no puede haber errores y en caso de presentarse, las consecuencias son elevadísimas.

Duermen con la advertencia permanente de una posible fuga, de una riña, de un motín, o de un atentado contra la propia seguridad del centro penitenciario. Ante la alarma por cualquiera de los eventos mencionados saben que deben responder de inmediato, con profesionalismo y con la pericia que cada caso en concreto demanda.

También, saben lo que es perderse el cumpleaños de sus hijos, el no poder asistir a la celebración de ciertas fechas importantes y como si esto fuera poco, a conformarse con un salario que apenas les alcanza para sobrevivir. Ante las creativas estrategias de provocación continua que utilizan algunos privados de libertad, el policía o la policía sabe mantener la cordura. No importa que la agresión sea física o verbal, contra su propia dignidad o en contra del honor de su familia, un policía siempre sabe usar la razón y conducirse con altura.

La persona policía sabe paliar el sentimiento de la exclusión. Esto lo muestra frecuentemente, sobre todo cuando alguien, haciendo gala de su ignorancia, se atreve a calificarlos de corruptos, de poco preparados o de ignorantes. En resumen, se comprende que las personas no pueden dar lo que no tiene y sólo alguien con la suficiente inteligencia y educación es capaz de mostrar calidez humana con estos servidores.

La persona policía no es aquella desafortunada que no logró estudiar y que por ello debe conformarse con ese trabajo. Por el contrario, es una persona que realiza una función técnica y profesional en el campo de la seguridad, que muy pocos podrían y estarían dispuestos a realizar.

Es verdad que en algunas ocasiones se ha demostrado actos de corrupción o de abuso por parte de algunos agentes de seguridad, pero los casos son mínimos y estos nunca merecieron ser llamados servidores públicos y menos agentes de policía. Cualquier persona civilizada comprende que por hechos aislados o por la conducta de unas pocas personas, no se puede ensuciar el buen nombre de un colectivo.

En momentos de crisis como el actual, los miembros de la Policía Penitenciaria siempre han mostrado excelencia en sus labores y un profundo espíritu de servicio. Ellos y ellas no pueden dejar de trabajar, no pueden quedarse en sus casas, y tampoco pueden negarse a atender una emergencia. Por mucho tiempo se les tuvo en olvido, excluidos y silenciados. El reto que hoy tenemos como país, es dignificar la función de estos servidores, proveerles los equipos y las condiciones mínimas de seguridad, de higiene y de trabajo.

Finalmente, el cambio pasa por reconocer la importancia de la función policial, que en nuestro caso es ampliamente civilista y nada tiene que ver con la absurda idea de instaurar un Estado policial; por que la clase política logre comprender el rol y la importancia de los miembros de la Policía Penitenciaria; porque las autoridades del propio Ministerio de Justicia se esfuercen por la capacitación y dignificación de este cuerpo de seguridad; y, porque cada ciudadano y cada ciudadana comprenda que los policías están para brindar seguridad y para ayudar. Pero lo más importante, que todos y todas logremos comprender que un policía o una policía siempre es un ser humano.

Cacore y el subsidio social solidario

Con dolor y con enorme preocupación, y hasta gran angustia, nos enteramos de la dramática denuncia pública formulada por la Cámara Costarricense de Restaurantes (Cacore), acerca del cierre de 7.980 establecimientos y de que ello ha implicado, dramáticamente. 109 mil despidos.

Anuncios parecidos se vienen escuchando por estos días, vaticinando una grave crisis social, más allá de la de salud que ya padecemos.

Para estas 109 mil personas trabajadoras de los restaurantes (como para las demás en idéntica o parecida situación), acatar la recomendación oficial de quedarse en casa, es una situación sumamente compleja, de gran estrés y de sufrimiento familiar. Quedarse en casa bajo estas condiciones no es humano.

Por eso queremos insistir en la propuesta de la ANEP para el establecimiento del Subsidio Social Solidario (SSS), por un monto de 250 mil colones mensuales para personas trabajadoras desempleadas y/o en la informalidad. Quienes han perdido su trabajo, según la denuncia de Cacore, perfectamente califican para recibir tal subsidio.

