Albino, La Nación y el Gobierno

Una de las características de las personas jóvenes es que cuando nos referimos a temas importantes, por lo general, nos gusta pensar en los extremos.

En cuestiones de mesura y de equilibrio, por momentos nos llevamos el “premio a la imprudencia”, pensamos en alternativas utópicas, muy por encima de lo que la realidad parece tolerar, o proponemos ideas descabelladas que, de repente, sorprenden a toda una sociedad por sus extraordinarios resultados.

De cualquier manera, en esta oportunidad no voy a referirme a los aspectos que, personalmente, considero negativos en la vida de un sindicalista, en el proceder de un medio de comunicación, ni en la gestión de un gobierno.

Quizás, con base en mi experiencia, la madurez se haya adelantado o mi ego juvenil me esté traicionando, pero si existen controversias entre los actores mencionados, significa que nuestra democracia aún respira.

En espacios de discusión y en redes sociales se presume que el mencionado periódico responde a intereses de ciertas cámaras empresariales, que mantiene un extraño, pero conveniente, nexo con el Gobierno; y, que la beligerancia de Albino es una piedra en el zapato para ambos.

Este medio de comunicación es muy citado en obras como: Los embusteros de la mala fe, Torturadores mediáticos y Costa Rica: Dictadura Mediática o Tiranía en Democracia; textos que hablan de las maniobras de cierta prensa para eliminar la competencia, eludir sus obligaciones contributivas y destruir el honor de quienes se atrevan a adversarlos.

En el mismo sentido, se afirma que el Gobierno olvidó a los pobres, dejó de escuchar a las mayorías, que su gestión sigue los lineamientos neoliberales y que su agenda está fijada por el “gran capital”. Se habla de la incapacidad del Presidente, de sus errores y hasta de su controversial personalidad.

También se escucha que Albino es el responsable de todas las huelgas, que los embotellamientos o presas en carretera se deben a él, que sólo lucha por privilegios, por gollerías y por el sector público (donde todos los funcionarios tienen sueldos exorbitantes pese a ser “vagos” e “ineficientes”); que es un gran “monstruo”, etc.

En pocas palabras, Albino es el causante de todos los males del país: de los huecos en las carreteras, del choque de los trenes, de los escándalos en la farándula, de la renuncia del técnico de la Selección Nacional de Fútbol, y de cuanta ocurrencia surja en la mente de sus adversarios.

Lo que se dice de ellos, verdadero o falso, pesará sobre la conciencia de cada persona que como ente pensante deberá reflexionar sobre la veracidad de sus afirmaciones.

Me parece que Albino, La Nación y el Gobierno, tienen algo en común: que una parte de la población les cree y les sigue; pero otro sector se opone a lo que ellos dicen o representan. Eso en democracia es saludable.

Lo que pone en riesgo nuestra democracia, no es el derecho a disentir, sino la intolerancia, el irrespeto, el odio y la eliminación del otro. La mejor defensa que de su gestión pueda hacer un gobierno es el cumplimiento de lo que prometió en campaña; y la mejor promoción publicitaria, la que se escribe en la historia, es trabajar en favor de los pobres, de quienes más lo necesitan.

Además, debe administrar bien el poder. Esto no implica debilitar la oposición, o ignorar las razones de quienes piensan diferente; recordemos que por las virtudes del consenso los mejores proyectos son los que integran las ideas y los aportes del mayor número de actores. Es lo que algunos llaman legitimidad, consenso ciudadano. Las figuras mesiánicas y los proyectos de escritorio, por más técnicos o profesionales que sean, deben estar revestidos de legitimidad para que garanticen la paz y la estabilidad social.

La Nación es parte de nuestra democracia y por más diferencias que tengamos con este medio de comunicación, no podemos interferir en su línea editorial.

En Costa Rica hay espacio para todos y por más señalamientos que le podamos hacer a un medio de comunicación respecto de la imparcialidad o veracidad de su información, debemos respetar la libertad de expresión y la libertad de prensa. Estas libertades son Derechos Humanos, por consiguiente, no se fundamentan se acatan.

Cuando la Nación se refiere a Albino me parece que sólo señala aspectos negativos. Nunca recoge el sentir de una parte de la población académica, política y trabajadora, que le reconocen objetivamente al sindicalista una trayectoria de lucha y de resistencia. La manera directa y controversial con la que debate, o con la que denuncia actos de corrupción, no constituyen razón alguna para que desde círculos políticos o mediáticos se le pretenda silenciar. Las libertades sindicales y de protesta, también son Derechos Humanos que deben ser garantizados.

