“Malinchismo” sindical

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Al localizar en la internet al vocablo “malinchismo”, específicamente en el sitio web de la Real Academia Española de la Lengua (RAE),  https://dle.rae.es/malinchismo, leemos la siguiente definición: “Actitud de quien muestra apego a lo extranjero con menosprecio de lo propio”.

Notemos, al respecto, estos dos enunciados confrontados en la anterior definición: “apego a lo extranjero” vs. “menosprecio de lo propio”.

Aunque no exactamente pudiera calzar, como anillo al dedo, a la circunstancia que de seguido pasamos a comentarles, sí creemos que lo que pasó el pasado 17 de diciembre de 2019, en el seno de la insípida comisión de “negociación” salarial para el sector Público, podría catalogarse como “malinchismo” sindical. ¿Por qué?

A 350 mil personas trabajadoras asalariadas del sector Público se les cambió, abruptamente, las reglas del juego en cuanto a cómo se decide la recuperación del poder adquisitivo del salario, mediando (hasta diciembre pasado), reajustes por costo de vida fijados semestralmente, es decir, dos veces año.

Y aunque tales reajustes semestrales, por lo general, han venido siendo poco sustanciales como para hablar de recuperación real de pérdida del poder adquisitivo; la verdad es que la oportunidad del reajuste semestral daba espacio para cuestionar el proceso de deterioro de la situación socioeconómica familiar en el sector Público y plantear las alternativas, de carácter integral, para abordar este grave problema.

Lastimosamente, con el beneplácito de varias entidades sindicales, presuntamente, esto “¡no va más!… (como suele decir un conocido narrador de futbol).

Las corrientes sindicales Confederación de Trabajadores Rerum Novarum (CTRN), Central del Movimiento de Trabajadores Costarricenses (CMTC) y Central General de Trabajadores (CGT), decidieron optar por el “apego a lo extranjero”, es decir, adoptaron el discurso gobiernista-oficialista, macroeconómico-fiscal de ideología neoliberal, legitimando esa política salarial que culpabiliza a las personas trabajadoras asalariadas del sector Público, por este asunto del llevado y traído déficit fiscal, de ser las responsables del mismo.

Si se analizan bien las declaraciones y proclamas de estas corrientes sindicales en cuanto a los graves perjuicios del neoliberalismo en lo que respecta a las condiciones socioeconómicas de las clases trabajadoras, no fueron consecuentes con las mismas a la hora en que decidieron legitimar con su firma, en convenio con el gobierno de Carlos Alvarado Quesada, un único reajuste salarial anual por costo de vida para todo el sector Público, imponiéndoselo a esas 350 mil familias trabajadoras asalariadas. Sin hablar de la cuestión numérica del pacto salarial que firmaron.

Es decir, hicieron un “menosprecio de lo propio”, de su propio pensamiento sindical y social, adoptando la visión “extranjera” de la cuestión macrofiscal, que es la del neoliberalismo. A esto es lo que llamamos “malinchismo” sindical.

Particularmente es de resaltar que ese “malinchismo” sindical es más grave aún en el caso de las  las corrientes Rerum Novarum y CMTC,  pues ambas pertenecen a y comulgan con los postulados de su entidad sindical matriz a nivel continental, como lo es la Confederación Sindical de Trabajadores y de Trabajadoras de las Américas (CSA), de notable posición crítica al neoliberalismo y por sus acertados planteamientos a favor de nuevas políticas de combate a la tormentosa desigualdad en nuestra región americana que, precisamente, está catalogada como las desigualdad del planeta; lo cual incluye otra política fiscal radicalmente distinta a la que fue legitimada por estos grupos sindicales en el “acuerdo” del 17 de diciembre de 2019.

Las personas dirigentes-firmantes y legitimadoras de tal “acuerdo” siguen sin dar la cara. La condena obrera a su desleal proceder debe ser constante. En los tiempos de la desigualdad, lo que corresponde es la rebeldía al sometimiento del empobrecimiento y de la exclusión social y económica. Argumentos sobran. Lo inaceptable es que desde “la acera de los mismos” le demos a los de la otra acera, la legitimación que han venido perdiendo, precisamente, por el grave ataque a las personas trabajadoras que, presuntamente, estamos representando.

Don Mario Rojas, de la CTRN (y del sindicato SEC); don Olman Chinchilla, de la CMTC (y del sindicato Sinconapro, del Consejo Nacional de Producción -CNP-); don Carlos Cabezas, de la CGT (y del sindicato SEPI, del Patronato Nacional de la Infancia -PANI-); y, don Mario Rodríguez, también de la CGT (y del sindicato SITRAA, de Acueductos y Alcantarillados -A y A-), deben más que una explicación.

Municipalidades insumisas

Por: Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Hemos venido sosteniendo la tesis de que en nuestro país está en desarrollo la instauración de un sistema de corte autoritario-totalitario en el ejercicio del poder político-gubernativo, marcado con especial énfasis a partir de la aprobación, más bien, imposición, de la detestada Ley de la República No. 9635, mal llamada Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, popularmente conocida como combo fiscal.

Somos del criterio de que tal legislación, a un año de la férrea lucha social ejercida por los sindicatos en su contra, muestra todas sus carencias, su inefectividad, sus injusticias; y, lo que es más grave, sus roces y violaciones constitucionales.

En este último ámbito, el de haber atentado contra los principales postulados de la Constitución Política de 1949, que resalta la creciente reacción observada en las últimas semanas por parte de autoridades institucionales municipales, las cuales se han manifestado en contra de tal legislación por haber esta violentado la Carta Magna en cuanto a la autonomía constitucional del régimen municipal.