Como se constata ya a nivel planetario, los países están tomando decisiones impensadas hasta hace poco, en materia de políticas públicas destinadas no solamente a combatir y detener la pandemia, que también está afectando a Costa Rica; sino que ya están impulsando acciones estatales fuertes para socorrer a las miles de personas trabajadoras que están perdiendo sus empleos, así como a miles de empresas y negocios que necesitan apoyo gubernamental directo para subsistir y reactivarse económicamente.

Los organismos multilaterales de crédito, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), como el Banco Mundial y como el Banco Central Europeo, por ejemplo, están abandonando sus dogmas macrofiscales de corte neoliberal y orientando la toma de decisiones para la atención de la pandemia, por un lado; y, por otro, evitar al colapso total de las economías.

ANEP ha propuesto el establecimiento del Subsidio Social Solidario (SSS), como parte de las 15 medidas para enfrentar la crisis ante la emergencia del Covid-19; propuestas que tienen el aval del Encuentro Social Multisectorial.

Se necesita, a efectos del establecimiento del Subsidio Social Solidario (SSS), que el Gobierno de la República y la propia Asamblea Legislativa adopten la decisión política de decretar, al menos, una moratoria del pago de intereses de la deuda pública, inicialmente por tres meses.

Hablamos que eso permitiría tener un fondo para el Subsidio Social Solidario (SSS), de 165 mil millones de colones por mes; cantidad que puede dar sustento económico-financiero a unas 660.000 personas trabajadoras desempleadas, por ese monto de 250 mil colones mensuales, como las 109 mil personas trabajadoras y trabajadores de los restaurantes que han quedado en la calle.

Recordemos que esos 165 mil millones de colones al mes, son porque entra en moratoria el pago de tales intereses que, al día, representan 5.500 millones de colones. 660.000 familias en desamparo ahora, podrían quedarse en casa sin sufrir sufrimiento alguno; incluyendo las 309 mil personas desempleadas que ya se sabía de su existencia antes del estallido de la pandemia del Covid-19.

ANEP ya entregó a la Casa Presidencial documento oficial de las 15 medidas para enfrentar la crisis ante la emergencia del Covid-19, dentro de las cuales resalta la propuesta del Subsidio Social Solidario (SSS). Estamos en espera.

Covid-19: se trata de vidas humanas, no de ideologías

La situación en el mundo con respecto a la pandemia del coronavirus covid-19 es extremadamente delicada. La situación en Costa Rica no es menos peligrosa. Algunos pensamos que ya debíamos estar en cuarentena total, pues el número de personas contagiadas sigue subiendo y ya vamos por 158 casos, al lunes 23 de marzo de 2020.

Tan dura y cruel circunstancia sociohistórica que nos ha tocado vivir, nos obliga a hacer a un lado las diferencias ideológicas, políticas, económicas, sociales para unirnos a todo el mundo en esta lucha.

En este momento existen numerosas noticias, artículos y videos que muestran el estupendo efecto del medicamente cubano Interferón Alfa 2B contra el coronavirus en China, el primer epicentro mundial de la pandemia. Asimismo, en Italia, el segundo foco de la misma y que en estos momentos está recibiendo la ayuda cubana de médicos epidemiólogos, tal medicamento ya se está empleando.

En Chile están importando el medicamento los municipios de Santiago y en Brasil están recontratando a los médicos cubanos que expulsaron. El congreso de Bolivia solicita la llegada del medicamento y de médicos cubanos, lo mismo que países del Caribe y de Centroamérica.

El Interferón Alfa 2B no es un medicamento que cure el coronavirus, pero permite obstaculizar sus efectos y fortalece el sistema inmunológico del paciente al activar la generación de anticuerpos. El interferón, por ende, posibilita el no avance de la enfermedad a situación grave, evitando la muerte del paciente. Como es lógico suponer, personas especialistas en la materia, así nos lo han hecho saber.

Nos dicen que, por lo menos, el 50% de las personas infectadas en China, han sido tratadas y salvadas por el interferón junto con otros medicamentos complementarios. El interferón forma parte de una familia de proteínas con efectos biológicos como la propiedad de interferir con la multiplicación viral dentro de la célula. Es capaz de suplir la deficiencia del sistema inmunológico en pacientes con dolencias respiratorias

Ante el avance del covid-19 en el país, no nos atrasemos más en la solicitud de ayudas que han demostrado eficacia real y concreta en el planeta, como la posibilidad de que en Costa Rica se adquiera tal medicamento cubano.