Por último, el derecho a disentir sin interferencias o presiones es propio de las democracias más respetables. Se puede ser contundente, incisivo y directo, aunque nunca irrespetuoso o intolerante.  No quiero imaginarme una Costa Rica en la que se mande a cerrar medios de comunicación, ni una Costa Rica en la que se encarcele o persiga a dirigentes sindicales. Nuestro país nunca ha sido de extremos, por eso nos convoca a escucharnos mejor.

Lic. Benjamín Sevilla García Secretario de Juventud Junta Directiva Nacional Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

¿Qué son los derechos humanos?

Se acerca la relevante fecha del 10 de diciembre. Es la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos que nos recuerda el 10 de diciembre de 1948, cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, la ONU, aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Creemos que el Movimiento Sindical Costarricense debe considerar como parte de su agenda estratégica, de ahora en adelante, el conocimiento, el estudio, la asimilación, la divulgación, la promoción, la lucha y la defensa activa de los Derechos Humanos; considerándolos como una fuente fundamental para una respuesta estratégica de cara a la ofensiva del criminal neoliberalismo y su estrategia de imposición autoritaria y dictatorial en países como el nuestro, a partir de los mecanismos de control ideológico-mediático que tiene a su alcance.

Junto a una decisión de tal calibre, es decir, la vinculación directa entre el accionar sindical de la lucha social con los Derechos Humanos en estos tiempos de adversidad; disponemos, afortunadamente, de las redes sociales para romper el bloqueo mental al cual son sometidos miles y miles de compatriotas que están sufriendo en estos momentos, pero que son víctimas de criterios falsos ya no solamente de la naturaleza sindical en Democracia; sino de que no tienen a su alcance la herramienta de la invocación de los Derechos Humanos para el mejoramiento integral de su situación social en sociedades como la costarricense que han sido forzadas a vivir en la exclusión, al menos, para la abrumadora mayoría de su población.

En esta cruzada de nuevo tipo de la lucha sindical, nada mejor que transcribirles, de manera literal, esta definición del significado de los Derechos Humanos, según el mismísimo Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Su sitio web nos ilustra al respecto: (https://www.ohchr.org/SP/Issues/Pages/WhatareHumanRights.aspx)

“Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y garantizados por ella, a través de los tratados, el derecho internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho internacional.

El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos”.

Tres grupos de características son inherentes a los Derechos Humanos. Veamos:

“Universales e inalienables. El principio de la universalidad de los derechos humanos es la piedra angular del derecho internacional de los derechos humanos. Este principio, tal como se destacara inicialmente en la Declaración Universal de Derechos Humanos, se ha reiterado en numerosos convenios, declaraciones y resoluciones internacionales de derechos humanos.

Interdependientes e indivisibles. Todos los derechos humanos, sean éstos los derechos civiles y políticos, como el derecho a la vida, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión; los derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la seguridad social y la educación; o los derechos colectivos, como los derechos al desarrollo y la libre determinación, todos son derechos indivisibles, interrelacionados e interdependientes. El avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma manera, la privación de un derecho afecta negativamente a los demás.  

Iguales y no discriminatorios. La no discriminación es un principio transversal en el derecho internacional de derechos humanos. Está presente en todos los principales tratados de derechos humanos y constituye el tema central de algunas convenciones internacionales como la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer”.

Por otra parte, se nos hace hincapié en lo siguiente, de lo cual Costa Rica no escapa:

“Derechos y obligaciones. Los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. Los Estados asumen las obligaciones y los deberes, en virtud del derecho internacional, de respetar, proteger y realizar los derechos humanos.

La obligación de respetarlos significa que los Estados deben abstenerse de interferir en el disfrute de los derechos humanos, o de limitarlos. La obligación de protegerlos exige que los Estados impidan los abusos de los derechos humanos contra individuos y grupos. La obligación de realizarlos significa que los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos. En el plano individual, así como debemos hacer respetar nuestros derechos humanos, también debemos respetar los derechos humanos de los demás”.

Sin duda alguna, nuevos horizontes de lucha sindical tenemos aquí en estos tiempos de duro neoliberalismo. Y para el caso costarricense, prácticamente nuestro sistema jurídico ha reconocido todos los tratados y pactos en materia de Derechos Humanos. Un fructífero camino para nuevos escenarios del desarrollo de la Democracia y en contraposición al neoliberalismo, tenemos en esto de los Derechos Humanos.