Nos sentimos muy satisfechos de que nuestro insistente clamor de denuncia al respecto (iniciado desde el mismo momento en que se dio cuenta pública de los alcances de la tramitación parlamentaria de tan nefasta iniciativa), ya tiene enorme eco.

Ha sido provechoso nuestro transitar por una importante cantidad de concejos municipales, a lo largo y ancho del país, pues suman ya varias acciones de inconstitucionalidad interpuestas en favor de que retorne la soberanía de los gobiernos locales a sus legítimas autoridades electas popularmente: alcaldías y concejos.

Como bien sabemos, la lógica política dominante de quienes se inspiran en el neoliberalismo para el disciplinamiento de la sociedad, según su visión totalitaria de la esta, es la imposición. Efectivamente, los neoliberales no negocian, ¡imponen!

Eso fue lo que pasó con la autonomía constitucional del régimen municipal, cercenada por la ley 9635, cuando lo que correspondía era haber procedido a eliminarla siguiendo los procedimientos de modificación constitucional, establecidos por la misma carta magna; si lo pretendido era someter a los gobiernos locales a los ajustes fiscalistas de la tecnocracia político-neoliberal, hoy en control abierto y descarado más que nunca antes de las políticas económicas del país.

Por eso hay que festejar que la municipalidad más grande del país, la de San José, por intermediación de su actual alcaldía, haya acudido a la sede constitucional para la devolución al sistema municipal de la autonomía autoritariamente cercenada por la detestada legislación 9635.

Al mismo tiempo, justo es destacar que fue la de Alajuela la que inició la cadena en desarrollo de municipalidades insumisas que están tocando las puertas de la Sala Cuarta, en abierta rebeldía a las imposiciones del Ministerio de Hacienda de convertir a los 82 gobiernos locales del país en corresponsalías de una política fiscal destinada a perjudicar a las grandes mayorías del país; beneficiando a los sectores financiero-bancarios y a quienes ganan con el déficit fiscal y con los intereses del pago de la exorbitante deuda pública del país.

La lista de las municipalidades insumisas rebeladas contra la inconstitucional Ley 9635 incluye a las de Goicoechea, Tilarán, Buenos Aires, Esparza, Zarcero, Aserrí, Santa Bárbara, Garabito, Paraíso, Santo Domingo, dato que aún no estaba actualizado al momento de escribir este artículo.

Adicionalmente, el clamor por la democracia lesionada y vulnerada en cuanto a la autonomía de las municipalidades con respecto al Gobierno Central y al pretendido totalitarismo fiscalista hacendario está en el mismo seno del Parlamento, con dos iniciativas de ley.

Una de ellas, impulsada con gran apoyo obrero de la familia laboral costarricense: el expediente legislativo No. 21.430, precisamente denominado Ley para el Fortalecimiento de la Autonomía Constitucional del Régimen Municipal.

El otro expediente legislativo en la misma línea es el 21.949, salido del seno de la fracción parlamentaria liberacionista (como si fuera la expresión de una especie de “mea culpa” por haber cohonestado esta el ataque más mortífero de toda la historia del régimen municipal costarricense, efectuado al aprobarse la ley del combo fiscal); proyecto de ley para que las municipalidades y los concejos de distritos queden fuera del ámbito de la aplicación de la regla fiscal contenida en esa ley 9635.

A las puertas de las elecciones municipales de febrero entrante, al menos, ambas iniciativas de ley (ojalá fundidas en una sola), deberían estar aprobadas por la actual Asamblea Legislativa; retornándose de esta forma la soberanía gubernativa de las municipalidades a fin de que estas, en un escenario social de alta polarización y de desigualdad, pudieran asumir nuevos retos y desafíos de integración social.

La municipalidad es el Gobierno más cercano a la gente. En momentos en que la ciudadanía ha llegado a niveles insólitos de hartazgo con relación a su clase política tradicional, los gobiernos locales parecen destinados a devolver la confianza, en el propio seno de la comunidad, en la efectividad de la acción gubernativa de sus alcaldes y concejales, lo cual resulta imprescindible para salvar a la Democracia misma. ¡Enhorabuena por las municipalidades insumisas!

*Secretario General Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

Hacia un sindicalismo que supere el gremialismo corporativista

La llegada del nuevo año 2020 y el inicio de la tercera década del Siglo XXI; es más, en la proximidad de la celebración de los 200 años de la independencia política del país con respecto a España, el Bicentenario; da pie para compartir con quienes nos dan el gran honor de leer esta columna, algunas impresiones nuestras con relación al futuro inmediato y mediato del sindicalismo costarricense.

Partimos, para tal efecto, de nuestro planteamiento anterior en cuanto a que en Costa Rica no existe un movimiento sindical en el amplio concepto del término: ni en lo filosófico-ideológico ni en lo político-social. Tan solo, una especie de archipiélago de sindicatos, con procesos unitarios casuales-coyunturales, pero no estructurales.

Aunque en algunos casos hay contenidos programáticos y postulados diversos, todos muy valiosos, éstos son subordinados al preponderante factor del gremialismo corporativista que marca el accionar cotidiano de los sindicatos; quedándose esos contenidos y esos postulados tan sólo para declaraciones políticas, muy “bonitas”, en los planos nacional e internacional.

Si consideramos que en la corriente sindical en la cual desarrollamos nuestra actividad, esa circunstancia no nos ha sido ajena; creemos que es perentorio apostar por trascenderla y propiciar al máximo, una concatenación entre el discurso y la práctica; de modo tal que sea el interés obrero-social que decimos defender el que marque nuestras decisiones a todo nivel; y no el interés de firmar un acuerdo con las instancias del poder para que éstas nos certifiquen que estamos “vigentes” en el plano de la cancha de la institucionalidad democrática donde nos toca jugar, de manera lastimera, en no pocas ocasiones, sin el menor asomo de dignidad.