En este momento entendemos que ya estamos recibiendo, incluso, colaboración por parte de la República Popular de China, cuyo modelo de cuarentena demostró excelente eficacia curativa y preventiva y en este momento están apoyado a Italia, a Irán y a otras naciones del mundo en tal sentido. Razón de más para considerar que el ingreso del interferón cubano al país debe ser visto como una alternativa adicional para salvar vidas. 

Ahora bien, la ayuda es fundamental para evitar muchas muertes. Pero según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la experiencia real, la cuarentena social total es la única forma, óigase bien, la única forma de erradicar el coronavirus.

Por otra parte, podrían explicarnos las principales autoridades políticas del país, empezando por el señor Ministro de Salud y por el señor Presidente Ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), cuáles son las razones por las cuales no está considerándose la compra de ese medicamento Interferón Alfa 2B.

¿Será que las indicadas jerarquías políticas del exitoso sistema de salud costarricense, uno de los del top ten universal, tienen algún criterio técnico-especializado que descalifica al Interferón Alfa 2B que nosotros, ignorantes en el tema, desconocemos? De manera indudable que nada más oportunos que nos ayudaran a salir de esta duda.

Costa Rica mantiene relaciones diplomáticas con Cuba y, por tanto, tratándose de estas sensibles cuestiones de vidas humanas en juego no creemos que pudiera haber espacio para que irracionales griterías histéricas bloquearan que el indicado medicamento pudiera estar disponible, a fin de que compatriotas contagiados de covid-19 tuvieran mejores posibilidades de superar ese delicado estado de salud si les pudiera administrar el Interferón Alfa 2B.

Creemos que resulta muy conveniente poner en el tapete del debate este asunto pues los países más afectados, ante la desesperación por el avance de la pandemia covid-19 y el colapso de sus propios sistemas de salud, están derribando muros político-ideológicos. Se trata de un problema de vidas humanas y no de ideologías.

Covid-19: quedarse en casa con hambre no es humano

Hasta 660 mil personas trabajadoras sin empleo y/o en la informalidad estarían con condiciones dignas de enfrentar las duras circunstancias derivadas de la pandemia Covid-19, con el establecimiento del Subsidio Social Solidario (SSS), mismo que se fijaría en la cantidad mensual de 250 mil colones, durante los tres meses siguientes a su establecimiento, inicialmente, pero que podría prolongarse ante la extensión de la emergencia.

Hablamos de aquellas personas compatriotas que ya estaban sin empleo antes del estallido de la pandemia, por ejemplo; como también, estamos pensando en quienes producto de la misma, están ya perdiendo el suyo.

La acertada recomendación de las autoridades nacionales de quedarse en casa para reducir al mínimo los riesgos de contagio del Covid-19, resultaría un infierno para personas sin trabajo, sin ingreso alguno, en altísima vulnerabilidad total, con graves riesgos de que la convivencia intrafamiliar se deteriore todavía más.

La propuesta para el establecimiento del Subsidio Social Solidario (SSS), se puede financiar si el Gobierno toma la trascendental decisión de decretar una moratoria del pago de los intereses, reconocidos como obscenos, de la deuda pública; calculados para el presente año 2020 en unos 2 billones de colones, así consignados en el Presupuesto de la República actualmente en ejecución.

Estamos hablando de una cantidad mensual de poco más de 165 mil millones de colones; cantidad ésta que dividida entre 250.000, arroja la posibilidad de que tal cantidad de colones lo reciban 660 mil personas-familias.

Adicionalmente, esos 165 mil millones de colones cumplirán otro objetivo, adicional al humanitario social: potencian la reactivación económica del mercado interno que, como se constata ya, está entrando en un período más severo de deterioro y hasta recesivo.

Es imposible que el país supere la crisis que vivimos si seguimos, por una parte, con esquemas macro-fiscales ortodoxos, carentes de humanismo e insensibles al dolor de los que menos tienen que son los que más sufren.

Esta propuesta del establecimiento de un Subsidio Social Solidario (SSS), está incluida dentro de las 15 medidas para enfrentar la crisis ante la emergencia del Covid-19; propuestas con contenido solidario, con inclusión social y en pro del bien común; pensadas, a la vez, para la reactivación económica y para el fomento productivo.

¿A patadas es el juego?