CSA se suma al apoyo hacia la ANEP

La Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas (CSA), también se suma al apoyo que han brindado diversas organizaciones internacionales y nacionales a la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP), luego de los ataques antisindicales que ha surfrido nuestra organización y el Secretario General.

Rafael Freire, Secretario General de la CSA

Compartimos nota de apoyo de la CSA

Nota de Apoyo de La CSA Al Cro Albino Vargas by EugenioGuerrero on Scribd

Los derechos humanos en Costa Rica

Por: Benjamin Sevilla García

Secretario de Juventud de la ANEP

Costa Rica es reconocida internacionalmente por su hábil manera de proyectarse al mundo como un país sin ejército, amante de la paz y respetuoso de los derechos humanos de todas las personas.

Existen factores históricos que explican el porqué de esta privilegiada realidad, un tema que sin lugar a duda apasionaría a cualquier estudioso de la materia. Sin embargo, ningún país del mundo, por más civilizado que se le considere, está exento de cometer abusos o acciones regresivas en perjuicio de la dignidad de las personas.

En tal sentido, resulta legítimo que se valore el estado actual de nuestro país en el tema de protección de los derechos humanos. Esto no implica carencia de patriotismo ni deseos de minimizar la reputación internacional que se ha logrado. Pero, lo cierto es que, algunas decisiones políticas del momento son claras advertencias del desarrollo de una especie de relativización de los derechos humanos.

Quizá la manera más evidente de probar la existencia de esta relativización sean las reformas a la legislación laboral y las transformaciones fiscales promovidas por el Gobierno y por la Asamblea Legislativa. En ambos casos, las consecuencias adversas se dan sobre las personas con mayor vulnerabilidad: la violación de los derechos fundamentales de las personas trabajadoras y las cargas impositivas que recaen, mayormente, sobre las personas empobrecidas.

Lo anterior nos lleva a pensar que la relativización de los derechos humanos en Costa Rica es un acto cínico de quienes se escudan en el discurso de los derechos humanos, pero en la práctica se apartan de su cumplimiento. De esas figuras que ni siquiera se sonrojan a la hora de interpretar la dignidad de las personas como un bien subyugado a los intereses de la política electoral.

Ante una realidad como la expuesta, cobran sentido las numerosas observaciones, 212, que le hicieron los países de Naciones Unidas a Costa Rica en virtud del Examen Periódico Universal (EPU). Se trata de señalamientos que tienen que ver con los derechos humanos de las personas trabajadoras; con la represión policial durante las protestas; con la corrupción y falta de independencia del Poder Judicial; con la empleabilidad de las personas jóvenes; y, con la protección social y las políticas nacionales de salud ocupacional.

La imagen del país como respetuoso de los derechos humanos está sujeta al escrutinio internacional. Por esta razón, si existe voluntad para actuar de buena fe, las personas que nos representan en los organismos internacionales deberían ser elegidas por su idoneidad y no por favoritismos. La clase política, en general, debería admitir la necesidad de recibir un curso intensivo que les permita obtener herramientas suficientes para actuar y opinar con precisión respecto de los procedimientos del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y del propio Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

Recientemente, fuimos testigos de una solemne exhibición de ignorancia por parte de quienes rechazaron los criterios de tres Relatores Especiales, Expertos Independientes que con absoluta objetividad le señalan al país una serie de medidas que son violatorias de los derechos humanos de las personas trabajadoras. No obstante, lejos de asumir una posición respetuosa ante las recomendaciones y solicitudes de estos Expertos, algunos políticos y ciertos periodistas se aliaron para desvirtuar y contradecir lo dicho por aquellos.

Por eso, es importante señalar que el país no ha mostrado resistencia para aceptar la validez del Examen Periódico Universal, que es un órgano basado en la Carta de las Naciones Unidas, igual que el Consejo de Derechos Humanos, que los Procedimientos Especiales del Consejo y que los Procedimientos de Reclamación.

Como el país se ha mostrado anuente, al menos en el discurso, a respetar los Órganos de Tratados, dentro de los cuales está el Comité de Derechos Humanos y el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que mucho tienen que decir respecto de la criminalización de la protesta, la libertad sindical, la huelga y demás derechos de las personas trabajadoras, no hay razón alguna que justifique el rechazo de una voz tan calificada como la de los Relatores.