La más reciente fijación de incremento salarial por costo de vida valedera para el sector Público, impuesta con beneplácito sindical en diciembre anterior, fue un nuevo episodio en esta lamentable circunstancia de ese sindicalismo de alto sesgo gremialista-corporativista.

Si no es ese sindicalismo de corte gremialista-corporativista lo que ya no estaría a la altura de los acontecimientos en la sociedad de la desigualdad de hoy en día, entonces, ¿cuál es la alternativa?

Nuestra apuesta está centrada en la posibilidad de una acción sindical que,   sin dejar de lado su naturaleza esencial de corte corporativista gremial, asuma posiciones políticas fuertes para articular agendas multisectoriales y para propiciar un polo de contrapoder; mediando propuesta, vocación negociadora real (de respeto y respetable), sin renunciar a la movilización cívica y pacífica; para confrontar en amplio sentido y vías, las políticas de la preponderante clase tradicional en el gobierno y en el poder que no está interesada ni en el bien común ni en la inclusión social.

Al respecto, consideramos lo siguiente, dentro de varias afirmaciones que, por supuesto, no son todas ni son las únicas posibles en un debate cívico al respecto. Veamos las siguientes tres:

UNO: La clase hegemónicamente dominante, apoyada en sus latifundios mediáticos practicantes del periodismo de odio, tiene el control absoluto de los partidos Liberación, Unidad y PAC. La gestión político-ejecutiva y legislativa que sus respectivos gobiernos han venido realizando, para nada pone en riesgo el control real del poder que ejerce esa clase. Por el contrario, han decidido exterminar la posibilidad del desafío organizado desde los sectores populares.

DOS: Prácticamente, de parte de tales partidos no existe una opción que le genere confianza plena a la gente que está sufriendo la exclusión social y económica en sus múltiples manifestaciones. Por otra parte, los partidos evangélicos tienen una agenda económica prácticamente afín a la de la clase hegemónicamente dominante. Y los partidos que presumen de una proclividad socialdemócrata consecuente, tirando hacia la izquierda, han desperdiciado las oportunidades recibidas por parte de un electorado que les apostó todavía soñando en algo distinto.

TRES: La deuda social y económica se ha acrecentado, tanto como se ha acrecentado la concentración de la riqueza, la deuda pública, el déficit fiscal y el endeudamiento personal. El detestado combo fiscal no funcionó, tan sólo para sacarle más plata a los que menos tienen.  No menos notable es el crecimiento del enojo, la frustración, la impotencia, la indignación; sin embargo, esto no adquiere, todavía, mayores niveles de expresión contundente y desafiante.

En las bases de los sindicatos y de las diferentes corrientes que les agrupan, hay una gran comunidad de visión sobre el estado actual de nuestra sociedad y de nuestra Democracia. Las directivas, las dirigencias y los liderazgos de tales organizaciones con las excepciones de rigor, han venido bloqueando esas potencialidades de articulación desde las bases.

El modelo sindical tico, caracterizado por el verticalismo, la jerarquización y hasta por el machismo, se convirtió en un muro de contención para el desarrollo de la expresión popular desafiante de este orden socioeconómico y excluyente. Este muro debe romperse.

Nosotros mismos somos portadores y promotores de tales circunstancias que, repetimos, ya no están a la altura de un desafío sindical en las nuevas condiciones de espacio y de tiempo que acaban de comenzar. Vamos a ver si podemos redimensionarnos nosotros mismos y apuntalar el cambio que creemos necesario. Haremos lo propio.

Es ésta la gigantesca tarea que nosotros mismos hemos querido asumir para la actual circunstancia sociohistórica y económico-social de nuestra Patria: construcción de ese gran contra-poder cívico-social con aporte sindical; con una agenda de fuertes medidas de inclusión social y económica, bloqueadoras del crecimiento de la desigualdad, pero factibles de imponerse, precisamente a ese contra-poder de constatación real.

Aquí no se agota el tema y le lanzo como una provocación al debate en el seno del archipiélago sindical tico y para el mundo ciudadano que, pese a todos nuestros defectos, pleitos y problemas, tiene la fuerte convicción de que “no hay democracia que se precie de serlo sin sindicatos; y sin sindicatos no hay democracia”.

Seccional ANEP-PPME compareció ante Comisión de Seguridad y Narcotráfico

La seccional ANEP-Policía Profesional de Migración y Extranjería (PPME), compareció ante la Comisión Permanente  de  Seguridad  y Narcotráfico de la Asamblea Legislativa, con el objetivo de que se apruebe y se envié al plenario legislativo el expediente Nº20.323, el cual busca dotar de un 5% de recursos provenientes del impuesto a personas jurídicas a la Policía Profesional de Migración y Extranjería.

La comparecencia de la Seccional estuvo liderada por su presidente Gerardo Mora Ordóñez, en compañía de la directiva Johana Fernández Sequeira  y el Secretario General de la ANEP, Albino Vargas Barrantes quienes brindaron sus argumentos que justifican la solicitud de inyectarle recursos económicos a la PPME, y que estos  sean utilizados en la contratación de nuevo personal policial.

Declaraciones Gerardo Mora Ordóñez, Seccional ANEP-PPME

Actualmente la Policía Profesional de Migración y Extranjería cuenta con 510 funcionarios quienes deben de atender el incremento en la visitación turística en aeropuertos y puertos, problemas con el fenómeno de inmigrantes, narcotráfico con la presencia de extranjeros involucrados, la trata ilegal y el tráfico de personas, así como; falsificación de documentos, fraude, falsedad ideológica y corrupción con participación de extranjeros que llegan al país a realizar este tipo de prácticas. A esto se suma la falta de infraestructura, el conflicto Crucitas y la crisis en Nicaragua que está provocando el incremento de solicitudes de refugio.