Por: Oscar Aguilar Bulgarelli

Es increíble el egoísmo, cuando la solidaridad se mira de un solo lado. Hoy la jefa editorial de La Nazi-On, a la primera orden de sus “malas compañías” tocó a rebato y se alinearon en primera fila los coyotes en la loma, para decir: ¡si hay patadas, hay pa’todos!

Pobre de mí, empecé a leer el artículo creyendo que el Corona Virus había calado en el alma de estos insensatos, ocultos en la decadente cueva del neoliberalismo; ¡pero no!, me equivoqué, por el contrario Mora, Feinzag, Meléndez, Mesalles y Thelmo (para variar), lanzaban los aullidos de coyotes al cielo (o más elegante…campanas al vuelo) en favor de la sacrosanta empresa privada y contra el sector público, hacia el cual han logrado orientar el odio de la opinión pública, producto de la opinión publicada en sus banales medios de comunicación.

Aclaro que no tengo nada en contra de la ayuda, pronta y cumplida, a la empresa privada en estos aciagos días; pero no por ello convetir la tragedia en el trampolín para obtener beneficios más allá de la lógica y el tiempo requerido para enfrentar el problema. Igualmente, creo que los funcionarios públicos deben poner de su parte, para ser solidarios, y dejar de lado algunas situaciones de su beneficio: algunos pluses, horas extras, exclusividades, pero de eso a pedir cierre de instituciones y paralización de la acción de Gobierno, es otra cosa.

Para ello, por ejemplo, alegan que en los Estados Unidos, la Meca de su dios el dinero, 19 veces el Gobierno Federal ha quedado solo con los servicios esenciales. Y el país no colapsó. Esa falaz comparación es típica de estos vendedores de falsedades, pues son situaciones absolutamente incomparables, solo dos cosas: los Estados seguían funcionando y el tiempo fue corto, no varios meses y por algo todos corrieron a buscar un arreglo en pocos días, siempre.

Para ellos los trabajadores públicos que están LABORANDO A DISTANCIA, entre ellos los profesores y universitarios, especialmente, podrían renunciar a medio salario pues no están haciendo nada. Pero primero reconocer que LABORAN A DISTANCIA, luego les dicen vagos…y los profesores que tienen que enviar tareas y dar lecciones por internet, ¿no trabajan? Y los hay…¡y miles!

Solo un tercer caso más. Dice que hay 450 GRANDES CONTRIBUYENTES, cuyos negocios saldrán perjudicados porque las familias DEJARÁN DE CONSUMIR sus productor. Entonces, para que los cientos de miles de funcionarios consuman, ¡deben tener salario! Y se los quieren quitar. Pero además, cientos de esos esos 450 GRANDES CONTRIBUYENTES, son GRANDES DEFRAUDADORES que, de acuerdo a las listas que el Ministerio de Hacienda se vio obligado a publicar, deben miles de millones en impuestos, entre ellos el Grupo Nación, la Florida Ice and Farm Co, la Cervecería Costa Rica, el Hotel Four Season, todas empresas ligadas familiar y empresarialmente a LA NAZI-ON.

Casi termino de leer el libro de Alain Deneault MEDIOCRACIA, CUANDO LOS MEDIOCRES TOMAN EL PODER, y en dos subcapítulos “Escribir Hacia el Desastre” y “Los Pequeños Intelectuales” hay dos frases fantásticas que define a los alineados en la loma: “ …son responsables como colectivo de la producción de una parte de la prosa más abtusa e impenetrable… Les asegura que nadie pueda saber de verdad si sus ideas son brillantes, malas o simplemente mediocres – además, porque- quienes se someten – los vincularán más eficazmente a un gran mecanismo económico y burocrático, dedicando sus mejores años y facultades a esclavizarse. Están aprovechando todas las oportunidades que se les presentan para obtener los medios económicos que les permitan ser EXACTAMENTE IGUALES A TODOS LOS DEMAS…”

Esa mediocridad llega al extremo que ni siquiera pudieron parafrasear bien al célebre tico GW Villalobos, pues la frase correcta es: “SI NO HAY PA’TODOS…HAY PATADAS…” y si anuncian patadas, con gusto y a pesar de la prohibición, yo les llevo las mías a domicilio, prometo embetunar el zapato en cada caso, para que sea individualizado.

Opinión: Los silencios del artículo “Si hay patadas, hay pa´ todos”

Por: Hugo Vargas González

El periódico La Nación publicó un artículo titulado «Si hay patadas, hay pa’ todos». Recomiendo su lectura como un manifiesto de la histórica línea ideológica de ese medio de comunicación.