Se debe recordar que el criterio de los Expertos sobre el caso de Costa Rica y sus posibles violaciones a los Derechos Humanos no es una Carta de Alegación, sino una OL, “Other Letter” y tiene que ver con los Procedimientos Especiales. Es decir, se refiere a un mecanismo establecido por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para hacerle frente a situaciones concretas en países concretos, o a cuestiones temáticas en todo el mundo (mandatos por país o mandatos temáticos).

Los mandatos de los procedimientos especiales, por lo general, encomiendan a los titulares a examinar, supervisar, prestar asesoramiento e informar públicamente sobre la situación de derechos humanos en países, territorios o a nivel mundial.

En el caso costarricense no se puede seguir relativizando los derechos humanos, admitiendo unas categorías y desconociendo deliberadamente otras. No se puede caer en el absurdo de admitir las recomendaciones cuando convienen.

El derecho de las minorías es tan importante como el de las personas trabajadoras. Bien haría la clase política en revertir las acciones desafortunadas que hasta el momento ha tomado y evitar posibles demandas internacionales en contra del país.

El funcionario policial es un ser especial

Por Mainor Anchía, Seccional ANEP-Fuerza Pública

En estos días hemos participado en reuniones con el Poder Ejecutivo; al menos, con algunos jerarcas o viceministros de diferentes cuerpos policiales, con la finalidad de buscar consenso en torno a la agenda que hemos planteado en aras de la dignificación de la función policial.

En tal sentido, de entrada, se nos hizo ver que el Gobierno no haría nada para excluir a los policías de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas (No. 9.635), así como tampoco del proyecto Ley Marco de Empleo Público, invitándonos a presentar las acciones que creamos pertinentes, lo cual ya hicimos.

La aplicación de la Ley Nº 9635 en los cuerpos policiales se dio en detrimento de los derechos establecidos en la Ley Nº 7410, conocida como Ley General de Policía, en cuyo articulado se hace mención de incentivos por carrera policial, crecimiento profesional, antigüedad, entre otros rubros. Rubros como el quinquenio que reconocía en un 5 % la permanencia en la función policial, fue cercenado, así como el 2.5 % del Curso Básico Policial y otros incentivos que fueron establecidos en el Estatuto Policial que data del año 1994. Lo anterior, omitiéndose por completo, lo señalado en el artículo número 34 de nuestra constitución política, así como lo establecido en nuestra ley laboral, sobre el principio protector y el principio de irrenunciabilidad de los derechos laborales.

Es evidente, que los diferentes gobiernos dejaron en el olvido, no le dieron ningún lugar en sus programas de gobierno a las condiciones laborales de los servidores policiales. El actual Gobierno tampoco lo hizo. En tal sentido, existe una deuda histórica para las personas que nos cuidan, quienes, de madrugada, bajo la lluvia o el sol, en la adversidad del día a día, sin uniformes, con botas rotas, sin equipo, en delegaciones insalubres, dan lo mejor de sí para mantener el orden público y la paz social.

Se ha escuchado decir que la función policial es especial, excepcional, sin embargo, no se ha reconocido el valor que merecen las personas que la ejecutan. El funcionario policial es un ser excepcional, algo tiene que lo hace diferente. Diré en que se fundamenta mi afirmación.

El policía es mal pagado, recibe uno de los salarios más bajos del Gobierno central. El Gobierno, una y otra vez, le ha dado la espalda al gremio policial y para muestra la regresividad salarial que le impone la Ley 9635. Sin embargo, ante las protestas de diversos sectores, nuestros policías cumplen a cabalidad sus funciones, acatando el mandato constitucional de resguardar el orden público, aunque su corazón les dicte otra cosa.

La excepcionalidad jurídica se sustenta en la línea jurisprudencial que ha sostenido la Sala Constitucional, la cual estima que, a las personas trabajadoras de los cuerpos policiales les cubre el artículo 143 del Código de Trabajo; al mismo tiempo que no les aplica lo señalado en el artículo número 58 de la Constitución Política, excepto en lo que cita el último párrafo: “Sin embargo, estas disposiciones no se aplicarán en los casos de excepción muy calificados, que determine la ley” (Art. 143 CT).  En lo que concierne a sus derechos según la siguiente cita del mismo numeral, quedan excluidos: “La jornada ordinaria de trabajo diurno no podrá exceder de ocho horas diarias y cuarenta y ocho a la semana. La jornada ordinaria de trabajo nocturno no podrá exceder de seis horas diarias y treinta y seis a la semana. El trabajo en horas extraordinarias deberá ser remunerado con un cincuenta por ciento más de los sueldos o salarios estipulados”. O sea, los funcionarios policiales tienen una jornada de doce horas diurnas o nocturnas de manera ordinaria, evidentemente distinta del resto de trabajadores del sector público.