Declaraciones Johana Fernández, Seccional ANEP-PPME

Por estas y otras razones la Seccional ANEP-PPME ha venido solicitando en la anterior y actual Asamblea Legislativa reformar el artículo 11 de la Ley de Impuesto a las Personas Jurídicas, con el objetivo de dotar de recursos a la Dirección General de Migración y Extranjería, y estos sean destinados en fortalecer la Policía Profesional de Migración.

Lo anterior se debe a que en el Artículo 11 de la Ley de Impuesto a las Personas Jurídicas se dispuso que el 90% de los recursos recaudados se destinen al Ministerio de Seguridad Pública, el 5% al Ministerio de Justicia y Paz y el restante 5% al Organismo de Investigación Judicial, dejando por fuera a la Policía Profesional de Migración.

Durante la comparecencia de esta mañana, se barajó por parte de algunos legisladores la posibilidad de utilizar fideicomisos para dotar de nuevos recursos a la PPME, posibilidad que no es muy bien vista por la Seccional, debido a que se debe iniciar un nuevo proceso legislativo, dejando de lado el avance que se ha logrado con el expediente legislativo Nº20.323

Declaraciones Gerardo Mora Ordóñez, Seccional ANEP-PPME

Es importante resaltar que la Policía Profesional de Migración y Extranjería (PPME), es una dependencia jurídica y presupuestaria del Ministerio de Gobernación y Policía y no del Ministerio de Seguridad Pública

Combo fiscal-ley 9635: miles a la expectativa sobre cruciales fallos constitucionales

Poder Judicial, universidades públicas y municipalidades confrontadas con el “gendarme financiero”: la contraloría

Hace ya 9 meses de que la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), presentó en Sala IV una Acción de Inconstitucionalidad contra los contenidos más estratégico-esenciales de la denominada Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, No. 9635, popularmente conocida como combo fiscal.

Concretamente, se presentó el pasado 22 de marzo y se centró en dos ámbitos: el cuestionamiento profundo de que dicha legislación violentó las autonomías institucionales de rango constitucional establecidas en la Carta Magna del 7 de noviembre de 1949; por parte de las diputaciones actuales de signo ideológico-neoliberal (que son mayoría cuantitativa en la actual Asamblea Legislativa), ocurriendo así una derogatoria de facto de las estipulaciones en la materia de la actual Constitución Política, en primer lugar.

Aquí resaltamos los sensibles casos de las autonomías constitucionales violentadas del Poder Judicial, de las cinco universidades públicas, del régimen municipal, de la Caja, del ICE, del INS (entre otras).

En segundo lugar, una violentación abusiva y una no menos derogatoria constitucional de facto con relación a situaciones jurídicas consolidadas, afectando derechos sociolaborales y económico-reivindicativos de todas aquellas personas trabajadoras asalariadas de todo el sector Público costarricense, con fecha de ingreso a labores anteriores al 4 de diciembre de 2018.

Es criterio de los especialistas de la Unidad de Asesoría Jurídica (UAJ) de la ANEP, a cargo de la elaboración y presentación de la mencionada acción de inconstitucionalidad, que ninguna de estas personas asalariadas estatales debió recibir ni un centavo de rebaja en su remuneración, ni tampoco variación alguna en el método de cálculo-composición de las mismas.

A poco más de un año de la aprobación-imposición de, podríamos afirmar, la más detestada legislación aprobada desde la fundación de la Segunda República, en 1949, ni el Poder Judicial ni las universidades públicas están aplicando los contenidos abusivos de la ley 9635; y, por tanto, están en espera de que desde la misma Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia surja la reparación del más grave daño sufrido por la carta magna desde dicho año, 1949.

A nivel de la propia institucionalidad republicana afectada por la arbitraria legislación, se han presentado diversas acciones de inconstitucionalidad contra la misma, resaltando los casos de las universidades públicas y de diversas alcaldías municipales, encabezadas éstas por la de Alajuela, que fue la primera en salir a defender la autonomía constitucional del régimen municipal.

En el caso del Poder Judicial, los propios magistrados definieron, desde marzo anterior, que las nuevas regulaciones en materia de salarios para su propio personal definidas en la indicada y cuestionada ley, solamente aplicarían para el personal de ingreso con posterioridad al 4 de diciembre de 2018; precisamente la tesis de ANEP en la acción de inconstitucionalidad que están tramitándose en la Sala IV.

Ahora resulta que para el año 2020, la Contraloría General de la República (CGR), cual “gendarme financiero” del bloque neoliberal en el poder, decide pasarle por encima a la propia institucionalidad republicana que, aunque maltrecha, todavía está vigente, al ordenarle al Poder Judicial imponerle a su personal con fecha de ingreso anterior al 4 de diciembre de 2918, regulaciones salariales que, precisamente, están cuestionadas en sede constitucional (como lo plantea la acción de la ANEP), por una parte.


Por otra, rechaza a las universidades públicas el presupuesto por éstas presentado para el 2020, debido, precisamente, a las acciones inconstitucionalidades pendientes de resolución definitiva sobre su naturaleza independiente a partir del rango autonómico constitucional que tienen.

Algo gravísimo puede estar pasando que no podemos dejar de mencionar. Una de dos. O la Contraloría General de la República (CGR), sabe ya, anticipadamente, cómo será la resolución final de lo que tiene en sus manos la Sala Cuarta en los dos ámbitos de escrutinio constitucional en desarrollo, lo cual la ha envalentonado como para rechazar las aprobaciones presupuestarias del Poder Judicial y de las universidades públicas para el 2020, ejerciendo ese repudiable rol de “gendarme financiero”.