Por eso, nada extraña su énfasis en atacar al empleo público, impulsando indistintamente, en estos tiempos de crisis, la reducción temporal de los salarios públicos hasta en un 50% o el cierre temporal de «instituciones que no satisfagan un fin social».

Como contribución al debate sobre lo que, desde el neoliberalismo, se entiende como «solidaridad» o como «fin social», es necesario identificar los silencios en el articulo en cuestión. Nada se indica sobre el aporte que podría dar el sector financiero en rubros como disminución de tasas de interés, ampliación del plazo de vencimiento o condonación de deudas a PYMES, o sobre la reducción de las comisiones por el uso de datáfonos o la disminución de tasas de usura según los estándares en otros países. ¡Pero nada dicen!

Y ante una crisis de salud tan seria, ¿no es el momento propicio para impulsar medidas excepcionales que abaraten el precio de los medicamentos? Qué decepción, en ese artículo nada se dice al respecto. Y eso que nos encontramos en una coyuntura donde este tema es, sin duda, central.

Pero si de sacrificios se trata, impulsar una reducción de un 50% del salario, y que para muchos es su único patrimonio, obliga también a considerar que los más ricos podrían hacer un aporte solidario en la misma línea. ¿Qué tal pedir que los 85 millonarios que La Nación nos informó, en 2012, acumulaban en conjunto 12 mil millones de dólares, aportaran un 10% de su capital? ¡Soló el 10%! Porque pareciera coherente, en ese genuino espíritu de solidaridad que impulsa el medio de comunicación, que si un concerje o una oficinista deba sacrificar el 50% de su salario, siendo éste a veces su único patrimonio, a quienes les sobra demasiado hagan algo similar.

Sin duda esta crisis llama a tomar medidas. Pero que no sean los más vulnerables quienes deban asumir el mayor peso.

Ni patadas ni ideología, solidaridad e inteligencia ante la emergencia

Por: Dr. Leiner Vargas Alfaro

En una muy reciente columna publicada por el periódico “La Nación” se demanda a gritos medidas para salvar el empleo y proteger al sector privado ante la crisis económica del Coronavirus, que compartimos será un antes y un después de la realidad económica y social de muchos países, incluyendo por supuesto, Costa Rica. La inteligencia de las propuestas no superó el hígado y sus claros prejuicios ideológicos, aunque ha tenido mucho eco entre los fieles de dicha parroquia. Para estos economistas que dirigen los editoriales el mencionado periódico, comúnmente en debate por sus faltas a la hacienda pública, la solución a la crisis del empleo es ponerse parejo, agarrando a patadas al Estado y sus instituciones, ni que decir de sus empleados, de antemano culpables de las atrocidades situaciones que vivimos, incluso parece aludir que del propio coronavirus.

Pero claro, si por alguna razón estos distinguidos señores o sus estimables familiares fueran presa del coronavirus, seguro estoy, que estarían en la fila de ingreso a nuestros hospitales públicos, atendidos mejor que en casi cualquier parte del planeta, tomando “una sopa de su propio chocolate”. Pidiendo a los médicos, enfermeras, internistas y por supuesto, a todos los trabajadores de la salud que hoy se juegan la vida y se parten el alma trabajando por Costa Rica, compromiso y solidaridad. Parece que se les olvida a tan destacado grupo de profesionales de la ciencia económica, la experiencia de Chile o la reciente y muy clara derrota del sistema americano de salud pública, puesta en evidencia en esta epidemia global. Pero claro, cuando la ideología priva a sus ideas de lucidez, la inteligencia de sus propuestas  pierde todo sentido común.

La solidaridad que proponen deberían recetársela a los banqueros que comúnmente les pagan por sus conferencias y consultorías, solicitando bajar de inmediato las tasas de interés de sus créditos usureros, mismos que tienen a casi un millón de costarricenses al borde de la quiebra. También deberían de recordar sus constantes influencias y lobby para condonar deudas de bancos y grandes empresas deudoras de impuestos, incluyendo el medio de comunicación al que representan. La misma solidaridad que reclaman deberían proponerla para cuando por casi 35 años eximen de impuestos a las grandes empresas exportadoras o los conglomerados que se dedican a vender a zonas francas, incluyendo a las grandes cooperativas, por sus puesto estos no son los causantes del gran hueco en las finanzas públicas para los connotados profesionales que firman ese artículo.  Dado que veo les encanta los dichos populares, déjenme decirles uno que también les cae muy bien a ustedes y su artículo, “el burro hablando de orejas”. Parece que se les olvida que tienen el techo de vidrio, cuando en materia de solidaridad se dejan proponer los señores editorialistas de “La Nación”.