Así las cosas, es momento de buscar balanza, el equilibrio que nos permita dignificar el trabajo que realizan hombres y mujeres en los distintos cuerpos policiales. Es tiempo de encontrar voluntad política para dotarles de un régimen especial de pensión, que les permita disfrutar dignamente de sus años de servicio a la Patria.

La función policial da cuenta de hijos e hijas que crecieron con la figura de padres ausentes, de personas que deben limitar sus actividades sociales, porque la naturaleza de sus funciones les demanda presencia las veinticuatro horas del día y los trescientos sesenta y cinco días del año.

La función policial es ejecutada por buenas personas, que sin importar lo mal que les han tratado nuestros gobernantes y nosotros como sociedad, le ponen el pecho a las “balas”, para protegernos y mantener la paz social, en momentos convulsos en nuestro país.

Lic. Mainor Anchía Angulo

Seccional ANEP Fuerza Pública

Solidaridad Europea con la ANEP

Desde diversas partes del mundo llegan las muestras de apoyo con la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), luego de diversos ataques antisindicales que ha sufrido nuestra organización. En esta oportunidad la EUROBAN (European Banana and Agro Industrial Product Action Network) muestra su solidaridad con el Sindicalismo Costarricense.

Así lo dio a conocer la Euroban por medio de un comunicado de prensa, que ya circula entre los movimientos sociales y sindicales de la Unión Europea (UE) y Costa Rica, donde destaca el ataque sindical de diversos sectores, entre estos la UCCAEP, hacia el sindicalismo costarricense.

“El sindicalismo en Costa Rica está sufriendo una gran arremetida antisindical dirigida por el Gobierno, el sector empresarial, aglutinado en la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la empresa privada (UCCAEP), la prensa ligada a estos intereses, el congreso nacional por medio de la tramitación de nuevas leyes en la Asamblea Legislativa, mismas que van directamente a liquidar-eliminar el sistema jurídico-legal que da sustento al sindicalismo, criminalizar la acción sindical, la protesta social, impedir la acción de la sociedad civil y agrupaciones patrióticas, acabar con la reforma procesal laboral, violando los tratados internacionales en materia de Derechos Humanos”, indica el documento.

La EUROBAN, que es una coalición de organizaciones de la sociedad civil europea que vela por el comercio justo y por la producción limpia, social y ambiental en países productores de banano y de piña como Costa Rica, también cuestiona el ataque que recibe el Secretario General de la ANEP, Albino Vargas Barrantes.

“Vemos con preocupación que los ataques en contra de líderes sindicales buscan impedir sus actividades de defensa de los derechos humanos, en particular en contextos de desarrollo sindical Recordamos el deber del Estado costarricense de proteger a las personas defensoras de derechos humanos, como firmante de tratados y convenios internacionales”, manifiesta la Euroban.

Ante este escenario, la Euroban exhorta al Estado de Costa Rica a adoptar medidas inmediatas y urgentes para prevenir todo acto de violencia contra el Secretario General de la ANEP, ya que no hace más que cumplir con su deber de defender los derechos humanos y sindicales de los trabajadores y trabajadoras.

Este pronunciamiento de la Euroban, se une a los ya realizados por la Internacional de Servicios Públicos (ISP), la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas (CSA) y otras organizaciones internacionales.

Compartimos la carta de apoyo enviada por la Euroban

Solidaridad Europea con la ANEP by EugenioGuerrero on Scribd

ISP solicita al MTSS respetar la libertad sindical y los derechos ciudadanos ante solicitud de disolver la ANEP

La Internacional de Servicios Públicos (ISP) defiende los derechos humanos, promueve la justicia social y el acceso universal a servicios públicos de calidad. La ISP trabaja con el sistema de las Naciones Unidas y en colaboración con entidades de la sociedad civil, sindicatos y otras organizaciones.

Carta MTSS Costa Rica Oct. 09 2019 by Yariela Novo on Scribd

ANEP evita despido de instructora de danza quien pidió que se adecuaran sus funciones tras sufrir lesión

La Asesoría Legal de la ANEP logró que el Servicio Civil anulara el proceso de despido contra una trabajadora del Taller Nacional de Danza, quien pidió adecuación de sus funciones luego de que sufriera una lesión, la cual le imposibilita dar lecciones de danza y ballet.