O, más grave aún, el ente contralor asume el rol de tribunal constitucional de facto, presionándole indebidamente, acrecentando así la sensación de miles de personas de que la democracia autoritaria actualmente instaurándose en el país, solamente nos augura tiempos tormentosos de imprevisibles tempestades sociales.

Finalmente, nos preguntamos: ¿Se cree la Contraloría un tribunal constitucional paralelo?; ¿ó, tendrá una coordinación política con éste en la sombra?…

San José, 22 de diciembre de 2019.

Albino Vargas Barrantes Secretario General Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

¿Qué es lo que nos cobran? ¡Ser insumisos…!

Por: Albino Vargas Barrante, Secretario General de la ANEP

¿Qué es lo que nos cobran? ¡Ser insumisos! Efectivamente, nos resistimos a ser sometidos a un orden económico que pretende la instauración en nuestra sociedad democrática de un sistema político de corte autoritario-totalitario. No creemos que la Democracia deba ser reducida a una mera formalidad electorera cuatrienal, como ha venido ocurriendo en los últimos tiempos, al punto de dejar al desnudo estafas políticas recurrentes, pues a la gente se le toma el pelo, considerando la distancia entre lo prometido en campaña y lo ejecutado en la acción gubernativa concreta.

¿Qué es lo que nos cobran? ¡Ser insumisos! Efectivamente, logramos posicionar, con fuerte asidero argumental, que el déficit fiscal no se debe a los salarios que devengan las personas trabajadoras del empleo público, ni aún en los casos de sueldos considerados abusivos (como los hay), pues constituyen situaciones de excepción que pueden ser corregidas. Hoy, esta tesis es reconocida por todos los detractores del empleo público, con razones ideológicas para serlo o desde perspectivas demagógico-mediáticas cargadas de odio.

¿Qué es lo que nos cobran? ¡Ser insumisos! Efectivamente, pues tenemos cualquier cantidad de años, meses y semanas insistiendo mil unas veces más en que la evasión fiscal y la elusión tributarias no son ejercidas por las personas trabajadoras de los sectores privado y público; sino que, por el contrario, están en conglomerados corporativos altamente beneficiados con amnistías, al punto de que nosotros acuñamos desde nuestras filas de la lucha social, el término “empresaurio”: conjunción de los términos sustantivos empresario y dinosaurio, para emblematizar el gran daño que le hacen a la sociedad las personas de negocios que le roban impuestos a esta.

¿Qué es lo que nos cobran? ¡Ser insumisos! Efectivamente, nos hemos atrevido a formular propuestas de políticas públicas que van en la dirección contraria a las de corte neoliberal, pues estas son de profundo contenido concentrador de riqueza, extensión de la pobreza, pauperización de las capas medias y de reversión de conquistas obrero-sociales logradas por generaciones anteriores a la nuestra, que siempre procuraron el bien común y la integración social.

¿Qué es lo que nos cobran? ¡Ser insumisos…! Haber asumido una posición crítica de cara a ciertas matrices mediáticas dominantes, mismas que, sin haber sido elegidas para gobernar, pretenden dirigir las políticas públicas desde estudios de televisión y desde salas de redacción; ejerciendo una acción periodística sin equilibrios, totalmente subjetivizada, editorializando la nota noticiosa, manipulando gravemente a la sociedad para que esta se confronte a sí misma, causando divisiones perversas para la misma supervivencia del sistema democrático.

¿Qué es lo que nos cobran? ¡Ser insumisos…! Efectivamente, nos hemos atrevido a levantar las banderas cuestionadoras de una deuda pública imposible de pagar y del cobro abusivo de intereses que la misma obliga a la sociedad, especialmente la de corte trabajador; llegándose al punto de que nuestros detractores mediáticos ya están haciendo cálculos de la exacción que la misma implica por segundo, por minuto, por hora, por día, por semana, por mes…; tal y como nosotros lo veníamos señalando desde hacía tiempo atrás. Solo falta que ahora nos “sigan” indicando la urgente necesidad de una auditoría ciudadana de la deuda pública, como lo venimos planteando, junto a una comunidad de costarricenses preocupadísimos porque esto va a llevarnos a tormentos como sociedad que nadie todavía se imagina de su naturaleza intrínsecamente perversa.

¿Qué es lo que nos cobran? ¡Ser insumisos…! Efectivamente, nos salimos del molde clásico de la acción sindical reivindicativo-gremial, para acercarnos a otros sectores de la sociedad que sienten la amenaza de la exclusión, de la aniquilación, del exterminio; y así, juntos, descubrir las potencialidades de una acción de desafío a un orden en desarrollo destinado a imponerse para beneficio de minorías económicas ávidas de concentrar más riqueza y más poder a expensas de la Democracia misma; descubriendo que juntos somos más y más fuertes y que solamente aspiramos a construir una democracia más real y más verdadera.

¿Qué es lo que nos cobran? ¡Ser insumisos…! Efectivamente, haber logrado demostrar el poder de la Democracia de la Calle, como una forma legítima de hacer política luego que se incluyera el concepto de “participativa” para llevar a la democracia institucional a un nuevo estadio de desarrollo; pues ellos mismos, nuestros acusadores, se han asustado de que la acción cívica de la gente, en movilización pacífica y constante, se encuentra en perspectiva de desafiarles su propio orden que no es de la inclusión social para beneficio de la colectividad y del bien común.