Una propuesta solidaria debería de pensarse rescatando al empleo, impulsando un salvamento de empresas y no de bancos, como han propuesto y quieren imponer ustedes. Se debería sustentar en instrumentos que propicien mayor equidad y una mejora en la estructura de la propiedad del capital de las empresas, para democratizar la propiedad y no concentrarlas como se proponen quienes quisieran dejar a la libre el proceso. Es por eso que el fondo de solidaridad para salvar empresas debería contar con dos condicionalidades, que las empresas se abran al capital, generando una capitalización directa y no un crédito, pero al mismo tiempo que se comprometan a no despedir sus trabajadores. Este último elemento es vital para sostener la demanda interna en la economía en tiempos de crisis, evitar una catástrofe social y prevenir un desastre de magnitud impensable en la seguridad ciudadana en tiempos por venir.

Empero, empezamos por la MIPYMES, luego las medianas y de último, las grandes empresas. Es claro que no todos están en las mismas condiciones o podrían ser objeto de tan importante fondo de salvamento. Empezamos por las empresas más lejanas del valle central y que necesariamente requerirán de una inyección del capital mayor, dado el problema de facturación que tendrán y que históricamente han quedado en el olvido. En tiempos de crisis, capitalizar a los banqueros y dejarles salvar a su criterio, sólo permitirá limpiar sus carteras sucias, dejando a las MIPYME´s productivas fuera de sus intereses, empresas que nunca han estado en la agenda de los bancos en tiempos recientes y que no lo estarán en un marco de salvamento.

Limitar o reducir los salarios o el empleo público en tiempos de crisis de demanda es la mejor receta para la recesión económica, medida que agrava el desempleo y provocaría otro desastre adicional, tan o más grande que el que proponen resolver, los iluminados referidos. Las patadas que proponen tan destacados profesionales, parecen más una rabieta ideológica que un plan para salvar a nadie, son claramente inaceptables. Por el contrario a su propuesta, urge un fondo de solidaridad para las personas, seres humanos que producto de la crisis, deberán generar mayores gastos en cuido, salud y sobre todo, atender la nueva situación de especulación de precios que algunos comercios empiezan a crear en nuestro sistema económico para aprovecharse de la pandemia. Dicha solidaridad debería venir de los bancos, no aumentando la deuda con intereses usureros, sino bajando en serio la tasa de interés, o es que ustedes banqueros están inmunes al virus.

Dejar el hígado y la ideología al lado señores de “La Nación” y proponer cosas inteligentes debería ser el fundamento de las propuestas de todos, para lo cual deberían ver 360 y no a los 45 que han venido mirando en los últimos años.  Mirar al norte, al sur, al este y al oeste y veremos que en momentos de crisis priva la inteligencia y la solidaridad, no la ideología y la improvisación. Las medidas ante la crisis son pragmáticas no ideológicas, protegiendo y no eliminando empleos y salarios que en esencia son la sabia que provoca el consumo y que mueve la economía.

Deberían ustedes agradecer que tenemos al ICE poniendo banda ancha en nuestros hospitales y asegurando la electricidad en todo el país, a RECOPE distribuyendo combustible con seguridad y a precios no especulativos, a FANAL produciendo alcohol para des-infectarnos sin cobrar exageraciones, a las Universidades Públicas produciendo ciencia y profesionales de las ciencias médicas para atender la emergencia, a la CCSS que da la cara ante la crisis a pesar de tantas patadas anteriores que ese mismo medio han propiciado y difundido, al CNP que asegura la provisión de alimentos a los costarricenses, etc. Podría seguir la lista de nuestro estado social pero supongo que para ustedes todo eso es un gasto, nunca una inversión.  Más y mejor Estado para mejorar los resultados del imperfecto mercado, esa debería ser la verdadera medida ante la crisis.

Dr. Leiner Vargas Alfaro

Economista y profesor universitario.