¿Qué es lo que nos cobran? ¡Ser insumisos…! Efectivamente, si hay un precio que pagar, sea cual sea, estamos dispuestos a pagarlo. ¡No nos callarán! La lucha por la real Democracia vale cualquier sacrificio.

* Secretario General Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)

“Renegociación” de tarifas de APM-Terminals: cualquier centavo que la transnacional rebaje, ¡el pueblo tendrá que reponérselo!

-Emplazamiento público a Oscar Arias, a Laura Chinchilla y a Francisco Jiménez (exministro del mopt de ambos y expresidente de japdeva): ¡salgan a dar la cara!

-ANEP hace un llamado a especialistas jurídicos patrióticos para llevar el caso al Ministerio Público

¡Inmoral!, ¡Antiético!, ¡Vulgar! Son los más apropiados calificativos que encontramos, al hacerse público ya,  para calificar el proceso de “renegociación”, a la baja, de las altísimas tarifas de operación portuaria que, complacientemente, le fueron concedidas al emporio transnacional APM-Terminals, al cual le fue otorgada la operación de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM), hasta hace poco operada por JAPDEVA; mediante un proceso de concesión tan controversial como cuestionado, en su momento, por los sindicatos SINTRAJAP y ANEP y otros sectores de la ciudadanía patriótica costarricense, alertando de manera preventiva y en su momento lo que ya es una realidad: una concesión fallida que está golpeando (y que golpeará todavía más), el bolsillo del pueblo trabajador.

Efectivamente, tanto SINTRAJAP como ANEP desplegamos una rotunda oposición, técnica y profesionalmente fundamentada, a esa concesión, abusiva y expoliadora del patrimonio público nacional, en manos de JAPDEVA. Hoy, con la frente muy en alto, decimos: ¡TENÍAMOS RAZÓN! Con JAPDEVA se hacía mejor y era más barato.

En los últimos meses hemos visto al gran empresariado exportador-importador rasgarse las vestiduras, llorar lágrimas de cocodrilo, al sentir en carne propia la voracidad tarifaria de AMP-Terminals, cuando en aquel momento vilipendiaban las posiciones sindicales responsables y patrióticas que denunciábamos lo que finalmente ocurrió: el expolio de JAPDEVA y la entronización de una especie de saqueo legalizado a las golpeadas finanzas de la gente. Particularmente ha sido tan fuerte la gritería de los exportadores bananeros y piñeros que Carlos Alvarado Quesada les abrió la mesa de la “renegociación”. El político del PLN, también gran empresario del banano, Antonio Álvarez Desanti, salió a dar, de manera farisea, también su lamento testimonial.

Los términos de la “renegociación” ya están dados: Se trata de una “renegociación” entreguista como lo fue la propia concesión. APM-Terminals no perderá un solo centavo de dólar y será el Estado, el pueblo costarricense, el que le repondrá cualquier rebaja tarifaria, por mínima que ésta sea.

Las alternativas para que APM, si accede a rebajar tarifas, no pierda un centavo son las siguientes: a) ampliar el plazo de concesión, a más de los 33 años inicialmente otorgados; b) reducir el aporte que la transnacional debe dar para el desarrollo de Limón; c) que el Estado le construya obras adicionales y/o que le compre equipo para una mejor operatividad; d) que el Estado le gire dinero, fondos, directamente a favor de APM, es decir, que el pueblo todo, a través de los impuestos que paga, le subsidie a los exportadores-importadores su actividad en los muelles del Atlántico.

Así fue pactado en el contrato de concesión que negociaron en su momento Oscar Arias Sánchez y Laura Chinchilla Miranda, en su condición de ocupantes de la Presidencia de la República, al dar la viabilidad política pertinente; junto al señor Francisco Villalobos, ocupante en ambos gobiernos de la cartera ministerial de Obras Públicas y Transportes (MOPT), así como también de la Presidencia Ejecutiva de JAPDEVA. ¡Salgan a dar la cara!

ANEP hace un llamado a connotados especialistas jurídicos de naturaleza patriótica para que analicen la posibilidad de llevar a estas personas al Ministerio Público, pues son las responsables directos de un contrato tan perjudicial para el patrimonio público del país y tan perversamente dañino para los bolsillos del pueblo costarricense, que ya ha sido sumamente explotado con esta leonina concesión; sin hablar de lo que ya está sufriendo la comunidad limonense y lo que todavía le espera a ésta si esta barbaridad contractual se consolida todavía más.

Dejamos constancia explícita de nuestro respetuoso anhelo para que las fuerzas vivas y sanas de la comunidad limonense asuman, ahora, un renovado papel de responsabilidad cívica ante esta vergonzosa e indignante circunstancia con este, repetimos, inmoral, antiético y vulgar proceso de “renegociación” de las abusivas tarifas que se están cobrando en las tarifas de Moín por parte de la transnacional APM Terminal; especialmente en estos momentos en que el propio Ministro de Obras Públicas y Transportes (MOPT), don Rodolfo Méndez Mata está admitiendo, cínicamente, que esta concesión fue un error.

Como la capacidad de soñar no tiene límite, tal vez sí sea ésta la ocasión en que el pueblo limonense se levante y demande un real respeto de parte de los gobernantes a tanta burla reiterada por parte de las sucesivas autoridades ejecutivas y legislativas del ya tripartidismo reinante en la cosa pública del país.

“Si es sumamente grave que aventureros extraños se atrevan a comprar la Patria, es mucho más grave e ignominioso, que hijos del país de bruces se la vendan”: apelamos a este extraordinario pensamiento cívico del gran patriota costarricense, don Joaquín García Monte, para reiterar el llamado vehemente a que don Óscar Arias, a doña Laura y don Francisco Jiménez, para que salgan a dar la cara; y, ojalá, tengamos la oportunidad de ver que dan la cara en estrados judiciales.

San José, viernes 3 de enero de 2020.

Albino Vargas Barrantes

Secretario General ANEP

Democracia autoritaria, huelgas y sala cuarta ideológica

Por: Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

La resolución de la Sala Constitucional con relación al Expediente Legislativo No. 21.049, oficialmente llamado Ley para brindar seguridad jurídica a las huelgas y sus procedimientos” (misma que el pueblo conoce como “ley mordaza” o ley-antihuelgas), es clara en reconocer que existe vicio de inconstitucionalidad en el artículo que pretendía la disolución de los sindicatos por la acción individual de los dirigentes y de sus afiliados; lo cual, en nuestro criterio, convierte el proyecto de ley en inconstitucional, toda vez que con solo uno de sus artículos que lo sea, ya el todo, lo es.

Por otro lado, y más grave aún, es el vicio de procedimiento que señala la Sala Constitucional en cuanto a que no se consultó este proyecto a la Corte Plena, dejando en indefensión a uno de los órganos fundamentales de nuestro Estado Social de Derecho, el Poder Judicial.

Y esta omisión no es cosa menor, sino que resulta en un infranqueable requisito que, al no haberse cumplido, le impone una lápida al procedimiento de vía rápida con el que pretendieron aprobar, a golpe de tambor, este nefasto proyecto para la Democracia costarricense, la Libertad de Expresión y los Derechos Humanos.

Este grave error de procedimiento, de no consultar a Corte Plena, según el criterio experto de constitucionalistas, impediría que se pueda pensar siquiera en “algún tipo de procedimiento rápido para subsanar” los vicios detectados por la Sala Constitucional; como manipuladoramente lo ha hecho creer Carlos Ricardo Benavides Jiménez, Presidente de la Asamblea; así como el diputado Pedro Muñoz Fonseca y la legisladora Yorleny León Marchena, tanto como el propio Gobierno de la República, principales impulsores de este proyecto.

Decimos lo anterior porque el criterio experto en materia constitucional indica que este vicio, es uno de los vicios de procedimiento que genera nulidad absoluta. Esta clase de inconstitucionalidad (el no hacer la consulta a Corte Plena), sólo se puede arreglar retrotrayendo el proyecto hasta antes de que naciera dicho vicio.

El tema es que al hacer la consulta a la Corte Plena sobre el proyecto de ley 21.049, ya no se le puede aplicar la vida rápida, por lo cual el procedimiento aplicable debe ser por la vía ordinaria.

Así las cosas, en nuestro criterio, el proyecto queda enterrado y tendría que presentarse uno nuevo, y como lo dijimos por la vía ordinaria, ya que debe ser consultado a Corte Plena. Por lo tanto, no cabría la vía rápida.

Todo lo anterior significa que Carlos Ricardo Benavides Jiménez y todos los que salieron a celebrar la resolución de la Sala Constitucional, se han llevado el más grande “alegrón de burro”.

Sin dejar de lado, que la Sala Constitucional lo que está haciendo con esta resolución, a sabiendas de la inconstitucionalidad del proyecto y del grave vicio de procedimiento, es adelantar criterio sobre los temas que se plantean en el mismo; dejando, además, con ello, a la Corte Plena con la cancha marcada en cuanto a cómo debe opinar sobre los artículos que sí consideró la Sala IV como constitucionales, con lo que se le hace un grave daño a la Democracia y deja de manifiesto una lucha de poder al interior del Poder Judicial.

En todo caso, la resolución de la Sala Constitucional habrá que estudiarla; pero, por ejemplo, resolver que la huelga se puede prohibir en toda la lista de servicios “esenciales” del proyecto, sin matizar que conforme al Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Comité de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hay servicios que admiten disminución de labores en lugar de suspensión plena, es una postura rígida inaceptable; porque, además, con su resolución amplió el umbral de servicios esenciales determinados ya por los organismos internacionales.

Pero la discusión sobre el derecho humano a la protesta y a la manifestación, apenas comienza, pues hay un antes y un después del pronunciamiento de los Relatores Expertos de Derechos Humanos del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en cuanto al proyecto que pretende regular las huelgas, puesto que ellos determinaron que existen una serie de violaciones al derecho a huelga y a los derechos humanos, los cuales fueron desconocidos por la Sala Constitucional, inexplicablemente.

Tal situación nos obliga a seguir accionando y denunciando a nivel internacional para que se aplique lo que correctamente indicaron los relatores, lo cual, le guste o no a los enemigos de las organizaciones sindicales, debe ser de acatamiento obligatorio por parte del Estado Costarricense que firmó el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como con otros instrumentos internacionales y principios de Derechos Humanos establecidos.

Cadenas globales de producción y acción sindical internacionalmente solidaria

Albino Vargas Barrantes, Secretario General ANEP

Es muy gratificante dar la siguiente buena nueva al mundo obrero-sindical nacional que lucha por la dignificación plena del trabajo de quienes dan lo mejor de sí, aunque en condiciones muy duras y adversas, en las plantaciones agrícolas de nuestro país, especialmente dedicadas al cultivo del banano y de la piña de exportación, particularmente dirigida a los mercados estadounidenses y de varios países de la Unión Europea (UE).

La corriente sindical en la cual militamos (y para ser consecuentes ética, moral y políticamente con nuestra prédica de abogar, también, por los intereses de la clase trabajadora que labora para el sector privado de la economía), ha venido impulsando fuertes esfuerzos para fundar, promover y desarrollar sindicatos en la indicada e importante área laboral del país.

Para ello, entre otras motivaciones, hemos estado siguiendo el ejemplo de una histórica y muy respetada organización obrera en este campo, el Sindicato de Trabajadores de Plantaciones Agrícolas (SITRAP), que realiza enormes esfuerzos de dignificación laboral en la zona atlántica de nuestro país.

Ahora bien, en el plano global de la mundialización del capital, y considerando su expansión explotadora bajo concepciones neoliberales, estamos teniendo la oportunidad de insertar el tipo de sindicalismo que promovemos en plantaciones bananeras y piñeras, dentro del marco de un proyecto internacional denominado Cadenas Globales de Producción (CGP), o Cadenas de Valor; considerando que estamos de cara a “…estructuras empresariales con forma de largas cadenas cuyos eslabones son empresas, talleres o centros de producción en los que se obtienen, elabora o fabrica una parte del producto final, fragmentando las etapas del producto o servicio”.

Aunque la producción de banano y de piña en suelo costarricense, muestra perfiles y dinámicas diferentes a la producción de la industria textil, lo real es que las empresas transnacionales buscan producir en aquellas áreas geográficas de países que les parezca más “rentables”, considerando que en muchos de estos estados sus respectivos gobiernos “…desean atraer inversión extranjera a base de reducir los derechos laborales y ambientales”.

Las frases entrecomilladas son extraídas de un folleto explicativo del proyecto-proceso de las Cadenas Globales de Producción (CGP), que está desarrollando la Confederación Sindical de Trabajadores y de Trabajadoras de las Américas (CSA), la más grande central de sindicatos de nuestro continente; contándose para ello con el respaldo del más grande e importante conglomerado sindical de Alemania, la DGB (Deutscher Gewerkschaftsbund).

Valga anotar que la CSA, a su vez, está adscrita a la Confederación Sindical Internacional (CSI).

Lo que nos interesa resaltar con este comentario es que la CSA contará, por tres años más (2020, 2021 y 2022), con el apoyo de la DGB para extender y profundizar más el proyecto de Cadenas Globales de Producción (CGP), lo que a fin de cuentas rendirá frutos para elevar la calidad de la organización obrera costarricense en los ámbitos de la producción de la piña y del banano; todo lo cual apunta a darle mayor énfasis a implementar, a plenitud, el concepto de la política de Trabajo Decente que promueve la Organización Internacional del Trabajo (OIT), misma que para el caso de Costa Rica está considerada como política pública oficial.

En realidad, desde la perspectiva de la CSA, que aquí nosotros compartimos, la clase trabajadora latinoamericana y los sindicatos que la representamos tenemos un objetivo común: “acabar con la precariedad, conseguir el trabajo digno y el pleno respeto a los derechos laborales y de la libertad sindical en todas y cada una de las empresas y centros de trabajo del conjunto de las Cadenas Globales de Producción”.

La imperiosa necesidad de fortalecer la Democracia en países como el nuestro pasa por garantizar la plena Libertad Sindical y, precisamente, la promoción de proyectos de solidaridad sindical obrera con carácter internacional-global, como el de las CGP, o Cadenas de Valor, apunta en esa dirección.

Se ha logrado establecer que en el seno de las empresas multinacionales que impulsan el modelo productivo de las CGP, “…existe una serie de conductas tendientes a destruir las organizaciones sindicales y a impedir que se formen nuevas, como, por ejemplo: continuos despidos de dirigentes y activistas sindicales, amenazas a quienes desean afiliarse, intimidaciones, campañas de descrédito e intentos de chantaje y coacción mediante amenaza de cierre o traslado de los centros de trabajo a otra zona franca o país”.

Este proyecto-proceso de las Cadenas Globales de Producción (CGP), es fiel reflejo de la importancia de la solidaridad obrera internacional en el plano sindical. Los colegas sindicalistas de la DGB, de Alemania; así como de las agrupaciones a las cuales nos adscribimos como corriente sindical costarricense, la CSA y la CSI, deben saber que honraremos al máximo nuestros compromisos en tal sentido, en este nuevo período del proyecto-proceso CGP.

ISP califica de afrenta a la democracia solicitud de disolución de la ANEP

La Internacional de Servicios Públicos (ISP) y sus más de 700 organizaciones afiliadas alrededor del mundo; que aglutinan a 20 millones de trabajadores públicos, enviaron un voto de apoyo y respaldo a la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), calificando los ataques antisindicales por parte del alto corporativismo empresarial  como una afrenta a la institucionalidad democrática costarricense.

Así lo hace constar la ISP en una carta dirigida a la ANEP y a su Secretario General, Albino Vargas Barrantes, donde indican que tal solicitud riñe con el principio de libertad sindical en el marco del convenio 87 de la OIT

“A todas luces y bajo la normativa laboral reconocida internacionalmente, esta imprudente solicitud de ser acogida por el Estado costarricense, riñe con el principio de libertad sindical en el marco del convenio 87 de la OIT, así como también se contrapone a la Declaración Universal de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, de la cual Costa Rica se precia de ser muy respetuosa”, indica el documento enviado por la ISP.

Ante este escenario la Internacional de Servicios Públicos indica que se mantendrá atenta a lo que pudiera acontecer ante un eventual desenlace al respecto y exhorta al Gobierno costarricense a no acoger tal solicitud por ser una “afrenta a la institucionalidad democrática costarricense”.

«Tenga la ANEP plena y absoluta certeza, que la ISP y sus más de 700 organizaciones afiliadas, constituyen una fuerza vital en respaldo y solidaridad hacia su afiliada la ANEP», finaliza el documento.

Carta de apoyo enviada por la ISP

Carta de apoyo de la ISP a la ANEP by EugenioGuerrero on Scribd